drakronn Drakronn Cruz

Sandaack cansada de las mismas leyes celestiales decide hacer un cambio drástico con el mundo espiritual, provocando alteraciones en el destino de muchos mortales pero ¿realmente ese su plan? ¿qué es lo que quiere Sandaack realmente?. Estos cambios o alteraciones llaman la atención de Dios y Lucifer, que envían a un ángel y un demonio a resolver este problema. Pero no será lo único con lo que se encontrarán. Recuerda esto siempre. Nunca confíes en un demonio... Mucho menos en un ángel.


Fantaisie Interdit aux moins de 18 ans.

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El Comienzo Del Fin

En el paraíso


Miguel baja por las escaleras lentamente con su mirada puesta en Uriel y Gabriel, al terminar de bajar las escaleras del palacio de Dios se acerca a ambos arcángeles.


—Dios quiere mandar a un ángel al mundo mortal. –Dijo Miguel con mucha seriedad.


Uriel voltea a ver Miguel y le da una leve sonrisa.


—¿Pasa algo Miguel? –Preguntó muy despreocupado.


Miguel pierde la mirada y mueve sus alas un poco.


—No lo sé. –Respondió con inseguridad. —Me dio este pergamino.

Miguel muestra un pergamino, Gabriel intenta tomarlo y Miguel mueve su mano evitándolo.


—Sólo el ángel elegido lo puede leer. –Dijo Miguel con mucha autoridad mirando fijamente a los ojos a Gabriel.


Uriel levanta su brazo izquierdo y mueve su mano en círculos.


—Hagamos esto rápido. –Dijo con mucho desinterés Uriel mientras movía su mano izquierda. —No debe ser nada importante.


Miguel mueve lentamente su cabeza dirigiendo su mirada hacia Uriel.


—Habló con Lucifer. –Le respondió Miguel con mucha seriedad y con su mirada fija en los ojos de Uriel.


Uriel se siente asombrado ante esa respuesta.


—Entonces. –Uriel pierde un poco su mirada y mueve levemente su cabeza, su voz empieza a tomar seriedad. —Sí es muy importante.


Gabriel trata de calmar un poco la incertidumbre que se ha creado entre ambos arcángeles.


—De seguro es otra enfermedad o una guerra. –Levanta sus hombros y mira a ambos arcángeles con una sonrisa. —Ya saben como son los mortales. –Gabriel se acerca a Miguel y pone su mano derecha en el hombro izquierdo de Miguel, con mucha tranquilidad le dice. —Tenemos cosas más importantes por las cuales preocuparnos.


Uriel chasquea sus dedos, con el dedo índice señala a Gabriel y voltea su mirada hacia Miguel.


—Gabriel tiene razón. –Dijo con seguridad Uriel que volteaba su mirada hacia los demás ángeles que estaba en el alrededor, pone su mirada en uno de ellos. —Escojamos a Mateo es el más preparado.


Gabriel sonríe y empieza a mirar a los ángeles, por su mente pasa el recuerdo de uno de los ángeles y sin dudarlo lo pronuncia.


—Yo escojo a Marco lo veo más preparado. Dijo con mucha confianza mientras cruzaba sus brazos. Gabriel voltea lentamente su mirada hacia Miguel. —¿Qué piensas Miguel?. –Preguntó con mucha tranquilidad.


Miguel pierde su mirada por un momento y vuelve a fijar sus ojos en Gabriel, cruza sus brazos.

—Concuerdo con Gabriel. –Dijo un poco inseguro.


Gabriel extiende sus alas y da dos cortos pasos voltea a ver a Miguel, extiende su mano derecha para recibir el pergamino.

—Sé dónde está Marco. –Gabriel mira fijamente a Miguel y mueve levemente su mano derecha. —Dame el pergamino yo se lo entrego y luego los alcanzo.


Miguel camina hacia el frente extendiendo sus alas y apartando a Gabriel con su mano izquierda.


—Dime, dónde está y yo se lo entrego. –Dijo con mucha seriedad y mirando a Gabriel de reojo.


Gabriel se para enfrente de Miguel y extiende sus alas, pone su mano derecha en su pecho y mirándolo muy fijamente.


—¿Estás dudando del arcángel mensajero? –Preguntó muy ofendido.


Miguel gira sus ojos mientras suelta un suspiro.


