Que penoso es necesitar realmente un abrazo pero rechazar el toque de las personas.

Que capacidad que tienen las personas. Pueden hacerte cambiar de opinión y hacerte sentir que tus palabras, que creíste correctas, no lo eran.

Que pánico le llega a uno cuando en frente de ellos se encuentra una hoja en blanco, después de mirarla por horas y jugar con el lápiz sin razón. Que impotencia el no poder expresar lo que se encuentra en nuestras cabezas tal cual la imaginamos, cada detalle. Que agonía irse a dormir con esas ideas en la cabeza y no poder plasmarlas en papel. Uno quiero escribir, pero no todos lo pueden hacer tan fluidos como otros.

Con la ventana abierta a mitad de la noche, la luz de luna entra por ella hasta mi rostro, atrayendo mi ojos cansados hacia ella, que con tranquilidad iluminaba diferentes sectores de la tierra. Esa luz que la caracteriza lograba hacer que el sueño que había desaparecido volviera, logrando que cerrará poco a poco mis ojos. Viendo por última vez aquella hermosa Luna.

A la orilla de un lago olvidado, que no tenía nombre y pocos sabian su ubicación. Una chica descansaba mientras que sus pies jugaban con el agua, su pelo castaño se movía ligeramente con el viento mientras sus ojos tan marrones que fácilmente se confunden con el negro miraban fijamente las nubes.

Recorde. A un chico que nunca pude conocer cara a cara. Un chico con el que hablaba todos los días desde que me despertaba hasta que me dormía. Un chico con una sonrisa sincera, palabras tiernas y ojos brillantes. Un chico que conocí en mi adolescencia y vivía en un país a cientos de kilómetros del mío. Un chico que nunca vi. Un chico que quise. Un chico que desapareció. Un chico que recuerdo, pero no conozco. Un chico que estoy decida a encontrar.

Un simple libro me libera. Me lleva a lugares que se con certeza que nunca conoceré. Me muestran diferentes mundos y realidades. Son lugares donde una parte del alma del autor queda. Graba una parte de si mismo en cada palabra, cada página. Me muestra su mundo. Que después de un tiempo, se vuelve el mío.

Fueron, talvez, las conversaciones que logró mantener con personas que no conocía. Charlas que pasaban de momentos graciosos a serios, de ligeras bromas a algunas subidas de tono. Fueron momentos, claro está, que entre el caos de la noche le daba tranquilidad, le daba paz. Lo apartaban de la oscuridad.

En el momento en el que el sol cayó, todo el cielo, lentamente, se tornó negro, y una ligera niebla empezó a aparecer a lo lejos impidiendo ver más allá de unos cientos metros. Pero la luna se alzaba en lo alto, iluminando mi camino. Aveces era manchada por la niebla, dándole un hermoso toque de misterio y encanto, y en otros, era tan clara que ansiaba poder tocarla con cuidado y así sentir la paz que transmitía solo con su brillo.

En la oscuridad sus ojos se iluminaban como como el fuego mismo, y las dagas en sus manos tomaban prestado su brillo para matar y esparcir la sangre de sus enemigos por aquel estrecho camino. Ni la oscuridad podía evitar ver tal escena, ni la peste ocultar ese claro aroma a sangre. Le negaron libertad y él la tomo a la fuerza. Le negaron la vida y él tomó las suyas.

Mi mente está perdida y no entendía como no sentía nada. Fue un viaje largo, de horas pensando cómo estaría. Y al llegar a su puerta, entrar y verla así, luchando por sentarse y dependiendo de alguien más para mantenerse derecha, no logro sentir nada. Era como si la persona frente mío no fuera mi abuela, como si las personas a mi alrededor no fueran mis tíos, como si todo lo sucedido ni fuera real. ¿Esto es un sueño? Despertar sería una bendición. Tenerla a mi lado sería perfecto.

Mis labios desean pronunciar con delicadeza tu nombre. Mis manos sostener las tuyas mientras que nuestros ojos se miren buscando la respuesta que ambos sabemos y no nos atrevemos a revelar. ¿Como nuestras mentes lograron convencernos de no decirnos nada y sentir demasiado? ¿Porque, aún queriendo decirte lo que siento, no puedo? Que cruel somos con nosotros mismos. Una crueldad filosa y fría, que a ambos lastima.

A veces deseo poder abrazar a alguien sin estar completamente alerta.

Y haciendo memoría recordé como una pequeña idea me cambió. Como el interés en las heridas se intensificó mientras que yo misma me las infligida. Que aún sin razón la idea prevalecía y no tenía la voluntad para detenerla. Y al lograr hacerlo, mi cuerpo ya era acompañado por un sin fin de cicatrices que apenas hoy puedo ocultar; y aquella idea finalmente se convirtió en una voz. Voz que sellé tanto como pude y solo aparece cuando todo a mi alrededor es difícil. Las defensas caen y me derrumbó.

Me siento débil, frágil. Como si la ligera brisa que sopla al mediodía de la temporada de invierno sea capaz de destruirme. Siento mis dedos fríos, y poco me importa. Escucho como las palabras fuertes pero no hirientes destrozan cada día lo que con mucho esfuerzo había logrado formar. Confianza. En mostrarme como soy. En sonreír. Ser capaz de cantar y no importarme si a alguien le llegue a gustar mi voz. De, simplemente,bailar. De ser yo.

¿Y si rompo las cadenas y libero a la bestia? ¿O le temes a las consecuencias querida Gema?

Hay noches en las que me quedo sentada enfrente del televisor, con las luces apagadas y el sonido de alguna película de fondo. Y todo tipo de cosas pasan en mi mente repentinamente. Cosas que no quiero pensar, situaciones que son tan horrendas y dolorosas que no puedo evitar que las lágrimas simplemente salgan. Me desmoronó en la noche,sin poder hacer ningún sonido para que nadie me vea. Me desahogó por completo para poder, a la mañana siguiente, sonreír.

-Solo tienes que decidir, solo elige un lado- hablo mientras que jugaba con una navaja. Mi pecho subía y bajaba a un ritmo alarmante por la ira que sentía. No pude contenerme más. -¿Una lado?- salte desde el primer piso y lo enfrenté- Te resulta tan fácil decirlo cuando no estás en mi posición. Tu no eres el que ve y presencia todo desde dos puntos de vista. ¡Yo soy quien va decidir quién gana o pierde! ¡Serán mis manos las que se manchen de sangre de millones de personas no las tuyas!

¿Cómo es que nadie nota lo agobiado que estoy? Claramente, no siempre dejo que los demás lo noten; pero cuando bajó mis defensas y las muestro, nadie lo nota. ¿Enserio no lo ven, o solo lo ignoran? Y no saber es lo peor. Tu mente crea ideas retorcidas y locas, y poco a poco te convences de esas idea. Te insultas, te lastimas. Pero todo tiene que seguir. Uno tiene que sonreír y hacer lo que tiene que hacer, ignorando todo lo que lo destruye, todo lo que duele, todo lo que mata paso a paso.

Destrozaron su alma. Jugaron con sus sentimientos como si fueran desechables. Rompieron y marcaron su cuerpo, destrozaron y llenaron de cicatrices el cuerpo de una persona, de una hermana. Todo necesitan justicia. Él la todo a mano propia. Baño su cuerpo con la sangre de las personas que robaron la vida de única familia, partió sus cuerpos y los desapareció. Liberó su ira pero no su pena. El dolor seguía ahí, y sospechaba que nunca se iría.