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Como la plaga se esparcen, así que atrápenlos, pero del amor apártenlos y la misericordia no les brinden, que sobre su inmundicia caminen cubriéndose de pecados sin elección. En el exterior corrupción perciben pero jamás ven lo que en el interior existe, del alma nos alejamos y de nuestra esencia misma reprochamos, aquellas no son nuestras palabras pero si sus voces, como la plaga su ira recorre el mundo, y cada vez se alejan más del amor, misericordiosos se creen juzgando al mundo y condenando la dicha, nuestros pies pasean sobre la sangre que de ellos desciende, de carmesí nuestra planta se tiñe, se desangran y no parecen notarlo, se atormentan y culpables no nos sentimos, que el rencor les brinde sosiego , pues sus vidas abandonan al querer arrebatar las nuestras. Sin querer conocer el mundo lo hacen perecer, no anhelan la verdad, persiguen su propio sufrimiento, condenados nos creen, pero las cadenas sobre ellos reposan. No es necesario mirar al cielo para el paraíso encontrar, pero en infierno la tierra convertimos, hace falta recordar nuestra propia humanidad para en los demás reconocerla, pero imposible les resulta mirar sin juzgar y vivir sin culpar, no desean conocernos, quieren reprocharnos, aunque nosotros desconocidos rostros divisamos anhelamos comprenderlos y hacerlos entender.


LGBT+ Todo o público.

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Del Resplandor Oscuridad

Hoy llamé a mamá su cumpleaños fue ayer, desde la semana pasada lo intenté, hace mucho que nadie contesta, más de dos años de no escucharlos, al parecer no quieren saber de mí; oír sus voces, saber cómo están, es todo lo que pido. Imposible recuperar la oportunidad que perdí pues lo último que pude decirles fue la verdad, y lo último que recuerdo es su frialdad, aquellos recuerdos no evocan más que negación ¿Cómo he de dejar atrás esa sensación? una emoción que recorre mi pecho volcando mi mente en mi corazón, ya que en ocasiones desconozco la razón de mi tristeza, pero así es como me siento, porque algunos días veo sus rostros y ninguna palabra sale de sus labios, no importan las fotografías donde sonreíamos, nada valen los fragmentos de lo que solíamos ser para ellos quien se muestra en los retratos ya no soy yo. El mundo es de los abnegados, la tierra de los libertadores que imponen sus reglas, la vida no es para nosotros pues su realidad no es la nuestra. Esta mañana intenté llamarlos, de la misma manera que ayer fui ignorado, pero allí estaba yo intentando una vez más esperanzado por escuchar sus voces y que no suenen hirientes como antes, dejo el teléfono timbrar, quiero imaginar que están demasiado ocupados, que ya no disponen de tiempo para mi o no desean gastarlo, pretendo no comprender tal vez ellos me olvidaron, pero yo no, quizá fingen que no existo; sin embargo, el dolor que en mi pecho se resguarda me recuerda mi mortalidad.


—Buzón de voz si …— no espero a que termine y cuelgo, entonces ya nada hay cuando un silbido lo perturba todo, la luz de pronto se va, el departamento se desvanece, con un rechinido la oscuridad se alza, en la penumbra ellos aparecen.

—Uno—susurrando el aire se va, apenas puedo respirar, empiezo a contar hasta diez, como la primera vez que se los dije, como la última vez que los vi.


Dos, temeroso cierro los ojos esperando sus gritos, tres ,estoy temblando y solo quiero salir, cuatro mis manos no dejan de moverse nerviosas, cinco, sus voces resuenan y ya no entiendo nada, me siento avergonzado, seis quiero decirles que no es verdad y regresar a las sombras, siete me empujan afuera mientras lloro y les ruego, ocho inseguro abro mis ojos y ellos siguen allí, nueve, caminamos en direcciones opuestas no sé dónde estoy o como llegue, diez y todo se ha ido. Una mano se mece sobre la mía, Tom mira comprensivo, pero decepcionado incluso culpable por alentarme a intentar, pero para ser sinceros lo habría hecho de todas formas.