—Soy el mensajero de Dios. –Dijo con un poco de agresividad mientras levanta sus brazos con sus alas extendidas. —¿Cómo puedes dudar de mí?


Miguel le da el pergamino a Gabriel, Miguel y Uriel extienden sus alas.


—No demores. –Dijo Miguel señalando a Gabriel. —Esta reunión es muy importante. –Dijo con mucha seriedad.


Gabriel aprieta el pergamino con su mano derecha y mira a Miguel fijamente.

—Lo sé, tú tranquilo. –Le respondió despreocupado y tranquilo.

Gabriel ve como se alejan Uriel y Miguel, Gabriel empieza mover su cabeza mientras mueve sus ojos hacia arriba. —No demores, esta reunión es muy importante. –Dijo en un tono burlón e imitando la voz de Miguel.


Gabriel mira el pergamino que tiene en sus manos y extiende sus alas para elevarse.


Un momento más tarde.
Gabriel y Marco


Gabriel ve a Marco que está tranquilo tocando su arpa, empieza a descender lentamente moviendo más lento sus alas. Al hacer contacto con el suelo santo empieza a caminar acercándose a Marco mientras con su mano derecha gira el pergamino.


—Marco, Dios te manda esto que sólo tú puedes leer. –Dijo muy desinteresado mientras le pasaba el pergamino a Marco.


Marco deja a un lado su arpa para recibir el pergamino, al tocarlo este empieza a brillar con una gran intensidad, lo abre y lo lee con la mente mientras mueve sus labios sin hacer ningún sonido, Gabriel solo cruzas sus brazos mirando a Marco con curiosidad. Marco cierra el pergamino y este simplemente desaparece, Marco mira fijamente a Gabriel.


—Uno de los arcángeles debe ser mi vigilante. –Dijo con mucha seriedad sin quitar su mirada de Gabriel.


Gabriel mueve su cabeza mirando hacia los lados, suelta una leve sonrisa al poner su mirada en Marco.


—Bueno ya que no hay nadie más cerca. –Gabriel mueve sus ojos verdes hacia la izquierda y devuelve su mirada hacia Marco. —Me ofrezco como voluntario. –Dijo con mucho desinterés poniendo su mano izquierda en su pecho dándole una mirada sarcástica.


Marco levanta su ceja derecha y le da la espalda, toma su pequeña arpa y gira sus ojos a la derecha viendo de reojo a Gabriel.


—Prefiero ser vigilado por Miguel. –Dijo con mucha frialdad.


Gabriel se acerca un poco a Marco de forma amenazante.


—Tiene cosas importantes que hacer. –Le respondió con frialdad.


Marco suspira y cierra sus ojos por breve momento.


—Vale. –Dijo mientras se volteaba para poder ver a Gabriel. Extiende sus alas y mira a Gabriel a los ojos. —Esto no significa que seamos amigos. –Dijo con mucho desagrado, pasándole al lado a Gabriel, que lo mira de reojo y le responde con mismo desagrado.


—Nunca he dicho que lo seamos. –Ambos ángeles se miran de reojo al pasarse por lado, una mirada con odio mutuo.


Marco se aleja, extiende sus alas y se impulsa con sus pies para poder volar. Al despegarse del suelo santo con sus alas hace una fuerte brisa que mueve las alas de Gabriel hacia adelante, Marco se aleja volando y Gabriel sólo suelta un corto suspiro.


En el infierno


Lucifer ve a sus trece elegidos doce de ellos hablando entre sí y hay uno solo separado de los demás, levanta un poco su brazo y lo baja con fuerza teletransportando a ese demonio aislado y cerrando las puertas de su palacio, los otros doce demonios ven que las puertas se cierran, Lucifer mira a ese demonio.


—Tengo algo muy importante de lo cual necesito que te encargues así que escúchame. –Dijo con una voz muy demoníaca y llena de seriedad, aquel demonio lo mira y escucha con atención.


En el mundo mortal.

Viernes, 3:33 pm

Marco y José


En un bosque un pentagrama se crea en el suelo y un demonio sale de él, este demonio ve como un ángel baja del cielo, el ángel toca el suelo quedando de frente al demonio, que lo mira con frialdad, el ángel lleva puesta una capucha y no se le puede ver el rostro, se hace un corto silencio entre ambos y una suave brisa acompaña el momento, el ángel se quita la capucha y el demonio ve a alguien de cabello negro con una pequeña mezcla de amarillo con ojos de color azul.


