gnmultidimensiones Gastón Medina

Una bruja llamada Ángela es herida de muerte, en un enfrentamiento contra espectros del más allá , en España, hacia el año 1515. Su única salida, el Pasaje Auralma, un contrato magico que permite que el alma encarne a voluntad, en el año, lugar e incluso con los recuerdos que quiera. Pero antes de cerrar dicho trato ella fallece al lado de sus amigos, Elisa y León, por ende el contrato queda abierto a que ella encarne en cualquier ser vivo. Al pasar 500 años ese alma con todos sus poderes encarna en un joven llamado Alan. En el despiertan poderes mágicos que aprenderá a usar con el tiempo, con la dificultad de transformarse en dicha bruja a quien el hace llamar Alma. Historia Registrada en Safe Creative, por lo tanto queda prohibida toda reproducción parcial o total de la obra, sin consentimiento del autor. Todos los derechos reservados. Codigo: 1906231265678 Comienzo: 9-Dic-2018 Finaliza: 30-Jun-2019 Extras: Las Hermanas De La Oscuridad (Parte 1 y Parte 2) Ciclo: 1


Fantasia Fantasia urbana Impróprio para crianças menores de 13 anos. © Safe Creative

#fantasia #brujas #hechiceros #magia #espiritus #reencarnacion
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1- Contrato Abierto

España, 15 de octubre de 1515.


En un bosque en las fronteras con Francia, un espectro siniestro de enormes proporciones emerge de la superficie, árboles y césped es arrancado y desintegrado.

El monstruo llega a medir cientos de metros de alto, amorfo y completamente negro, su cuerpo no es físico.

De un arbusto, sale corriendo una bruja de cabello rubio, atuendos blancos y de mirada seria y profunda. De un conjunto de árboles varias serpientes brotan de la tierra y conforman a otra bruja, esta lleva un atuendo negro y violeta, cabello corto por los hombros de los mismos colores.

―Muy bien, Elisa, es el momento, ahora o nunca ―dice la joven de cabello rubio.

―Está bien, Ángela, te cubriré la espalda.

La siniestra criatura se desliza hacia la aldea, los habitantes huyen aterrorizados.

Un disparo de fuego morado impacta en lo que parece ser la espalda del monstruo. Se retuerce del dolor y voltea a ver a Elisa. Ella un tanto preocupada, reactiva en su brazo un círculo mágico de color violeta, que genera el fuego y vuelve a tirar.

Ángela se prepara a lo lejos, con sus dedos toca el cinturón dorado, que envuelve su pollera larga, lo desliza hacia abajo, como abriendo un bolsillo mete su mano y saca una espada de luz, escribe en ella un conjuro en letras simbólicas.

―Prepárate, bestia ―dice en voz baja.

Corre hacia el monstruo sin detenerse, el monstruo muestra su cara macabra, ojos rasgados, boca inmensa y llena de dientes tan afilados como los de un tiburón. Ángela, con su mano izquierda, apunta al suelo a unos metros de distancia y susurra palabras mágicas.

Un círculo mágico de color blanco aparece por partes y una vez que llega a pisarlo se completa y una energía blanca, junto a su salto la propulsan bien alto. Estando bien cerca de la criatura, saca su espada y de un movimiento, genera un corte que lo parte en dos, de forma limpia.

Una voz femenina resuena en su interior.

―Cometiste un grave error...

El ser maligno estalla en una bola de humo negro, que deja atrapada a la bruja de luz, Elisa abre un círculo mágico de protección, el campo llega a cubrirla justo antes de que llegue el humo.

―¡Ángela! ¡Sal de ahí! ―grita.

El humo se disipa rápidamente por una explosión de energía de luz, de la joven bruja. Elisa corre a verla contenta, chocan sus manos y ven a su alrededor.

―¡Otra victoria! ―dice Elisa.

―Así es, pero todavía falta, debo encargarme de mi peor pesadilla y no me detendré hasta perforar su corazón con mi espada sagrada ―comienza a toser―.Vamos a la posada, tenemos que prepararnos.

Elisa ve que algo no anda bien, sin decir nada, la acompaña.

Llegan a una cabaña, muy cerca del bosque, escondidos en los árboles, un hombre con sombrero los ve.

Abren la puerta y ven una sala con una mesa pequeña, tres platos puestos alrededor de una mesa. Un brujo de cabello corto pero abundante, se encuentra sentado en uno de los lugares, acomodándose su abrigo largo hasta el suelo y de color rojo oscuro.