—Lo lamento—no sabe que decir, pero trata, aun me sostiene para tranquilizarme, mi pie se sacude ansioso, trago para quitar el nudo y él me abraza para evitar que me contenga esta vez, pero ya no quiero sentirme así, ¿Por qué estoy triste si aquí me encuentro? ¿Qué ocurre ahora si libre ya soy? El recordar los motivos de tu tristeza nunca es bueno, el ver las razones que te han alejado de aquello siempre ayuda.


—Buscare un abrigo y vamos con los otros, ya verás como eso te anima un poco—sus brazos se deslizan dejándome de algún modo vacío, sus pasos hacen eco cuando entra a nuestra habitación, entonces el silencio llega, el teléfono es tentador, pero me pongo de pie y a un lado de la ventana me poso. Apreciando las gotas que se apegan al otro lado, el cristal me muestra un devastado y nada alentador mundo, que desaparece una vez se empaña, dejándome una destrozada visión, desorientado y sin rumbo luzco, pues sé a dónde me dirijo, no soportaba presenciar la desdicha, suficiente era portarla, no era capaz de enfrentar mi semblante, pero afuera hay un lugar en el que aquel sombrío ente encajaba a la perfección, el cual vigila y al que ya me he acostumbrado, después de todo mirarse ya no es tan difícil cunado aquel ser te devuelve la misma triste mirada.


Por la acera caminábamos nos ocultamos de la lluvia pero la disfrutamos, Tom luchaba por abrochar su chaqueta, es hermoso, descuidado luce sofisticado, espero los días de verano para verle con su gris sombrero, ansío las tardes de otoño en las que su gabardina viste, sueño con las primaveras que con él pueda pasar; sin embargo, ahora la tormenta nos azota y el reloj se niega a avanzar, porque la lluvia en forma de plaga cae esparciendo en la tierra semillas impuras que se niegan a germinar e impiden que los demás florezcan , dejando a su paso marchitados campos.


Quizás debí regresar, tal vez el estar solo no sea tan malo, a veces la soledad es más comprensible que las mentes de muchos, en la oscuridad la visualizamos, pero en penumbra permanece permitiéndonos ver cuando alguien entra y todo lo ilumina, para que nos percatemos una vez esta se vaya. Débil es mi espíritu, si mi corazón latía más rápido jamás lo percibí, si mi aliento se iba nunca me importo, si el sigue aquí, cada día lo compruebo, allí él me sostiene y así creí que todo estaba bien; bienvenido es el amor en mi pecho, aunque creo que eso no depende de mí.

—Deberían matarlos, tendían que curarlos, ¿Por qué siquiera existen? — sus voces rondan en mi cabeza sin abrir sus bocas esas palabras ahechan, solos estamos con todos alrededor, desesperados no nos es posible escapar, además ¿Por qué deberíamos regresar?


La tormenta no se detendría estaba destinado a ser un día lluvioso, el sol se ocultó una vez nosotros salimos, las nubes le cubren y la noche parece más cercana. Tímido como soy avance por la avenida, con Tom a mi lado deje que me intimidaran, el valor no es duradero a diferencia del rencor, temerosos de mostrarnos caminábamos lento, incapaces de mirarlos ellos voltean, sin siquiera saber sus nombres ellos parecen conocer todo de mí, quisiera ocultarme, sin importar el cómo me siento ellos observan, sin importarles conocerme mi historia ya han escuchado ¿entonces por qué me hacen sentir tan incomodo?, y ¿ por qué soy yo el que a ellos molesta?