—Son más altos de lo que imaginaba. –Dijo Marco algo bromista y con una sonrisa en su rostro. Marco ve a los ojos al demonio y le sonríe. —Me llamo Marco. –Dijo con mucha amabilidad mientras extiende su mano derecha. –Un gusto.


El demonio mira la mano extendida del ángel parpadea poniendo su mirada en los ojos azules del ángel, rechazando así su saludo.


—Me llamo José. –Respondió con mucha frialdad.

Marco pierde la sonrisa y devuelve su mano, se transforma en mortal, tomando la forma de un chico de piel blanca ojos azules y cabello negro con mechones amarillos.


—Gusto en conocerte José. –Dijo con mucha amabilidad y poco de incomodidad.


Marco levanta su brazo izquierdo apuntando con el pulgar hacia una dirección mientras mira a José.


—Sígueme hablaremos de esto en un mejor lugar. –Dijo un poco tímido e incómodo.


José se transforma en mortal tomando la forma de alguien de cabello castaño, con barba y con varios tatuajes en su cuerpo. Marco lo mira como si le fuera familiar su apariencia y desvía rápidamente la mirada.


—¿A dónde quieres ir Marcus? –Preguntó curioso e indiferente.

—Se pronuncia Marco. –Le respondió muy tímidamente.


José se hace a lado de Marco y este lo mira de reojo.


—Suena mejor Marcus. –Dijo con frialdad.


Marco se empieza sentir un poco nervioso ante la actitud fría de José.


—Está bien. –Respondió con timidez, debido a su estatura Marco levanta un poco su cabeza para poder ver a José al rostro. —Tú sígueme. –Dijo con timidez bajando la mirada rápidamente.


Marco y José empiezan a caminar, caminan ambos en un completo silencio, después de cuatro minutos caminando en silencio, llegan hasta una carretera y un auto McLaren 720s de color azul que está estacionado. Ambos se detienen y Marco levanta su brazo derecho señalando aquel auto.


—Listo ¿para viajar con estilo?. –Preguntó con entusiasmo.


José cruza sus brazos y baja su mirada para poder ver a Marco.


—No creo que ese auto sea tuyo. –Le respondió con mucho escepticismo.


Marco sonríe y se acerca al auto mientras José lo mira escéptico, Marco saca un pequeño control y oprime un botón quitando el seguro de las puertas, Marco abre la puerta del auto y esta se abre hacia arriba, Mira a José mientras pone su brazo derecho arriba del auto.


—¿Qué esperas? ¿Una tarjeta de invitación? –Dijo con una sonrisa y mucho sarcasmo.


José lo ve algo asombrado y levanta levemente sus cejas.


—Oh mierda. –Dijo José con algo de emoción, metiendo su mano derecha en su bolsillo acercándose lentamente al auto. —Esto será divertido. –Dijo de forma un poco siniestra.


Marco se sube a su auto y cierra la puerta, José llega a la puerta del copiloto y la abre, mira muy detenidamente el auto mientras mueve un poco su cabeza, se agacha para mirar a Marco que se está poniendo el cinturón de seguridad.


—Dejame decirte que tienes un muy buen auto. –Dijo con mucha tranquilidad.

Con las manos en el volante Marco da una leve sonrisa.


—Gracias, aunque no es el único que tengo. –Marco mueve ligeramente su cabeza. —Sube, nos esperan como seis horas de viaje. –Dijo con mucha tranquilidad.


José se agacha un poco para poder subirse, cierran las puertas y voltea a ver a Marco.


—¿Seis horas? –Preguntó con flojera.


Marco estira sus brazos hacia el frente y voltea a ver a José.


—Tranquilo en este auto serán como unas tres horas. –Da una leve pausa levantando un poco sus ojos. —Mínimo.


José se acomoda y mira cada parte del auto.


—Y ¿cómo lo enciendes? –Preguntó con mucha curiosidad.


Marco oprime un botón y el auto se enciende, el motor empieza a sonar con fuerza.


—¿Primera vez en un auto deportivo? –Le preguntó mientras ponía sus manos en el volante.


—Sí –Respondió muy rápidamente. –Ya quiero ver qué tan rápido va esto. –Dijo con mucha emoción mientras frotaba sus manos emocionado.


Marco sonríe ante el cambio de actitud de José, con su mano izquierda en el volante y su mano derecha empieza a configurar las velocidades del auto.


