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Pablo Rodriguez


Bloodpril, una de las naciones más alejadas y herméticas del mundo civilizado se encuentra en una guerra invisible. Enmascarados lideran una rebelión para derrocar a la joven reina de la nación, bandidos adornados por una espada bañada en sangre dominan las rutas, Felkers , pueblo nativo de las tierras de la niebla continúan su centenaria resistencia contra los Bloodprilianos y por último los puertos del sur se comienzan a clamar su independencia, el frágil equilibrio está a punto de romperse. La reina sabe que la nación caerá en caos, pero su debilitada salud cada vez empeora más, es cuando un artefacto legendario conocido como La Flor de terciopelo podría ser la llave para resolver la crisis.


Fantaisie Déconseillé aux moins de 13 ans.

#fantasia #Renacentista #magia #psicologico #batallas #PaisHelado #Laflordelamontañahelada
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Capitulo I

Dedicado a mis amigos, familiares y aquellos que ya no están.

Una muestra de amor es lo único que se necesita

Para realmente sobrevivir al mundo.


Capitulo 1


El sonido del galope de los caballos resonaba dentro de aquel carruaje, poco a poco el sueño comenzaba a despedirse de su mente para dar paso a la realidad, una realidad que poco a poco tomaba colores rojos y amarillos, una realidad sin dudas bastante peculiar, un mundo nuevo, sin duda esto marcaría el comienzo de lo que sería un viaje que merecería la pena contar.


Un mar de posibilidades se erguía ante él, aun su modorra luchaba internamente por transportarlo a aquel mundo onírico, pero sabía que era hora de ir despertando. A su costado estaba la razón, aquella carta que había leído y releído hasta el cansancio, escrita por la mismísima Reina Catherine Bloodpril, Regenta suprema del reino del mismo nombre, un reino peculiar, aislado y alejado del mundo, en un área del continente mayoritariamente fría, con bosques grandes, lagos y cursos de agua abundantes y sin duda aquello que más destacaba entre su geografía, la niebla constante en variados puntos que contribuía al misterio de esta tierra donde reinaba la incertidumbre.


La misiva real le dejaba de manifiesto a nuestro viajero las intenciones de la reina, esta invocaba la presencia del reconocido aventurero Faryl, dueño de proezas legendarias del último tiempo, su reputación, exagerada por trovadores y por viajeros, era gigantesca, tanto que el reino conocido como el más hermético del continente le había mandado a llamar, una reputación que era más leyenda que un hecho, Faryl, un explorador legendario, docto en lenguas antiguas y pionero en la investigación de los legendarios Nur, civilización que le daba nombre a los territorios inexplorados cuya única entrada se encontraba al Noroeste de Bloodpril, delimitado por una gran cordillera. Nadie nunca había entrado a Nur, ni mucho menos se habían encontrado pruebas de su civilización, la entrada mencionada era tan solo una red de montañas de lo más peculiar que nadie había logrado escalar y volver.


Faryl era un joven, algo delgado, de tez blanca y con un pelo algo descuidado y alborotado, siempre portando una chaqueta hecha de un cuero tratado, no poseía la mejor de las vistas, así que poseía unos anteojos que le ayudaban con esta labor. Era algo callado y pensativo, por no decir un eterno melancólico, le costaba un poco entablar conversaciones y pasaba su tiempo absorto más en sus pensamientos que en contacto con la realidad, excepto al estar en la naturaleza, su eterna musa de inspiración. Conocía varios campos de la ciencia y el arte, pero distaba ser un experto. Su mayor carga era su reputación exagerada, no le gustaba aquellos perfiles que se le atribuían, era sin duda su temor más grande ser tomado como una leyenda, que el mismo sabía que era solo eso, una leyenda.


Volviendo con la misiva real, le habían llamado para que con su experiencia investigara sobre los Nur en el reino, se le ofrecía un buen pago y títulos nobiliarios al cumplirse, pero los detalles serían entregados por la reina en persona. La curiosidad le picaba sobre el contenido de la misiva que si bien era cordial parecía tener un tono urgente. No entendía bien realmente, los Nur aún eran un misterio incluso para él, una civilización que era objeto de estudio nuevo, descubierta hace poco tiempo y que aún se debatía su correcta interpretación y podría interpretarse como una leyenda. Pero su curiosidad le llamaba a seguir investigando sobre el tema, aunque esto la verdad disfrazaba sus verdaderos sentimientos, realmente solo se dejaba llevar por la marea del mar de posibilidades. Para el esto solo era estar a la deriva, para ver a donde lo dejaría varado la ola que arrastraba su destino.


Ya era de mañana y la niebla poco a poco se despejaba de su camino, había sido un largo viaje desde Narelanio, tomando una ruta poco visitada para no levantar revuelo, una ruta que se decía peligrosa, pero hasta ahora pasaba casi desapercibida, Faryl observaba por la ventana del carruaje sus alrededores. Poco a poco las altas montañas de la gran cordillera de Nur se revelaban ante el hacia el oeste, plagadas de bosques y con algunas copas de volcanes con sus hielos eternos saludando su camino. Al este se veía la Cordillera de Nur, la cual también era conocida como la pequeña cordillera, esta tenia también un gran volcanismo, divisando algunas fumarolas de volcanes con hielos eternos. Bosques grandes que se extendían hacia donde alcanzaba la vista, los cuales invitaban a imaginar que se encontraría dentro de ellos. Otro detalle que destaco mucho era que hacia el este estaba un gran reflejo con el sol de la mañana, este debía ser el Lago Grande, la mayor extensión de agua de Bloodpril, atravesando este estaba el Bosque Nuboso el cual apenas se divisaba con una gran nube de neblina cubriéndolo y en la cordillera de Nur el monte Mak Rema que hace diez años había entrado en erupción.


Faryl estaba absorto en sus pensamientos, todo era nuevo para él, un reino que jamas había visto en su vida, su gente era un misterio para el misteriosa, era pionero en visitar el reino hermético invitado por la propia reina. Pensaba en aquella vida nueva, un nuevo comienzo alejado del mundo. tal vez y solo tal vez encontraría aquello que tanto buscaba, aquel motivo para vivir.


Paso el rato y converso con el jinete del carruaje, este le contraba sobre las maravillas de Bladmer, la ciudad del Milagro y capital de Bloodpril que era hacia donde se dirigían. Esta era conocida por el castillo en la cima del monte Recatan, cuna de leyendas de todo tipo. Una de ellas rezaba que aquel que viera las cinco torres del castillo y deseara encontrar algo desde el fondo de su corazón, veria aparecer un milagro. Estas ideas parecían historias infantiles, pero sin duda no distaban de ser interesantes.


La niebla matutina aún no se despejaba del todo e incluso cercano se veía un nubarrón que había bajado volviendo espeso la visibilidad. Poco a poco se fueron internando en la niebla hasta que comenzaron sentir olor a chamuscado, los caballos comenzaron a exaltarse, pero continuaron su camino. La niebla ahora adquiria tonos más oscuros dejando ver el sol tenuemente al mirar al cielo. Faryl sintió un escalofrio en su espinaso mientras veía que los vidrios se empañaban, fue cuando el carruaje se detuvo mientras los caballos estaban intranquilos, relinchando y pataleando como amenazados por una fuerza desconocida.


El conductor del carruaje llamo a Faryl en ese momento, estaba intranquilo y su tono de voz parecía tiritar.


—Mi señor, más le vale que venga a ver esto —Dijo con expresión preocupada y pálida.


Faryl descendió del carruaje con su inseparable bolso y procedio a ir hacia la delantera donde el conductor intentaba tranquilizar a los caballos.


Fue cuando se percató del horror que su conductor había visto hace apenas unos momentos antes, varios carros de transporte destruidos por el camino, varios caballos en el suelo con su cuerpo ardiendo levemente seguido de pilas de cadáveres calcinados o destripados.


Faryl se quedó con el cuerpo helado al observar tan dantesca escena, de inmediato ordeno con una voz tiritona a su conductor que dieran media vuelta cuanto antes hasta que la niebla se despejara, le temblaban las manos y sentía un gran escalofrio, más grande que incluso el frio de la mañana, de inmediato fue hacia el carruaje para buscar su espada antes de que se pusieran en marcha.


