Leyda, es una chica de unos 24 años de edad. Sus padres eran grandes artistas del cine, siempre la llevaban a obras teatrales, estudios de grabación, y a museos, le inculcaron desde pequeña lo que era el arte. Ella a lo 19 años de edad encontró su pasión por el arte desnudo, por lo que comenzó a asistir a clases de dibujo y arte, sus padres no estuvieron muy de acuerdo con esa decisión ya que para ellos el apto de desnudarse era algo muy intimo, pero no les quedaba de otra que apoyarla en todas las decisiones que tomara.
A los 20, conoce a un chico de 1.70, cabello castaño oscuro, con barba, y buen físico. Richard, a primera vista parecía el típico niñato de padres ricachones y con el ego hasta el cielo, pero realmente era un chico muy inteligente, alguien que solo le apasionaba tomar fotografías urbanas, y hacer sesiones de grabación. Se conocieron por una convención de arte que hizó Astrid, amiga de Leyda, estos dos se encontraron viendo un cuadro magnifico que se llamaba; tu alma reflejada.
-Lindo cuadro, cierto? -Pregunta Richard-
-Sí, muy lindo.
-Oye, eres amiga de...?
-Astrid, soy amiga de Astrid.
-Ohh, que bien, y a que te dedicas?
-Eres policia? o algo? porque la verdad no e cometido ningún delito.
-Tranquila, tranquila, solo me llamaste la atención, tienes la facha de ser una artista.-Suelta una risa-
-Te estas burlando de mis pantalones holgados? -comienza a molestarse-
-Solo bromeo, no te molestes, quería conocerte, Astrid ya me había hablado de ti, y lo buena que eres en tu trabajo.
De repente se incluye Astrid en la conversación;
-Pero mírenlos, que lindos se ven juntos charlando.-dice Astrid-
Richard y Leyda se sonrojan, apto seguido de risas nerviosas.
-Oye Richard, cuéntale a Leyda sobre tu pasión.
-Le contare a la señorita Leyda sobre mi pasión, cuando te hayas ido a dar una vuelta por ahí.
-Pero que amargado eres.-se retira-
-Oye Leyda, que tal si vamos a tomar un café y charlamos.
-Me parece buena idea, amargado.-suelta una carcajada-
-Pero que graciosa eres...
Fueron a tomarse un café cerca de la convención. Charlaron y charlaron un largo rato, hablaron de sus viajes a esos lugares donde la pasaron muy feliz, sobre el arte, la pintura, charlaron sobre todo lo primero que les llegaba a la mente.
Quedaron en verse otro día, para seguir charlando. Richard se sentía a un más interesado en ella, así que le pidió su número telefónico, para llamarla. Leyda, estaba fascinada por el chico que acababa de conocer, normalmente las personas que conoce con un buen físico son unos cocos secos.
Tres días después, Richard llama a Leyda para verse en el parque esa tarde. Caminaron un rato mientras charlaban, y a unos metros había una señora vendiendo barquillas, el decide comprar dos. Se sientan en un banquillo cerca y siguen su conversación;
-Que clase de arte te especializas? -pregunta Richard-
-Arte desnudo.
-Waoh! Oye no creí que te especializabas en ese ámbito.
-Por qué tanto asombro?
-Creí que solo pintabas naturalezas y lo mismo de siempre.
-Me intentas decir que parezco alguien común?
-No. Disculpa si no me explique, lo decía porque en esta época es muy raro encontrarse con chicas muy lindas como tú, y que se especialicen en el arte desnudo. Normalmente suelen ser modelos, o de otro ámbito artístico.
-La verdad tienes mucha razón, así como hay pocas personas que hacen arte desnudo, también hay pocos voluntarios...
Richard, la observaba fijamente mientras ella hablaba, y cada vez la detallaba más. Sus labios rojizos por el helado frío, sus ojos negros que dan una sensación escalofriante, su piel blanca y llenas de pecas. Se imaginaba lamiéndola como ella lamia esa barquilla de chocolate con fresa...
-Oye! Richard, me estas escuchando?
-SI! Disculpa! E-estaba pensando en algo mientras hablabas.
-Estas bien?
-Si tranquila, solo me acalore un poco.
-Te gustaría ir a mi casa? Así te muestro mis pinturas.
-Si con gusto me encantaría.
Al llegar a la casa, Richard se fija en un cuadro que esta tapado con una sabana grande, le pregunta a Leyda de qué se trataba, y ella de inmediato le dijo que no se acercara a esa pintura. El con mucho respeto e intriga lo hizo.
Entraron en un cuarto que tenia pinturas por todos lados, el cuarto era blanco y lo único que resaltaba eran esas pinturas con personas desnudas.
Asombrado de la cantidad de pinturas que habían, le pregunta:
-Cuál fue tu primera persona desnuda en pintar?
-Mi profesor...
-Qué!!! Y no te sentiste rara al hacerlo?
-No. Me gusta admirar a las personas...
-Waoh, me sorprendes cada vez más.
-Por cierto, me dejarías hacer una pintura de ti?
Las intensiones de Leyda eran admirarlo más de cerca, le gustaba ese chico, y que mejor excusa que pedirle que se desnudara para pintarlo.
Richard intentaba mantenerse en calma para que su pene no se pusiera duro en plena pintura. Pensaba en cosas feas, para que nada pasara. Comenzó quitándose la camisa, luego el pantalón, y cuando quedo en calzoncillos... se dio cuenta que Leyda no quitaba su mirada de él, se ponía cada vez más nervioso, hasta que se quito los calzoncillos.