—Lo verás pero primero abróchate el cinturón. –Dijo completamente tranquilo mientras empezaba a conducir lentamente.


—Me siento como el amigo mimado de su amigo millonario. –Dijo sarcásticamente mientras se acomodaba el cinturón de seguridad.


Marco se ríe y en él queda una pequeña sonrisa, le da un leve vistazo al retrovisor y empieza a incorporarse en la carretera.


—Aceleremos que se nos hará tarde. –Dijo mientras empezaba a acelerar.


Marco empieza en 197 km, con su dedo corazón le cambia la velocidad al auto llegando en cuestión de segundos a los 280 km, pasando a otros autos a una gran velocidad.


—¡Woo! esta mierda sí que es rápida. –Dijo José completamente emocionado por la velocidad, Marco sonríe y continúa cambiando la velocidad del auto llegando a los 325 km.


Tres horas después

Viernes, 6:50 pm
Marco, José, Evelynn, Andrea y Gabriela.

Después de un viaje muy corto con una muy pequeña plática entre Marco y José, llegan a su destino, a un edificio de apartamentos, Marco entra al estacionamiento y se estaciona, ambos abre las puertas del auto para bajarse, al salir del auto José mira el lugar y voltea a ver a Marco.


—¿Qué hacemos acá? –Preguntó con mucha curiosidad.


Marco cierra las puertas del auto del al igual que José.


—Acostúmbrate a este lugar. –Marco le pone seguro al auto con el control y levanta su mirada para ver a José. —Estarás un buen tiempo acá. –Le da una leve sonrisa y guarda el control en el bolsillo de su traje y empieza a caminar.


José pasa su dedo pulgar por su nariz mientras ve a Marco pasar por delante de él.

—Cualquier lugar es mejor que estar en el infierno. –Dijo en voz baja y con poco de ironía.


Marco voltea a ver a José y le levanta un poco la ceja derecha.


—Acompáñame tenemos que subir nueve pisos. –Dijo mientras caminaba rumbo al interior del edificio.


José va siguiendo a Marco, Marco entra al edificio y se dirige rumbo al ascensor, al llegar al ascensor hay un letrero que lee en voz baja.


—Fuera de servicio. –Suelta un leve suspiro. —Fantásticos. –Dice con sarcasmos, Marco se voltea y llega José detrás de él. —¿Te gusta subir escaleras?. –Preguntó con timidez.


José levanta su ceja derecha y mira a Marco.


—¿Existe alguien a quien realmente le guste subir nueve pisos? –Preguntó con sarcasmo.


Marco le pasa al lado a José y camina acercándose a las escaleras.


—No lo sé. –Respondió sin entender aquella pregunta, Marco pone su pie derecho en un escalón y mira a José. —Valdrá la pena subir estos nueve pisos, te lo prometo. –Da una leve sonrisa.


Ambos sube las escaleras en un completo silencio al llegar al noveno piso a lo lejos se ven a tres chicas que están hablando, José siente un pequeño escalofrío recorrer su espalda.


—Qué raro. –Dijo en voz baja y un poco confundido.


—¿Pasa algo? –Preguntó con un poco de confusión mientras continúa caminando.


—Un demonio está cerca de nosotros. –Le respondió con seriedad mientras mira de lado a lado.


—¿Estás seguro? –Preguntó muy despreocupado.

José empieza a camina más lento y fija su mirada en aquellas chicas.


—Sí, mi instinto nunca me ha fallado. –Responde con mucha firmeza y seguridad.


Marco se detiene en el apartamento novecientos seis y mientras abre la puerta saluda a las tres chicas y estas lo saludan de vuelta, Marco entra al apartamento.


—Pasa José. –Dice con mucha amabilidad con una sonrisa en su rostro.

José mira muy fijamente a las chicas y luego entra al apartamento, las chicas se quedan mirando entre ellas.


—Vaya mirada asesina que tiene ese tipo. –Dijo nerviosa Evelynn.


—A mí me gusto. –Le respondió Andrea con una sonrisa en su rostro.


Evelynn gira sus ojos y pone su mano derecha en el hombro de Andrea.


—¿Por qué siempre te parece guapo el chico malo?. –Preguntó con una leve risa.


Andrea la mira de reojo y le suelta una sonrisa.


—Aún no lo conocemos no creo que sea tan malo. –Le respondió con mucha tranquilidad quitándose la mano de su hombro.


