jazmin-d-wolff JAZMÍN WOLFF

Desde niño él ha sido especial, todo el mundo lo ha sabido y lo ha juzgado por ello, pero ahora en su adultez él decide conservar su secreto ocultando sus pensamientos en la jaula de su mente. Hasta que todo cambia con la llegada de una nueva vecina en el pueblo, llamando su atención al punto de llegar a obsesionarse con ella, ocasionando que no pueda controlarse en su actuar, pero todo acto trae sus consecuencias, que nos persiguen hasta quedar marcadas en el alma.


Horror Histórias de fantasmas Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#horror #miedo #suspenso #espejo
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El Reflejo Del Alma

I. COMENZAR A SENTIR


Desde niño he sentido algo dentro de mí, algo indescifrable que me deleitaba durante el día y me hacía temblar por las noches. Siempre he sentido que puedo ver más allá de lo que ve cualquier otra persona, y por eso mismo he sido juzgado y condenado a la hora de expresarlo, especialmente por mis padres y el sacerdote de la parroquia a la que acudía. Pero un día, hace aproximadamente veinte años, dejé de hacerlo.

Yo era especial, era diferente y lo sabía, por eso siempre fui señalado. Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso, ¿pero que tiene esto de malo? Mis sentidos estaban agudizados, cuando algo andaba mal lo sentía, dentro de todo mi ser, podía sentir cómo mis oídos se despertaban y descifraban cada escena que se posaba delante de mis ojos, escuchando las voces del cielo y del infierno atentamente.

Eso fue lo que pasó aquél día.

Me era imposible descartar aquella idea dentro de mi cabeza, me era imposible dejar de verla, su imagen me acosaba durante el día y aún más durante la noche, mi respiración se aceleraba y podía escuchar con claridad las palpitaciones de mi pulso.

No podía compartir aquella idea con nadie, sabría lo que pasaría, ya pasé suficientes noches encerrado en cuatro paredes blancas, ya que esos hombres vestidos de blanco querían arrebatar mi don. No podían concebir la idea de que yo era superior, no lo soportaban, estaban terriblemente celosos, cegados por la arrogancia humana. Lamentablemente, por un tiempo lograron aperciguarlo gracias a pequeñas pastillas de diversos colores, que con sólo verlas me causaban náuseas, nunca había sufrido tanto en mi vida, me sentía impuro, repulsivo, sin color, y aún peor, me sentía normal.

Pero eso es cosa del pasado, con el pasar de los años y mi nueva libertad entre los grandes árboles que rodeaban mi nueva estadía en un pueblo que no vale la pena recordar su nombre, volví a ser yo, lo juro. Recuperé mi ser, y lo disfruté más que nunca. Aunque mis poderes no se presentaban con tanta frecuencia. Eso fue hasta que un día sucedió, el día en que la miré, ese día mi don volvió con tanta potencia y firmeza que mi cuerpo no podía soportar ignorarlo, tenía que hacer algo al respecto.

Justo en la esquina de la calle, a unos 258 metros de mi hogar para ser exactos, se paseó, con tanta dulzura e indiferencia que se me revolvieron las tripas. Todavía lo recuerdo, aún sentado en el sofá de mi sala limpiando el filoso cuchillo, veo con claridad su imagen. Aún cuando el horrible reloj, que, por alguna errada razón decidí comprar, me atormentaba con su fuerte “Tic Tac”, sonido que parecía aumentar más y más, dándome la sensación de qué, en cualquier momento mis oídos comenzarían a sangrar.

Todavía podía oler la sangre derramada, tal y como si estuviera fresca, a pesar de que mi ropa mostraba rastros de que ya había secado. Al cerrar los ojos podía ver su rostro, su espeluznante piel suave y blanca que juraba ser pura, tan simétrico, junto a sus labios rosados e inocentes que soltaban suspiros de vida. Podía recordar el momento en que su cálida piel se tornaba en fría. Y lo peor de todo, recordaba sus ojos.

Esos malditos ojos brillantes con mirada tierna, jurándome tal grado de bondad que era consciente de que no existía entre los seres humanos. Siento el vívido recuerdo de cómo erizó totalmente mi piel cuando me miraron por última vez perdiendo todo rastro de vida, era totalmente evidente que tanta belleza escondía igual, o peor grado de maldad dentro de ella. Yo lo sabía, yo lo sentía, aunque nadie me entendería. Esto se debe a que los humanos se ciegan ante la belleza, lo he visto, nublan la realidad, no ven el poder que tiene, cuanto los puede afectar, no ven el demonio que se esconde detrás.

