Era un caluroso 15 de agosto. Un día festivo que supondría un antes y un después. Se celebraba el inicio de las fiestas populares en un pequeño pueblo costero español. El recién estrenado Alcalde acompañado del Concejal de Fiestas y algunos miembros de la Junta de Peñas observaban, desde el balcón de la Casa Consistorial, una Plaza Mayor abarrotada de vecinos exaltados.
Semanas antes, el programa de actos había anunciado que ese día a las 17:00 daría lugar la más grandiosa Suelta de Globos jamás vista. El reclamo había logrado congregar a cientos de personas de todas las edades. Nunca antes, se había vivido o se viviría algo igual.
Las variopintas y numerosas redes que retenían más de un millón de globos de látex inflados con Helio, ocupaban cualquier área útil. La escena era un campo de entrenamiento visual improvisado y desmedido. El reloj marcaba las 16:59 y la gente perturbada por la falta de espacio vital, comenzó a dar palmas y a gritar:
—¡Que empiece ya, que el público se va!
De repente, un ruido estrepitoso de sirenas de emergencia silenció a la multitud. A los pocos minutos, abriéndose camino entre el gentío, hicieron su aparición en la Plaza un Comandante y una Sargento Jefa de la Guardia Civil. Al llegar a la entrada principal del Ayuntamiento, el Comandante preguntó enérgico: — ¿Dónde está el Alcalde? Uno de los vecinos, venciendo la timidez, levantó su índice derecho señalando el balcón de la Casa Municipal. Ambas autoridades accedieron al interior del edificio hasta llegar al balcón de la planta principal, donde se encontraban el Alcalde y la Comitiva de Festejos.
—Buenas tardes Señores —dijo el Comandante quién dirigiéndose hacia el Alcalde, comenzó su alegato. Sr Alcalde, el espectáculo se cancela. Aquí tiene una orden judicial para incautar todos sus globos.
El Alcalde, que no daba crédito, musitó: —Pero, esto debe ser un error.
—Ningún error —interrumpió el Comandante que denotaba la urgencia del caso. Nos enfrentamos a una Emergencia Nacional. Los Hospitales y Centros de Investigación Científica del país, se han quedado sin Helio. Este gas es un recurso finito de interés comunitario [1]. Es preciso, proteger y priorizar su uso.
El Alcalde, clavando la mirada en sus acompañantes, protestó: —¡No puedo creerlo! ¿Es que ninguno sabía algo al respecto?
El Comandante prosiguió. —Sr Alcalde, la alerta ha sido decretada hace tan solo unas pocas horas. Pero lo cierto es que la realidad de la Suelta de Globos va más allá del uso indebido del Helio. Honestamente Sr Alcalde, ¿Dónde cree usted que van los globos cuando se sueltan? Y por favor, le ruego que no responda que al cielo o algún lugar del espacio exterior porque puedo pensar que se burla de mí.
El Alcalde, avergonzado e indeciso, no fue capaz de contestar a la pregunta.
La Sargento del SEPRONA, muy oportuna, intervino. —Sepan ustedes caballeros que, los globos terminan en nuestros ríos; bosques; playas; mares y montañas. En su camino, liberan sustancias tóxicas que contaminan el agua y la tierra. Son una verdadera trampa mortal para los animales terrestres y marinos [2].
Dicho esto último, se desató el caos… Se escuchó el desgarrador llanto de un niño al que precedió el berrinche amplificado de todos los pequeñ@s presentes en la Plaza. En ese instante, el Comandante y el Alcalde se percataron de que los micrófonos (desde donde se pronunciaría el pregón y se daría la entrada a las fiestas) estaban abiertos. La conversación, había sido escuchada por todos los asistentes al evento. Los niñ@s, entre sollozos, imploraban para que no se soltaran los globos. Sus padres intentaban calmarlos mientras abandonaban como podían el lugar. El resto de espectadores iniciaba su turno de abucheos y reproches hacia la Suelta de Globos. Estos fueron decomisados y el acontecimiento, resultó siendo más significativo de lo que se esperaba.
A la mañana siguiente un grupo representativo de vecinos se apersonó en el Ayuntamiento donde, les esperaba el Alcalde. Aquel día, se acordó poner en marcha una Iniciativa Legislativa Popular para prohibir la Suelta Masiva de Globos (siguiendo el ejemplo de otros lugares alrededor del mundo, [3]). Además, se trabajaría para hacer sostenible cada celebración [4].
En adelante, La Romeja marcaría el inicio de sus fiestas con su galardonado (por la AGF, [5]) y afamado certamen: el “Heliofest", un tributo a la vida.
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