Andrea mira a Evelynn y se recarga un poco en la pared.


—Porque tenga tatuajes no significa que sea un chico malo. –Dijo Andrea con firmeza y seguridad, mirando a ambas chicas.


Evelynn se muerde los labios y pasa la punta de su lengua lentamente por su labio inferior.


—Me quedo con el de los ojos azu...


Gabriela interrumpe a Evelynn.


—Son los nuevos vecinos no llevan ni cinco minutos acá. –Mira a ambas chicas y mueve sus manos al hablar. —Y ustedes dos ya anda tirando babas por ellos. –Se acerca lentamente a su hermana Andrea. —Además hermana tú tienes novio. –Lo dice con mucha seriedad y con su mirada fija en su hermana.


Evelynn se pronuncia haciendo que Gabriela y Andrea se fijen en ella, Evelynn fija su mirada en Gabriela.


—Hay que probar llaves nuevas para la cerradura Gaby. –Dijo de una forma picara mientras cerraba sus ojos lentamente.


Gabriela entrecierra sus ojos confundida por lo que dijo.


—¿Cómo así?. –Pregunta con inocencia y confusión.


Evelynn sonríe y se sonroja levemente.


—Nada Gaby. –Dijo muy nerviosa y avergonzada. —Nada importa...


Andrea interrumpe a Evelynn mientras la mira muy seriamente.


—¿Sabes que sí tengo? un hambre. –Lo dice mientras entra a su departamento. —Así que vamos mejor a comer.


Evelynn sonríe y va detrás de ella.


—Me parece bien. –Lo dice con mucha tranquilidad mientras pone sus manos en los hombros de Andrea que sonríe al sentirlos.


Gabriela levanta sus hombros y cierra sus ojos en un breve momento y sigue a ambas chicas al apartamento.


—Ya somos tres conmigo.


Marco y José


Ambos están sentados en la sala, Marco pone sus brazos en sus piernas y entrelaza sus dedos, mirando fijamente a José.


—Estamos acá sólo por un motivo. –Pierde levemente su mirada. —Hay alteraciones en el destino espiritual de muchos morta...


José lo mira un poco confundido y lo interrumpe levemente.


—Espera, eso no fue lo que me dijeron a mí. –Lo dice con poco de confusión.


Marco lo mira y le presta atención.


—¿Qué te dijeron a ti?. –Le pregunta con un poco de confusión.


—Algo muy malo y peligroso se aproxima va a afectar principalmente al infierno y ocasionará grandes problemas en el mundo espiritual. –Le responde con seriedad y firmeza.


—Ese algo ocurre acá en el mundo mortal. –Lo dice mientras señala el suelo con su dedo índice. —Y con este libro. –Lo dice con emoción.


José mueve la cabeza algo confundido y entrecierra los ojos.


—¿Cuál libro?. –Pregunta con confusión.


—Este. –Le responde en un tono burlón mientras saca un libro de color amarillo.


José ve el libro y lo reconoce, reconoce esos símbolos ese color y detalles dorados en su portada.


—El libro del destino. –Lo dice con asombro al verlo.


—Exacto. –Lo dice muy rápidamente y hace una pequeña pausa. —¿Cómo lo conoces? –Pregunta con curiosidad mirándolo con seriedad.


José sonríe y se recarga un poco en el sillón poniendo sus manos en los apoyabrazos de este.


—Siempre creí que era sólo un rumor entre seres celestiales. –Le responde con muy tranquilamente. —Marcus soy más listo de lo que parezco. –Lo dice mientras pone su dedo índice en su cabeza levantando su ceja izquierda y moviendo su mano derecha de forma misteriosa. —Las apariencias engañan Marcus.


Marco solo sonríe ante aquella respuesta.


—Vale. –Hace una pequeña pausa y toma el libro con ambas manos mostrándoselo con mucha confianza. —Este libro nos ayudará a encontrar el problema.


José suspira y se recarga su mejilla izquierda en su puño, le da una leve mirada al libro del destino.


—Espero que esto no nos tome toda la existencia. –Lo dice con mucho aburrimiento.


Marco sonríe mientras desaparece el libro delante la mirada indiferente de José.


—No quieres decir ¿la vida? –Pregunta un poco irónico, con una leve sonrisa en su rostro.


José abre un poco sus ojos y mira con firmeza.


—Ambos estamos muertos. –Le responde con firmeza e indiferencia.


