Soy solo una simple humana, solo soy una criatura más en tu vientre lleno de diversidad. Eres nuestra Diosa, nuestra madre embarazada que nos entrega vida. Aunque no sepas que existo, aunque nunca me llegues a escuchar, estaré expresando mis sentimientos al aire amando lo que nos das, amando a todos los seres vivos dentro de ti, como quien esta dentro de mi, deseando que viva y vea todo con una sonrisa de lado a lado y ame la vida como nunca nadie lo haya hecho.

Aquel planeta se veía demasiado grande. Desde la lejanía del espacio, parecía resplandecer, con esos colores tan vivaces que hipnotizaban. —Ya estamos a punto de llegar. Prepárate Acomode bien mi traje, sintiendo aquella presión en el descenso. Conforme descendiamos los colores se iban mostrando más nítidos. —¿Todos listos? Mire con pesar aquel bello lugar, lamentando que todo eso se perdiera. La invasión a la tierra había comenzado.

En algún lugar de la Tierra del Sol existe una biblioteca tan antigua como el cosmos. Para resguardar la edificación, los dioses crearon a un monstruo omnividente, cuyo único alimento es el tiempo. A cambio de su comida, el coloso debe registrar la historia de todo lo que acontece en el universo, sin omitir un sólo detalle. Cuando la bestia termine de escribir, o engulla el último segundo, dará la obra a sus creadores y morirá. La biblioteca pasará a estantes de los dioses. Y la olvidarán.

Comenzé a escribir un libro, Uno donde uno de los protagonistas no tiene amor propio y lo hice luchar para que aprendiera a amarse así mismo, como yo no pude. Y el Otro, está confundido, pero lo ama, pero no se da cuenta que aveces su amor lo lástima. Y ella solo está en medio, sin que se den cuenta que ella sufre. Un nuevo amor, te gustaría leerlo? Cómo para sanar heridas? Y ponerte a Ti primero?

- No vine buscandote a ti, si no a tu corazón - respirando pesado de tanto haber corrido - Cuando te conocí me dije que no sabía si huir o quedarme, ya hui y ahora es momento de quedarme - respondió Alecx (Mi libro, mi secreto, 🤫)

Los árboles se visten de verde, anunciando la llegada del invierno, el trinar de los pájaros celebran la vida, el milagro de la madre tierra se extiende en cada rincón, ama la vida, ama la tierra.

Acababa de despertar, y lo más escencial estaba por morir llevándose consigo sus lágrimas cromáticas, por los derrames en el núcleo vistos como desastres en el exterior que provocarían que la azul sangre desvordara de las venas en las tierra, o de depósitos debajo del manto al subir de un estallido, las corrientes rojas de lava; amenazando con explotar la burbuja desencajada de la naturaleza ahí afuera en el aire va lo abstracto: mi habitad.

Olaf Jansen era un marinero Noruego que junto a su padre, realizaron un viaje más allá del viento del norte. Pero una tormenta los sacó de rumbo llevándolos muy lejos a su origen. Ambos hombres fueron a dar a una entrada en el polo norte que daba a la Tierra Interna, donde descubrieron una civilización; los famosos "Dioses Nordicos" que les salvaron las vidas. ***Historia verídica contada por el mismo Olaf Jensen. El libro se llama "EL DIOS HUMEANTE".

Gritó. Gritó con todas sus fuerzas hasta que sus cuerdas vocales pidieron clemencia y sus rodillas tocaron el suelo. Clavó los dedos en la tierra y lloró sobre ésta. Le preguntó por qué, por qué reclamaba cuerpos y robaba almas. Le pidió que le regresara lo que más quería, aquello que le había arrebatado, mas nunca obtuvo respuesta pues la Tierra no tiene por qué obedecer ni ceder a las súplicas del ser humano. Porque de ella venimos, en ella vivimos y a ella regresamos.

Por milenios los hombres de la Tierra la modificaron, sin prestar atención a lo que siempre estuvo allí. Ahora, en el pico de una montaña, observo las últimas horas de vida de este planeta, mientras que un objeto que no se puede parar, se acerca. Luego no quedará nada más que polvo. Quería haber vivido en la época de mis antepasados, para ver y aprovechar las maravillas que ellos ignoraban.

Hace mucho siglos, al inicio de los tiempos, existían dos seres. Dos seres enamorados que existían cada uno por el bienestar del otro. Y así fue hasta que se creo la Tierra. El joven planeta ocupó a Luna como su satélite natural y lo separó de Sol. Desde ese instante y hasta ahora Sol y Luna solo se encuentran en momentos fortuitos en los que hay un eclipse. Y así, aunque solo pueden verse unos instantes cada cierto tiempo, saben que estarán siempre ahí el uno para la otra.

-Debes averiguar quién eres o la gente a tu alrededor intentara que seas lo que ellos quieren.- susurró la joven madre al bebé que descansaba entre sus brazos. Cassandra se aferró a la frágil criatura, escuchando la tormenta. -Tu abuelo lo supo bien. Yo no lo entendí a tiempo. Me exigieron ser su líder. Ser enfermera y refugio. Ser la Otra. Suspiró, vencida por el cansancio. -Algún día sabré que soy. Ahora necesitas que sea tu madre.