Pero yo sí, es por ello que me dediqué a observar, a esperar, lentamente, con paciencia. Incluso detrás de las paredes de los comercios podía sentir aquél sentimiento profundo y desgarrador que dejaba su hermosa risa, como destrozaba a quién la oía, ¿acaso nadie siente la melancolía que producía el simple hecho de escucharla? ¿El vacío que producía en el interior observarla detrás de la ventana, cómo lentamente se quedaba dormida en el sillón mientras leía ese libro de color pastel sobre su regazo? ¿Cómo era que su casa y sus vestimentas se veían ridículamente bien y pulcras? No podía comprender cómo las personas no podían ver toda la maldad que existía en todo aquello.

Caminé a través de la habitación, necesitaba dirigirme hacia otra parte, cualquiera que sea para alivianar mi interior, que se agobiaba ante tales recuerdos. No entendía por qué no podía librarme aún de ellos, si todo estaba hecho. Hasta que, por un momento lo comprendí, al llegar al pasillo frené de golpe y me sostuve con una mano sobre la pared, comencé a entender que pasaba. Todo quedó en silencio, aquello no había terminado.

Cada parte de mi cuerpo se erizó ante la frialdad y la pesadez del ambiente, mi pulso se aceleraba, y de pronto escuché el silencio que inundaba cada centímetro de la casa, extendiéndose cada vez más y más, contaminando, y apoderándose de todo a su alrededor. De pronto comencé a extrañar el molesto ruido que causaban los asquerosos insectos de afuera, los anhelaba con todo mi ser, en toda mi existencia jamás me sentí tan solo cómo en ese momento.

Comencé a caminar pero me detuve de golpe, sentí que mis pasos tampoco producían ruido alguno. Pero eso no fue mi razón para detenerme, sino cuando sentí una mano helada deslizándose hacia abajo de mi espalda. Tan frágil, tan frívola, sin cuerpo, era consciente de que no podía ser real, pero aún así no podía convencerme de que no había estado allí. Estaba paralizado, mi cuerpo entumecido, no podía caminar.

Pero todo cambió de repente, cuando escuche el primer sonido que hizo temblar mi cuerpo sacudiéndolo con violencia, era su risa, su hermosa risa otra vez.


II. COMENZAR A VER

Su risa.

Mi mente estaba castigándome, torturándome por lo que hice, pero no entendía el por qué.

Sé que hice lo correcto, ella era parte del plan, disfrutó cada momento de poder cómo yo ¿Cómo se atrevía después de todo, a ponerse en contra mía?

Ni si quiera era capaz de dirigirme la palabra, se quedaba en un imperturbable silencio, repitiéndome una y otra vez esa extraordinaria y majestuosa risa, tan bella, que me llevaba a un estado de éxtasis más allá de la racionalidad, pero a la vez me generaba un profundo dolor desgarrador en el pecho por ser imposible de asimilar. Era incomprensible cómo en este mundo podía existir tal clase de sonido. El solo escucharla producía que me piel se ericé por completo, de placer, de deseo pecaminoso, de miedo.

De pronto comencé a reír ante la idea. ¿Era irreal? ¿Qué es lo real? ¿Es acaso que ya comenzaba a perder la percepción? ¿O es acaso que realmente podía ver la realidad ante mis ojos? Cosa que los demás se niegan a ver. Podrán juzgarme por mi cordura, ¿pero quién está cuerdo del todo?

Decidí que iba a acallar mis pensamientos, no podía negar el don que me habían otorgado, podría tratar de convencerme de que estaba arrepentido de mis actos, de que me sentía mal. Pero no podía, era innegable mi sentimiento de justicia y victoria. Aunque dichos parámetros no coincidieran con el resto de las personas. Podrán tratar de incriminarme, pero yo sabía que solo hice el bien librando al mundo de aquella maldad que habitaba tan tranquilamente en el cuerpo de una dama, era cuestión de tiempo, salvé al mundo, ¿cómo nadie podría comprenderlo? ¿E incluso a pesar de ello mi mente quería juzgarme por ello?