Fue cuando una luz roja paso como un flash dando hacia el carruaje e incendiándolo, una flecha que poco a poco prendió fuego haciendo que los caballos se volvieran locos y arrojando a Faryl al suelo y varias de sus cosas, el conductor intentaba calmarlos cuando desde la niebla una flecha le atravesó el pecho el cual dio un grito de dolor cayendo al suelo y retorciéndose para el horror de Faryl que rápidamente corrió hacia las cosas desparramadas y tomando su espada se puso a cubierto tras una roca.


Algo abrumado, con la respiración acelerada y sus manos temblando hacia lo posible por calmarse mientras sentía gritos y pasos aproximándose a su posición. Quedándose quieto se agacho y comenzó a mirar a hurtadillas hacia la ahora incendiada carreta, la correa de los caballos se había cortado y estos huyeron de la escena. La niebla era densa y espesa y de ellas surgieron figuras negras que poco a poco se acercaban. Fue cuando vio que en la carreta estaban las figuras algo más claras, eran personas que vestían con armaduras de distintos tipos, con piezas de piel y con caras poco amistosas, estos comenzaron a revisar rápidamente el carruaje en busca de objetos valiosos mientras gruñían y discutían entre ellos. Uno alzo la voz y se dio cuenta que solo había un cadáver y el otro había huido, uno más pequeño se le acercó y le dijo que rápidamente debían encontrarlo o su estrategia cambiaría un poco, además seguramente tenía una que otra joya de valor.


Faryl seguía a hurtadillas y repto poco a poco a un árbol cercano de la pradera nublada, debía ser lo suficientemente estratégico para intentar salir del lugar sin ser visto, la niebla seria su mejor aliado para este escape. Ya en el árbol se dio cuenta que había un bosque cercano, su plan consistía en huir y buscar ayuda para llegar a Bloodpril, en este momento no tenía opción, la mayor parte de sus pertenencias se había perdido con la carroza.


Sin embargo, en un giro del destino un caballo llego galopando a gran velocidad e intento embestirlo, Faryl logró esquivarlo, pero le perdió en la densa niebla, este se levantó y se puso alerta. Este era diestro con la espada, tal vez distaba de ser un experto, pero con sus habilidades había logrado sobrevivir todo este tiempo, era lo único intangible que de verdad serviría en un momento así, su única defensa ante un mundo salvaje. Fuera de todos los títulos y decoraciones, cuando te enfrentas al filo de la muerte, podrás confiar solo en una cosa, aquello que has aprendido y perfeccionado, aquello que es intangible, lo único que te podrá servir para sortear el cruel destino.


De inmediato vio como una figura entre la niebla corría rápidamente en su dirección, el choque era inminente y en un giro inesperado este cambio la dirección. Faryl apenas si tuvo tiempo de defenderse, un ruido de choque de espadas alerto a los otros que buscaban donde se originaba el sonido.


Fue cuando se vio cara a cara con un hombre de pelos alborotados, con una sonrisa siniestra, una cara alargada y nariz prominente y puntiaguda, vestía con harapos y piezas de armadura con evidente uso, su expresión trasmitía una sed de sangre insaciable, una sonrisa macabra que ansiaba cobrarse una nueva víctima.


Al chocar sus espadas varias veces Faryl intentaba correr en dirección al bosque, pero su enemigo era más rápido que él y se interponía en su camino, su única opción verdaderamente era luchar contra aquel personaje que clamaba por su sangre. Fue cuando aún en una posición amenazante con una voz rasposa y aguda dijo:

—Nada mal sin duda, una actuación brillante viniendo de un tipo con una fachada tan enclenque—Dijo en con un tono burlón

—Menos dialogo, apártate de mi camino, no me explico como un simple bandido puede tener semejante destreza —Dijo Faryl frunciendo el ceño.

—Jajaja —Carcajeo como re borbotando su saliva y acto seguido este se llevó la mano a la cara sin parar de desternillarse— Simplemente lo forastero se te nota a leguas, nunca oíste hablar de los Espada Sangrientas al parecer. —Termino diciendo mirándolo nuevamente con esa sonrisa siniestra

—Espadas sangrientas? —Pregunto Faryl sin levantar su alerta.

—Somos los más temidos bandidos de estos lugares, fue una idiotez viajar sin escolta por aquí—Dijo burlándose del desconocimiento del aventurero —Pero sin duda tipos tan estúpidos como tú nos hacen más fácil nuestro humilde oficio—Dijo el tipo con sarcasmo poniendo su mano en su espada.


—Aparta de mi camino —Dijo Faryl en tono amenazante.


El tipo no contesto nada, simplemente se limitó a sonreír de oreja a oreja y soltar una carcajada demencial que mesclada con el nuboso ambiente ofrecía un escenario sacado de una pesadilla, al terminar de reír y sin borrar su sonrisa exclamo:


—Hod, me gusta que sepan el nombre antes de matarlos, tal vez si toda esa palabrería y patrañas de la iglesia doradista es verdad lo recuerdes en otra vida, soy compasivo ¿No crees? —Pregunto irónicamente y luego comenzó a reír.


Faryl tenía poco tiempo para escapar antes de que llegaran los otros miembros de los bandidos a apoyar a Hod, debía ingeniárselas para escapar cuanto antes, situación que se veía difícil. Sin embargo, la macabra imagen de Hod le hacía temblar, sus intentos estaban a flor de piel, el instinto de un animal sin salida, dispuesto a todo con tal de preservar su existencia. La vida era cuestionada por muchos, pero al estar amenazada esta se aferraba a el mundo, en contra de cualquier dogma o realidad, era lo único de lo que estaba seguro.


Hod no se hizo de esperar y ataco a Faryl ferozmente dando grandes estacazos con su espada seguido de cortes horizontales. Faryl apenas si podía seguir el ritmo, le era difícil con la humedad del piso que le hacía esforzarse por no resbalar y con la niebla intensa que no le dejaba ver bien. Fue cuando la espada de Hod hirió el codo de Faryl y acto seguido tras tratar de defenderse este le rozo un poco la mejilla dejando una herida sangrante. Faryl con todas sus fuerzas golpeo la espada de Hod desestabilizando, haciéndolo retroceder y tirando su espada lejos. Sucedido esto intento correr. Sin embargo, en ese momento Hod le alcanzo, le tomo por el cuello intentando rebanar su cabeza un cuchillo. Faryl con dificultad intentaba con su mano frenar la mano de Hod, pero le resultaba complejo por la fuerza del tipo que reía y reía mientras observaba sus ojos inyectados de sangre.


—Eres un cobarde al parecer Forastero, pensé que tendrías honor o algo así jajaja, esperaba mucho mas de ti —Dijo mientras continúo carcajeando.

—No tienen importancia para mí—Dijo Faryl a regañadientes mientras intentaba zafarse con dificultad.

—Eres un simplón, un imbécil sin duda, ¿Viniste aquí por curiosidad?, ¿Fama? ¿Fortuna?, estas en Bloodpril, ¡Aquí solo encontraras miseria y muerte de un pueblo que agoniza desde hace años!, así que, si lo piensas te hare el favor de no vivir para ver esta miseria, soy un chico bueno ¿No crees? —Dijo mientras no contenía sus carcajadas en el forcejeo.


Faryl estaba perdiendo fuerzas y el cuchillo llegaba cada vez más cerca de su cuello, fue cuando en un acto desesperado, mordió la mano de Hod con tal brutalidad que perforo varias capas de piel, Hod grito en dolor mientras que Faryl escupió su boca con sangre y aprovecho de tomar su espada que estaba entre la hierba para hacerle corte en la pierna, dejándolo tirado justo a tiempo para huir hacia los bosques con rapidez, aunque se encontraba herido.

Hod gritaba mientras que sus compañeros estaban llegados, este maldecía y maldecía sin parar con Ira dolor al forastero. Fue cuando les dijo a todos que encontraran al chico y que lo trajeran para que el mismo lo matara y luego lo descuartizara haciendo que su cuerpo fuera su nuevo tapete.