Lee un libro tranquilo y al ver a Ángela, deja lo que está haciendo y se acerca a recibirla, con una sonrisa provocadora.

―Ángela ¿Cómo está mi querida damisela?

―No molestes, León, me siento cansada.

―Solo siéntate y ponte cómoda, mientras el "gran dragón" te satisface con una deliciosa comida.

Elisa se sienta junto a ella y le pregunta.

―¿Estáis bien?

―No... ―vuelve a toser―. Me siento muy... mareada.

En cuestión de segundos, cae desmayada, las horas pasan y su condición se hace crítica, reposa en su cama. Elisa y León, cada quien de un lado de la cama, dejan las velas en la mesa de luz. La mujer tose sangre, la fiebre aumenta considerablemente. Ángela los ve a sus amigos y dice.

―Creo que este es mi último día, deben quedarme minutos, han sido, un gran clan, me ayudaron en muchísimas... lamento tener que dejarlos ahora... pero voy a volver.

―No iras a... ―dice León, preocupado.

―Sí, voy a utilizar mi llave ―saca de su túnica, una llave pequeña y dorada.

―Si lo hacéis, entonces yo lo haré también ―dice León.

―Y yo... ―dice Elisa―. Hablaré por León al decirte que te acompañaremos en la siguiente vida.

―Los estaré esperando ―dice Ángela.

Levanta su llave y con la mirada fija en ella, suelta su mano y esta queda flotando, dibuja un círculo mágico blanco a su alrededor, una vez que este se completa, la llave se eleva aún más y el circulo se engrandece y espera el conjuro.

―Pasaje... Auralma.

El círculo se torna dorado, las runas del círculo del medio se escriben con letras griegas, iluminando el símbolo Ípsilon, se añade otro círculo en donde se escriben runas simbólicas.

―Bien, ahí dice "Pasaje Auralma", continúa... ―dice Elisa.

Cuando empieza a hablar, una hoja luminosa aparece delante de la llave, así como otro círculo se añade y escribe sus palabras.

―"Por el presente contrato mágico, yo, la bruja de luz, Ángela Léniz, hago entrega de todo mi ser, a una persona que nacerá dentro de cuatrocientos ochenta años, al cumplir los quinientos años de mi partida, mis magia y mi ser se activaran, entonces deberá buscar mi espada para completar el poder mágico." "Características de la persona: deberá..."

En ese momento fallece, Elisa y León se asustan, ya que no pueden hacer nada para cerrar el contrato. Este lo hace así como está, la llave que se encontraba flotando y brillando, deja de hacerlo y cae en la cama.

Ambos lloran a su líder y la cubren en sábanas blancas, se van un momento del cuarto, al rato vuelven y con magia de levitación se la llevan fuera de la casa.

En el bosque, bien apartado de las aldeas, se encuentran con otro brujo, el mismo viste una piel, que cubre todo su cuerpo, su cabello y barba está por demás crecida. Con voz ronca les dice.

―Buenas noches, mis jóvenes brujos.

―Buenas noches, Eliecer ―responden ambos.

―Mis lobos están por terminar el trabajo.

Los mismos dejan de cavar la fosa y salen para formar al lado de él. Entierran a Ángela y Elisa conserva la llave, la espada de luz, la conserva León, mientras llora la partida de la bruja, se arrodilla y mediante un conjuro, guarda el arma dentro de su ser, en forma de fuego rojo, que ingresa a su corazón.

―No termino el contrato ―dice Elisa.

―¿Qué? ―dice Eliecer.

―No lo ha terminado, ahora no se sabe que va a pasar ―dice Elisa, sollozando―. No ha especificado cómo será su regreso, eso sin dudas hará que sea una reencarnación de estado puro.

―¡No! ―dice Eliecer―. Eso significa que ¿Su vida comenzará de nuevo?

―No tendría recuerdos ―dice León, poniéndose de pie y secándose las lágrimas―. Lo peor de todo es que ya no será su vida, sino la de alguien más.

Escuchan ramas romperse y los tres se ponen en guardia, los lobos se adentran en el bosque mientras ladran con energía. De pronto se oyen disparos, Elisa y León abren círculos en sus brazos, pero antes de que abran el conjuro, se escuchan escopetazos, varias cadenas salen y los envuelven a León y a Eliecer.

