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EL OTRO LADO


Qué pensarías Si al levantarte está todo hecho.

Te acostumbrarías o buscarías el porqué de las cosas.

Soy Alison.

Tengo un amor platónico.

Y todas las noches sueño con él.

Pero... es... tan... no tengo palabras para describirlo.

Yo quiero estar a su lado, pero eso es imposible digo yo o es posible.

Mi madre dice que hay que creer en los sueños. Que muchas veces se hacen realidad.

Pero yo no creo en esas chorradas o debería creer en ellas.

Dicen que estoy loca y yo les digo prefiero estar loca que cuerda.

Yo solo quiero saber quién es el fantasma que me prepara el desayuno y me deja todas las mañanas una rosa.

Me decís vosotros quien puede ser.

Un mes atrás

Fue uno de esos días extraño, llegué cansada del trabajó no soy la típica chica que arregla la casa todos los días soy bastaste desastre en eso me alimento de comida basura como haréis muchos de vosotros.

Al llegar a mi casa ese día, mi casa olía a limpio y eso me extraño, no recordaba haber llamado a nadie para que me limpiara la casa. Dejé mi maleta en el suelo y seguí inspeccionando la casa hasta llegar al salón, me fijé en las cortinas eran blancas y yo no recordaban que tuvieran ese color.

Mi casa está llena de papeles por dónde pasas ¿Dónde estaban? ¿Quién me los había escondido? -me pregunte nerviosa.

Seguí avanzando por la casa hasta llegar a mi habitación, la cama estaba hecha y las sabanas limpias pero no le di mayor importancia al asunto, me desnude tranquilamente tirando la ropa al suelo como tenía costumbre.

Y me dirigí al baño, al salir del baño, mi ropa estaba doblada y un pijama estaba sobre la cama, lo aparté bruscamente tirándolo al suelo, yo no dormía nunca con pijama era una prenda que me molestaba a horrores y prefería dormir sin nada. Me sequé el pelo con la toalla tirándola al suelo y a cenar. Pero al llegar a la cocina alucine ¿Quién me había preparado aquella suculenta cena.? Que comencé a devorar sin hacerme más preguntas.

Sólo exclamé.

—¡Qué rica! ¿Quién la habrá traído? -me pregunte.

Me levanté de la mesa, tire las sobras a la basura y los platos a fregar.

"Hora de relajarse" —pensé.

Me senté en un sillón, y ordenador en mano, el cenicero a mí lado junto con mis dos dedos de whisky.

Encendí mi portátil, para ver a mi amor y soñar con él. Estaba tan cansada que mi cigarro cayó sobré mí y debí apartarlo porque me quemaba pero... al despertar estaba en mí cama con un agujeró en la camisa y al mirar de reojo el despertador exclamé.

—¡Mierda! llego tarde, y el jefe me mata.

Me vestí corriendo, cogí mi maletín de trabajo a toda prisa y cerrando la puerta me pareció escuchar.

«Él desayuno»

"Son imaginaciones"

—Taxi —grité.

Bueno amigos a partir de ese momento mi vida fue de lo más extraña.

¿Lo creéis?

Ese mismo día en la oficina.

Nada más entrar en la oficina escuche un gritó aterrador.

¡¡¡Llegas tarde!!!

Ante mis narices había un tipo bajito con gafas que no dejaba de gesticular con sus manos.

—Lo siento, no volverá a pasar.

—Eso esperó señorita Alison, eso espero  o...

Me senté en mi puesto de trabajo y vi los papeles que había en la mesa de trabajo y sin poder evitarlo exclamé.

—¡Roberto! esto no es justo y lo sabes.

Y a mis espaldas su voz.

—Trabajo atrasado señorita Alison ¡¡¡Quiere terminarlo!!! —me gritó.

—Si, señor —le contesté mirando esa montaña de papeles sobre  sobre mi mesa.

Se marcho a su despacho y yo proteste.

—Esto no es justo ¿Por qué yo? —me pregunté. Me odia, lo sé.

Ese día no fue como los demás, me dolían las manos de tanto teclear en el ordenador, la cabeza me dolia, no tenia hambre, solo mal humor. Quería llegar a casa ducharme y acabar el trabajo para entregárselo a Roberto al día siguiente.

Al salir del trabajó seguí mi rutina de siempre, entrar en casa ducharme, cenar. Pero ese día no lo hice, me senté en la mesa del salón encendí mi portátil, saqué esos papeles los dejé sobré la mesa y suspire.

—Manos a la obra.

Tecleaba mi portátil hasta que...

Me desperté en mi cama.

