Hace unos días, de esos en donde el calor de la ciudad debilita a las mariposas haciendo que caigan sobre las veredas y se cocinen, me encontré en una de las calles de la ciudad a Archie, un antiguo novio de mi prima Lidia y con quien mantuve una relación muy amistosa. Siempre andaban juntos desde que se conocieron luego de su auto dañara la cerca de la chica luego de que Archie, ebrio al volante decidiera ir a su casa.
Eso fue un gran escándalo. La chica estaba decidida a denunciarlo, pero hablaron, hablaron y hablaron hasta que eso se esfumó y comenzaron a sentir cosas heterosexuales por el otro.
No la culpo, Archie es uno de los chicos más atractivos y simpáticos que he visto en toda mi vida. Cuando mi prima me lo presentó me puse muy nervioso.
Ellos habían entrado y se habían detenido en la puerta mientras ella hablaba y todos mi miraban, porque era como una reunión familiar. En ese momento todas las voces parecían lejanas mientras yo solo me concentraba en cómo le se arrodillaba y su jean le ajustaba muy bien en la cintura y las piernas se le veían fuertes. El chico era del gym. Mi prima le hacía una presentación y él estaba agachado saludando a un perrito blanco del cual olvidé su nombre cuando Archie me miró un milisegundo para luego ponerse de pie y saludar al resto de gente.
Tomé un pequeño trago de agua y respiré mientras esperaba mi turno para ser saludado, pero resulta que unas cuantas personas antes, llego el perrito y desconcentró a Archie.
Me saltó.
No pudo darme la mano, ni yo mirarle a los ojos.
Me di la vuelta y seguí como sin nada. Esa tarde habían preparado una parrillada en la parte de atrás de la casa y todos bebían cerveza y disfrutaban felices mientras los niños dentro de la casa veían caricaturas en la sala acolchada con alfombras caquis y cortinas blancas. Por un momento me senté con él y me pregunté en lo patético que era yo por haber deseado estar con el novio de mi prima.
La verdad me había puesto como loco.
De pronto sentí unos dedos tocando mi hombro –Hey, amigo, ¿Quiero mear, donde está el baño?─ me preguntó Archi de pie. Me levanté y le señale el pasillo.
El solo asintió y se fue a prisa.
Mi corazón latía mucho y mientras esperaba a que el saliera, pensé en como desabrocharía su pantalón, levantaría la tapa del váter, bajaría su bóxer, relajaría su cuello, retiraría la piel que cubre su glande para evitar conservar el olor allí, y comenzaría a mear directo sobre el agua.
Gemiría y se acumularía una calentura en el váter. Luego agitaría su órgano, la metería dentro y quizá...se olería los dedos y luego se lavaba las manos.
Cuando al puerta se abrió giré el rostro e hice como si viera las caricaturas y con una cara de aburrimiento le miré y el me agradeció con una sonrisa para luego sacudir sus manos mojadas en mi rostro –Soy Archie, no te salude antes. Ven por unas cervezas, están de puta madre─ me dijo.
Creo que en ese instante me corrí en mis pantalones.
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