Había una vez un pequeño pueblo donde todo parecía estar siempre igual. Los días transcurrían sin novedades y las personas se aferraban a sus rutinas sin cuestionar nada. Pero un día, un extraño viento sopló sobre el pueblo, trayendo consigo una energía transformadora. Los habitantes comenzaron a notar cambios sutiles pero significativos en sus vidas. Algunos descubrieron nuevas pasiones, otros rompieron con relaciones tóxicas y algunos más se atrevieron a perseguir sus sueños más profundos.

Mi alma estaba triste, habia olvidado por unos segundos lo lindo que era poder sonreir. De vez en cuando recordaba de donde era que yo venía, pero de nuevo los malos recuerdos se adueñaban de mi tiempo. Un día me encontraba imaginando lo lindas que son las orugas, ellas no cambian según sus circuntancias. Ellas simplemente se transforman luego de un proceso largo, hasta convertirse en una hermosa mariposa listas para volar, rumbo a otras mariposas para formar un hermoso primaveral.