Faryl corrió y corrió hasta perderse en los frondosos bosques que poco a poco despejaban la niebla y hacían ver la luz del sol. Ya asegurándose de estar en un lugar sin el peligro de los bandidos, este apoyó su cabeza y espalda en un tronco y se dejó caer para sentarse en el suelo, tras tanto correr había logrado escapar, estaba exhausto y con la respiración entrecortada, solo lo acompañaba su bolso y su espada. Fue cuando cayó en cuenta que estaba en medio de un lugar desconocido a kilómetros de la tierra que alguna vez podría haber llamado hogar, herido y perdido. Sus pensamientos le traicionaban, estaba asustado y solo. Sin embargo, sabía que solo él podría sacarse de esta situación, tal vez era el fin, pero no morirá sin aferrarse a su vida.


Faryl se tocó el costado izquierdo y vio que había sangre, tenía heridas en varios lados, pero la mayoría eran superficiales salvo una, esta se encontraba un dedo el cual a medida que su adrenalina bajaba, comenzaba a doler, sentía un ardor intenso y sentía su dedo cada vez más tenso. Faryl entonces arranco un pedazo de tela de su ropa y con algo de dificultad para mover su mano comenzó a vendarla como pudo, no era lo mejor, pero le ayudaría a apaciguar algo el dolor que se intensificaba.


Paso el tiempo y aun apoyado observaba el bosque que le deleitaba con sus sonidos de aves que cantaban, insectos que volaban, seguido por el suave vaivén de las hojas mecidas por el viento que le hacían llegar a su cara algunas brisas heladas. Algunas liebres que curiosas lo miraban para luego huir y perderse en medio de el follaje, lo mismo ocurría con algunos zorzales que canturreaban observándolo para luego volar. Los arboles eran robles grandes, que llegaban a más de diez metros de altura, dejando ya caer sus hojas por el otoño que llegaba ya a su fin, la cama de hojas en la que se encontraba sentado se extendía por todo el bosque, resultando un suave asiento, sin embargo, noto curiosidad por la cantidad de hojas que se extendían en los arboles a pesar de la época, era como si no hubiera llovido durante esta estación.


Este se encontraba ahora más tranquilo, sus revoluciones habían bajado y su pulso ya no estaba acelerado como antes, sin embargo, ahora su dolor se volvía más intenso a cada segundo, debía salir del bosque y buscar ayuda, además su mano necesitaba algo más que unas simples vendas. Este aun cansado comenzó a agudizar su audición y a oír a su alrededor buscando un sonido particular, debía encontrar una fuente de agua para lavar sus heridas y seguirla para seguramente salir del bosque o estar en altitud para estudiar el terreno y elegir su mejor ruta, ahora que la niebla se había dispersado y el bosque esplendoroso dejaba ver la luz tendría una oportunidad perfecta para intentar sobrevivir, solo esperaba encontrar algo antes de la noche.


Comenzó a escuchar y entre los sonidos del coro de aves y los insectos que trepaban y volaban descubrió un tenue sonido que se asemejaba al de un pequeño riachuelo, se paró con algo de dificultad apoyando sus manos en el suelo e intento concentrarse solo en ese sonido para no pensar en el dolor intenso y ardiente que le hacía de vez en cuando morderse los labios. Camino un rato para encontrar un pequeño hilo de agua que bajaba por una roca, este comenzó a seguirlo y tras un tiempo de caminar encontró el cauce de un rio pequeño que serpenteaba entre los árboles, este entonces supuso que de seguir el cauce iría con dirección al sur, donde la elevación era menor y probablemente se encontrara con la pradera, precisamente la misma dirección donde debía estar la ciudad de Bladmer. Solo esperaba que sus conocimientos le sirvieran de algo. Antes de partir este lavo sus heridas y se percató que su dedo poco a poco se ponía algo más morado que de costumbre, este dolía, pero pensó que debía apresurarse para que no pasara a mayores, este lo volvió a vendar y siguió el rio.


Con dificultad camino por horas encontrando de vez en cuando algunas castañas y hongos comestibles que conocía desde hace tiempo. No tenía ni idea sobre la extensión del bosque ni menos cuanto estaría en aquel lugar así que se aprovisiono con lo que pudo. Sin embargo, eso no sería suficiente, tenía hambre y el dolor del mano combinado con la fatiga empezaron a consumirlo, en este caminar incesante que solo era soportado por el hermoso entorno natural que le rodeaba. Solo intentaba concentrarse en salir del bosque, intentaba enfocar la mente en continuar, aunque sabía que de no encontrar algo de comida más contundente con la pérdida de sangre y fatiga terminaría desvaneciéndose. También intentaba limpiar su mente siguiendo los sonidos de las aves ya que de otra forma su mente le jugaría malas pasadas, dándole ilusiones provocadas por todo el estrés. Aun si todo estaba perdido la esperanza lo mantendría vivo lo más posible, la vida nuevamente se negaba a dejar al mundo sin dar la pelea a pesar de que todo podría indicar lo contrario. Era una sensación no solo humana, sino toda la materia viva compartía ese deseo.


Comenzó a hacerse de noche y Faryl comenzó a sentirse somnoliento y fatigado, aún seguía por el camino del pequeño rio y había tenido que sortear obstáculos como la espesa vegetación, algunos accidentes en el terreno y uno que otro tronco caído. Fue cuando se encontró con desnivel en el piso el cual lo hizo resbalar y caer en la cama de hojas. Se sentía muy cansado, sus fuerzas ya no daban más de sí y su dolor se había vuelto insoportable, lejos de pararse se quedó en el cómodo suelo del bosque y observo hacia los claros que dejaban ver las copas más altas para observar el atardecer filtrándose entre ellos que daría paso a la noche muy pronto, entre uno de los claros se dejaba ver la primera estrella de la noche. La ultima luz del día se filtraba y pequeños haces de luz entraban en el bosque colorido con tonos rojizos, amarillos, verdes y anaranjados. El viento soplaba levemente su cara bañándolo en una brisa parecida a una despedida, unas pocas hojas caían sobre él, dejo que esa sensación le abrazara como una cama tibia, que el viento lo acariciara como una madre con un hijo en cama enfermo y olio el suave aroma de tierra mojada a su alrededor, tal vez si moría, este sería un buen lugar, quería estar tranquilo.


Los recuerdos de su pasado llegaban a él cuan mariposas a una dulce flor, pensaba todo el tiempo en su hogar al Noreste, las suaves praderas de su pueblo natal, el cual el viento resoplaba y este disfrutaba saltando entre los matorrales buscando pequeños insectos. Los recuerdos pasaron hasta que como un nubarrón negro se enmarcaron en los últimos años, una sensación terrible, una angustia tremenda le invadía cada parte de su cuerpo. Pensaba en todo lo que había dejado ir, en los errores que había cometido debido a su soberbia y su falta de residencia. Pensaba que le gustaría volver y arreglar las cosas, la verdad él quería volver a aquellos tiempos en los cuales su vida era más feliz, tal vez no perfecta, no fue hasta que todo cambio que comenzó a valorar lo único que iría con él a todos lados, sus propios recuerdos. Pero, aun si decidía volver, aun si decidía intentar remendar sus errores, nada sería igual nuevamente, No podía esperar que una vez resuelto todo sería igual, sus pecados le atormentaban, tal vez ese era su castigo. Pero lejos de estar triste, aceptaba su destino lentamente mientras su cara era bañada por los últimos rayos del sol, estaba feliz de dormir en aquel lugar, al atardecer, donde las hojas serian la suave tierra que marcaría su ultimo sueño.


