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Dragón

Nadie sabe con exactitud si los dragones ya existían cuando los dioses llegaron al mundo o fueron creados por los dioses, pues su existencia precede a los humanos y ni siquiera Alexandra en sus diarios dejó registros concretos sobre sus orígenes. En la antigüedad, antes del nacimiento de los humanos, existían varias razas o clanes de dragones al servicio de los dioses, quienes se encargaban de cuidar la tierra mientras ellos dormían. Los dragones negros eran los más sabios y supervisaban todo bajo el mando de Helios, aunque realmente era Helene quien los comandaba. Eran los más poderosos pues podían volar, escupir fuego, producir rayos y controlar las tormentas. Los dragones rojos se podría decir que eran los segundos al mando, aunque eran grandes, no eran tan listos y no podían dominar muy bien los vientos y las tormentas. Actuaban como depredadores y controlaban a los demás animales cuando algún ecosistema se salia de balance, cosa que sucedía a menudo debido a la evolución acelerada que los dioses provocaban. Los dragones Verdes y azules eran los dragones menores, se encargaban de mantener balanceados los ecosistemas boscosos y los mares respectivamente. Eran más pequeños y muchos no desarrollaban alas, ni podían escupir fuego. Cuando las luchas entre los dioses comenzaron, los dragones fueron obligados a tomar bandos. La mayoría se fue con Geos, excepto los dragones negros, quienes lucharon junto a Helene hasta el final. Se le conoció como la guerra de los dragones y duro cientos de años hasta que casi se extinguieron entre ellos sin que ningún bando resultara vencedor. Muchos dragones menores intentaron escapar a las profundidades del bosque azul y apoderarse de las tierras de los, en ese entonces débiles, pueblos élficos, pero la fiereza de los grandes lobos azules probó ser superior y junto a los elfos lograron darle caza a la gran mayoría de los dragones renegados. Para la época de Alexandra y las cruzadas del bosque, solo quedaban un puñado de dragones mayores bajo el mando de Geos y tan solo uno de los dragones negros, Aneterion, quien siguió cumpliendo con su tarea de proteger la creación de Helios hasta donde sus fuerzas aguantaron. Desde la batalla del Sol traicionero, cuando los elfos del sur traicionaron a Elfaras, no se le ha vuelto a ver, aunque cuentan las leyendas que está ahí afuera en algún lugar, durmiendo, esperando el llamado de Helene para volver a su lucha milenaria contra Geos.

escupir fuego, producir lluvias, aliento congelante, lagrimas sanadoras, regeneracion.

Nature


Divine

Fire,

Autre