Una ciudad muerta, donde todos están tan ocupados, tan necios tienen demasiado por hacer e incluso el tiempo no les es suficiente, pero como si de una atracción se tratara olvidan por completo nuestra propia humanidad. Nos miran, esperando a que nuestras manos se separen, sus puños listos en caso de que nuestros labios se junten, desde hace tanto camino por el mismo sitio, he olvidado desde cuando Tom sostiene mi mano, en mi mente borrosos recuerdos hay, en mi pecho palpables sentimientos, pero a quien mierda le importaba, las personas no se detienen a saludar pues ocupados están , porque lo harían si en menos de un minuto pueden conocerte, si con echar un vistazo rápido saben con exactitud quién eres, de dónde vienes, que es lo que sientes ,podría decirles todo lo que ha pasado para poder sostener su mano, pero a nadie parecía importarle un carajo.


—Ven no voltees, acércate, pero no mires al suelo, ven conmigo, levanta la vista y mira al frente— Tom me abraza ,debajo de su hombro me esconde, le hago caso no agacho la mirada pues no siento vergüenza y no tendría por qué hacerlo, mi vista esta adelante, frente a nosotros una interminable avenida se cernía, asediada por la lluvia, resguardada por verdugos. La gente se queda quita vigilándonos, las tormentas son agresivas, pero siguen su curso; sin embargo, ellos han detenido todo para observarnos, Tom esta igual de nervioso, pero me arrastra con él, esta tan asustado odio que mi pecho no pueda soportar su pesar, él me ha dicho que no mire al suelo, pero él se niega a mirar al frente, implora para que alguien lo saque de este lugar. Su brazo me sostiene, podría abrazarlo y esperar como siempre lo hacemos, buscando que comprendan, siendo heridos; el tiempo se ha detenido para ellos, pero para nuestra fortuna avanza con lentitud.


Estoy enojado y asustado, pues ya he visto de lo que algunos son capaces, aunque sé que no todos actúan igual, pero las miradas no me permiten pensar, mi mano suda, Tom la sostiene un poco más fuerte, siento como tiembla, mi vista se posa al frente en un esfuerzo por ignorarlos. Impura es mi existencia, corrompido esta mi amor, pero Tom no tiene culpa en tal desenfreno, pues al parecer solo una forma de ser es la correcta, despojarnos de toda humanidad e idénticos realizarnos es lo que desean.


—No agaches la vista Tom, no estés avergonzado, culpable no eres de ese inexistente pecado, tentación no fue, tampoco un error, pero me encantaría saber que mal hemos hecho— Ha cerrado los ojos y avanza despacio, su corazón se hunde, sus rodillas son débiles, su garganta se cierra, sigue caminando sin saber a dónde va porque esta vez yo lo sostengo.


Sangre y sufrimiento es por lo que claman, respeto es lo que merecemos, de ser posible permítanos vivir, aunque es más probable ser agredido o asesinado, es posible sucumbir antes de intentar ser feliz. Las personas gritan por libertad, pero aquí nos tiene prisioneros, la gente anhela privilegios, cuando los demás no pueden ni caminar. Piden que los sigan, que sobre su mismo camino avancen, pero cuando doy un paso alguien más me detiene, nos arrojan fuera, y volvemos a empezar, solo queda el orgullo de terminar el sendero y abandonarlo por nuestro propio pie. Sus miradas juzgan con dureza aquello que desconocen por ignorarlo, por dejarnos de lado planean cambiarnos, con quitarnos de su camino se enorgullecen incitándonos a seguir el mismo rumbo.


—¡Impuros, corruptos! — gritan y apuntan, veo a Tom cuyos ojos siguen cerrados, pero sus oídos no han sido sellados.


Tan dispersos como nos encontramos todos se unen para juzgar, soy débil en muchos aspectos, pero no tolero que miren a Tom de esa forma, no podía vivir viendo como paga las consecuencias de amar ¿Y a qué hemos venido si no es a alcanzar la felicidad? pero aquí nos tienen buscando el motivo de su desgracia, el por qué nuestras sonrisas provocan en ellos angustia y devastación, la razón por la cual les es imposible de entender que nadie como ellos anhela ser.


—Mírenlos, añorando la soledad en paganos se convierten, la vergüenza los consume, la muerte los reclama— sus comentarios no deberían afectar, aquellas palabras delirantes suenan, mis memorias me hacen parar pues he escuchado a mi propio hermano desearnos la muerte, a mi mejor amigo reprocharme, y de quienes desearía haber escuchado algo permanecieron callados.