¿Por qué estaba allí? —me pregunté levantándome.

—¡Mierda! él trabajó he de terminarlo o el jefe me mata.

Pero... cuando llegué al salón, mi portátil ya no estaba encima de la mesa ¿Donde estaba?

Lo busqué desesperadamente sin hallarlo ¿Me lo han robado? si es así el jefe me mata o me despide, he de encontrarlo ¿Dónde estará?

Puse la casa patas arriba, desmonte todos los cajones dejando las cosas por el suelo y el portátil seguía sin aparecer ¿Dónde demonios estaba?

Cuando me fije en mi maletín de trabajó y corrí hasta el abriéndolo y allí estaba con todo mi trabajo terminado. Me quedé pensativa durante unos segundos; yo no recordaba que hubiera terminado el y me pregunté.

¿Seré sonámbula? y yo no lo sé.

Observé cómo había dejado la casa, estaba desordenada otra vez.

"Y qué" —me gusta más así. Eso de las cosas ordenadas no9 son para mi.

Era hora de ducharse e ir al trabajo.

No me fije en el resto de la casa y ése día tampoco desayune.

Miré mi armario a toda prisa, no sabía que ponerme y obte por unos vaqueros y camisola.

Me maquille ligeramente, unas gotas de colonia y ya estaba lista para ir al trabajo y saliendo escuche la misma voz del día anterior.

Recaerás si no desayunas.

¿Cómo? —me pregunté.

"Alison" es tú imaginación.

"Al trabajó" llegas tardé.

No di ni los buenos días al entrar, le di los papeles a Roberto y me fui a mi mesa de trabajo.

—Buenos días —me dijeron mis compañeros.

—Un café y rápido —solté.

—¿Estas bien Alison? —me preguntaron.

¡¡¡NO!!! —grite ¡¡¡Mi café!!! ¿¡Dónde está mi café!?

Esa mañana no estaba de humor y al enchufar el ordenador de trabajo.

¡¡¡Que broma es esta!!! ¿Quien ha sido el gracioso? —les pregunte a mis compañeros.

Hubo risitas entre ellos. Pero yo no me reía, estaba seria mirando la pantalla del ordenador.

«Te quiero»

«Tu fantasma»

—Que romántico —suspiro una de ellas.

—Yo quiero uno así —dijo otra.

—Y yo quiero saber que imbécil que ha escrito esto.

Sin más las teclas de mi ordenador comenzaron a escribir.

«Te quiero» «Te quiero»

¡¡¡Basta!!! Este ordenador tiene un virus, déjame ver el tuyo.

Y lo mismo.

—Vaya mierda de ordenadores que tenemos en esta osicina, no funciona ninguno bien.

—Señorita Alison a mi despacho.

—El que faltaba, Ya voy Roberto.

Subí a su despecho y fui recta a su ordenador.

—Me permite Jefe, sera un segundo.

Puso cara de sopas y al querer escribir leí.

«No te enfades que estas fea y yo te quiero guapa»

«Risas»

«Tu fantasma»

—Mato a este capullo —vocifere saliendo de allí dando un terrible portazo.

Lo deje hablando solo y me encare a mis compañeros.

—Quiero saber quien me gasta esta bromita, ya sabéis que no me gustan este tipo de bromas ¿Quién a sido?

Un chico llamado Carlos intento calmarme sin lograrlo lo único que le dije fue esto.

—Busca a un exorcista ¿Creo que mi casa esta embrujada? como esta oficina.

Y me marche de allí.

 Esa tarde

Llegué a mi casa y al entrar grite.

¡¡¡Lo quiero todo igual!!! cuando salga de la ducha ¡¡¡ME OYES!!!

Deje el maletín en el suelo, lo abrí sacando los papeles y lanzándolos por el aire y gritando de nuevo.

¡¡¡No toques nada!!! Entendido.

Avance hasta mi habitación y deshice la cama hablando sola.

¿¡Me gusta dormir así!? no la toques.

Entre en el baño diciendo.

—¿¡Lo quiero así!? esta demasiado ordenado y no encuentro nada de lo que busco ¿Sabes?

Lo cambie todo de sitio y me dije —Falta la cocina.

Y al entrar exclame.

—¡Esta horterada!

Era el desayuno y una hermosa rosa roja. Cogí esa bandeja abrí el armario y saque el cubo de la basura gritando por si estaba ese imbécil.

—¡¡¡Mira!!! lo que hago con tu desayuno, directo a la basura y no me gustan estas mariconadas te enteras.

Salí de la cocina, me desnude por el camino y le advertí.

