aragonz-escritora 𝓐𝓻𝓪 𝓖𝓸𝓷𝔃

Todos tenemos secretos que ocultar. Todos tenemos un momento secreto, una historia no contada, un amor prohibido o, al menos, lo hemos tenido. Todos hacemos un gran esfuerzo por "esconder" nuestras miserias. Sólo las moscas son testigos de esas "basuras" que procuramos encubrir y evitar el escarnio público. Las moscas serán testigo de esos momentos escabrosos que nos muestra cuán infieles pecadores podemos ser, deseando más allá de lo socialmente permitido. ¿Te atreves, pues, a conocer esas historias que nadie ¡Jamás! se aventuraría a confesar?


#2 Dan Érotique Interdit aux moins de 21 ans. © Safe creative

#erotico #chick-lit #adultos #amorypasion #romance #historiasdevida #relatoscortos #secretos
670
37.7mille VUES
Terminé
temps de lecture
AA Partager

Sagrado secreto

Dicen que él es un monstruo. Un ser sin piedad, mezquino y narcisista.

Dicen que él no contempla ni puede ser compasivo. Despiadado y cruel contra todo aquel que quiere limitar su poder y alcance.

Lo llaman monstruo. Señor del mal. Le atribuyen los males de la humanidad.

Hay quienes lo describen como alguien ominoso, oscuro y perverso. Un ser sin alma, un cuerpo marchito que pulula por el universo robando la inocencia de todos, disfrutando de las desgracias ajenas.

Dicen ¡demasiadas cosas!… mas yo, no puedo decir lo mismo. Con solo observar sus ojos, sé que todos están equivocados. Lo conozco, como nadie nunca lo ha hecho; sé cuales son sus puntos fuertes, pero también, cuál es su debilidad: Yo lo soy.

Y eso, Señores míos, es mi gran poder sobre él. Un poder que ningún mortal logrará jamás y, en secreto, disfruto sobremanera.

Aún recuerdo, con absoluta claridad, el momento en que nos conocimos. La intensidad en su mirada y el carácter dominante que emanaba, fueron las cosas que hicieron estremecer mi mundo. Su porte seguro, implacable, jodidamente caliente. Todo él fue, es y será mi locura.

Lo conozco desde siempre. Lo esperé toda una vida. Fui suya cuando el momento fue perfecto… cuando YO lo quise.

«Mi señor» ―así le gusta ser llamado― tuvo el encanto de esperar mis tiempos. Lo hice sufrir, posponiendo mis decisiones, alentándolo a volver noche a noche a por mi cuerpo, aunque siempre me negaba.

Mis negativas lo volvían loco, sin embargo, él no desistía ni utilizaba la fuerza conmigo; fue entonces, cuando descubrí el poder que tenía sobre el Rey de la Oscuridad. Yo, me sentía victoriosa, aún me siento de esa manera. Soy quien manda y él, aunque lo niegue, me obedece.

Pasaron muchos años, de visitas nocturnas, intentos de seducción y tentación, besos robados y caricias regaladas hasta que sentí que debía avanzar. Fui suya, en cuerpo y alma, como él lo es conmigo. ¿Quién diría que esa fiera sería fiel?

Sé que, cuando me dejo alcanzar por sus garras y actúe como una inocente doncella, soy su dueña absoluta. Lo provocó, lo seduzco, lo enloquezco, y eso, está bien conmigo. Amo ser su debilidad, su punto de quiebre que nunca podrá superar.

Lo gracioso, en toda esta historia, es que él provoca terror en las almas que lo miran, mientras yo, provoco su rendición cuando lo tengo entre mis piernas. Mi Señor ama el perfume de mi piel, la suavidad de mis piernas y, definitivamente, se pierde ante el aroma de mi sexo excitado. Lo sé, porque lo he visto perder la razón ―noche a noche― durante los últimos años.

Él parece un niño cuando mama mis pechos, convirtiéndose en un ser vulnerable y entregado. Y, cuando logro obtener todo lo que deseo, cada maldito capricho que anhelo, lo recompenso mamando su gran verga con devoción, voracidad y lujuria. Adoro cuando sus pezuñas se clavan y marcan mi piel cada vez que realizo una felación inesperada, porque sé que al alejarse, me ha dejado sus marcas… la marca del deseo prohibido.

Verlo gozar, alcanzar sus orgasmos, es mi mayor premio. En ese instante, soy consciente que mi perversión ha obtenido los mejores resultados. Lo tengo sumiso y dominado entre mis piernas. Él cree que me posee, mas eso no es real, pues yo soy la que gobierna su mundo lujurioso.

Aunque todos se asustan y temen su presencia, noche a noche, yo lo invoco con gemidos susurrados y aroma a sexo necesitado. Me acaricio, me doy placer, provocándolo como nunca nadie lo hizo. Lo invoco para que me ataque, me posea y confirme ―con sus actos― que sigo siendo su reina.

Y así, en ése juego donde simulo inocencia... He logrado follar al Señor del Inframundo, volviéndome su dueña absoluta.

Después... Después volveré a ser esa niña perfecta que todos creen inocente y virginal. Esa mujercita casta y pura que dice venerar a otro.

Y así, en ese doble juego de roles, me voy adueñando del mundo sin que alguien descubra que, en realidad, soy el verdadero peligro. Sin que descubran mis deseos más perversos y mis actos más sádicos.

Porque, ante este mundo tan lleno de pacatos y reprimidos, sólo muestro mi mejor actuación.

Los míseros mortales sólo me perciben ―y me nombran― acorde a mi apariencia mundana. Sólo conocen mi fachada y me llaman... «Sor Martina del Rosario», la dulce novicia del Convento del Este.

17 Février 2020 15:49:18 54 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
148
Lire le chapitre suivant Verdades escondidas

Commentez quelque chose

Publier!
Il n’y a aucun commentaire pour le moment. Soyez le premier à donner votre avis!
~

Comment se passe votre lecture?

Il reste encore 30 chapitres restants de cette histoire.
Pour continuer votre lecture, veuillez vous connecter ou créer un compte. Gratuit!