—Tom detente, quedémonos aquí estoy cansado— toma mi muñeca y con dificultad me arrastra, de rodillas caigo y sigue tirando.


—Tom no me dejes aquí, ¿podrías llevarme? Incluso si eso significara avanzar más lento ¿me sostendrás, aunque te cueste caminar? ¡TOM! ¡no me dejes aquí!— me ha soltado y se marcha, su esencia se aleja y me deja tirado, no regresara, calla y avanza como si nada hubiera olvidado, pues nada importante ha dejado atrás; sin embargo, yo le dejo partir.


Solía pensar que las cosas no estaban tan mal, que los demás no se interpondrían, pero el ayer ya no es lo que laguna vez divise, retorcido está en mi memoria y poco misericordioso es el presente, así que hoy miro con terror como todo cae debido a su cruel testimonio, nos obligan a presenciar creyendo que no somos capaces de sentir, haciéndonos ver como son ellos quienes no pueden percibir su propio aroma, olvidan que retenemos la misma mortalidad. Lleno de felicidad mi corazón vigoroso palpito, que ingenuo trozo mío que no admiraba la vileza de su alrededor, que aún confía en la profundidad de su razón y dañado terminaría, lo sé pues pronto el amor por el perjuicio cae.


Tirado en el suelo presencio como se aleja, sobre el piso tendido maldigo, sin fuerza ya no surgen gritos, me hundo en el patético pero necesario llanto, mientras las sombras de mis ejecutores no se desvanecen, el viento arrastra las gotas dejándolas tendidas en el aire, dedos todavía me señalan, pero el sigue huyendo, su mano no sostiene más la mía.


Del cielo todos descendimos, sin pena ni temores, sin conocernos, una vez aquí descubrimos lo bello que es vivir y entonces nos empujan abajo, con temor caminamos, pero sin vergüenza ellos nos destrozan ¿Por qué tengo que ocultar mis lágrimas?, ¿por qué Tom debe esconderse y no afrontar la vida?, ellos nos reprochan su falta de alegría, inmortales pesares que desdicha imparten. La vida es injusta, sin cesar hablaban, no paran de reprocharme, pero lo que tanto necesitaba era ser escuchado, rezaba por verlos cuando no querían más que alejarse, entre locura y demencia dormía, bendecido por sus palabras despertaba, así su dolor en el mío se convirtió.


A través de sus gritos su esencia misma se desprende, su ira cae y se une a la lluvia, su miedo les regocija, su orgullo se ha ido con el viento, pero a salvo lo creen en el interior, su voluntad trata de imponerse, pero sus propios pecados se interponen, ¿Qué tan diferente es mi amor?, ¿qué tan orgulloso su egoísmo?, ¿cuán altos son sus muros?


—Calma, llegara el momento en que sus mentes se abran y sus corazones nos permitan pasar, habrá un día que sus palabras no nos retengan, cuando cobardes ya no seremos y sin pena podamos avanzar— él no está aquí, pero sus recuerdos si, su voz se ha unido a los ecos, pero su llanto parece estar cerca, no se ha ido del todo pues su tristeza sigue rondando.


En la eternidad aguardamos, y sus mentes todavía no se abren, ¿En qué momento se cerraron? Implacables muros levantaron, sus resistencias no ceden, necios se adentran más, felices vivimos ignorando las hazañas, concibiendo destinos que no nos pertenecen. En silencio queda el mundo cuando no lo miramos, si existe alguien que no comparta mis intereses inexistente lo piensan, incrédulos descubrimos que más personas nos rodean, inaudito es que sean diferentes después de todo para ellos el ser humano tiene un mismo comportamiento, en sus razonamientos, desesperados están pero ellos no se alejan , en su perfecta tierra desean vivir y purgarán todo para no verlo, eliminaran sus vidas mismas si no le apetece portarlas, pero no dejaran libres las nuestras pues cegados no escuchan nuestros latidos y a nuestros espíritus inexistentes creen.


