La vida es un eco constante de voces que se agitan desde el centro de lo intangible, invocando fuerzas mas allá de lo razonable, vibrando al borde de lo imposible, buscando materializar razones para pertenecer a estos planos aún tangibles.

Y allí, en la fría tundra que era su existencia ahora, rememoró sus sueños y sonrió amargamente. Nunca hubo un lugar a salvo en su realidad para refugiar cálidos sueños y evitar que el invierno perpetuo de su alma los destruyera.

El corazón palpita violentamente, se retuerce en el vaivén de la vida, flota en la amenazante putrefacción de la carne, que sostiene y aprisiona recuerdos hasta lo más profundo de su violencia, en donde morirán con él. El corazón-coraza sostiene la vida, pero invoca a la muerte con su rítmico canto. Nadie puede negarse al beso de la muerte, sobre la coraza palpitante del cuerpo en turno.

El canto melancolíco del Chelo retumbaba en todo el teatro, las tablas de madera abajo de sus pies hacían vibrar el sonido del instrumento, mientras su ejecutor se perdia entre el canto sombrío de su alma entre las cuerdas. Desde las gradas unos ojos curiosos se encontraban fijos en cada movimiento del Chelista y como cada vaivén parecía responder a los designios de un ser atormentado que sólo encontraba en su instrumento alivio a su dolor.

Me pregunto qué cielos te vieron nacer, si acaso las montañas se estremecieron con tu llegada o si las estrellas destellaron cuando diste tu primer bocanada de aire en este plano. Se que este universo no sería lo mismo sin tu presencia, pues el Sol celebra cada día tu despertar, los cielos matizan con pasión conforme a tu humor y las constelaciones se pasean campantes en los cielos despejados felices de que puedas verlas. Tu existencia es un evento siempre amado en el universo, mamá.

La risa melodiosa de nuestra tía y la sonrisa dulce de la abuela, ambas que descansaban en la eternidad, nos arrugó el corazón y nos hizo comprender que ese era su regalo desde la eternidad, nunca perder la sonrisa, la unidad y el amor. Las amo, donde quiera que estén.

En la noche de navidad, cuando todos estábamos sentados alrededor del árbol, mi madre se acercó y nos mostró a todos un video que había encontrado en el celular de nuestra difunta tía. Todos nos quedamos con el nudo en la garganta y cuando mi madre lo reprodujo estaba ella, tan sonriente como siempre, junto a la abuela, ambas mirando la cámara sin entender que las grababa, mientras esperaban una foto.

Este año había sido más duro que los demás, habíamos perdido a varios familiares y sus ausencias habían dejado un vacío imposible de sanar. Aún les recordábamos hasta en lo más simple, desde su lugar en la mesa, sus manías en la casa y sus risas infaltables a lo largo del día. Perderles tan seguido había sido un golpe muy fuerte y esta navidad, donde sus ausencias eran tan intensas, parecían más un coro de lágrimas que uno de sonrisas como cada año.

Trascurría la noche de navidad y como era usual para nuestra familia, rota y disfuncional, solo unos pocos la pasaríamos juntos alrededor del pesebre y aquel viejo arbolito de navidad que tantas miradas de felicidad infantil había visto pasar. Si bien éramos una familia pobre, siempre celebrábamos navidad sin importar nada más, pues esa felicidad de temporada nos daba vida y fuerza para soportar el resto del año.

Fei no tuvo que hablar con el Emperador, dejó claros sus pensamientos ante él, otorgándole ver lo que los ojos de Tao habían visto en la muralla. El anciano con gesto de angustia, comprendió que su dama dragón tenía que viajar lejos para buscar respuestas y preservar lo que los antepasados de ambos alguna vez habían edificado. Tao aceptó en silencio escoltar a Fei a la muralla y enfrentar a aquel que violentaba lo edificado por el dragón dorado alguna vez. La humanidad y lo ancestral de unían.

Ambos llegaron a la sala del emperador, donde un hombre de avanzada edad, sentado sobre un trono de oro, escuchaba poemas recitados por su corte de hijas, aquellas que al ver entrar a la venerada Voluntad del Dragón escoltada por Tao, su hermano mayor, abandonaron el lugar, dejándoles a solas. —Mi bella Fei ¿Qué es lo que te aflige tanto que has dejado ver tus escamas a mis pobres hijas?

