diegogv Diego Gómez Villaseñor

Entre la tranquilidad y el aburrimiento, solo en su habitación, unos golpes en su puerta llaman su atención ¿Quién podrá estar al otro lado de la puerta?


Thriller/Mystère Tout public.

#cuento #295 #misterio #378
Histoire courte
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Desde mi habitación escuché Toc Toc

Un hombre solitario de mediana edad se encontraba en su habitación, la única habitación iluminada en todo el departamento en el que vivía. Un departamento pequeño, perfecto para una única persona. Se encontraba en el octavo piso de un edificio departamental de diez pisos, su cuarto era el número treinta y ocho, por lo que se encontraba en medio de un pasillo con cinco puertas pegadas en una de sus paredes, en la otra pared se encontraban casi de adorno un extintor que nadie había movido en años y un señalamiento de salida de emergencia un tanto despintado. Por lo demás, el edificio se encontraba en buenas condiciones, en especial los cuartos.

Su cuarto tenía un pasillo que daba a la entrada y conectaba con un baño, de un lado, en mitad del pasillo, con la cocina al otro lado y la sala de estar, con un sillón de dos piezas, un televisor y un librero con algunos libros viejos y otros más nuevos que eran aquellos que tenían menos polvo. De la habitación de estar se pasaba a una recámara individual, con una cama, un par de mesitas de noche y un escritorio con una computadora cuya pantalla pasaba página tras página de búsquedas que su propietario realizaba en pro de encontrar algo de entretenimiento.

Había pasado un buen rato desde que el último vídeo que había visto le había hecho reír o había captado su atención de la misma manera que una solterona se mantiene atenta a sus telenovelas. Se encontraba aburrido buscando quién sabe que en Google. Había visto ya las publicaciones de su cuenta de Facebook, los mismos chistes que había visto por la tarde, como si las páginas que seguía se hubiesen puesto todas de acuerdo para dejar de subir contenido nuevo aquel día.

Podría ponerse a ver alguna serie en la plataforma de Netflix, pero ninguna le llamaba la atención y aquellas series que levantaban una ceja de curiosidad en su cara, no cumplían con sus expectativas y terminaba relegándolas a su lista personal de series que debería ver alguna vez, en algún momento de la vida, cuando lo recordará. Google no era de gran ayuda en ese momento de tedio, en la basta biblioteca de conocimiento, curiosidades, misterios y entretenimiento, no había nada que logrará sorprenderle, algo que le gustase y le subiera los ánimos después de un día duro de trabajo en la fábrica.

Al principio de su ritual de llegada a casa, que consistía en tomar un baño, servirse algo de comer, normalmente huevos y tostadas, se disponía a dejarse llevar por el contenido que pudiese ofrecerle internet, entre otras cosas, pensando que podría encontrar algo bueno para pasar el rato y relajarse, sin embargo, las cosas no fueron del todo como esperaba pues apenas eran las 9:30 de la noche y estaba aburrido.

Con un suspiro de cansancio y que denotaba su rendición al no poder encontrar nada bueno, se disponía a cerrar las ventanas abiertas, apagar el computador y, con el tiempo que quedaba antes de ir a dormir, se decantaría por alguna de sus lecturas pendientes. Antes de poder realizar algún movimiento en el ratón, se vio sorprendido por un parpadeo en el bombillo que iluminaba su habitación.

Por algún motivo, que le resulto incomprensible, contemplo aquella esfera de vidrio que producía una titilación extraña y llamativa. Parpadeos rápidos combinados con otros más lentos. Algo en su mente le hablaba sobre lo absurdo que era ver un bombillo parpadear de manera extraña, pero otra parte se encontraba embelesada por el suceso, ignorando lo que una parte más racional le decía.

Después del jugueteo del bombillo, este dejo de parpadear, volviendo a su funcionamiento normal y dejando que la atención del hombre se perdiera, volviendo al mundo real, como si hubiese estado atrapado en un limbo del pensamiento. Extrañado, cerro sus ojos con fuerza, dejando que la oscuridad le devolviera un poco visibilidad, pues se dio cuenta de que durante el momento en que veía el foco no había parpadeado en ningún momento y se encontraba encandilado por la luz.

>> ¿Qué ha sido eso? << Pensó para sus adentros, volviendo la mirada al foco por un momento, después, aun con una sensación de inquietud, sacudió la cabeza como para sacarse el recuerdo de lo ocurrido y centrarse en lo que quería, leer antes de ir a dormir. Dispuesto nuevamente a apagar la computadora, cerro las ventanas de un solo clic, abrió el menú de inició y justo cuando hizo clic encima de la opción de apagar, la luz en su habitación se esfumo sacándole un susto por la inesperada coincidencia y más inesperado aún fue cuando, al irse la luz, alguien había tocado a la puerta de su departamento.