Elisa escapa, por unos cuantos metros, pero una flecha le da en la pierna y cae adolorida. Entonces saca la llave y hace un circulo color violeta a su alrededor. Pronuncia algunas palabras en griego, a un pequeño trozo de pergamino, mientras sufre.

Objeto de poder, portador del Pasaje Auralma, debéis aparecer, cuando el cuerpo y el alma, llegue a nacer...

El pergamino se prende fuego, envuelve la llave, se eleva al cielo, como un fuego artificial y desaparece en el cielo como una estrella fugaz. Ella sonríe, mientras sus lágrimas mojan la tierra. Un grupo de hombres vestidos con saco y sombrero la apuntan, uno de ellos, sin mostrarse le dice.

―Elisa Robles, por fin estas bajo las cadenas anti magia, serás sentenciada a la orca, junto con tus dos amigos, León Márquez y Eliecer Herrero.

―Ya puedo morir en paz ―le sonríe―. Mi alma va a regresar y la de mis amigos.


La Plata, 15 de octubre de 2015.


Alan, un joven estudiante y trabajador, viste camisa y corbata, se peina su cabello rubio, arregla su traje de oficina y corre apurado, cruzando diagonales y avenidas prácticamente sin mirar.

Ingresa a la facultad y entre los pasillos extensos y blancos, llega a la puerta y ni bien la abre, todos los alumnos lo ven. El profesor sin sorprenderse le dice.

―Señor Alan Sergent, justo para el presente, sentate no más...

―Gracias, profe.

Se sienta en un banco, al fondo, entre sus dos amigos, uno rapado y alto, el otro de pelo largo casi hasta los hombros, a ese último le dice.

―Juan ¿Qué hacés? Loco.

―¿Todo bien? Alan.

―Sí, hola, Maxi ¿Qué onda? ―le dice al otro.

―¿Otra vez tarde? ―le hace un saludo con ambas manos.

―Sí, todavía no me acostumbro ―se ríe.

―¿Y? Contanos de la mina que conociste ―dice Maxi.

―Sí, dale, dale ―dice Juan, con interés.

―Hoy nos vamos a juntar, después del trabajo ―responde con orgullo.

―¡Qué suerte! ―dice Juan.

―Cuidado ―dice Maxi―. Ya sabés cómo son las mujeres, son como serpientes. Donde te ve flojo, chau, te caza y no te va soltar nunca.

Alan se ríe y responde.

―Gracias por el consejo, pero no parece mala mina.

―Preguntale si tiene una amiga ―dice Juan.

―¡Bueno! ―dice el profesor―. Presten atención… Fabulas y leyendas ¿Qué saben al respecto?

―Cuentan historias raras y flasheras ―responde Maxi, sin levantar la mano.

―No con esas palabras, pero sí. Son historias que aparentan ser reales, pero son puro cuento... les doy un ejemplo; los hechizos, brujerías, transformaciones físicas mediante conjuros, esas cosas no se han visto, pero no se aleja de una posible realidad.

―Interesante ―dice Alan.

―Es una mierda ―dice Maxi.

―Exacto ―responde Juan―. Ahora nos va a leer alguna historia estúpida.


***


Al mediodía, Alan sale agotado de la facultad y se va a otra cuadra, donde ingresa a un edificio de oficinas. Sube hasta uno de los últimos pisos, y en la vuelta de un pasillo iluminado, se encuentra con el jefe Mauricio, un señor canoso de bigote. El mismo lo mira enojado y dice.

―Alan es la tercera vez que veo llegar tarde, te di el permiso de ir a clases porque confié en lo que me dijiste, que tendrías tiempo y llegarías puntual.

―Pero Sr. Martínez, no se preocupe, sé lo que hago en mi puesto, todo el papeleo se lo hago en minutos como por arte de magia, esté tranquilo.

El hombre no puede seguir en su postura y cede.

―Sí, sí, ya sé, es que vos sabes cómo me pongo, este puesto me queda grande todavía.

Se ponen a caminar por el pasillo, camino a las oficinas.

―Todos sabemos que usted se esfuerza mucho ―dice Alan―. Por eso está en ese puesto, así déjelo todo en nuestras manos, que ya para fin de año va a tener todo organizado.

―Está bien, pero tratá de no llegar tarde, por favor.

―Seguro, Sr. Martínez ―guiña el ojo.

