roma-ce Rosa Maria

Esta es la colección de experiencias de mi yo del pasado, de esas experiencias enfermas que guardas por años para no replantearte el proceso que te llevó a ellas, así que prefieres mantenerte incompetente en encontrar la manera de transformarlas en algo que valga la pena, pero como ya te ha pasado en otras ocasiones, terminas avergonzándote de que no estás dispuesta a entenderlas y mucho menos a dejarlas en el pasado, porque sientes que debajo de toda esa basura tiene que haber algo. También es la clase de colección de memorias, que hacen que eches de menos esos tiempos en los que eras joven; aún si fueron violentos y te preguntes: Si hubiera echo esto o aquello ¿Qué hubiera pasado?, con esa sola pregunta tienes para utilizar lo que viviste a tu favor, para reconocer qué es lo que en el presente puedes hacer mejor, porque ¿Qué mas nos queda, para no volver a tropezar con la misma piedra? Aunque se vuelve una tarea titánica si no aceptamos que el tiempo no regresa, si no aceptamos nuestro pasado y decidimos martirizarnos con el resultado, sólo contribuiremos a terminar más lastimados, culpabilizarnos no reparará el daño y evadir la realidad solo retrasará nuestro proceso de recuperación, pero te digo que sí puede repararnos, lo que si puede repararnos es reflexionar y aprender de nuestros errores quizás, solo quizás así es como puedas cambiar aquello que te aleja del lugar donde quieres estar, sumando pequeños esfuerzos que seguro te conducirán a un mejor resultado, vale la pena intentarlo. ¿ Te gustaría encontrar las palabras que te ayuden a ponerle caras y nombres a aquello que experimentaste en algunos de esos momentos tan confusos para poder hacerles frente ahora que tienes más herramientas?. Sé que quizás aún crees que no sabes como transformarlos en fuerza, sé que aún no estás segura si esos sentimientos sirvan de algo porque opinas que sobreviviste a pesar de ellos, no gracias a ellos. ¿Quisieras que te muestre como puedes darles su justo lugar y pasar de página de una vez por todas?. ¿Alguna vez en una obra, el subtexto te ha transmitido más contenido que cualquier otra de sus partes y no entendías muy bien qué es lo que pasaba? Si es así, te invito a descubrirlo conmigo. Purgarnos del sin sentido y la incoherencia, aprender a sentir en vez de resentir cada año que pasa con sus respectivos afanes, sí que puede y hará la diferencia.