Ella no tuvo que ver más en la memoria de Tao, para reconocer a uno de su estirpe en la batalla. Abandonó el jardín con rapidez, decidida a descubrir por qué uno de los suyos buscaba destituir la armonía que el dragón dorado había implantado en aquellas tierras tantas eras atrás. Tao la siguió de cerca en silencio, fijo en aquellos gestos en ella, en la fuerza con la que empuñaba sus manos y perdido en las facciones cambiantes no humanas en ella, la dama dragón.

Tao la miró a los ojos, tomó un poco de aire y dejó que la verdad fluyera. —En Oriente no nos fue muy bien... Los bárbaros del otro lado de la muralla han estado intentando destruirla y... Descubrimos que también tienen un dragón de su lado. La dama dragón detuvo sus pasos al escucharlo, sus brazos revelaron una leve tensión, que pareció invocar diminutas escamas salpicadas de jade en sus pálidas manos, esas que se manifestaron hasta el borde de sus pómulos. —¿Lo viste? —... Si.

Los árboles se mecían sobre ellos en completa calma y a lo lejos las risas gráciles de las concubinas del emperador, acompañadas del sonido de sus pasos sobre un puente de madera, llamaban la atención de la dama dragón y su acompañante —Tao ¿Qué tal te fue en el oriente? ¿Es tan aburrido como todos dicen? Él se quedó en silencio, no sabía cómo decirle la verdad, las cosas eran peor de lo que pensaba y sabía que al momento de decir la verdad todo se derrumbaria, la calma nunca volvería.

Y comienza el baile nuboso al final de la tarde, donde los colores juegan hasta desaparecer

Él soltó un suspiro profundo y relajó su gesto, dando paso a una sonrisa de alivio. Ambos caminaban lado a lado, él seguía el camino que ella marcaba en silencio, mientras las avecillas cantaban a lo lejos. A simple vista el podía llevarle con facilidad más de diez años y verse como su superior, pero ella llevaba más tiempo que cualquier humano en ese lugar, siendo testigo de sus nacimientos, al igual que las montañas que los rodeaban.

Este infinito no sabe lo que es rendirse, aun es muy joven para entenderlo. Pobre joven e Ingenuo infinito, entenderás como tus antecesores, que la luz es más dolorosa que los vacíos.

El afán humano de darle nombre a las cosas limita el sentido de las mismas. El lenguaje aunque permite también limita, hay muchas cosas que deberían quedarse como "Innombrables", cubiertas de su magia, su misticismo, de todo ello que el lenguaje, la palabra, no puede puntualizar.

—¿Sabes que es una descortesía llamar a un superior por su nombre? Ella le miraba con calma, mientras tomaba en brazos al pequeño panda rojo. —Lo siento, excelencia, es que yo... Se vio interrumpido por la risa delicada de ella mientras jugueteaba con aquel mamífero y se vio más sorprendido cuando ella acortó el espacio que los separaba, quedando justo en frente. —Eres siempre tan serio y correcto, Tao. Te conozco desde que naciste y aun caes en mis juegos. No hagas todo tan fácil ¿Si?

Ella llevaba puesto un Hanfu de túnica celeste y estrecha hasta la altura de la rodilla, junto a una falda de oscuro tono azul que tocaba sus pies. Caminaba a paso lento entre los arbustos florales y a su lado un pequeño panda rojo parecía acompañar sus pasos. —¡Lin Fei! Aquella joven se volteó al escuchar que la llamaban. Al ver al joven que caminaba hacia ella le detalló con sus cándidos ojos verdes cuan jades centellantes, que contrastaban con la mirada oscura que la recibía.

Golpean las olas furiosas en la Bahía, reclamandote por tu reciente traición. Lloran las nubes de alegría, alabando tu desicion. Y firme la tierra, inmutable, sabiendo que sólo a ella le perteneces en realidad.

Una fuerza magnética me atrae hacia el océano, como una voz que me llama entre planos y me reclama hacia su infinidad azul "ven a mi, ven y camina mas allá de donde lleguen tus pies, sigue avanzando hacia mi, sólo avanza hasta que mis aguas llenen tus pulmones y regreses al nicho, al origen" Le escucho cada vez que veo su inmensidad, me obligo a ignorar sus pedidos... Que fácil debe ser ahogarse en este océano...