—Deja las cosas como las ves. No las toques.

Una vez en el baño comencé a ducharme sin darme cuenta que él me observaba.

«¿Por que eres así? Soló intento ayudarte, nada más. ¿¡Pero si te moleste me iré por donde vine!?»

Cuando salí de la ducha, tuve una sensación extraña creí tropezar con algo pero allí no había nada. Me envolví con la toalla, mire de reojo mi habitación y todo estaba igual como el resto de la casa.

Me tumbe en el sofá. Donde debí quedarme dormida.

Y al día siguiente...

Seguía en el sofá, me levante de el poco a poco y mirando a mi alrededor y me dije.

"Todo en orden" "Asi me gusta"

Continúe hasta la cocina y al entrar, no había desayuno y ni esa estúpida rosa y me dije otra vez.

"Veamos el baño y la habitación"

Camine hasta mi habitación y estaba como la dejé la noche anterior y me asome a ver el cuarto de baño y estaba como estaba. La toalla por el suelo, el grifo del labavo goteaba, mi crema depilatoria sin cerrar, las cremas de la cara dentro del bidet y suspire dejándome caer en la cama.

—Esta es mi casa.

Contemplaba el techo cuando sonó mi móvil y refunfuñe.

—¿Quien demonios será?

—Diga.

—Hola cariño, soy la mami ¿Como éstas? Acabó de llegar a la ciudad y en 15 minutos estoy en tu casa.

—Queeee —le grité viendo mi habitación.

—¿Te ocurre algo? mi vida —me preguntó.

Y yo me apresure a contestar.

—No,no, no mama. Todo en orden, pero no corras demasiado.

—En media hora estoy en tu casa. Espero que estés bien. No me asustes.

—Tranquila, estoy como un roble. Pero no corras —le advertí dejándome caer de nuevo en la cama y suspirando. —Porque te diría que te fueras, mira mi casa esta hecha un desastre y viene mi madre y yo en media hora no pongo en orden éste desastre. Ayudame por favor —le suplique.

El silencio se hizo eterno y algo acaricio mi mejilla y susurro.

«Cierra los ojos»

Cuando abrí los ojos, no podía creer lo que veía. Mi casa estaba limpia y todo ordenado, no podía creerlo ¿Quien era mí angel? —me pregunté dirección a la cocina.

Y al llegar a ella, allí estaba esa rosa roja y esta vez no me pareció una horterada me alegré de verla alli. Me acerqué a olerla y al hacerlo su perfume me mareo y desvaneci en el suelo.

EL OTRO LADO

Cuando abrí los ojos, los cerré de nuevo otra vez pensando que era un sueño ¿Y lo era? —me pregunté.

Allí estaba él, sentado en suelo, observándome entre risas.

—No eres real —le dije.

—Lo soy —me contestó. Estas en mi dimensión al otro lado.

Mire a mi alrededor y no vi nada diferente, excepto mi cuerpo inerte en el suelo de la cocina y la voz de mi madre llamándome.

—Cariño... ¿Dónde éstas?

Veía cómo mi madre me buscaba por toda la casa y lo malo de todo esto es que yo estaba en mi casa y no podía ir a su encuentro.

Él me miraba divertido, pero yo no lo estaba y le grité.

—Como salgo de aquí imbécil.

—Por dónde has venido —se apresuró a decir.

—¿Cómo? —le pregunté.

—Ya te lo he dicho cariño. Por dónde has venido.

"Yo mató a éste imbécil, lo mató" —pense ¿Y por dónde he venido? —le pregunté.

Me señaló la cocina. Y en mí cabeza aparecieron un montón de interrogantes. Y le pregunté.

—¿Por dónde has dicho?

Sin más atravesé la pared dándome de bruces con mi madre que exclamó.

—¡Alison!

—¡Mama!—exclamé encima de ella.

—¿De dónde sales? —me preguntó.

—Yooo...de aquí no me he movido —le solté mirando la pared que había atravesado.

Sé levantó del suelo, se sentó en una silla de la cocina. Sé sacó su paquete de tabaco lo dejó en la mesa y sé endencio el cigarrillo y dando una calada me soltó.

—Cariño, estoy esperando una explicación.

Me levanté yo también del suelo y me senté a su lado cogiéndole un cigarrillo. Me miró extrañada pero no me dijo nada. Que tenia que decirle yo. Que había atravesado la pared, que en mi casa había un fantasma me tomaría por loca cuando se levantó de esa silla diciendo.

—Y esas rosas.

—¡Rosas! —exclamé.