Leyda se levanto para dirigirlo a una mejor posición. Le pidió que se sentara en la orilla de una mesa, con las piernas un poco abiertas, con un brazo colocado en la pierna y viendo al lado izquierdo.
-Para serte sincero, me estas poniendo algo nervioso.
-Ese es el punto.-Leyda sonríe-
-Qué intentas decirme?.-se sonroja-
-Que no te traje a mi casa y te desnude para no hacerte nada.
-Waoh Leyda, eso suena muy...
-Richard, ambos sabemos el porqué estas aquí, no te desnudaste solo para que te pintara, o sí?
-Y-yo supuse que sí...
Frente a él cae un vestido de color azul celeste. Leyda se había desnudado. Cargaba una ropa interior de encaje, color vinotinto, le acentuaba muy bien con el color de su piel.
Richard tuvo una erección inmediatamente. La agarro de la cintura y la coloco encima de el, comenzaron a besarse, Richard apretaba los glúteos de Leyda.
Leyda se quita el brassier y se baja de él, se esta agachando, hasta ponerse de rodilla. Agarro su duro pene y comenzó a llenarlo de saliva, mientras poco a poco se lo llevaba a la boca. Luego el la coloca en la mesa, comienza lamiendo los labios vaginales, pasa a succionar el clítoris, Leyda suelta un gemido, y se retuerce de placer, Richard inserta un dedo en la vagina, luego dos, y luego tres, las masturba un rato y cuando saca su mano de la entrepierna, se da cuenta que esta mojada y pasa a succionar sus pezones hasta ponérselos duros. En el cuarto abundaba la lujuria. Los dos ya habían llegado al clímax. Deseaban tener sexo. Richard la volteo y la puso en cuatro, comenzó a insertar su pene duro y erecto dentro de ella, Leyda gemía del placer que estaba sintiendo, ella exigía que se lo metiera hasta el fondo.
-Vamos...Hasta el fondo!-gemidos-
-Dime lo mucho que te gusta que te lo meta...
-Me encanta, sigue así!.
-Quieres que te de duro?
-Si papi... dame duro!
Richard se la mete hasta el fondo, y saca su pene por completo, para volverlo a meter hasta el fondo y así sucesivamente. Leyda gemía sin parar. Pero ella quería más, así que le pidió que buscara un vibrador que esta en la gabeta cerca de la ventana. Le dijo que se lo metiera en su vagina, y que él metiera su pene por el culo. A Richard le encantaba lo pervertida que era, le excitaba aun más, así que le siguió el juego. Los senos de Leyda rebotan en la mesa mientras que Richard se la metía y se la sacaba. Richard estaba a punto de acabar, pero no quería dejar su papel varonil atrás, así que quería hacerla acabar a ella primero, comenzó a masajearle el clítoris.
-SI! QUE RICO!...YA CASI!
-Quien es mi perra?
-YO SOY TU PERRA...SIGUE...SIGUE!
-Puedo acabarte dentro?
-SI PAPI...HAZLO!
-Que quieres que te haga?
-QUE ME ACABES DENTRO!!
Tras haber acabado los dos. Deciden darse una ducha juntos. Mientras se bañaban, Richard pensaba lo rico que fue haber tenido sexo con ella, lo pervertida que era, y lo sexy que puede llegar a ser. Leyda sale primero de la ducha, y se coloca una ropa, y comienza a pintar, ignorando a Richard. Cuando Richard sale de la ducha, no le da importancia así que comienza a recorre el cuarto viendo más de cerca sus pinturas.
-Richard...
-Sí?-se asusta-
-Sabes que tenia debajo de la sabana que pedí que no vieras?
-No, que tienes ahí?
-A ti.
-Imposible, como así?
-Cuando nos conocimos en la convención de Astrid, no dejaba de pensar en ti, y en nuestra conversación. Así que decidí pintarte, por si no te volvía a ver.
-Por qué creíste que no me volvieras a ver?
-No sé, creí que era un patán que solo se hacia pasar por alguien interesante.
-Y fue así?
-No, no lo fue. Por eso decidí traerte hasta mi casa y tener sexo contigo.
-Y fue el mejor sexo de mi vida cariño.
-Tampoco exageres...
-En serio, eres espectacular, una diosa.
Leyda se sonroja al escuchar eso de Richard.
Estas dos personas se enamoraron en el acto, cuando hablaron en la convención, por sus pasiones tan similares. Eran tal para cual. Anhelaban el sexo, y los juego eróticos.
Leyda en sus obras de arte plasma a personas haciendo el coito, ya no era solo una persona, si no parejas teniendo relaciones.
Richard la apoyaba en todo, mientras ella pintaba, el tomaba fotografías urbanas, y hacia sesiones de vídeos con famosos o personas en proceso.
Tenían ya un año de relación, cuando él decide invitarla a cenar, en esa cena le pide matrimonio. Ella encantada le dijo que sí, como no aceptar semejante hombre.
Luego de un tiempo deciden mudarse a una casa más grande, donde tuvieran más espacio para sus cosas.
Todo era sexo, pintura, fotografía, y más sexo.
Hasta que un día, Richard debe ir a un viaje de trabajo, debía grabar a un artista en proceso.
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