Al acudir por fin al jardín occidental, aquel hombre pareció encontrar lo que buscaba en silenciosa desesperación, dejando su mirada fija en una dama que paseaba sobre el camino empedrado rodeado de árboles. Aquella jovial mujer a lo lejos llevaba sus cabellos sueltos que caían sobre sus hombros y bajaban sobre su espalda en ondas delicadas hasta el suelo, meciendose a cada paso en un inusual tono azul oscuro como el tono del cielo minutos después que el sol se ha ido.

¿Está bien que te busque siempre en otros labios cada vez que se oculta el sol? ¿Que aun crea escuchar tu voz al otro lado del teléfono? Estoy cansada de no poder dejarte atrás, de verte siempre en otros ojos, de creer ver tu silueta en las esquinas de algún bar. Cuando tu reposas allá en el fondo del agua, suspendido entre las mareas profundas, con tus huesos atrapados entre las rocas, silenciado para siempre...

Transcurría la séptima era de la voluntad del dragón, en un imperio cargado de calidez y tranquilidad, ajeno a los mundos exteriores abandonados por la guía de la divinidad. En los pasillos del palacio imperial las cortesanas paseaban con grácil caminar, meciendo sus hanfus de vivos colores, asemejando a la flores atrapadas en las brisas primaverales. Junto. A ellas caminaba a prisa un hombre de serio semblante, se se detenía de vez en vez buscando más allá que las mujeres frente a él.

Pero en el mundo sagrado no todos estaban de acuerdo con lo que el dragón dorado inició y se dice que llegará el día negro, en que la voluntad del dragón será tragada por la codicia propia del ser humano y toda la armonia que alguna vez habitó la tierra retornará al único lugar del que no debió salir jamás El don divino para el que los humanos no fueron hechos y que sólo era propio del mundo sagrado, retomaría su cuna y el mundo humano regresaría a las sombras de su propia belicosidad

Te despojaron de tus sueños como se arrebata un juguete a un niño solitario, te arrebataron tu libertad como aquel que corta las alas de una mariposa y te dijeron "eres bella, aquí, solo conmigo" como la flor muerta cuya belleza reposa atrapada por siempre en la resina. Te prometieron amor y solo te entregaron dolor. Ahora te arrebatan la vida y afuera el insensato mancha tu dignidad tras su "por algo le paso eso" Cuanta indolencia más se necesita?

Cada cosa, cada ser y cada momento es una ida y vuelta al infierno, al paraíso.

Serg. Proscrito del mundo, observa todo desde las sombras que habita. Frívolo, esquivo, de alma roja y caótica, perteneciente a otros tiempos, proveniente de lo lejano, muy pocos sabían de la veracidad de su existencia Su altura lo transformaba en un espectro alargado mal visto. Nunca visto de cerca, mirando a los demás desde su mundo sombrío Siempre hostil y errático, perdido sin cordura en las sombras de su retorcido ser.

Helena. Familiar y cercana, protege bajo sus brazos a sus amados. Maternal y sencilla, destella con el brillo de su amabilidad A pesar de su dulzura es una caja de pandora, destinada a romperse, guardado siempre el dolor tras su sonrisa. Su familia conflictiva aviva las grietas de su alma, la jala a lados opuestos, y la arrastra a abismos que algún día la devorarán Pobre Helena que no sabe cortar vínculos tóxicos, sonriendo a punto de explotar

Por ello cada quinientos años la Voluntad del dragón regente debe regresar a la montaña sagrada de Tzao, que conecta con el Reino de los dragones. Luego, al transcurso de un ciclo solar, el emperador actual debe subir a la montaña y recibir a la nueva Voluntad del dragón y asegurarse que la armonía regirá en el imperio por quinientos años más.

Celia. Dulce y gentil, siempre cuidando de otros, adorada por los más pequeños De voz angelical, iba por el mundo equilibrando a los demás, dando calma y consuelo a sus cercanos Nunca ocultaba su pasado hostil, ni se avergonzaba de sus marcas, era la muestra viviente de la superación que inspiraba a todo aquel que la conocía.

Eric. Volátil, de presencia fuerte y mirada pesada, mantiene su cordura bajo una capa de frivolidad Siempre seguidor, nunca líder, desconocido ante los demás, fiel seguidor del primer despojado, Pablo Excéntrico a su modo, ronda a la dama vestida de azul buscando sus amores. Vive de la discordia que genera en los demás, saboreando cada dolor.