—Si, las rosas ¿Quién te las a regalado? —me preguntó. Son preciosas, cariño.

Las miré. Las cogí y las tiré al cubo de la basura. Ante el sonoro gritó de mí mamá.

—¡¡¡QUE HACES!!!

—Me producen alergia no lo recuerdas. Y estornude mirando a ese idiota y gritándole.

—¡¡¡ESTO LO HABLAREMOS!!!

—Cariño, con quién hablas —quiso saber mi madre.

—Hablo sola mamá. No lo ves.

—Me voy, en otra ocasión vuelvo. Te parece bien cariño.

—Si vuelve en otro momento eh de aclarar unas cosas con alguien mama.

Cerro la puerta y llame a ese idiota.

Lo llamé con todas mis fuerzas, pero el muy cabrón no decía nada. Yo seguía gritando por toda la casa sin advertir que mí madre seguía mis pasos.

Ya harta de gritar me senté en una de las sillas de la cocina y es cuando lo vi. Cuando sentí su presencia y del susto nos caímos la silla y yo.

—¿Estas bien cariño?

—¡¡¡MAMA!!! —grité. Lo has visto.

—¿A quién? cariño.

—Al al al fanfantasmaaaa.

—Fantasma —soltó mi madre. Que fantasma. Yo no veo ninguno.

—Si al fantasma, lo has visto—le dije y lo tienes detrás de ti. Y.... es tan guapo —suspire.

Mi madre se dio la vuelta diciendo: Aquí no hay nadie.

—Seguro mama —suspire de nuevo sin dejar de mirarlo.

—Alison, tú estás bien.

—Si, mama —le contesté. Pero es tan guapo ¿¡Seguro que no le ves!?

Mi madre insistía que allí no había nadie y yo le afirmaba que sí. Harta de mis tonterías, me levanto del suelo diciendo: Nos vamos al médico.

—Para que —proteste.

—Para que le cuentes esas alucinaciones.

—Mama, no son alucinaciones y no necesito a un loquero.

—He dicho que al médico.

—Sí, mama.

Mi adorada mama me saco a empujones de mi casa, me metió en el coche y se dirigió al loquero.

Al llegar yo no quería bajar, quería y ir a mi casa pero mi adorada mama bajo del coche, abrió mi puerta estiró de mi brazo para que saliera del coche, la gente nos miraba y yo me estaba poniendo roja por el ridículo que estábamos montando. Pero a mi madre no parecía importarle y me gritó.

—¡¡¡O BAJAS DEL COCHE O TE LLEVO ARRASTRAS HASTA LA PUERTA!!!

Baje del puñetero coche sin ganas, la seguí hasta la puerta del loquero y una vez allí solté.

—Y ahora casa.

 —No vamos a casa, vamos al loquero como tú le llamas —me soltó mi madre también.

Discutimos las dos delante de la puerta, hasta que esta se abrió y un joven nos preguntó.

—¿Qué ocurre aquí?

—¡Rodolfo! —exclamó mi madre.

Y yo.

—Este es el loquero ¡Joder como está! Entramos mama —le dije abrazándome a ese loquero.

Ambos me miraron y madre.

—¡¿Pero tú no querías ir a casa?!

—Yo... Nooooo. ¿Cuando empiezo la consulta Rodolfo? —le pregunté.

—ALISON, esos modales —me gritó mi madre.

—Modales —me apresure a soltar. Es tan guapo mi loquero —suspire. Mami me enamorado, sabes.

—Que dices Alison, no le haga caso Rodolfo, esta desquiciada y ve cosas raras. Cuéntale cariño.

—Veo fantasmas Rodolfo.

—¿Cómo? —preguntó éste.

—Si, veo fantasmas Rodolfo y no estoy loca como cree mi mama ¿Por qué eres tan guapo? —le pregunté, sin poder evitar la colleja de mi madre y mi queja ante el dolor producido. —¡Ay! eso duele —le dije frotándome la cabeza.

—Alison...

—No soy una niña mama y en mi casa hay un fantasma me creas o no. Y a usted señor loquero le invitó a ella para que lo compruebe.

—Alision —repito mi madre de nuevo.

—Encantado de ir a ella. Nos vamos —soltó cogiendo su chaqueta y portafolios.

—¡Rodolfo! —exclamó mi madre, no iras a creerte semejante historia.

«Risas» —No te preocupes Karen, si esta loca ya te lo confirmare.

—¡Rodolfo! —exclamó de nuevo mi madre, ante nuestra huida.

Mientras nos metíamos en el coche para ir a mi casa, él...

28 Février 2019 00:02 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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