—¿Si lo que siento es descrito como algo maravilloso, entonces por qué les resulta repulsivo? — Cuando encuentre mi camino y ellos lo acepten no negare sus reproches o sus insultos pues ya nuestras sonrisas en su agonía transformamos.


—Corre, escapa no eres igual, huye, no seas tú mismo, cambia ven con nosotros—. Me siento culpable de nueva cuenta, al presenciar lo que implica vivir en un mundo donde los muros de sus mentes son imposibles de cruzar. Si todos somos diferentes entonces ¿por qué nos señalan?


—Amor incorrecto, incorregibles comportamientos, el demonio está en su ser, incontrolable plaga guardada en su pecho, gris velo que penumbra deslumbra, cegador manto que desvela equívocos seres— la soledad y la supuesta impureza les atrae, la multitud se empieza acercar una vez hallan en ti cualquier discrepancia.

Sali en busca de libertad, pero en mis muñecas permanecían las ataduras y a mis espaldas marchaban las cadenas, vine hasta aquí pues pensé que nadie podría seguirme, escape de lo que creí mi prisión, pero entonces lo entendí, sigo atado ¿o quizás el calabozo se ha hecho más grande?, de las flores marchitas su felicidad extrajeron, sobre sus pétalos marchan, entre muertos campos intentamos florecer, en la inmundicia nos han hecho creer que caminamos; sin embargo, vagamos por un lugar donde la dicha nació y donde puede resurgir.


—¡No necesitan ser como yo para hallar en mi la humanidad que en ustedes reside!— grito sin saber que más hacer, a los ojos los miro y así ellos desvían la mirada, mostrándome tan humano como su propia carne.


En seguida la multitud se aparta revelando una calle vacía y una sombra al final con la cabeza baja, prestando demasiada atención a aquella figura olvide su estruendo, esforzándome por alcanzarlo extiendo mi brazo, pronto sus rabietas se alzan, voces más agresivas de las que ya nada entiendo suenan, su aliento no se agota, interminable es su desprecio y libido el esfuerzo por comprender.


Despreciamos las diferencias y repelemos la aceptación, inundadas nuestras mentes de putrefacción y glorificaciones , aunadas a un debilitado corazón que se marchita debido al intenso ego, pensamos que nada puede ocurrir sin nuestro consentimiento, pero otros aun caminan, nada sucede mientras duermes ,pero otros se aman, nada sucede pues no lo resentimos, quien nos agobia si no es el destino que hemos labrado y como buenos seres humanos sedemos a las cadenas de las que alguien más tira, regodeándonos de la supremacía, dejando de lado la humanidad cuando es conveniente , no perecemos, ignoramos, tan complejos nos imaginamos pero en ocasiones el pensamiento de un persona es tan simple como creer que la muerte no existe porque siguen vivos.


— Estoy enfermo y no soy consciente de ello, si es la única manera en que pueden verlo sé que de ustedes nada más vendrá, pero antes de que me aparten les diré que las palabras se esparcen más que mi enfermedad; pues es fácil llenar al mundo de odio e insufrible combatirlo—


En mis sentimientos no ven más que corrupción, aunque puedo asegurar que en sus intenciones la pureza no reluce; sin embargo, si un insulto los llena puedo recibirlo, mirando al cielo que jamás se despeja solo me pregunto si en alguno momento el arcoíris sobresaldrá, si el sol volverá a brillar sobre nosotros que de pecados estamos hechos. No fue nuestra decisión nacer manchados, pero de ser necesario la tierra con tinta plagaremos, con nuestras voces partiremos los ecos y nuestro orgullo despejara los cielos.


—¡No lo dejen ir! — exclaman mientras me arrastro, mis pesadas ataduras no me dejan ir muy lejos, pronto alguien de ellas tira.