Pablo. Alejado de todos, despojado de lo que alguna vez fue, vaga entre los suyos, los rechazados, los renegados Excéntrico e irreverente, gusta de adentrarse por caminos poco conocidos y perturbar a todo aquel que encuentre con el ruido de su revolución. Poco apreciado por los demás, frívolo tras la distancia, pero de corazón firme que se sostiene tras la coraza de su rudeza.

Natalia. Y allí va ella, tan frívola y lejana, que pocos amores han logrado atravesar la capa de hielo en su corazón Su ser es una completa tempestad. Manchas oscuras tiñen su pasado y reaparecen cuando ha creído librarse de sus fantasmas. Vestida de melancolía ya no sentida, se pasa sus días admirando sus diamantes obtenidos en sus tempestades pasadas, sus amores pasados.

Sigue caminando entre los mortales como si aún fueras uno de ellos, querida avecilla sin alas.

Y así el dragón con forma humana caminó entre mortales, vio nacer el gran imperio sobre el río amarillo y mantuvo la armonía sobre la tierra de los mortales Pero los dragones no pueden vivir entre humanos por siempre, así como los humanos no pueden vivir más que las montañas. Fue así que el gran dragon dorado volvió al reino de los dragones prometiendo que uno de los suyos bajaría y cubriría de divinidad al emperador regente, tal y como el cielo lo había demandado a su descenso.

Ulises. Siempre llevando la contraria a todo lo establecido, misterioso y lejano. Su frivolidad extrema podía congelar al amor más ardiente y la complejidad que le rodeaba dejaba espinas en el camino a su amor. La revolución dictaba su vida, la anarquía era su credo; de alma aleja y sabia, iba a paso lento por la vida cargado de conocimientos, seguido por sus discípulos, evitado por posibles amores. Sus sonrisas escasas sólo eran vistas por aquellos capaces de soportar su difícil ser.

Samanta. Elegante y misteriosa, siempre vestida para la ocasión. Más popular de lo que le gustaba admitir, posaba para los reflectores y cubría de glamour todo lugar Cálida, serena y gentil, daba más de lo que recibía, rodeada siempre de falsedad. De ánimo cambiante e incierto, su máscara de felicidad sólo oculta lo incierto y oscuro de su ser solitario.

Javier. Musculado, enorme e intimidante; asustaba a todos sin proponérselo, pero su personalidad era tan magnética que atrapa a todo el que se acercaba. Rodeado de amigos, sobreprotector, ocultaba tras su sonrisa la tempestad eterna y furiosa que llevaba adentro. Siempre el mayor entre todos, el segundo bajo los reflectores, esos bajo los que amaba estar y así ignorar la pulsión violenta de su ser.

El dragón, observando los frutos de su voluntad, decidió bajar al mundo de los humanos y tomó una de sus formas, acompañando al fruto de viejos rivales, el pacificador que dio origen a un imperio de prosperidad y paz. El sabio dragón se transformó en la voluntad divina que guiaría al elegido por los cielos, proclamándose como el guía que acompañaria siempre al emperador, cuidando que fuera por el camino de la paz y armonía para su pueblo.

Mario Su piel morena contrastaba con el carmesí intenso de sus cabellos y el fuego ambarino de sus ojos. Podía verse pequeño comparado con otros, pero llevaba marcas de guerra en su piel. Observaba en silencio a Tamara, su vecina azul, quien le recordaba su pasado vivaz y feliz, ese que contrastaba con el desierto rojo que era su alma, esa inmensidad helada de su ser.

Lily Sus cabellos de plata se mecían a su paso, tan brillantes como su sonrisa. Pequeña y dulce, tan leal e incondicional, acompañaba a su hermana azulada en cualquiera de sus aventuras Siempre mostrando la misma cara amable a todos, tan serena y tranquila, ocultando los estragos en su ser. Podía verse inmutable, justa, pero en su interior se movía una marea oscura que presionaba su cordura. Temía a la soledad, pero cada día profundizaba la distancia entre ella y los demás, hasta perderse.

La sabia criatura que los había retado a subir los observó con detenimiento, escuchando sus pensamientos, observando sus experiencias y orgulloso de la transformación de los humanos, concedió a ambos el don divino de la armonía que les faltaba y les otorgó en conjunto el mandato de las tierras por las que se peleaban. Ambos reyes acordaron unir sus castas al bajar de la montaña y fue así como nació de su semilla aquel que guiaría el nuevo imperio.

En algún otro universo solitario estamos unidos lado a lado, sin fronteras, sin angustias, tan sólo "somos".

