Añorar el viejo amor es extraño. A veces se siente una alegría desbordante de la nada, sólo por recordar la forma en que sus ojos se hacían pequeños al sonreír; a veces se siente una angustia espantosa carcomiendo el pecho que repite "quiero verla, necesito verla". Pero creo que una de las cosas más recurrentes es recordarse feliz, porque a la larga, eso es lo único que extrañamos de ese amor pasado: la asfixiante y perpetua felicidad de estar bajo los efectos de la serotonina. Y esa adicción, esa drogadicción, lleva siglos enteros hacerla ajena. Pues, y que no se nos olvide, el amor es una enfermedad crónica. A veces se elimina por si solo con el tiempo; a veces es necesario aislar el agente causante de la adicción y los efectos del síndrome de abstinencia resultan aterradores. Sin embargo, es necesario desprenderse de él, porque a la larga, vivir enfermos es prohibirse vivir y yo quiero experimentar cada segundo de mí vida con la sangre libre de sustancias ilícitas.
Es por eso que he decidido mantenerme abstemio hasta la fecha y espero, realmente anhelo, que otros seres humanos puedan seguir mi ejemplo para llevar una vida más sana, más feliz, más íntegra y, por sobre todo parámetro, una vida real.
Mi nombre es Jerónimo Khan y este es mi proyecto de detoxificación emocional.
Merci pour la lecture!
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