Fueron tres golpes sonoros, de forma curiosa estos habían hecho eco en el departamento haciéndole creer que, de alguna manera, eran diferentes a los toquidos normales. Se tomo un pequeño respiro antes de hacer nada, no era que tuviese miedo a la oscuridad, era más bien que buscaba recuperarse del susto que había tenido. Una vez en calma, procedió a sacar su celular y encender la aplicación de linterna. Él hombre tenía un celular que carecía de una luz led, pero la aplicación tenía la opción de proporcionar iluminación por medio de la pantalla.

Era suficiente luz para iluminar su cuarto si colocaba el teléfono en el medio y poco más, la luz no era tan potente como para alumbrar fuera de la habitación, tan solo un poco fuera de la puerta que lo separaba de la sala de estar. Con curiosidad coloco la pantalla enfrente de la ventana del cuarto para ver si podía ver algo desde su vivienda, pero le fue imposible, solo pudo ver la escalera de incendios y nada más.

Fue cuando los toquidos sonaron nuevamente que recordó que alguien quería verle. >> Pero ¿Quién será a esta hora y.… justo cuando se ha ido la luz? << Pensó, con curiosidad y nerviosismo. No tenía familiares que viviesen cerca y mucho menos que se dignarán a presentarse a tales horas de la noche, además, de haber sido un familiar o un amigo del trabajo, le hubiesen llamado por su nombre al tocar la puerta o llamado antes por teléfono para avisarle de la visita, pero, quien sea quien hubiese tocado, estaba seguro de que no le conocía ya que incluso sus vecinos le llamaban por su nombre o algún apodo.

Sumado a esto ¿Qué podría querer alguno de los vecinos? Normalmente se hablaban para favores o alguna comida, pero lo hacían más temprano por la tarde, no por la noche >>Sea quién sea...<< Volvieron a tocar a la puerta de nuevo >>no importa, solo veré por la mirilla<<. Con paso decidido y medio cubriendo la pantalla para que la luz no le delatará ante su visitante, fue hacía la puerta de su departamento y miró a través de la mirilla, para su sorpresa, la oscuridad no le permitió ver nada ni a nadie.

Muy a su pesar tuvo que colocar el teléfono en el piso, con la pantalla empotrada hacía la puerta para que, si pudiera iluminar el pasillo de fuera, aunque sea un poco, filtrado luz por el pequeño espacio que había debajo de la puerta. Con la poca luz que le proporcionaba la pantalla del celular pudo ver parte del oscuro pasillo y recordó, por un instante, la escena de una película de terror. Sacudió su cabeza para alejar la idea de su mente y volvió su atención a la mirilla, escudriñando con la mirada cada rincón que podía ver con la poca luz que tenía.

No había nadie en el pasillo, al menos no en las cercanías. Tampoco recordaba haber visto luz alguna cuando se dirigió a ver quién había tocado así que le pareció extraño no escuchar a alguien tropezar o golpearse con una pared en lo profundo de la oscuridad. No podía haberse ido tan rápido quién hubiese tocado y además habían insistido en tocar como para irse así de repente.

Con un poco de miedo, tomo su celular del suelo y abrió un poco la puerta que daba al pasillo de su piso. Abrió lo suficiente para poder echar un vistazo con un poco más de luz, maldiciendo a sus adentros los ruidosos chirridos de la puerta al ser abierta. Cuando por fin pudo ver con algo de claridad, observo que el pasillo se encontraba totalmente solo, ni una sola alma profanaba aquel escenario y curiosamente, había demasiado silencio. Ni siquiera se escuchaba una mosca que intentase perturbar aquel silencio.

Un poco más asustado que tranquilo, cerró la puerta y está vez se aseguró de no solo cerrar bien con llave, sino también de poner todos los seguros que la puerta poseía. Eso logro calmarlo y le hizo darse cuenta de que había estado aguantando la respiración todo el rato que estuvo buscando algo en la oscuridad.

Con una risa sardónica se dio el gusto de tomar una gran bocanada de aire y exhalarlo en un gran suspiro de alivio >>Pff, vaya tontería, debí imaginarme todo esto y me asusté por nada<< río nuevamente por imaginarse lo tonto que debió haberse visto y por haberse asustado con una cosa tan simple cómo que alguien llamara a la puerta de su hogar. Ignorando todas las ideas que intentaban decirle que sus justificaciones carecían de algún sentido, se dio la vuelta después de dar un último vistazo y asintiendo con cierta satisfacción.

Caminó unos cuantos pasos, casi llegando a la entrada del baño a mitad del pasillo de entrada de su vivienda y en ese momento un escalofrío recorrió su espalda al escuchar nuevamente que alguien tocaba a la puerta.

>>N-no es posible... No, no había nadie ahí afuera<< sus manos comenzaron a sudar y sus piernas se debilitaron en temblores que no podía contener >>Solo es alguien jugándome una broma ¡No puedo asustarme con algo así!<< Y con toda su fuerza de voluntad dio un primer paso y luego, de un segundo y a otro, los sonidos de la puerta volvieron a hacerse sonar en el momento justo que abría la puerta a cal y canto y la luz regresaba e iluminaba la escena.