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Inicios de Abril


06 de Abril de XXXX
Escribo en silencio alternando las palabras. No he vuelto a la cama, leo cada frase apretando mi cara contra la almohada. Sonrío creando una mueca disimulada. Miro al techo lejos del bullicio,la ventana está cerrada. La sangre flota en mi cabeza y una pesada loza cae sobre mi espalda. Los dedos de mis pies están fríos y tengo la cara pálida. Como un muerto en vida, me levanté y me colgué de los supuestos. Tejí una red para no caer al vacío. En cautiverio están mis deseos; en esclavitud aislada, mis recuerdos. Si pudiera buscar bajo las piedras. Y en el mar de mi propia angustia; aseguraría un sostén, para mi desventura sin lucha. Sin frío en la nevera. Sin calor en la estufa. Limitantes hay muchos, como mentiras en la alcoba. Sin sabores, sin colores, en el promedio de las horas.
Tengo frío, estoy a punto de congelarme con tu indiferencia. No encuentro las palabras correctas para ser sincera y decirte que te quiero tan cerca que te puedas volver parte de mí y tan lejos que solo pueda imaginar tu sonrisa. Estoy muerta debajo de mi piel, me siento cansada de pretender que todo va bien, cuando he perdido la cuenta de cuántas veces me has desenterrado, para alzarme al cielo y luego sepultado nuevamente cientos de metros bajo tierra. Cuántas veces prescindí de pensar con tal de mantenerte viva dentro de mis recuerdos y darte acceso a mi mente y a mi cuerpo. No sé qué hacías tú con los múltiples cadáveres que sabes que tienes debajo de tus pies, que antes de exhalar su último aliento te rogaron piedad, que acabaras pronto con su sufrimiento. Pero yo no sabía cómo cargar con ellos, no podía ni siquiera con el peso de mi propio cuerpo. Hice lo mejor que pude con cada uno de los sucesos, y me arrepiento de no poder hacer más que lo que hice en esos momentos de profunda angustia. Creé un lenguaje secreto para poder llevar mis apostasías sin que te perjudicaran tanto como a mí, porque aún no habías movido la pieza que faltaba para terminar tu juego, los tuyos estaban de tu lado, hasta que convoqué a todos aquellos que me dijeron que me acompañarían y que me ayudarían a volverme inaccesible a ti. Abrí la boca y empecé a hablar en español, trabajosamente, llena de melancolía y desasosiego, abandoné los versos, no tienes idea de cuánto los echaba de menos, pero tenía que disciplinarme para encontrar la salida, tenía que encontrarle el nombre correcto a cada uno de mis sentimientos, el mayor reto fue comprender que mi intensidad no contenía argumentos. Dejar de lado el hábito de escribir poesía con cada una de las palabras que salían de mi boca fue doloroso, me sentí tan triste, tan gris; mira que no poder colorear mi monótona vida con esa herramienta que protegí desde niña, fue como un disparo directo al pecho, pero sabía lo que era mejor para mí en ese momento y aunque no tuviera mucha esperanza y no era consciente aún de cómo la rutina en casa de mis padres me había afectado, me puse a trabajar en ello. Recordar quién era, recobrarme a mí misma, después de tantas mentiras y evasiones de ambos, me parecía una tarea imposible de concluir de buena manera, tú me decías que jamás podríamos ser desconocidos, yo te decía que jamás podríamos ser amigos. Que después de lo que había pasado entre nosotros, si juntos no estábamos dispuestos a rectificar el camino, pero sí a seguirnos empujando al vacío, uno de los dos se tenía que ir, porque el nivel de tolerancia había disminuido al grado de que a ninguno de los dos nos interesaba irnos con las manos vacías, queríamos ganar frente al otro. Por mi parte si bien no te odiaba, había estado gestando un profundo deseo de venganza dentro de mí, me enseñaron a tomar la revancha, a intentar hacer el movimiento más inteligente cuando se trata de dos, y a dejar medio muerto a tu contrincante pero jamás matarlo. Realmente no lo consideraba necesario, creía en que te podrías arrepentir de cada uno de tus pecados y resarcir el daño. Pero cuando lo intentaste no fuiste consistente con tus esfuerzos, yo ya no tenía paciencia, ni inocencia para excusar tus errores. Fui aprendiendo a como pude que eso no era amor. Fui aprendiendo que aún era una niña, porque una puberta a eso se parece más, cuando pasaste meses molestándome a la salida de la escuela, pidiéndome una oportunidad; el que tuviera que aprender a asumir roles que no me correspondían no indicaban que hubiese madurado en todas las áreas, y te lo dije, ilusamente te mostré e ingenuamente te conté lo que no debía, porque para mí eso significaba ser honesta; abrirte completamente ante un extraño. No medía las consecuencias de la información que estaba proporcionando. Ser inteligente no es muy útil; cuando no pones a trabajar a tu cabeza, y en ocasiones, aunque seas muy resiliente con lo que te toca en el camino, es cuestión de vida o muerte aprender qué hacer en caso de un incendio, un siniestro o una tormenta, si ignoras la acción protocolaria; si pasas de largo ofuscado por tu ceguera, es muy probable que en medio del caos termines lamentándote por no poner atención y atesorar los mejores métodos y estrategias.
28 Janvier 2020 00:04 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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