Había algo hipnótico en su danza. Sin embargo, uno no podía precisar si era por las suaves notas de la flauta o el contoneo del reptil. Creaba ondas a la par que las llamas de las velas, mientras reflejaba su luz con las escamas. Tenía la mirada clavada en el espectador y los pliegues de su cabeza estirados. Mortífera y fascinante. El encantador dejó de tocar y alzó una ceja. ―¿Mi oro? ―No lo tengo. —Tragó saliva ―Una pena El cliente se levantó de un salto pero la cobra fue más rápida

Si soy un encantador de serpientes ¿Por qué no vi venir tu mordisco envenenado?

No yo, no, entendimiento. Nombre Dios soy, estrella mañana, mirar color plumas de mi turquesa cuerpo. Sí, no, porque me estoy comunicado yo contigo directo mente tú, ahora ya te siento claro. Despertar siempre es difícil, ¿que quieres que te diga? ¿Duele? Lamento hijo que mi renacer sea tu muerte.

El universo, siempre me pareció inescrutable. Hasta que vi una serpiente, por stress, devorarse a sí misma. Ahora río más a menudo.

Amo las flores, tan lindas, me gusta verlas, si pudiera las plantaría, otrora, en ataques de furia por amores fallidos en mi enajenación las destruía y mi corazón latía acelerado, empero, mi cuerpo cansado me llenaba de endorfinas y a pesar de percibir con completa claridad y precisión la mermación de mis fuerzas, mi sonrisa satisfecha por haber destruido lo hermoso nunca se borraba,

¿Como se atreven a hacerme a un lado?, ¡yo que les he dado todo!, se atreven a renegar de mí, ¡ooohhh pueblo taíno!, no saben el castigo que les tengo preparado, llamaré a mis ayudantes Guatauba y Coatrisquie para que los castiguen, se atribuyen lo que les he dado, ni aunque clamen por piedad a mi hijo Yocahu los librare de mi ira, ¡mujer serpiente que soy!, sigilosamente mi castigo les enviaré.

Se cambiaba de cuenta como un actor cambia de accesorio, en medio de una obra unipersonal. Tenía caras para escoger, pues esos eran los nuevos rostros del internet: los perfiles. Debía hacerlos siempre nuevos, pues así eliminaba su historial, y nadie que levantara sospecha de ella, podría seguir sus pasos que, a medida que se internaban en el agujero, se transformaban en algo que mas que pasos, parecía avanzar arrastrándose.