Tamara Tan vivaz y radiante, sus cabellos azules nubosos con toques verdes la hacían llamativa y extraña a la vista. Tan inusual, pequeña y azul, daba vida a todo lo que llegara a sus manos, floreciendo en su sonrisa. De corazón cálido, siempre amoroso y activo, equilibraba a todo aquel que llegara a su puerta, sin importar lo tóxico que fuera. En su límite el dolor fluía en una intensidad atroz, su alma temblaba con violencia arrasando todo, hasta liberar sus penas, el precio de su ser.

Los dos reyes pisaron la entrada del templo al mismo tiempo y se miraron a los ojos como no lo habían hecho en años. Ambos hermanos descubrieron su frágil mortalidad ante el otro, cubiertos de heridas hechas en el camino y con los ojos cargados de un sentimiento diferente al que los había tenido en disputa. El dragón no tardó en aparecer frente a ellos, quienes se postraron a sus pies implorando por su misericordia y la de la montaña, enseñando su orgullo aplastado y la humildad a flor de piel

Todo ese veneno reprimido por años encontrará algún día una grieta sin sanar y la erosionará hasta transformarla en un rio caudaloso de odio y rencor, que fluirá y ahogará mi alma.

Anclada bajo las cobijas escucho sus gritos incesantes, recibo sus humillaciones matutinas, me guardo este dolor casi insoportable e intento refugiarme de su supuesta "forma de amar". Ojala entendiera algún día el daño que causan sus palabras venenosas en mi alma...

Verónica. Sus cabellos zanahoria se mecían con el viento, mientras se paseaba brillante por el centro del lugar. Siempre admirada, jamás acompañada, su soledad perpetua no era más que la consecuencia de su belleza incomprendida, su amor no correspondido. Tan cálida y asfixiante, se aferraba de más al amar, pero no entendía que depender no era igual que querer. Caminando a contracorriente, sólo le esperaba todo el daño de la vida al pasar sin descansar.

El dragón habló en sueños a los reyes hermanos, retandoles a subir a la montaña sagrada, seguro de proclamar como dueño de todo bajo sus pies a aquel que llegara primero al templo en la cima. Ambos humanos, codiciando reinar todo bajo el cielo, emprendieron la travesía sin ninguna ayuda o compañía, desde lados opuestos de la montaña. Enfrentaron por siete meses los obstáculos que la sagrada montaña tenía para ellos y sus corazones cargados de odio fueron magullados por el latir de la montaña.

"Encerrado en un bar, queriendo escapar de los deseos de los demas. Este no soy yo, me siento sólo, limitado, a la merced del viento. Mis sueños se deshacen, cenizas se elevan en medio de la noche, soy yo el que se eleva, el que es arrastrado por el tiempo, el que cumple tus deseos, el que te da las llaves de los campos donde reina Dionisio. Soy aquel que les convierte en sátiros y ninfas, el que les da el poder de la inmortalidad, ese que no puede tenerla" El 13-vo Arcano

Marco Tal vez era demasiado pequeño para ser golpeado por la vida tantas veces, pero sus marcas eran viva muestra de su fuerza interior. Sus cabellos castaños parecian remolinos, dándole un aura juguetona que contrastaba con sus ojos tristes. A veces cálido, a veces frívolo, su dualidad era todo un lío. Siempre veloz, siempre presente, pero tan dependiente que si le das la mano se aferrará hasta el brazo, para nunca soltarlo.

Después de consumado el acto, él se recostó sonriente sobre la almohada, aún estaba agitado pero sonreía complacido. Ella también sonreía y se acurrucó entre sus brazos, amandole como cada día. —Cuánto te extrañé, linda. —Pero... si siempre he estado aquí. Él sólo le sonrió y comenzó a juguetear con sus cabellos, deseoso, mientras ella se perdía en sus pensamientos, entendiendo que él sólo extrañaba su cuerpo y no su presencia siempre incondicional, eso era lo que él en verdad amaba.

Bajo las estrellas espera renacer un guerrero de sangre pura, de alma oscura, atado a un destino cruel. Temido e incomprendido clama al viento por un poco de compasión, de amor, ese al que fue negado desde el momento mismo de su concepción. Bajo su espada aloja sus esperanzas y la empuña contra el tiempo, esperando luchar por ser libre de su maldición. Esta es la desgracia de un guerrero sin corazón.