Fue cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por un sonido retumbante en el bosque, un sonido inquietante que no parecía venir desde ningún sitio. Sintió alarma mas no miedo, los rayos del sol parecían cada vez más tenues y el bosque se comenzaba a volver oscuro. El sonido se acrecentó, era un sonido parecido a un lento golpeteo seguido de un graznido extraño que se asemejaba al sonido de un ave, sin embargo, destacaba un tintineo casi imperceptible entre medio. El sonido comenzó a ser constante y se escuchaba a la distancia, era sin duda estremecedor y algo perturbador, como si el bosque hablara en un lenguaje olvidado o si algo intentaba decirle al chico que estaba presente en el bosque, como delimitando su presencia. Observaba a sus alrededores como si entre esos árboles le observaran pacientemente, invitándolo a formar parte del bosque si es que moría en ese lugar, era como si su esencia quisiera ser absorbida como el bosque, una especie de guía hacia la otra vida. Sin duda Faryl pensó que era una alucinación producida por el cansancio y la fatiga acumulada o tal vez su camino a volverse loco por el hecho de estar cercano a la muerte, pero el sonido que escuchaba se volvía cada vez más constante y parecía venir de todas las direcciones de aquel bosque que cambiaba a su etapa más sombría. Este se intentó a duras penas sentar para observar a que se debía el sonido, pero era inútil, apenas si su cuerpo le respondía. En un último esfuerzo se paró de golpe para intentar caminar con sus últimas fuerzas, el sonido era perturbador, pero al mismo tiempo hipnotizarte, tenía la necesidad de encontrarlo, aunque sus cabellos se erizaran de lo incomodo que le hacía sentir aquellos pequeños golpes resonantes.


Fue cuando el sonido en súbito se paró como si hubiera sido silenciado. Parecía haberse esfumado igual como llego, como si hubiera simplemente huido o desaparecido su fuente, fuere lo que fuere. Faryl cayó en cuenta que su acción le estaba poniendo mareado, como consecuencia del rápido cambio de posición.

En ese momento detrás de él se escucharon pasos, los arbustos se revolvían ante su mirada, no tuvo mucho tiempo de reaccionar y tampoco podía. Entre los arbustos salió una chica. Vestía una armadura ligera, su cara era alargada con facciones algo finas, tenía algo de bolsas en los ojos presa de algún que otro desvelo y una mirada algo inexpresiva, sus ojos eran azules y su pelo era liso con dos coletas amarradas, tenía una pañoleta de color verde y en la hombrera tenia gravado un escudo con una hermosa rosa azul que relucía por sobre todo su atuendo. Esta le apuntaba con una espada desenvainada mientras se acercaba con cautela a pasos lentos. Fue cuando alzo la voz ante el chico.


—Quien se supone que eres tu —Dijo con un tono bajo y serio como si se tratase de un viento repentino

Faryl que tenía su brazo en su pecho por la falta de aire no pudo contestarle.

—Responde, quien eres —Dijo con el mismo tono serio ahora un poco más amenazante —¿Acaso otro miembro de los Espada sangrienta? —Pregunto con sospecha.

—¿Te parezco…un miembro de ellos? —Dijo Faryl a duras penas tratando de recomponerse

La chica bajo su arma y comenzó a acercarse, esta parecía un soldado de reconocimiento o una tropa de evaluación.

—¿Que te ha pasado?, no tienes pinta de ser de por aquí, este hecho polvo—Dijo con tono serio, pero levemente preocupado

—Así … ¿Saludas a la gente? —Dijo Faryl con dificultad — Faryl, un gusto en conocerle señorita — Y diciendo estas palabras este cayó al suelo inconsciente viendo con su último aliento la expresión preocupada de la chica.


Faryl comenzó a soñar en ese momento el cual se encontraba al filo de la muerte, tal vez su cerebro le regalaba un último viaje hacia su propia mente, el regalo más hermoso de todos. Se encontraba en el mismo bosque siguiendo el rio, pero en la dirección contraria a la que había empezado, el sonido comenzó nuevamente entre los arbustos y árboles, este podía sentirlo como si se tratase de una sensación familiar y comenzó a guiarse por esta hasta dar con el origen del agua. Un lago pequeño en medio del bosque que tenía tonalidades hermosas entre azules y verdes pareciéndose a un manantial, lleno de luciérnagas y lotos adornado por el suave croar de los sapos. Estaba oscuro ya y el agua reflejaba las estrellas del hermoso cielo. En el centro de aquel lago había lo que parecía una gruta en la roca en una pequeña isla rodeada por plantas.


Fue cuando se percató de una luz bastante brillante y fulminante salía del lago iluminando su alrededor, era un Ave parecida a una grulla que brillaba y era completamente blanca. Las ranas cesaron su croar y las luciérnagas se arremolinaron alrededor del ave como si hicieran una danza reverenciando su majestuosidad. Faryl no entendía el significado de este sueño tan extraño, pero la grulla le miraba con curiosidad como intentando comprenderle. Fue cuando esta dio vuelta y al extender sus alas majestuosamente voló al firmamento perdiéndose entre el brillo de las estrellas. El ave dejo caer una pluma dorada en medio del lago que provoco una pequeña onda que se extendió suavemente hasta desaparecer.


Faryl se recostó mirando la pluma brillante en el lago y seguido al observo el cielo y la maravillosa noche. Poco a poco la oscuridad de la noche se apodero del bosque y avanzaba hacia el rápidamente. La pluma ahora era la única luz en medio de toda la oscuridad densa, sus sentidos se agudizaron y entre la oscuridad pululante y desde el profundo de su alma escucho una voz distante, pero de alguna extraña forma familiar, se sentía un aire helado y húmedo, seguido de una sensación cálida que poco a poco se extinguía “Perdóname por todo”.


Fue cuando despertó de sopetón volviendo a la realidad.

Se encontraba en recostado sobre su chaqueta y un morral relleno con hojas que servían de almohada. Observo su mano y estaba vendada de una manera bastante delicada. Al tocarse el costado tenía más vendas en donde antes había heridas, sintiendo un frio proveniente de algún tipo de ungüento. Había una lona puesta sobre unos troncos que hacían una carpa improvisada y algunas provisiones apiladas sobre rocas como avellanas, algunas Hierbas, flores y papas.


Un poco más hacia la izquierda había una fogata encendida y un tronco caído lleno de musgos que seguramente se usaba de asiento

Faryl se levantó, camino hacia el tronco y delicadamente este se sentó en sobre él. Comenzó a Observo el fuego que poco a poco lanzaba pequeñas cenizas encendidas que ascendían al cielo y se perdían a la vista entre los arboles a tal punto de confundirse con un hermoso cielo estrellado. Fue cuando detrás, la misma chica con la que se había topado horas venia hacia el caminando con varias ramas y pedazos de troncos.


—Así que ya despertaste, que alivio verte en mejores condiciones —Dijo la chica sin mirarlo mientras dejaba algunos troncos para el fuego.

—¿Tu, eres la que me ayudo no? —Dijo Faryl algo confundido aun sin volver a la realidad desde la modorra.

—Un simple gracias es suficiente forastero, no me acostumbro a ayudar a cada personaje que me encuentro herido—Dijo la chica dándose la vuelta y yendo hacia la carpa tendida en el tronco.

Faryl le observo, se dirigió a un pequeño saco y saco una olla de hierro, esta metía algunas cosas que parecían Hierbas seguido de agua desde su cantimplora. Al terminar de mezclar el misterioso brebaje, camino nuevamente hacia el fuego y con cuidado y dejo la olla entre unas rocas para que esta hirviera con el calor. Seguido de esto se sentó en el tronco sin mirar a Faryl y poniendo sus codos en sus piernas y sus manos apoyando su cara miraba al fuego con una expresión melancólica pero sonriente, como pensando en algún vago recuerdo de años que volvía al ver las cenizas despegar al cielo.

Faryl se sentía incómodo, la chica distaba de ser el compañero más parlanchín. A ratos parecía como si este estuviese solo. La chica solo se limitaba a observar el fuego sin cambiar la expresión de su rostro. Sin lugar a dudas su meditación parecía inquebrantable.


El chico quería hablarle y preguntarle varias cosas que aun caminaban en su mente, sin embargo, poco o nada de valor venía a él para que las palabras salieran de su boca, no venía a él ningún tipo de idea para romper la tensión en el aire y desde luego tampoco él se caracterizaba mucho por ser el más locuaz frente a los desconocidos. Era paradójico que la chica le hubiera salvado la vida y ni siquiera cruzasen en ese momento una palabra.