Marco sonríe y aparta un poco su mirada de forma tímida.


—Ah, sí. –Cierra los ojos y da un corto suspiro. —Hablando de eso. –Lo dice con mucha timidez.


Marco junta sus manos y está dan un leve brillo blanco haciendo material un collar con una cruz invertida de color dorada.


—Ponte esto. –Lo dice con timidez mientras lo mira.


José mira el collar y luego a Marco.


—¿Para qué es?. –Le pregunta con frialdad y desinteresado.


Marco se chupa su labio inferior, pierde un poco su mirada y suelta un suspiro largo y profundo.


—Soy un mortal ahora puedo morir. –Suelta una sonrisa nerviosa. —Y si usas el collar nos unirá a los dos espiritualmente. –Mueve su dedo índice de su pecho hacia él. —Si yo muero tú desapareces también. –Lo dice un poco tímido desviando la mirada. —También limitará nuestra distancia si nos alejamos demasiado nos devolverá a un punto fijo.


José lo ve con desinterés y cierra los ojos.


—No lo usaré. –Le responde con firmeza.


Marco suelta un suspiro.


—Me permitirá poder usar mis poderes en ti y nos hará más fuerte a los dos. –José abre los ojos y le presta atención. —También me da la posibilidad de poder matar, si la situación lo demanda. –Hace una pequeña pausa y mira a José a los ojos. —Quiero creer que no todos los demonios son iguales. –Lo dice con sinceridad sin quitarle la mirada. —Y esto que vamos a hacer nos tomará mucho tiempo. –Suspira. —Sabes bien que no podré solo, te necesito y no podemos ser enemigos siempre, sé que no te agrado. –Pierde la mirada. —Pero yo a ti no te odio. –Retoma la mirada hacia él. —Podemos ser amigos. –Lo dice sinceridad y una gran sonrisa.


José mira a Marco y baja su mirada lentamente hacia el collar.


—¿Puedo tocar el collar? –Preguntó muy tranquilamente.


—Claro. –Le respondió mientras le entregaba el collar en sus manos.


—Un demonio siendo amigo de un ángel. –Lo dice mientras miraba y jugaba con el collar, levanta un poco su mirada. —Sabes lo extraño que suena eso ¿verdad?. –Se lo dice con poco de ironía y desinterés


Marco sonríe y agacha un poco su mirada.


—Lo sé. –Hace breve pausa y levanta su mirada mirándolo. —Un desconocido es un nuevo amigo por conocer, quiero creer que no todos los demonios son iguales. –Le dijo con mucha sinceridad y con una sonrisa en su rostro.


—Está bien, seamos aliados. –Le respondió con firmeza y frialdad. —Confiaré en ti. –Se lo dijo con una mirada muy fija.


José cierra los ojos y se pone el collar que suelta un leve brillo amarillo y este collar desaparece en su cuello, José abre los ojos y sin mirar a Marco, le dice.


—Déjame adivinar no me lo puedo quitar. -Dijo con mucho sarcasmo.


—Estas en lo correcto. –Le respondió con sinceridad y muy rápidamente.


—Típico. –Lo dice con ironía levantando su ceja izquierda. —¿Algo más? –Le preguntó con sarcasmo mientras lo miraba.


—Si digo cierta palabra recibirás una pequeña tortura pero prometo no decirla mucho, sólo cuando te portes mal. –Lo dice con poco de timidez perdiendo la mirada.


José golpea sus manos con sus muslos, asustando un poco a Marco.


—Genial. –Hace una pequeña pausa y mueve su cabeza levemente. —Ahora soy tu mascota. –Dijo con Sarcasmo.


Marco ríe y se levanta del sofá.


—Claro que no. –Pausa un poco lo mira y le sonríe. —Eres mi amigo demoníaco. –Se lo dijo con mucha alegría y sinceridad.


José da una muy pequeña sonrisa y se levanta de igual forma.


—Enséñame la casa. –Lo dice mientras mira a su alrededor.


—Claro. –Suelta una sonrisa nerviosa y se rasca la cabeza. —Lo intentare. –Dan un corto suspiro mientras miraba el lugar.


Mientras en la parte pobre de la ciudad un chico muy joven llega a su casa

Viernes, 10:30 pm Sebastián


Sebastián entra a su casa mientras acomoda su bicicleta anuncia su llegada.


—Llegué madre. –Lo dice con mucho desánimo.