Comprendiendo que el odio era más grande que los lazos de sangre y que los humanos jamás podrían arreglar por sí solos sus diferencias, el dragón dorado, regente mayor en los cielos, ideó una forma de unir a los reyes hermanos que habitaban las riveras gemelas del río amarillo y con ello unir también sus reinos, sin derramar una sola gota de sangre más en la cansada tierra.

Que interesante resulta hacer parte de un sueño colectivo, tener una esencia en heterocromia permanente, dos colores, dos visiones. ¿Y aun asi piensas que la magia no existe?

Solance Sus cabellos dorados relucían a plena vista, como si estuviesen bañados en oro. Siempre llevaba una sonrisa cálida en su rostro y su piel morena resaltaba con fuerza sus ojos miel. Era quien mantenía en equilibrio todo espacio que habitaba, cómo si todo pendiera de la gravedad de su personalidad radiante, pero si estabas muy cerca corrías el riesgo de salir calcinado por su energía descomunal. Podría iluminarte si te quedabas cerca o llevarte a la locura si no te alejabas a tiempo.

Hace mucho tiempo, desde el reino etéreo de los dragones, el sabio dragón dorado observó al mundo humano consumido en la oscuridad de la guerra. Afligido por la caótica existencia que se extendía bajo sus pies, decidió adentrarse en los sueños de los humanos y conocer de ellos aquello que los llevaba a matarse los unos a los otros. Descubrió así a dos reyes hermanos en disputa, que batallaban por la supremacía y buscaban reinar sobre la cabeza del otro.

Yo soy la pesadilla del amante eterno; me alimento de sus desvelos, encuentro fuerza en sus desgracias y recorro los desamores como la brisa en la tundra. Yo soy su némesis, aquel al cual maldicen tras cada beso robado de los falsos labios, el mismo que encarna la traición de los hombres y reina en las lagrimas del engañado. Yo soy el malaventurado desamor, cargado de maldición y bañado en la sangre de los corazones rotos.

Hace ya varios años parte de mi corazón se esfumó en sus ojos de miel a medida que su vida se apagaba. Nunca me acostumbre a ver su lado de la cama vacío, a no sentir sus ronquidos, ni a su correa rosa guardada en una caja para siempre. Mi pequeñita cruzó el puente de arcoíris hacia otros mundos, se transformó en nébula y ahora brilla en el infinito de lo eterno. Que difícil ha sido vivir sin ti, mi nebulita💔

El día y la noche, como amantes eternas, nadan en el infinito de sus penas.

Yo sólo vivo en tu cabeza, trafico con pesadillas y sobrevivo de sueños rotos y odios comprimidos. La hoguera es mi destino.

No atesoro rostros, ni artesanías con íconos. Yo atesoro montañas, cielos, habitantes animales, conversaciones y anécdotas de habitantes humanos; edificaciones que respiran, lugares olvidados y árboles, muchos árboles. Eso es lo que queda en mi memoria y eso es lo que llevaré siempre conmigo, lo que viví entre esas montañas.

¿Qué pensará aquella que puede atravesar los sueños con sus alas?

Soy una parte central de un todo, de la omnipresencia. Soy la superficie perceptible del infinito, la que ha nacido con las estrellas, la que se ha camuflado con aquellos que desea comprender, aquellos que no han de comprenderle jamas y aun así sonríe, sonríe entre ellos. Hermanas Estrellas, algún día he de regresar a ustedes, pero mientras este aquí he de otorgarles las sonrisas que se merecen.

Universo de tinta habita la piel, proviene del alma, destila desde las estrellas palpitantes , se instala en donde decide instalarse y se muestra hacia otros universos timidos de enseñar sus colores. Tatuarse no es un acto de entera vanidad, tatuarse es dejar que el alma hable en la piel.

Corre pequeña tras mi rastro agridulce y descubre que esconde el silencio del sepulcro

"No puedes considerar amigo a alguien que te abandona por una felicidad pasajera" Los amistades rotas rompen corazones más fuertemente que cualquier desamor....