Seguía observando el fuego cuando sorpresivamente y contra todo pronóstico la chica le hablo primero.


—Faryl ¿No? —Dijo la chica sin girar la cabeza para mirarle

—¿Cómo sabes…? —Dijo Faryl antes de recordar — Cierto, te lo dije cuando nos encontramos.

—Viridia, el nombre es Viridia —Dijo la chica sin apartar su mirada del fuego.

—Gracias señorita Viridia por bueno, haberme ayudado — Dijo Faryl mirando al fuego mientras pensaba que más decirle.

—Solo dime Viridia, no me gustan esas formalidades —Dijo sin apartar su mirada de la llama roja.

Hubo un silencio incomodo mientras las cenizas del fuego volaban en el aire, apagándose como luciérnagas que ascendían al cielo.

—Faryl, ¿Cómo te hiciste eso? —Dijo apuntando a su herida en el dedo —Sin duda no fue un animal salvaje, aquellos son rastros de una espada —Dijo Viridia mientras su mirada tomaba un tono más pensativo


Faryl algo extrañado pensaba en su ataque, esta chica sin duda era una soldado, pero sus habilidades de supervivencia estaban a la par con exploradores bien preparados, aunque no explicaba por qué estaba en aquel lugar tan remoto deambulando, tal vez era obra del destino o simplemente una coincidencia bastante afortunada para él, fue cuando recordó su encuentro y el nombre de sus atacantes.


—Espadas sangrientas, atacaron a mi carruaje mientras me dirigía a Bladmer.


Viridia no se inmuto, pero se notaba aún más pensativa.


—¿Vas a Bladmer? No será fácil salir del bosque, deberás descansar un poco —Dijo Viridia mientras se levantaba a sacar la olla del fuego, esta burbujeaba y echaba un humo blanco que daba un aroma peculiar, Viridia tomo la olla con cuidado y deposito el líquido en dos tazas—Bebe esto, te hará sentir mejor. Para mañana deberías estar en condiciones.


Faryl tomo la taza y comenzó a beber, un sabor amargo entro por sus papilas, su garganta se sentía ardiendo y sus labios tenían algo de dolor por el calor de la taza. Le dificulto tomar el brebaje así que eligió tomar a sorbos. Había algo familiar en ese brebaje, fue cuando le vino a la mente algunos de sus conocimientos que le acompañaban


—Lomatina, infundida con un poco de Hierbas aromáticas —Dijo Faryl mirando a Viridia.

—Veo que eres un conocedor Faryl —Dijo Viridia demostrando algo de sorpresa

—Aprendí unas cuantas cosas a través de mis viajes supongo —Dijo Faryl riendo.

—Ya veo —Dijo Viridia entrando nuevamente en un silencio incómodo.

Tras unos minutos bebiendo sus infusiones Viridia volvió a hablarle al aventurero.

—Mi unidad fue atacada por los espada sangrienta, me separe de ellos un en el ataque intentando seguir a uno de sus miembros —Dijo haciendo una pausa —Espero que mis colegas estén bien.

—Cuanto lo siento, de verdad Viridia —Dijo Faryl mirándola, su expresión había cambiado ligeramente a una más triste como pensando en sus compañeros.


Luego del silencio Faryl se le ocurrió una idea.


—Te importa si saco alguno de tus ingredientes y la olla un momento? —Pregunta Faryl.

Viridia le miro en ese momento con sus ojos algo abiertos pero su expresión seguía igual de seria, esta no entendía bien para que quería Faryl la olla, pero le acepto su petición.

Tras unos momentos Faryl logro combinar algunos de los hongos y cortarlos bastante pequeños para luego pescar algunas avellanas hasta tostarlas, Viridia tenía dos peces que aún se mantenía frescos y Faryl los comenzó a cocinar con distintas especias hasta lograr que adquirieran un color blanquecino que arrojaba un aroma delicioso, tras pescar unos platos de madera que tenía Viridia, Faryl sirvió la comida.


Viridia probo el primer bocado y de inmediato comenzó a devorar el plato sin ninguna delicadeza, su cara se llenó de sobras de comida, la chica parecía probar un bocado traído desde los confines del cielo. Esta se lo termino antes que Faryl y por primera vez se mostraba verdaderamente sorprendida.


—Eso estuvo delicioso, ¿Dónde lo aprendiste? —Pregunto Viridia con extrañeza.

—Cuando estas sobreviviendo, aprender que cocinar puede subirte los ánimos, aprendí a utilizar ingredientes locales para hacer comidas con lo que dispongo, supongo que es algo creativo —Dijo Faryl jactándose de su habilidad.


Viridia le miro y volvió a su expresión seria, se limpió la cara y fue a su tienda, Faryl dormiría en el morral tapado por su chaqueta, antes de irse a la cama Viridia toco el hombro de su compañero y le dijo “Gracias” a lo que fue a su tienda entre troncos.

Faryl fue hacia el morral, miro al cielo y a la tienda de Viridia, fue cuando esta le dijo sin mirarle.


—Partiremos al amanecer, no te retrases.

Recostado en frente de nada más que las estrellas que se veían entre medio de las ramas del bosque, comenzó a pensar que su decisión de venir a Bloodpril lo había puesto en esta situación de vida o muerte. Pensaba que ahora se encontraba a la deriva en un mar de posibilidades, un mar que lo arrastraba ahora llevado por la esperanza que representaba su acompañante, sin embargo, seguía arriba de una balsa, sin rumbo fijo más que el del oleaje. Solo quería descansar y no pensar más. Ni siquiera tenía claro el motivo por el cual había arriesgado su vida al venir a este sitio que tenía la reputación de ser peligroso. Tal vez quería escapar de su antigua vida, tal vez solo quería comenzar nuevamente o buscaba una excusa con la cual seguir viviendo. Sus pensamientos se adormecían para dar paso al sueño. Poco a poco sus parpados se cerraron, quedándose con la imagen de un hermoso cielo estrellado.


Amaneció al siguiente día y mientras los primeros rayos del sol comenzaron a llegar a su cara Faryl despertó como si una cálida mano le tocara para despertarlo. Viridia aún no se levantaba así que aprovecho el tiempo para estirar un poco las piernas, sus heridas ya no dolían tanto y quería tantear un poco el terreno alrededor del campamento.


Camino un poco cerca de una corriente de agua cercana donde vio con tranquilidad el movimiento de algunos peces que intentaban cazar algunos insectos que andaban por la superficie, las hojas de los arboles caían poco a poco con el viento que se media en aquel hermoso bosque, aún faltaba una buena cantidad de hojas por caer a pesar de que el otoño se encontraba en sus últimos días, símbolo de la poca lluvia que debía haber caído, sin duda la niebla que le había acompañado era la principal fuente de agua para todas las plantas, que crecían bañada por la misteriosa capa de agua que emanaba desde la tierra. Se lavó la cara y limpio su espada y sus heridas no sin sentir algo de dolor. Se dio cuenta que si seguían este curso de agua saldrían del bosque, debería confiar por obligación en Viridia, no tenía otra opción, simplemente debía dejarse llevar por la corriente.

Volviendo al campamento se encontró con su compañera recién levantada con el pelo alborotado y con expresión somnolienta, este le deseo buenos días cuanto esta se sorprendió de verlo, pero le siguió su típica expresión fría, solo atinando a decir “Cierto, te recogí ayer”.


Viridia se alisto, peino su cabello que era largo y se amarro dos coletas para evitar que esto fuera un problema al andar por los bosques. Luego de desmontar el campamento esta le dijo a Faryl que continuarían por el bosque hasta salir, su misión seria ir al campamento de su unidad para luego llevarlo a Bloodpril. Según ella el campamento de la unidad estaba apostado a las orillas de un rio. Si seguían el curso de agua llegarían a una pequeña colina que al subir podrían verlo sin problemas.


Caminaron un buen tiempo, Faryl le ayudo a cargar algunas cosas en agradecimiento por su ayuda. Mientras caminaban observaba el bosque era precioso y lleno de vida. Ahora se vislumbraba su verdadero esplendor. Los colores rojos, amarillos y naranjas adornaban su camino dándoles una experiencia que sin duda recordaría en el tiempo.