Las cadenas se enredan sin delicadeza a lo largo de mis brazos que luchan por salir de allí y me arrastran por todo el camino golpeándome, rasgando mi ropa, reabriendo mis heridas, cavan en las cicatrices, sangrando me llevan dejando un rastro escarlata, entonces la brisa llega, la lluvia se reanuda y lava el carmesí, las heridas arden pero no hay dolor solo liberación, puedo ver su silueta, Tom se ha detenido, él ha esperado por mí, el aún recuerda mi existencia. La lluvia caía sobre sus hombros, su cabello escurría e indeciso se acercó, por su piel las gotas resbalaban, se abrazaba a sí mismo, no soportó más la soledad y vuelve a ella, no resistía portar la falsedad, pero la retuvo lo suficiente como para recodar quien era y quien siempre ha sido.


A través del delgado velo creían verlo todo, sus ojos perdidos, sus pies ahora paralizados, con débiles pasos regresa, y con dificultad lucha por acercarme, ahora guardan silencio y contemplan, dan un paso atrás , se alejan y reanudan sus vidas dejándonos destrozados, rogué por silencio ,pero no por el de mi familia, callan la personas de las que algo esperas , se burlan quienes no conocemos, demasiado ocupados están que nos prestan atención, tan fuertes se creen y no resisten nuestra presencia, pues que algún día los males hechos les aprovechen, que encuentren en ellos el monstruo que en nostros persiguen, y guarden silencio una vez los atormente, en el nombre de su ingenuidad y el egoísmo, así sea.

—Tom permíteme levantarme, déjame salir, amor no tienes que hacerlo solo, entonces cuando frágil te encuentres me dejaras abrazarte y no te haré parecer débil— como susurros los pensamientos escuche, como cuchillas los idealice, desgarrando todo a su paso.


—Te dejare abrazarme y te hare fuerte, protégeme de ellos, pero no me alejes, esquiva su veneno, pero no permitas que me consuma— Con facilidad despliegan el odio y la ira pues nunca sintieron el sufrimiento, añoramos la verdad y pagamos con la vergüenza ¿Por qué infelices nos quieren si nuestras sonrisas no adornan sus rostros?


Hoy llame a mi familia, pues no recuerdo haberme despedido, esta tarde me han juzgado de nueva cuenta, pero desconocidos eran sus ostros, hoy lo he vuelto a intentar, este día comprendí cual infame es este mundo, quite mi vergüenza y camine admirando el exterior después de tanto, decepcionado de tal sociedad que más allá de su gris existencia desea oscurecer la luz, y el resplandor mitigar. Expulsan su oscuridad, te debilitan y te consumen, te agobian y te liquidan; no nos han conocido, y nos culpan, sin problema alguno, mi pasado desentraña, pero a ellos no veo en él. En mi futuro se interponen; sin embargo, sigo sin saber sus nombres aunque por lo visto desconocen el mío, eso no los limita y mis pesadillas no tienen fin, pues la frivolidad desciende y nos alcanza, porque a quién le importa Tom si no es a mí o a él mismo, que buscan los demás sino es algo diferente que destruir, y después se preguntan por qué el amor no llega a sus oscurecidos páramos; pasajeros son su tolerancia y respeto, efímera como mi esperanza es su comprensión.


Nuestra parte externa solo quiere correr, huir y fingir que todo está bien, sonríe tan hipócrita, pero respira con dificultad, por sus fosas el aire ingresa, pero paraliza su corazón, a sus oídos mentiras llegan, pero por su boca falacias escupe. El exterior desea aparentar para evitar así ser dañado, destruyendo a la parte interna, dejándola de rodillas a mercedad de quienes nos persiguen pues créeme que a pesar de los esfuerzos por repeler los ataques estaremos más dañados, protegemos tanto la apariencia que olvidamos el interior, expuesto y venerable lo arrastramos obligándolo a seguir escondido, y pronto aquel destrozado ser empujara las piezas. Una vez comencemos a destrozarnos, las grietas serán imposibles de sanar, nos quebraremos y ese ser saldrá, destruyéndolo todo, arruinando cualquier oportunidad de recupéranos, consumiendo y tomando su lugar, pues ansiamos vivir, pero nos encerramos en tan frágil celda.