Restos de mi ser que se esparcen por el universo, se difuminan entre nebulas, se mimetizan entre estrellas jóvenes, Fragmentos de mi ser dispuestos a pasar a la eternidad, la verdadera eternidad; partes de mi que han de superar los años luz, formar Galaxias, sistemas solares, planetas, hacer parte de lo desconocido. He allí la eternidad verdadera, la libertad verdadera, lejos de la capsula del tiempo llamada "Humanidad"

Algo en mi ha muerto. Se ha esfumado del centro de la vida, donde ocupaba los vastos terrenos del alma Ha dejado una coraza con reacciones autómatas, mientras en real esencia un rostro carente de sentir alguna emoción se refugia en mascaras para cada ocasión.. "Haz dejado de sentir, ya nada te conmueve ¿Sientes la falta?"... Es momento de respirar materia oscura, el agujero negro se acerca, esta listo para volver a nacer desde lo mas profundo del ser...

Estas estrellas, estos mundos que sueñan con la eternidad, siguen observándonos esta noche, llamando a sus hijos, observando con encanto a aquellos marcados por la corona solar, a nosotros, los hijos de otros tiempos, a sus iguales...

Creo que los seres humanos tratan con desprecio todo lo que no entienden. Yo he perdido la fe en mi especie ¿Si no pueden tener compasión por sus hermanos, qué pueden esperar de un dios? Quién quiera que gobierne este mundo, quién quiera que sea la deidad allá en la lejanía no creo que tenga piedad alguna con una especie tan doble moral como la humana.

Siempre he sido una cosmonauta, recorriendo mundos entre letras, imagenes, melodías y sueños... Habito la lejanía estrellada, entre nebulosas jamas vistas, estrellas de nombres impronunciables y lunas de tamaños colosales. Habito un planeta anillado, lleno de sueños, de vidas, de magía, de amor interno, de color... Alegre cosmonauta soy.

Ardemos en cada beso, Cómo los amantes furtivos que somos. Rompemos pactos milenarios en cada toque, cada movimiento entre nuestros cuerpos y condenamos todas las almas al final de un gemido. Este es el infierno que somos Y arderemos en él hasta los huesos, tu y yo, amor.

Soy una mujer azul, nacida bajo los infinitos cielos azules, atada a un destino azul que palpita y desgarra el interior de un tiempo azulado.

Te construí un santuario en mi pecho y lo destruiste...

"Tienes que ser fuerte" Repite una y otra vez la voz en mi cabeza, la buena voz propia, la buena conciencia, esa que anima a soportar cuando el puente de la vida flaquea y me incita a aferrarme a sus cuerdas.

A veces, entre sollozos anhelo quedarme atrapada en un tiempo específico, congelada, anclada a los mismos sucesos, cómo un bucle elegido que no se acaba, un bucle donde los amados aún viven y ese primer beso está condenado a repetirse sin engaños que vengan luego. Vivir una falsa eternidad, en un tiempo que nunca avanza, entiendo que sólo la muerte te permite salir de la línea temporal colectiva y quedar atrapada en un bucle infinito sin dolor.

A veces tan solo se necesita de un atardecer para recargar el alma o de una suceción de todos tus cielos para reconstruirte.

¿Crees que el infierno es un lugar aislado y de fuego perpetuo? El infierno está aquí, todo está aquí...

Cuántos corazones solitarios claman hoy por un cielo estrellado que cobije sus penas.

Esta tristeza no tiene piedad conmigo ¿La tendrá alguna vez contigo cuando sea tu turno?

No creo en un destino escrito en piedra por alguna entidad o fuerza superior; yo no creo en lo fijo en este universo. El destino es dinámico, diverso, se construye minuto a minuto a partir de nuestras decisiones, del karma que carguemos (sea de esta vida o provenga como peso extra de vidas pasadas) y del Dharma que acumulemos. Yo controlo mi destino.

Cuando se forman vínculos fuertes con las personas (sin importar que se conozcan de toda la vida o de una red social), no importan las distancias y no existen despedidas.

"No hay tiempo para despedirse" dijo él mientras se desvanecía en las sombras- EL PASADO- "No pongas tu vida en manos de alguien. Te la robaran", dijo ella mientras desaparecía en la confusa bruma de los sueños - EL FUTURO - "Esta es mi ultima vez" dijo él mientras seguía su camino - EL PRESENTE-

Su frágil apariencia escondía un gran secreto, que de no ser sentido, pasaría desapercibido por las esquinas del débil espejo, cómo sombras momentáneas.

No temas, nuestro destino es la oscuridad...

Y se que cuando me mire al espejo no será mi reflejo el que aparezca, sera el tuyo, el extraño, el perdido, el olvidado, el que ha nacido en lo profundo y ha llegado para jamás irse... Ya no seré yo.