Viridia no hablaba mucho y Faryl tampoco era la persona más sociable para abrir temas de conversación, sin embargo, el silencio algo incómodo era fácil de ignorar escuchando los ruidos de la naturaleza. Paso un rato y siguiendo por el camino decidieron descansar cerca de un pequeño salto de agua.


Viridia se recostó a los pies de un árbol y le paso a Faryl una cantimplora extra para que pudiera reunir agua e hidratarse, luego de hacer la acción anterior este también se recostó en otro árbol bebiendo de la cantimplora e intentando relajarse. No paso mucho tiempo para que Viridia con la poca delicadeza que tenía le hablara.


—¿Por qué decidiste venir a Bloodpril? —Dijo Viridia observando como el agua caía.

Faryl algo sorprendido por su intervención repentina le respondió

—Supongo que curiosidad, o tal vez solo busco encontrar algo que no existe —Dijo Faryl algo cabizbajo.

—¿Tienes siquiera un por qué? —Dijo Viridia con las manos detrás de su cabeza

—No lo sé realmente, tal vez esto pueda hacerme olvidar algunas cosas —Dijo Faryl con algo de tristeza.

—No es bueno escapar del pasado, puede que eso te lleve a perder mucho más de lo que ya perdiste. —Dijo Viridia mirándole con una leve y melancólica sonrisa.

—Puede que tengas razón, pero no importa mucho a estas alturas, supongo que su majestad tiene cosas que quiere saber y yo soy el que puede responderlas. —Dijo Faryl intentando cambiar de tema.

—Bloodpril es un reino que se encuentra sumido en problemas, intuyo cual será tu misión, pero será mejor que la reina te lo diga en persona —Dijo Viridia cerrando los ojos

—¿Cómo sabes de eso? —Dijo Faryl con extrañeza.

—Leí tu misiva real, no te preocupes, no es un secreto lo que busca la reina para la división a la que pertenezco —Dijo Viridia mirando al cielo.

—¿Qué clase de persona es la reina Viridia? —Dijo Faryl algo pensativo.

Viridia callo un momento pensando y mirando al cielo, luego respondió.

—Los soldados no interactuamos mucho con la realeza, pero sin duda es una persona fuerte y sabia, además de querida por —Viridia hizo una pausa y luego continuo —La inmensa mayoría. Sus palabras nos inspiran, a pesar de lo joven que es.

—¿Joven dices? —Dijo Faryl con extrañeza.

—La verdad es que los anteriores reyes murieron un día, ambos de la misma enfermedad juntos, fue cuando ella tuvo que asumir el poder a los 17 años de edad.

—Bastante joven por lo demás, ¿Hace cuánto paso esto? —Pregunto Faryl.

—Creo que hace siete años más o menos, va bastante tiempo, apenas llevaba unos años en servicio.

—Ya veo…—Dijo Faryl con algo de duda. —¿Que ahí de ti Viridia?, ¿Por qué te convertiste en soldado? —Pregunto Faryl.

Viridia frunció un poco el señor y luego sin dejar de mirar el cielo dijo:

—No suelo hablar mucho de mí —Acto seguido se levantó y ordeno que continuaran caminando.


Caminaron un largo rato más cruzando unas cuantas palabras, pero sin mayor relevancia, la chica sin duda era reservada y misteriosa, aunque para Faryl no parecía mala persona, sin embargo, recordaba el por qué estaban juntos, solamente para salir de ese bosque. Le dificultaba confiar en las personas y aún más apegarse a ellas, luchaba contra estos sentimientos toda su vida, generalmente optando por huir de ellos, intentaba no pensar en nadie como alguien de confiar, encontrándose solo en aquel vasto mundo.


Ya llegando a los límites del bosque estos se alegraron y caminaron rápidamente para ver la hermosa pradera de Bloodpril en todo su esplendor, era preciosa, con sus altas Hierbas meciéndose al compás del viento adornadas por hermosas flores, con las montañas de la cordillera a la distancia llenas de árboles hasta llegar a puntas nevadas y muy a lo lejos, se veía la ciudad de Bladmer, erigiéndose el hermoso castillo de la ciudad como un diminuto punto en la cima del monte Recatan, finalmente se encontraban en el Reino de la Rosa Azul. Bloodpril.


Faryl y Viridia caminaron por aquella pradera con dirección a una colina que se veía a no más de una hora de donde se encontraban, desde ese lugar podrían ver el rio que nacía del Lago grande y que los llevaría cerca del campamento de la Unidad.

Tras la caminata por la pradera donde se toparon con algunas liebres, pájaros y arboles con algunas frutas que recolectaron comenzaron a subir la colina, el camino era agradable y la humedad del ambiente les refrescaba en conjunto con el viento, el cielo se veía azul y radiante con varias nubes pasando por él, esto era una sensación nueva, una sensación de sentirse único con aquellos vientos, una sensación que para Faryl resultaba placentera por sobre todas las cosas.


Viridia ahora estaba un poco más abierta a la plática, ambos ahora caminaban cerca de la cima, fue cuando entraron con algún dialogo algo más casual


—Creo que te agradaran alguno de mis compañeros Faryl—Dijo Viridia con un tono algo más amable que de costumbre — Ginny es una sabionda de las plantas y Locre es un gran maestro de las artesanías en cuero, tal vez pueda reparar tus ropas —Dijo Viridia mientras se veía algo más feliz de estar cerca de aquella reunión.

—Sería un placer conocerlos, ¿Son tus amigos? —Dijo Faryl mientras continuaban caminando.

—Si, nos conocemos desde la academia, tengo otros amigos de la academia, uno es un excelente trovador con la flauta y otra es una lancera excepcional, aunque por ahora no debe estar en la ciudad, dijo que tenía unos asuntos familiares para la costa. —Dijo algo pensativa.

—Espero conocerles, suenan personas interesantes —Dijo Faryl antes de ver la cima de la colina — ¡Pero mira!, estamos que llegamos al tope—Dijo Faryl con alegría de ver que finalmente podría ver desde una perspectiva diferente el hermoso reino.


Viridia se veía algo más en confianza con el chico, aunque su expresión seria y algo ofuscada parecía no cambiar, se conocían hace poco, pero estas situaciones le obligarían a convivir, era casi un requisito para la supervivencia. Tal vez sería el inicio de una nueva oportunidad para él, lejos de Narelanio, lejos de su pasado.


Viridia con algo más de emoción troto hacia la cima para ver el campamento que no estaba muy lejos. Faryl le siguió el rumbo pensando que esto marcaría el reinicio del viaje interrumpido, pudiendo así llegar a la ciudad de una vez por todas


Sin embargo, al llegar a la cima Viridia parecía paralizada en mirando al horizonte, comenzaba a atardecer y los colores anaranjados ya se tomaban el cielo y las nubes que lentamente volaban por los cielos. El viento helado soplaba desde las montañas y las aves regresaban a sus nidos para la noche que pronto caería.


Faryl observo a Viridia que parecía aterrada mirando hacia el rio que estaba bajando la colina, con una expresión helada y pálida, sin poder articular una palabra. Cuando este decidió mirar también, se topó con una situación inverosímil. El campamento de la orilla estaba echando un humo negro y parecía arrasado. El viento mecía las coletas de Viridia y la chaqueta de Faryl mientras observaban la escena, los vientos olían a chamuscado, la vida se aferraba ante la muerte que rondaba por la pradera dando cacería a las ultimas almas, los insectos cantaban una oda a las almas que seguramente se convertirían en las estrellas más brillantes de la noche. Una lagrima cayo por la colina, la cara de Viridia estaba empapada


Llegaron lo más rápido que pudieron hacia el campamento, no estaba tan lejos de la colina así que esto no fue un gran problema. Al llegar a la entrada ambos caminaron lentamente, como guardando luto hacia las almas de las víctimas.