Sebastián termina de acomodar la bicicleta y se acerca al cuarto de su madre ciega y la besa en la frente.


—Sólo me alcanzó para un pan. –Lo dice con tristeza mientras partía el pan por la mitad.


—¿Cómo te fue hoy? –Le preguntó con preocupación mientras recibía el pedazo de pan.


—Bien eso supongo. –Le respondió mientras él perdía la mirada. —Tengo mucha tarea pero mañana es sábado y tengo que trabajar. –Dijo mientras suspiraba y con mucho desánimo.


Su madre mueve su mano buscando la mano de su hijo, al encontrarla la toma.


—Te exiges demasiado. –Le dice con mucha preocupación, mientras apretaba su mano.


—Alguien tiene que hacerlo. –Le respondió con firmeza.


Sebastián besa la mano de su madre y la suelta, caminando lentamente hacia la puerta del cuarto, al llegar se detiene y voltea a ver a su madre.


—Iré a dormir tengo que madrugar mañana. –Lo dice mientras bosteza un poco. —Ya falta poco para obtener el dinero para tu operación.–Lo dice con mucha seriedad y firmeza.


—Sabes que no es necesario. –Le respondió en voz baja y agachando la mirada. —Úsalo para tu futuro. –Levantaba su mirada.


—Daría lo que fuera porque tú puedas volver a ver. –Le respondió con voz algo triste y perdiendo la mirada, ella solo le da una leve sonrisa y Sebastián se retira de su cuarto. —Que descanses madre. –Dijo en un leve grito mientras caminaba rumbo a su cuarto.


—Buenas noches hijo. –Le respondió con poco de tristeza.

Al entrar a su cuarto Sebastián ve una gotera y la tapa con una de sus medias.


—Ahí va mi último par de medias. –Lo dice en voz baja y desanimado.


Sebastián escucha a su madre rezar como todas las noches.


—Ojalá algún día te escuche. –Lo dice en voz baja y con mucho escepticismo.


Sebastián se acuesta en su cama mientras mira el techo y una gota de agua le cae en el rostro y este suspira de frustración, se mueve al otro lado de la cama.


Sábado, 1:00 am
Marco y José


Marco y José están en el balcón, Marco de pie con sus manos en el barandal mirando hacia el mar y José recostado en el barandal dándole la espalda a la vista.


—¿Te alegra estar de nuevo en este mundo? –Preguntó José con poco de cur

iosidad mientras cruzaba sus brazos.


Marco lo mira de reojo y mueve un poco sus dedos jugando con el barandal.


—Me trae muchos recuerdos de mi vida. –Suelta un suspiro y voltea a ver. —Y ¿a ti? –Preguntó con curiosidad.


José se voltea mirando hacia el mar y recostándose en el barandal.


—Ojalá pudiera recordar. –Le respondió con tono de voz un poco triste.

Marco se sonroja apenado por lo que preguntó y tapa un poco su rostro con su mano.


—Cierto, olvidé que a ustedes no se les permite recordar de su vida mortal. –Levanta su mirada un poco avergonzado. —Perdón por recordártelo. –Le dice muy apenado y tímido.


José suspira y agacha por un momento la mirada pero la levanta rápidamente.


—Está bien no importa. –Hace una pequeña pausa. —Cumplamos con nuestra misión y seamos recordados como héroes. –Le dijo con su mirada puesta en aquel rostro apenado.


—Me parece bien. –Le respondió con alegría y emoción.


Marco bosteza y entrecierra sus ojos, José lo ve preocupado.


—¿Estás bien? –Le preguntó con preocupación.


Marco sonríe y se estira sus brazos hacia arriba.


—Sí. –Le respondió bostezando. —Sólo es sueño cosas de mortales. –Le dijo con una sonrisa y muy tranquilo, le da suave golpe en el hombro derecho y le sonríe. —Te veo mañana.


Marco se va a su cuarto y José se sienta en el borde del balcón, Mirando hacia el vacío se pregunta así mismo.


—¿Qué se sentirá recordar o tener sueño? –Dice con poco de intriga y tristeza en voz baja, con su mirada hacia el vacío.


En ese mismo momento José ve salir a Evelynn del edificio y la mira con curiosidad.


—¿A dónde irá? siendo tan tarde. –Lo dice curioso y viendo como la chica se aleja caminando.

8 Mars 2019 00:57 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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