No dejaba de gritar. No paraba de lamentarse. El cazador, en su lecho de muerte, suplicaba perdón. Miraba a su alrededor, observando las cabezas de animales que adornaban su habitación. ¡No me hagan daño, no, por favor! Rogaba. Su familia lo miraba atónita ante su desespero, sin embargo y de la nada, un zarpazo le arrancó la cabeza, salpicando su cerebro sobre su esposa. Era su primera caza, el primer león, reposando sobre su cuerpo, lamiendo su cuerpo. Al fin su espíritu había cobrado venganza.
#laguaridadelwendigo #microsalvaje #venganzaPodemos manter o Inkspired gratuitamente exibindo anúncios para nossos visitantes. Por favor, apoie-nos colocando na lista de permissões ou desativando o AdBlocker (bloqueador de publicidade).
Depois de fazer isso, recarregue o site para continuar usando o Inkspired normalmente.