Él mantenía su mano en el picaporte de la puerta con un fuerte agarre, sus ojos estaban abiertos como platos y buscaban por todas partes, en cada grieta en la pared, en cada abertura en el piso de madera, ningún detalle se escapaba de su mirada.

Nada.

Nadie.

Solo.

Una capa de sudor perlaba su frente. La respiración agitada que tenía poco a poco se iba haciendo menos agitada, más regular y con un poco de sorpresa se dio cuenta de que, de nuevo, no había parpadeado en un buen rato por lo que comenzó a parpadear repetidas veces hasta que los ojos dejaron de arder. Más en calma, vio de nuevo todo aquello que la luz de su departamento iluminaba de aquel pasillo exterior. Y no vio nada, aun cuando se quedó un rato esperando a que alguien se asomase por una esquina del pasillo, no hubo nadie ni nada alrededor.

Una vez más, no pudo hacer nada más que reírse de sí mismo. No era posible que un pequeño apagón le hubiese alterado tanto y le hubiese hecho pasar un verdadero mal rato. Seguramente le había dado un ataque de histeria por lo repentino del apagón, no era algo común que hubiese cortes de luz en la zona en la que vivía, era obvio que se llevaría un buen susto cuando esto paso. Después de parar de reír cerró la puerta de su departamento y dirigió sus pasos directo a su habitación para tomar un merecido descanso después de lo ocurrido.

Preparó la cama para acostarse por fin y dejar que el sueño le tranquilizará y mandará todo lo ocurrido al olvido, y de no ser, esperaba al menos recordar toda la experiencia como una anécdota divertida para contar con los amigos del trabajo - Sí - Susurro mientras miraba por la ventana - Solo una divertida anécdota - y soltó una pequeña risa. Entonces se dio cuenta de algo que no había notado antes. Entrecerró los ojos para intentar discernir algo, pero no pudo ver nada más que oscuridad. Ninguna de las farolas de la calle se veía a lo lejos, buscaba más y más para encontrar los faros de los coches que iluminaban la calle todas las noches. Vivía en una maldita ciudad, por muy tarde que fuera, siempre había un coche, una tienda abierta, un rayo de luz iluminando en la oscuridad... Ahora todo era negro.

Un pensamiento llego como un chispazo a su cabeza. Cuando reviso el pasillo, no había notado el esfuerzo que había hecho para ver en la oscuridad si había alguien en las esquinas, ocultándose en la oscuridad, que la luz no había vuelto al pasillo que siempre se encontraba iluminado en otras noches. No se había dado cuenta de que, antes de que se fuese la luz, la única habitación iluminada era su cuarto y cuando la luz volvió, todo su departamento se encontraba iluminado, la sala, la cocina, la luz del pasillo que daba a la puerta de la entrada; era imposible que eso hubiese pasado cuando anteriormente no había encendido ninguna de las luces, ni siquiera interactuó con los apagadores cuando no había luz.

Se alejo lentamente de la ventana, sin poder dejar de ver a través del cristal hacía la profunda oscuridad del exterior. De repente, un sonido lo puso en alerta, irguió su espalda tanto como pudo, sin apartar la mirada de la ventana. El sonido se hizo escuchar de nuevo, no podía ignorarlo, no podía hacerse el tonto y pensar que era otra cosa. El sonido se repitió una tercera vez, más lentamente en esta ocasión, dejando espacios largos y mortalmente incómodos y tensos entre cada uno de los golpes. Alguien estaba tocando a la puerta, pero ahora no era la puerta de la entrada.

Tragando saliva, con los puños tan tensos que la piel de sus palmas casi era penetrada por sus uñas, hizo acopio de valor para girar su cabeza con un movimiento insoportablemente lento que no hacía más que tensarlo más y más e incrementaba el sudor en su frente, sus manos y todo su cuerpo. Pensó para sus adentros que, al igual que las veces anteriores, no habría nada, que todo sería su imaginación y pronto estaría riéndose una última vez. Detuvo su cabeza, desde esa posición o podía ver la puerta a sus espaldas.

Un golpe.

Él hombre cerró los ojos.

Un segundo golpe en la madera de la puerta detrás suya.

Él hombro dio un sorbo grande de aire.

Tercer golpe.

Con todo el valor que tenía, abrió de golpe los ojos a la vez que soltaba el aire dentro de sus pulmones. Justo pudo ver un brillo blanco en la oscuridad fuera de la puerta blanca de su habitación, no pudo distinguir la forma de aquello que producía el brillo pues las luces se apagaron de golpe, sumiéndolo en las más profundas tinieblas y ahogando sus desesperados gritos en la infinidad de la oscura nada.

3 Janvier 2020 02:52 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Diego Gómez Villaseñor Espero que estén teniendo un buen día. Me presento, soy Diego GV. Me gusta leer y escribir y me imagino que a muchos aquí les pasará igual. Entre otras cosas me gusta el anime, también me gustan los videojuegos y el cine en especial las películas de terror.

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