Héctor miraba emocionado el interior de su cuarto secreto. Estaba a solo horas de realizar el sueño más anhelado desde que tenía memoria.
Sabía que era una locura, estaba seguro que si cualquiera de sus familiares o amigos supiera lo que planeaba, seguramente lo internarían en un manicomio.Pero él era así, así había nacido y no quería luchar más contra sus deseos.
Decidió que empezaría por una pierna. Le habría gustado un brazo, pero por el momento, se conformaba con eso. Estaba consciente de que su vida jamás volvería a ser la misma y que no habría marcha atrás. También que la convalecencia sería larga e incómoda, antes de poder apreciar el resultado.
Había planeado cada detalle. Disfrazaría la cirugía con un viaje a aquel lugar lejano y paradisíaco que encontró en una página de dudosa procedencia. Pero obviamente, un lugar que practicaba ese tipo de operaciones, no podía ni debía estar disponible como si se tratara de un hospital cualquiera.
Al fin podría dejar de fingir y de hacer trucos para lograr la excitación. También, pagar por encuentros con personas que se sentían cohibidas y hasta agredidas por su apasionamiento y la mayoría de las veces, terminaban mal.
Pero es que Héctor no podía ocultar lo que era, lo que le gustaba, lo que quería tener y lo que quería ser: Un amputado.
........
Teresa corría diariamente en los campos de la universidad que estaban convenientemente, muy cerca de su casa. Intentaba así, alejar esos pensamientos perturbadores que la atormentaban.
No quería pensar en eso, le daba vergüenza, se sentía sucia y muy pervertida. Y es que cada vez que veía a alguien así, no podía evitarlo, su cuerpo reaccionaba, lo deseara o no. Era algo más fuerte que ella.
Fuera hombre o mujer, el resultado era el mismo. Las fantasías más sucias y exageradas se adueñaban de su mente.
—Ojalá no se cubriera tanto... —pensó al desviar la vista del vendedor sin piernas, que vendía dulces en la entrada.
Apresuró el paso para cansarse más rápido y pensar en otra cosa, pero ya fuera que lo quisiera o no, siempre terminaba con las panties humedecidas y entrando al baño hasta que se le pasara la urgencia por satisfacerse.
Intentaba por todos los medios no ser tan obvia, pero estaba casi segura que él ya se había dado cuenta.
Después, al llegar a casa, ya fuera en la ducha o en su cuarto a solas, daba rienda suelta a su pasión "malsana" y "pecaminosa", pero que le despertaba sensaciones que, de otro modo, no la hacían disfrutar.
.......
Era cuestión de unas cuantas horas para ver su sueño realizado, palpable. En el hospital ya lo esperaban. El viaje había sido largo y cansado, por lo que salir a caminar con sus dos piernas por última vez, no estaba contemplado en el intinerario. De hecho, le provocaba más ilusió recorrer las calles ayudado por un par de muletas y su inconfundible y reconfortante sonido.
Le preocupaba la reacción de su familia al verlo sin una pierna; y el hecho de que seguramente tendría que fingir un pesar que estaría lejos de sentir, pero para entonces, ya no habría remedio. Aún si las cosas se complican y moría durante la intervención, era mejor que vivir con ese vacío y esa insatisfacción con la que había tenido que lidiar toda su vida hasta ahora.
Merci pour la lecture!
Ha logrado engancharme rápidamente. La prosa es concisa y directa. No se anda con vueltas. Muy interesante y original el giro inicial. Tal vez un poco más de descripciones y algo más de relato para que no tenga ese sabor a poco, no le vendría mal. Pero sin dudas lo recomiendo y creo que tiene futuro. Cuatro estrellas porque me pareció algo flaco pero me gustó.
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