Todo se encontraba quemado, cadáveres de soldados que habían sido despojados de parte de sus armaduras, sangre seca derramada encima de los verdes prados, un olor insoportable mezcla entre la combustión y la muerte. Viridia estaba choqueada con tal escenario parecía que su alma había salido de ella para buscar entre los escombros, su expresión seria ahora se había convertido en una de Shock mientras caminaban entre los escombros de cajas y carpas chamuscadas que aún tenían pequeñas cenizas encendidas que se apagaban lentamente con el viento.


Fue cuando Viridia se percató de un pequeño brazalete tirado en el piso, fue cuando esta con las manos temblorosas lo tomo y se percató de que pertenecía a su amigo Locre. Esta se le quedo mirando un rato absorta en comprender la situación. Faryl tras ella trataba de comprender con horror la situación en la que se veían envueltos. Los espada sangrienta habían atacado el campamento, masacrando a los soldados. No podía caberle en la cabeza como una banda de bandidos había exterminado a soldados experimentados y arrasado con aquel campamento tan fácilmente.


Fue cuando Viridia pareció volver de si de golpe y comenzó a gritar con mucho dolor el nombre de su amiga Ginny mientras miraba en todas direcciones. Esta gritaba hacia todas direcciones, con un tan fuerte y desgarrador que Faryl sintió un escalofrio por la espalda seguido del pecho apretado. Esta era la voz de alguien que se aferraba a una esperanza vacía, un grito que no llegaría jamas a los oídos de su amada amiga, ella lo sabía, en el fondo de su alma mortal, pero era normal su reacción, el pretexto de la esperanza ante la dificultad para intentar sobrevivir, ¿Quien realmente reaccionaria distinto a una situación como esa?, ni un solo hombre por más fuerte que sea es indiferente al sentimiento de la muerte, que de una u otra forma, produce un eco en el fondo de cualquier alma, incluso uno pequeño, para las almas perdidas en la oscura noche.


Viridia se encontraba completamente quebrada, fuera de sí, corriendo por el campamento quemado buscando con desesperación a su amiga. Gritaba y gritaba, pero parecían las únicas dos almas en ese lugar. Sostenida por los recuerdos más felices que ahora eran una especie de cuchilla, Viridia corría rogando en su interior a la diosa que su amiga estuviera bien, lo deseaba en su corazón más que ninguna otra cosa, pero el destino siempre nos tiene otros planes.


Fue cuando se detuvo lentamente cerca de un carro destruido, sus ojos se abrieron de par en par y su cara se volvió pálida nuevamente, como si el frio de las montañas distantes se apoderarán de ella.


Al mirar la carroza estaba apoyado el cadáver de una chica que había caído en el lugar presa de un espadazo que le había atravesado el pecho, el carro estaba manchado con la sangre como si se hubiera tratado de un gran impacto. La chica tenía la mano en su estómago, pero su expresión parecía pacifica, su cara blanca y hermosa con sus cabellos rojizos se meneaban con el viento, una sonrisa en su rostro, su otra mano apretaba su espada. Viridia cayo de rodillas al piso y con lentitud se acercó al cadáver, acariciando su mejilla —Ginny, soy yo, Viridia, despierta por favor, te lo pido—Decía casi como un mantra varias veces mientras acariciaba su cabeza. Fue cuando esta comenzó a suplicar que por favor despertara apoyando su cabeza con la de ella y botando lagrimas a destajo, murmurando solo la frase “Por favor no”.


Ante los ojos del mundo humano, existen palabras que jamas se podrán decir con la lengua de los mortales, palabras que traspasan lenguas, edades y costumbres. Tan similares y tan alejados entre nosotros. Mas ante la pérdida todos son iguales, cada persona busca en si misma o en los demás la respuesta, al no poder encontrarla, prosigue incluso ante las evidencias del cruel destino.

Viridia estaba en aquel lugar, para ella el tiempo y la realidad eran irrelevantes, parecían simplemente no existir o para ella habían desaparecido, sus lágrimas brotaban de manera desconsolada, recordando los miles de sonrisas que juntas habían tenido en su juventud en la academia, las veces que pelearon hasta no hablarse, sus reconciliaciones, sus salidas a divertirse, su tiempo juntas ante los eternos veranos cuando eran pequeñas. Todo parecía querer desvanecerse y esta se aferraba a los recuerdos que le pinchaban cuan espinas de una rosa. Poco a poco su llanto ceso seguido de estar abrazada murmurando palabras que su corazón quería expresar. Y se quedó recostada en el regazo de su amiga, como si el tiempo simplemente no existiera.


Faryl observaba la escena, pero este se sentía inútil ante el dolor de Viridia, un dolor incomprensible para el hasta ese momento, solamente quería consolar a su compañera pero no encontraba palabras para siquiera calmar una pisca el dolor que sentía. Su pecho apretaba, se preguntaba sobre esa sensación tan peculiar, tenía algo de angustia, pero no se comparaba con el dolor de Viridia. Se preguntaba cómo se sentiría en lo más profundo de su alma. Esperaba no tener que sentir nunca aquel dolor que sabía que no sería capaz de soportar. La pérdida de un ser querido de una forma tan violenta, debía ser una herida insoportable. Tal vez Viridia cargaría con aquella mochila toda su vida. Irónicamente perderse en los bosques le había salvado la vida, a costa de vivir con aquellos recuerdos, Un precio alto por continuar viviendo, una maldición peor que cualquier hechizo, imborrable por cualquier mago, eterna y que nacía desde lo más profundo del corazón.


—Viridia, lo siento mucho, lo menos que podemos hacer es darle un entierro digno. —Dijo Faryl cabizbajo.

—Ginny, se suponía que —Dijo Viridia sollozando ensimismada en su dolor— Iríamos a el teatro en unos días, quería ver la obra, lo ansiaba con todo su ser —dijo sollozando aún más abrazando a su difunta amiga mientras los ecos de su cabeza le negaban la dura realidad. —Por favor despierta.


Faryl seguía sin encontrar palabras adecuadas para su compañera cuando sintió unos pasos por los escombros, este de inmediato saco su espada para defenderse de cualquier amenaza que viniera hasta ellos. Fue cuando un soldado joven y herido con su brazo cruzando su estómago se les acercaba. Vestía aun su armadura y se notaba algo pálido producto de sus heridas, este intentaba caminar, pero cayó al piso, Faryl rápidamente corrió en su ayuda.

Era un soldado con pelo castaño claro, más alto que Faryl con rasgos finos en su cara y con ojos castaños, tenía una bandana en la cabeza de color azul oscuro que hacía que su pelo alborotado se viera algo abultado. Este sangraba un poco, pero se había vendado. Faryl le auxilio cuando este cayó al piso sosteniéndolo del brazo.


—Gracias —Dijo el soldado algo decaído y pálido

—¡¿Que paso aquí?!, ¿Cómo sobreviviste? —Pregunto Faryl con incredulidad y asombro

El soldado no alcanzo a contestar cuando vio que Viridia se acercaba a ellos con una expresión totalmente iracunda.

—Will Barham, estas vivo…— Dijo Viridia observándolo con desdén— ¡No fuiste capaz de defender a nadie ¿verdad?! —Grito con un tono desgarrador que carcomía el alma

—Viridia, yo no…no sabía que hacer —Contesto Will cabizbajo sin siquiera poder mirarle a la cara

—¡Todos están muertos y no tuviste siquiera el valor ahora para defenderlos! ¡Te haces llamar soldado cuando no tienes ni el valor de arrebatar una maldita vida por la gente que es tu compañera! —Dijo Viridia, esperando descargar toda su ira contra el muchacho.

—Yo, estaba confundido, no quería morir y Ginny me defendió y me pidió que corriera cuando — Will no alcanzo a decir palabra cuando Viridia intento golpearlo con toda la rabia y tristeza que salía de su corazón, siendo detenida por Faryl.

—¡Déjame en paz! ¡Abandono a todos en el acto!, ¡Es un traidor! —Dijo Viridia encolerizada y cegada por el dolor.

—Cálmate Viridia! ¡Por favor vuelve a ti! —Exclamo Faryl intentando detenerle.

—Viridia…Perdóname, por favor perdóname —Dijo Will mientras sus lágrimas caían de sus ojos. Impulsadas por la triste verdad.