Por amor a la vida se cometen muchas bellas locuras. ¿Qué sentido tiene estar lúcido cuando la felicidad no se encuentra en ese estado?

He batallado contra el autoaislamiento de forma constante los últimos años, convenciendome que afuera es "seguro" y vale la pena salir del caparazón, ese impuesto por la ansiedad, el pánico y la paranoia. Pase todos estos años consciente que la vida seguía afuera, mientras yo estaba congelada adentro de mi caparazón.

Y cuando todo termina uno se pregunta ¿Qué hacer con esos fragmentos? ¿Que hacer con los objetos evocadores de recuerdos? ¿Es justo lanzarlos al infierno? Soy partidaria de que todo lo material que alguna vez otorgamos con amor es un horrocrux, tiene una parte de nosotros y por ende cargan consigo con los males hechos a los otros...

La Niebla de mi alma se niega a disiparse, se acumula en el pecho cómo melancolía y se condensa en los ojos cómo lágrimas sin destino.

¿Y quién dijo que no somos música? En nuestras venas corre la melodía de la vida, el cuerpo canta a viva voz cada segundo, no somos silencio, somos música.

Estas estrellas, estos mundos que sueñan con la eternidad, siguen observándonos esta noche, llamando a sus hijos, observando con encanto a los vástagos de la noche, a nosotros, los parias de otros tiempos, a sus iguales que han saboreado la eternidad.

Los besos también son un pacto con el infierno, con los demonios y tormentos de los labios que responden al pacto del latir, del sentir.

¿Haz visto el cielo? esta nublado, cómo nosotros...

“Esto va a destruirte” pensé mientras lo miraba; una sonrisa corta y amarga se atravesó entre mis labios y me vi obligada a contener ese océano de lágrimas que amenazaba en desbordarse, mientras sus ojos brillantes me contenían sin imaginar lo que pasaba. Regresé la mirada al camino y apreté con delicadeza su patita, sabía que este era nuestro último viaje juntos, el sueño eterno nos esperaba.

Las rosas se visten de depresión en cada otoño, abandonadas en las frías calles, arrancadas del brazo cálido de la primavera y descubiertas ante el frío del mundo. Se cargan de sueños, anhelos y besos perdidos hasta el regreso de su primavera. Ella, su amada vestida de luz, su felicidad fugaz y efervescente, regresa en cada ciclo, amada por los que toca, sin capacidad de amar a nadie, abrazando a sus rosas de inocente sentir, esas que dejara morir hasta el próximo ciclo.

Temporalidades de la figura humana, que se desdibuja cada día como sueños lanzados al olvido del despertar.

Él no tuvo que decir más para que ella decidiera escarbar en sus memorias y llegar al momento exacto en que una intensa batalla se realizaba entre la muralla. Lluvias de flechas y rocas ardientes venían de lado y lado, debilitando a los guerreros y en medio de ello notó a un hombre de extraña armadura y espada recta que estaba acompañado por un hombre pelirrojo de facciones sobrenaturales, cuya mirada ambarina, casi de fuego, observaba todo con frialdad.

Un brillo inusual también tocó los ojos expresivos de Fei, la dama dragón, quién luego de tomar una gran bocanada de aire, calmó un poco su semblante, recobrando su anterior apariencia. —El Emperador debe saberlo. Tao asintió y ambos partieron en silencio hacia el salón del trono, mientras nadie allí sospechaba del peligro que los acechaba desde Oriente, la era del dragón estaba a punto de entrar en su fase final.

No dejaba de mirarla a la distancia, sabía que tenía que acudir a ella con rapidez, pero tan sólo quería poder contemplarla un segundo antes del caos venidero, verla en "paz" un rato más. A simple vista se podía notar que no era humana, su piel en extremo pálida unida a la particularidad de su cabello la declaraba, además de sus ojos de inusual tono e iris alargado. Admirarla era algo que él hacía cada vez que sentía tenía oportunidad y ahora sentía no habría próxima vez.

Vielen dank für so viel schmerz, du hast mir mehr gengeben als einen realitätshit. Ich habe gelernt, dass die liebe, die am wichtigsten ist, unsere eigene ist unddass nur feiglinge fliehen, wenn die situation stürmisch wird; es ist sehr einfach zu bleiben wenn alles hellist, aber es ist mutig zubleiben, wenn alles dunkelist. Die morgendämerung kommt immer, es tut weh, dass sie es nicht wieder sehen können. Glückliche ewige nacht, feiges kind