Y juro que ahí hay un fantasma. Mirándome, sonriendo. Pensando, cuán pequeña y tierna soy. Débil y fragil, quebrantable. Un juguete de plástico sin baterías. Entonces miro hacia arriba y pregunto a Dios: «¿Hola? ¿Está él bien?» Sin respuesta. Pánico.

Vienes y te apoderadas de mí vida, Sé que no eres real, que sólo vives en mí mente, Pero haces estragos en mí cuerpo Ya es hora de deshacerme de vos De enfrentarte y vencerte Como cuando enfrenté al monstruo Que habitaba bajo mí cama y aterrorizaba mis sueños. Desde ahora decido no ser más tu víctima... Seré tu vencedora.

Anoche no dormí por culpa de ese gusano que, cuando se apagan las luces comienza su actividad. Echado salió de de mi ojo derecho, me causó comezón luego un ardor insoportable. Intenté jalarlo, pero por el dolor abandoné la idea. Este se introdujo de nuevo dejando una sensación de alivio. Exceptuando el hecho de que está en mis pensamientos diciendo cosas, perversas en general, como pasarle a otra persona o matarle antes; era tolerable hasta hoy que tuvo crías y se me escapan por oídos y naríz.

Hacía mucho tiempo que no sentía ese sudor frío, el temblor repentino en las rodillas, la garganta seca y la sensación de que sé que solo hay una alternativa: no hay escapatoria.

Me tiemblan las manos y me duele el pecho, hasta respirar es un desafío, con la mirada en el suelo, a veces al techo, busco algo de aquello que me sacaba el frío. Mama me enseñó a desconfiar de los desconocidos, hasta de aquellos que eran mis amigos, se vuelve complicado cuando solo es mí voz, de quien desconfío? Me tiemblan las manos, siento frío. Me siento vacío, perdido en un suspiro, o lo otro. Aspiro, a superar lo perdido pero no puedo, me tiemblan las manos, siento el dolor vacío, frío.

Un hormigueo comenzó a recorrer su piel en el punto en el que había sido tocado por la mano de su rival. Poco a poco su rodilla comenzó a tornarse rígida, le costaba moverla hasta que al mirar vio que un color dorado recorría ya toda la pierna y no era capaz de sentirla. Tampoco sentía dolor, pero el miedo se extendió incluso más rápido haciendo que entrara en pánico mientras todo su cuerpo se volvía de oro. Una vez convertido en estatua aún permanecía con vida, o lo que fuera aquella pesadilla.