Como un sueño apenas lo recuerdo, de la misma manera que una pesadilla aun me agobia, cual lucubre manto me cubre, la verdad no siempre les es grata , pero las mentiras no siempre perduran, la soledad se acercaba y tuve que aceptarlo. Desde el momento en que me vi ,la primera vez que lo dije, cuando finalmente podría decir quién era sin morder mi lengua, cuando pensaba que la liberación no era más que una mera fantasía, resulta que nada es fácil y cualquier cosa les molesta, en el interior vi temibles ojos pero no divise a su portador cuando nuestras miradas colisionaron la realidad pude apreciar, supe quién era y entonces me derrumbe pues saber quién soy significa estar solo, y es que siempre lo supe sabía que al final estaría solo, que pocos entenderían y quienes me importaban no lo aceptarían, que en la soledad se hallaba mi humanidad ,pues apetecible ya no era porque roto siempre estuve, solo tenía que empujar un poco.


Entre la multitud nos abrimos paso, las murallas de su infierno no son fáciles de atravesar, del paraíso nacemos y en la tierra el purgatorio hallamos, con alas volamos hasta las llamas que las consumirán, nacemos para arder, vivimos para superarlo.


Debido a que sus capuchas ocultan su pesar, desean que escondamos nuestra dicha, de ti conocen poco, pero dicen saberlo todo. El mundo es una mierda, una mierda que también merecemos vivir, en el cual nos han enseñado a tragar y seguir adelante entonces ¿Por qué ellos no lo hacen? quizá no saben a dónde dirigirse.


Así que déjenlos correr que pronto caerán, concedamos la libertad a quienes libres se crean, que callen quienes ya han hablado suficiente y se alcen las voces de los condenados, bríndales sosiego a las tierras de los iracundos, que color tenemos en tan pálida realidad, que sedan aquellos que irrumpen y dé pie se halle aquel que todo sobre sí mismo carga.


—Dormíamos sobre sus torturas, sin saber que de nuestras heridas se drenaba su sangre y de sus cortes nuestra culpa—


Lo hacíamos mal, caminábamos por la interminable avenida , avanzamos hacia el futro, mirando hacia atrás, pues anhelamos estar en el pasado, cuando nadie parecía juzgarte , eras un niño ¿quién te reprochaba? no notabas cual inestable era el mundo, como un paso lo destruye todo, no creías que las cosas cambiaran de forma tan drástica o que atrás quedarían quienes dijeron que para ti siempre estarían.


Mientras la luna se alzaba mis ojos abiertos la seguían, ore y el sol salió , pero en el sueño caí sin saber que la luz existía, entonces de oscuridad me rodee , sin conocer lo que el amor se sentía llore , dormía esperando un amanecer, la luz ardió, y las llamas me despertaron sin saber cuan profundo era el abismo a él me arroje, no deslumbre la oscuridad que retenía y cedi. Así el amar se trasforma en odio y cuan profundo debió ser mi sueño pues no me percate de cuando el amor en un pecado más se convirtió.


Sobre heridas abiertas y cubierto por la sangre que de ellas se vertía yací, entre su locura y mi demencia dormía, liberé de mí el demonio y de mil pecados me acusan, ante mi maltrecha mente sucumbí y por sus dolencias soy perseguido, del mismo infierno surgimos y al mismo paraíso ascenderemos. Desperté por su desgastado juicio que nublaba el mío, malinterpretados son mis actos pues juzgados por tan cansadas mentes son sentenciados, solo queda gritar para que tu no llegues hasta este punto, si hemos de arder en el infierno entonces lo haremos felices, pero no nos consumiremos aquí.

Pues si todo el mundo se amara como yo amo a Tom, entonces me permitirían amarlo.

28 de Junho de 2020 às 19:35 0 Denunciar Insira Seguir história
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