El hombre de traje se va y grita.

―Pablo, acercame un café, por favor.

―Sí, señor ―dice un joven alto y con anteojos.

Una vez en la oficina, se acerca una joven de pelo negro, con un toque violeta en su flequillo, delgada y vestida de escote y pollera negra. Le habla de forma agradable y él presta atención.

―Hola, Alan, entonces ¿Nos encontramos a las ocho en el restaurante?

―Por supuesto, va a ser una linda cena ―dice en voz baja.

La mujer se adentra en su oficina y le guiña el ojo a la distancia, lo que deja a Alan sonriente, perdido en su mirada.

Esa noche, Alan termina con los últimos papeles sobre la hora, se pone el traje y corre hacia fuera del edificio. En el restaurante la ve, esperando sentada y con una sonrisa simpática. Una vez que se encuentran, se saludan con sutileza.

―Llegaste tarde, no me sorprende, la sección en la que estás siempre tiene mucho papeleo.

―Perdón, Eli, el trabajo me estresa un poco, pero no va a volver a pasar, eh.

―Sí, como no ―sonríe, sin creerle nada.

Pasan las horas y se van conociendo más, cada uno cuenta su vida, los planes que tienen a futuro y comparten todo lo que tienen en común. Una vez afuera, Alan le dice.

―Me alegra pasar este tiempo con vos, siento que nos podemos contar todo ―se ríe.

―Sí, tenés razón. También me encantó pasar este tiempo con vos ¿Te llevo a tu casa?

Desactiva la alarma de su vehículo de alta gama, color negro. Alan se sorprende y responde.

―Sí, gracias, Eli.


***


El auto se estaciona frente a una pequeña casa en los suburbios, la joven acompaña a Alan hasta la puerta y el chico responde sonriendo, y un tanto nervioso.

―Gracias por todo, Elizabeth.

―Acordemos otro día para salir con más calma ―sonríe.

Se saludan cariñosamente y Alan entra a la casa, enciende las luces, va a la cocina que está abierta al living comedor. Pone la pava con agua y se acuesta en el sofá, largando un suspiro de relajación.

―Es una mujer increíble ―dice para sí mismo, mientras mira al techo.

Ni bien enciende la tele, el reloj marca las once de la noche y de pronto un pulso de luz ilumina toda la sala, Alan siente una presión en todo el cuerpo, se tira al suelo y dice.

―¿Qué me pasa? ¡¿Que está pasando?!

La luz en el living aumenta, un círculo mágico se dibuja en el suelo, el chico no lo puede creer.

―Esto... ¡¿Es brujería?!

Su cuerpo entero flota por un momento, una luz cegadora lo cubre al completo, su cabello crece, su estatura se reduce un poco, nuevos atributos aparecen en su cuerpo. Finalmente el círculo se cierra y cae de rodillas. Se mira a sí mismo y grita.

―¡¿Qué carajo?!

Corre a verse en el espejo de su enorme habitación y grita con un tono de voz mucho más agudo.

―Soy... soy... ¡Soy mujer! No, no, no, definitivamente tome una droga como las que vi en la tele. Estoy soñando despierto o algo.

Se da un golpe a sí misma en el estómago y cae desparramada en el suelo, sufriendo.

―No... Creo que no es un sueño... ¡No puede ser! ―se pone de pie y se toca el resto del cuerpo―. ¡Soy una mina! ¡Me siento más flaco! ¡¿Ahora qué voy a hacer?!

20 de Outubro de 2020 às 21:40 7 Denunciar Insira Seguir história
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Ocampo Vargas * Ocampo Vargas *
Recomiendo esta historia, es interesante y divertida.
January 23, 2022, 01:32

José Mazzaro José Mazzaro
Hola Gastón, necesito comunicarme con vos, escribime al facebook. Gabriel Mazzaro.
November 10, 2020, 02:19

  • Gastón Medina Gastón Medina
    Dale, me comunico! Gracias por comentar! November 10, 2020, 02:23
  • Gastón Medina Gastón Medina
    Necesito algún link que me lleve a tu Facebook porque no lo encuentro fácil November 10, 2020, 02:26
  • José Mazzaro José Mazzaro
    /saltandoelcharco November 10, 2020, 03:09
  • Gastón Medina Gastón Medina
    Listo, te mando mensaje gracias! November 10, 2020, 03:24
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