Histoire courte
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Justo enfrente

El detective guardó su reloj y aceleró el paso. Tenía la corazonada de aquella pista era buena y estaba aún caliente. A pesar de que no conocía muy bien aquella parte de la ciudad, el ambiente le era familiar, cercano, casi confortable, si es que una ciudad sucia y gris como aquella podía llegar a considerarse como tal.

Los coches pasaban zumbando veloces por la avenida, salpicando de agua sucia a los peatones lo suficientemente estúpidos o borrachos como para caminar cerca de la calzada.

Si bien ya no llovía, tal como lo había hecho durante al menos los diez días previos, el cielo continuaba de un gris oscuro, denso y cargado de incertidumbre.

El detective apretó con su mano el revolver dentro del bolsillo de su chaqueta. La pieza de metal estaba tan fría como muerte que la cargaba. El detective se estremeció dentro de su abrigo, sabiendo que aquella noche quizás tendría que usar el arma.


Tras recorrer medio kilómetro más, el investigador giró a la izquierda, abandonando la ruidosa avenida, para internarse en una estrecha calle al final de la cual se encontraba su objetivo. Recorrió la calle despacio, prestando atención a los detalles, a las caras. Se fijó en los accesos a los edificios y memorizó la localización de los pequeños y escasos comercios. Una licorería, una tienda de comida asiática y un antiguo taller de reparación de aspiradoras era todo.

Llegó frente al edificio del sospechoso decidió observar las ventanas de la dirección que le habían facilitado apostado en el interior de una cabina de teléfonos. Apartó la puerta abatible y se acomodó en el interior, palpando de nuevo con calma el arma en el interior del bolsillo de su abrigo. Sus ojos fijos en la ventana del segundo piso del edificio de enfrente.

Apenas habían pasado unos instantes cuando las cortinas del piso se abrieron y el detective se enfrentó a la singularidad que el destino le había reservado. Apostado tras las cortinas se encontraba él mismo. No era otra persona con su mismo rostro, era él, estando en dos sitios al mismo tiempo.

Lo supo porque se vio a si mismo desde el segundo piso, resguardado en la estrecha cabina de teléfonos.

Los dos él palparon sus respectivos armas es sus respectivos bolsillos.

El detective abrió la puerta de la cabina y revolver en mano se encaminó hacia su destino.



22 Octobre 2019 23:39 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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À suivre…

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