Traté de sentirme aliviado y despejar mis sentimientos, pero el ambiente cada vez se sentía más helado, produciendo que no pudiera pensar con claridad, no cuando no era capaz de soportar el frio. Me hacía sentir vulnerable y desprotegido, cómo si mis propios huesos se resquebrajaran.

Mi nariz percibió el olor a podredumbre que comenzaba a hacerse presente, mi estómago dio un vuelco retorcijándose. Mis dedos estaban entumecidos, incluso la mano que tenía colocada sobre la agrietada pared oscura del pasillo parecía no pertenecer a mi cuerpo. Ya no se escuchaba su risa, pero no podía negar que todo se veía más oscuro de lo normal, y por primera vez en mi vida tuve, demasiado miedo.

No entendía muy bien el por qué, pero me obligué a cerrar los ojos con brusquedad tratando de evitar ver la realidad. Pero todo mi cuerpo se estremeció cuando, de pronto, poco a poco, comencé a sentir que mi cabeza giraba en contra de su voluntad queriendo dirigirse hacia el final del pasillo.

Traté de luchar, pero mis ojos ardían, comenzaban a abrirse con tormentosa lentitud, aunque yo hiciera uso de todas mis fuerzas para mantenerlos cerrados.

A penas tenía los ojos entrecerrados, pero eso no significaba que no lograra percibir que la luz de todas las habitaciones había desaparecido, no veía absolutamente nada. Bueno, en realidad si veía algo, pero me negaba a estar en lo cierto, lograba distinguir una pequeña y leve luz, que no sabía de dónde provenía, destinada a iluminar el gran espejo viejo del final.

Sentía un sabor amargo y repugnante en la boca, mis labios agrietados se raspaban entre sí debido a lo seco que se encontraban, traté de mantener la calma, pero mis ojos se abrieron con violencia cuando percibí una figura reflejada en ese marco de plata.

Podía verme a mí mismo, una figura alta y desgarbada sin mucha gracia, no estaba acostumbrado a mirarme, siempre que lo hacía me sentía perturbado e incómodo sin razón aparente. Pero esta vez fue diferente, no era mi figura la que provocó que abriera los ojos, sino lo que había detrás de ella, justo en el marco de la puerta de mi habitación, al lado izquierdo del pasillo.

Era ella, aunque nunca hubiera lucido así lo sabía, algo dentro de mi me lo decía, aunque su rostro estaba aún más pálido, casi cadavérico, y algo desfigurado. Su cabello se encontraba totalmente desaliñado, y su vestido verde claro estaba empapado de sangre.

Su sonrisa se veía fuera de lo normal, las comisuras de su boca estaban estiradas exageradamente hacia arriba, tanto que, incluso el solo verlo, me producía dolor.

Pero aún así, nada podría haberme hecho estremecer de la manera en la que lo hizo cuando observé sus ojos, al principio parecían cuencos oscuros, pero con cada segundo que pasaba mi visión se aclaraba percibiéndola con mayor nitidez, estos eran más grandes, y me miraban directamente a través del espejo.

El brillo de sus ojos había cambiado, ya no era tan dulce e inocente, ya no era débil y tenue, acuosos cómo cuando me regaló por última vez su mirada antes de que me lleve su último suspiro. Ahora poseía una mirada oscura y amenazante, que juraba tácitamente un acuerdo de venganza.

Estaba totalmente estático, mi desesperación aumentaba, trataba de respirar con dificultad, debía frenar con ello, debía hablarle.

Mi mandíbula temblaba con violencia, cada vez que abría la boca, mis dientes amenazaban con destruir mi lengua, la voz no llegaba. Pero incluso cuándo ésta logró salir en un débil e insensato murmuro, me costó reconocerla cómo mía.

—¿C-c-cómo es posible?— tartamudeé.

Ella se limitó a mirarme mientras inclinaba con lentitud demencial su cabeza hacia un costado, simulando no entenderme.

—No puedes ser real —. Inquirí esta vez gritando.

Aquello, en vez de alejarla, la hizo sonreír aún más, si es que ello era posible, su sonrisa ya no parecía encajar en su rostro, todo lo contrario, parecía cortarlo a los lados.