Cuando volví de la vida, me di cuenta de cuánto extrañaba la tierra.

Es aquella quien pinto el inicio. Es aquella quien decidió lo ocurrido. Es aquella quien ve los resultados de su lienzo con tinta, ya que esa tinta es lo que forma lo conocido. Lo conocido no conoce a su artista, y no es algo que se necesite. Ella solo pinta, observa y no interviene, porque no es el trabajo de un artista el cambiar su obra, sino más bien, que la obra cambie al artista. Por eones lleva esparciendo sus lienzos a ella misma, esperando que una de ellas represente lo que ella busca.

Es aquella quien pinto el inicio. Es aquella quien decidió lo ocurrido. Es aquella quien ve los resultados de su lienzo con tinta, ya que esa tinta es lo que forma lo conocido. Lo conocido no conoce a su artista, y no es algo que se necesite. Ella solo pinta, observa y no interviene, porque no es el trabajo de un artista el cambiar su obra, sino más bien, que la obra cambie al artista. Por eones lleva esparciendo sus lienzos a ella misma, esperando que una de ellas represente lo que ella busca.

El pequeño Loz caminaba con paso firme, sintiendo la cálida arena bajo sus pies. El sol se mostraba alto en el firmamento, un sol verde y brillante que emitía su característica luz dorada con suaves destellos verdes manzana. En la lejanía se podía observar la casa de Ra, construida con sus gruesas piedras azules, el material que habitualmente se utilizaba para edificar los hogares de los cazadores de estrellas.

En el regazo maternal de la Tierra, late el pulso eterno de la vida, susurra promesas de esperanza y armonía, mientras en sus brazos encontramos refugio. Sus paisajes son poemas en movimiento, un lienzo sagrado de colores y texturas, donde cada criatura encuentra su hogar, y cada corazón encuentra su paz. Madre Tierra, te prometemos cuidarte, honrar tu belleza con acciones conscientes, pues solo así podremos preservar, ese milagro divino que en ti se esconde.

!Sé feliz, sereno, y alégrate de lo que la vida te da!

Entregada la tierra al sueño, despertó el brote del agua; el rocío extendió su manto y florecieron entre bendiciones, los hijos humanos, transformados en ángeles y sin rencores fatales; se anidan en las estrellas, cobijados en luces nocturnas hasta iniciar el alba, se transmutan en aves que remontan los aires de paraísos lejanos, depositados en celestiales manos.

Quiso ser como su padre y enorgullecerlo, pero a este no le importo todo su esfuerzo. Fue bendecida con gran poder en su ser, pese a estar confundida pudo saber con claridad aquel motivo que tuvo en el mundo al nacer. Este cobro sentido con su fuerza y amabilidad. Las palabras de su madre se grabaron en su pecho con fuego.

Quiso ser como su padre y enorgullecerlo, pero a este no le importo todo su esfuerzo. Fue bendecida con gran poder en su ser, pese a estar confundida pudo saber con claridad aquel motivo que tuvo en el mundo al nacer. Este cobro sentido con su fuerza y amabilidad. Las palabras de su madre se grabaron en su pecho con fuego.

Quiso ser como su padre y enorgullecerlo, pero a este no le importo todo su esfuerzo. Fue bendecida con gran poder en su ser, pese a estar confundida pudo saber con claridad aquel motivo que tuvo en el mundo al nacer. Este cobro sentido con su fuerza y amabilidad. Las palabras de su madre se grabaron en su pecho con fuego.

Solo tomarte el tiempo para ver una flor y dar a las estrellas un beso es diluirse en el infinito mar de tus ojos; aunque sea tu memoria, tu reflejo, tu idea. El camino a la verdad es una verdad; nos engaña la mente, nos vende espejuelos y nos culpa de idolatría. Nosotros conocemos nuestro universo; es tierra y cielo, es ser vulnerable y ser espíritu.

Estos días son para reflexionar nuestras conductas del rol que tenemos en nuestra sociedad. La madre tierra nos está poniendo a prueba para que abramos los ojos. Vivimos en un sola tierra, ¿por qué la estamos destruyendo? Tenemos que dejar atrás nuestro egocentrismo y ser más solidarios porque es la única forma en la que podamos superar esta crisis. La tierra nos está castigando. La tierra volverá a renacer. La tierra romperá todos los esquemas sobre nuestras formas de vivir.

Y subí, y subí, y seguí subiendo. Atravesé nubes de blanco color y textura de algodón hasta alcanzar la cima más alta. Las estrellas se mostraron ante mis ojos cuando alcancé el espacio sideral, y debajo de mí, el hermoso planeta al que pertenecía. Tierra. El poder de volar es sin duda capaz de mostrarte cosas muy bellas. Y tú, ¿podrás apreciarlas como yo lo hago? ¿Podrás apreciar a nuestro hogar? Espero que sí.