No podía soportarlo, no tenía a quien acudir, por inercia y por algún desconocido motivo, ajeno a lo que quedaba de mi razón, me giré para enfrentarla. Pero al voltearme ella ya no estaba.

Me quedé en silencio, parecía que, por instantes se hubiese detenido el tiempo, solo se escuchaba mi respiración entrecortada. Parecía que no podía entrar aire a mi cuerpo, sentía que iba a morir, y esto lo cambiaba todo. Sentía de modo diferente, percibía y aprecia las cosas muy distintas.

Lentamente y con temor volví a girarme hacia el espejo, y para mi bien ella ya no se encontraba, solté un suspiro de satisfacción, cerrando nuevamente los ojos, pero esta vez no por miedo, sino por sentirme completamente agradecido, al instante me enternecí de mi idiota ilusión.

Comencé a sentir al costado de mi oído que mis cabellos se reacomodaban. Quedé completamente estático cuando sentí unos labios fríos y ásperos posarse en mi oído, susurrándome con una voz seca y sepulcral, cómo si no hubiera rastros de sangre en su garganta, emitía palabras que jamás había escuchado pronunciar en ningún idioma. Pero por alguna extraña razón las comprendí.

Es allí cuando miré con timidez y temor sus ojos penetrantes y oscuros. Parecía que lágrimas de una tonalidad oscura se derramaban por sus ojos, pero su sonrisa permanecía allí, inmutable. Alzó una mano a sus labios cuando se separó de mí, en señal de silencio, quedé de inmediato hipnotizado por aquella mano frívola y descolorida que poco a poco comenzaba a alzarse frente a mí, dirigiéndome hacia el camino del espejo.

Ahora comprendía el por qué cada vez que observaba el reflejo de mi rostro me sentía perturbado e incomodo, sentí un pavor inmenso, aquello era más real de lo que quería que fuera. ¿Cómo no ver lo que se encontraba frente a mí? ¿Cómo no oír las voces que escuchaba? ¿Cómo no reconocer lo que se encontraba dentro de mí? No debía temer de ella, ni de nadie más, debía temer de alguien mucho más oscuro y peligroso, debía temer de mi mismo, del demonio que había en mí, del reflejo de mi alma.


13 de Outubro de 2020 às 03:15 6 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

Conheça o autor

JAZMÍN WOLFF Hola puedes llamarme Jazmín. La verdad que escribo por que mi cuerpo me lo pide. Desde que soy muy chica tengo la necesidad de crear historias en mi cabeza. Tengo miles de historias dentro y he decidido que me gustaría mostrarlas. Soy un intento de escritora nocturna con ganas de desafiarme o morir en el intento por lograr esto. Espero que disfruten <3 Pueden encontrarme en Instagram como @Jazmind.wolff

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Sebastian Martin Sebastian Martin
Hola! Te dejo mi crítica de la historia. En cuanto a la narración me parece que esta muy bien lograda, transmite angustia, miedo y desolación, que creo, es en parte lo que quisiste transmitir. Cumple con el género, produce inquietud, lo cual considero es fundamental en el misterio. La historia resulta ser atractiva y dan ganas de seguir leyendo. Una contra, en mi opinión, repetir la palabra "estático" en la descripción de las sensaciones del personaje no creo sea buena idea, tal vez sería bueno reemplazarla por otro. Por lo demás, felicitaciones! Seguí así! Saludos!
January 27, 2021, 20:45

  • JAZMÍN WOLFF JAZMÍN WOLFF
    Muchísimas gracias por la observación. Seguiré tu consejo. January 28, 2021, 01:45
𝓜𝓮𝓵 𝓥𝓮𝓵𝓪𝓼𝓺𝓾𝓮𝔃 𝓜𝓮𝓵 𝓥𝓮𝓵𝓪𝓼𝓺𝓾𝓮𝔃
Wow... Esto ha sido sublime!
October 14, 2020, 12:52

Claudia Arroyo Claudia Arroyo
Me encantó. Sigue escribiendo estos maravillosos cuentos de terror... ♥
October 13, 2020, 17:54

  • JAZMÍN WOLFF JAZMÍN WOLFF
    ¡Muchísimas gracias por leerlo! Lo agradezco mucho. October 13, 2020, 18:41
~