Viridia le observo con shock, esta cayó al suelo en lágrimas y seguido lloro desgarrada desde su mismísima alma mientras ponía sus manos en sus ojos, ahí se quedaron, mientras los últimos rayos del sol llegaban a la tierra, adornando la sonrisa inmutable de Ginny que parecía en paz, como si el tiempo no importara.


Llego la noche, Will intentaba dormir sin éxito en un campamento cercano a la zona del desastre, mientras Faryl y Viridia intentaban enterrar a Ginny. Toda la unidad había sido destruida por individuos dedicados al pillaje. La situación parecía sin duda insólita, pero la realidad superaba cualquier ficción que alguna vez pudieran imaginar.


Era bastante tarde cuando Faryl y Viridia terminaban de darle santa sepultura a los cuerpos, con algo de suerte y fe la diosa se apiadaría de sus almas y los llevaría a su regazo eterno entre las estrellas del cielo. Aquel día serían las más brillantes del firmamento, acompañando a cuantos otros que habían partido mucho antes.


Ambos volvieron al campamento sin decir una palabra. Viridia fue a su tienda mientras que Faryl se sentó en el fuego. Quería servirle de apoyo, pero seguían siendo completos desconocidos el uno para el otro, las palabras simplemente no eran el instrumento apropiado para enfrentar el dolor de Viridia. Nuevamente sentía en sí mismo un vacío interior, la deriva en aquel inmenso mar, dejándose arrastrar por el viento, sin dirección fija, aquella sensación indescriptible de que su vida estaba pendiendo del destino, una sensación que le aterraba, pero intentaba dominar tomando decisiones. Pero en ese momento nada se veía claro. Este miro un rato al hermoso cielo estrellado, las hermosas constelaciones formaban armoniosas figuras que conocía muy bien, los cúmulos y nubes cósmicas pasaban por el cielo, la luna apenas si se divisaba y alguna nube ocasional tapaba el espectáculo celeste, Faryl alzo su mano de forma que parecía querer tocar el cielo, un hermoso cielo que le acompañaba desde su niñez, aquel cielo que le hacía no temerle a la oscuridad de la noche.


Fue cuando a su lado se sentó aquel muchacho lleno de vendajes que el mismo le había puesto. Viridia se negaba a interactuar con el aun presa del odio y la rabia, así que este intentaba mantenerse al margen. El soldado sostenía débilmente un cuchillo e intentaba tallar algo con un trozo de madera que había recogido, Faryl por supuesto le miro con la intriga característica que no podía evitar exteriorizar, preguntando a que se debía aquella actividad.


—Creo que es una de las cosas que me relaja cuando me encuentro en situaciones difíciles —Le dijo aquel chico con una sonrisa algo fingida.

—A que te refieres? —Pregunto Faryl

—Aun cuando fui entrenado para esto, realmente tengo miedo de matar a alguien más tal como dijo Viridia —Dijo Will con la voz temblorosa

—Me sorprende que un soldado diga algo como esto, normalmente son más toscos y brutos —Dijo Faryl con un tono risueño para intentar calmarle un poco.

—La verdad es que muchos soldados deben tener ese pensamiento en algún lugar de sus mentes, pero intentan reprimirlo. Fuimos criados para ser soldados, por eso vivimos, para defender, pero al mismo tiempo sacrificamos nuestra humanidad por ese cometido. —Dijo Will ensimismado

—Es una manera de verlo chico, la verdad es que todos perdemos algo de nuestra humanidad al crecer, si no es por las circunstancias, te la arrebataran tarde o temprano, es como una regla de la vida supongo—Dijo Faryl mirando al cielo con una expresión seria.

—Pero, no me explico como el humano puede llegar a tal instinto, digo, la vida es un regalo ¿No?, ¿Porque simplemente arrebatarla de cuajo? —Dijo Will meditando sus palabras.

—Supongo que somos una raza algo extraña, tal vez la diosa quería algo más de nosotros, algo que no pudimos darle. Tal vez simplemente abandono el mundo por aquella razón, tal vez matamos porque así lo definieron nuestros ancestros—Dijo Faryl sin dejar de mirar al cielo.

—Pero eso no significa que…—Dijo Will antes de pausarse un momento —Sir Faryl —Dijo el chico titubeando —¿Usted ha matado a alguien? —Pregunto con mucha timidez.


Faryl miro al fuego del campamento ante esta pregunta, parecía recordar visiones de un pasado sin nombre, aquellas vidas que había arrebatado, seguía siendo humano, sus visiones seguían ahuyentándole cada cierta noche.


—Will ¿no? —Pregunto mientras sus anteojos reflejaban el brillo del fuego

—Sí, así es Sir Faryl —Dijo el chico.

—Solo tal vez si gritamos hacia los cielos lo suficientemente fuerte, la diosa recordara que existimos, porque tal vez solo con aspirar a que la diosa vea nuestros grandes pecados seremos capaces de encontrar algún tipo de redención. —Dijo Faryl mirando a Will

—¿Qué quiere decir? —Pregunto Will sin comprender sus palabras.

—Aún no se la respuesta a estas palabras, pero, Will, solo somos por que otros saben que existimos. No soy el mejor para decirlo, pero, protege lo que amas. Aunque eso siempre te llevara a la perdida de parte de lo que eres, pero —Faryl se levantó y toco su hombro—Es la mejor forma de vivir que tenemos—Dijo Faryl y acto seguido luego de despedirse se retiró a su tienda.


Will se quedó mirando en silencio la fogata mientras tallaba la figura en madera, las palabras de Faryl retumbaban como ecos bochornosos y fantasmales. Este intentaba meditarlas de alguna forma, pero le parecía inútil, aun no encontraba del todo la fuerza para enfrentar a el mundo hostil, fuera de la academia y los muros de la ciudad, un mundo real, el mundo que primaba la vida y la muerta como si se tratase de un juego de tablero, aquel mundo que era caótico y, sin embargo, les daba las visiones más hermosas como aquella noche estrellada. Will termino de tallar la figura, este era un pez de madera.


—La mejor forma de vivir que tenemos… — Dijo Will para sus adentros y luego de un silencio arrojo su figura al fuego. —No soy tan fuerte como usted.


Al siguiente día intentarían llegar al camino cercano para tomar alguna ruta para la ciudad que se encontraba bastante lejos, debían atravesar la planicie y luego bordear un bosque con dirección al suroeste. Will aun caminaba con dificultad producto de sus heridas, pero gracias a los tratamientos de la noche anterior podría continuar hasta que se encontraran con el camino.


El grupo se alisto, Viridia no tenía expresión en su rostro cuando comenzaba a caminar, solo se veía en ella una mirada vacía, como si caminara muerta en vida. Hablaba ocasionalmente para dar una dirección mientras que continuaban caminando, pero distaba de siquiera molestarse en hablar más de la cuenta. Will tampoco daba señales de querer hablar mucho y este solo se mantenía cabizbajo, como sumido en sus propios problemas, sin siquiera poder mirar a nadie a la cara. Faryl por su parte continuaba en silencio en medio del tenso ambiente. Su única forma de sobrellevarlo era como lo había hecho toda la vida, solo se distraía observando los paisajes. No existía mucho de qué hablar de todas formas.


Luego de una caminata extensa, se detuvieron cerca de un arroyo para recargar sus cantimploras y continuar el viaje. El arroyo tenia agua fría y bastante refrescante para aquella caminata. A la distancia se veían pequeñas aves acercándose al arroyo, bañándose y jugueteando mientras otras bebían agua.


Fue cuando para sorpresa de todos Viridia llamo a Will un segundo para hablar, este sorprendido se acercó a ella lleno de ansiedad. Le temblaba el cuerpo y sentía presión en el pecho. Aquella sensación tan juvenil de sentir nervios al intentar enfrentar una situación de peligro, la misma que un animal que es acechado por su presa. Su alma parecía salir de su cuerpo y este intentaba bloquear cualquier pensamiento. Viridia solamente observaba el arroyo mientras que sus coletas se mecían con el viento.


—Dígame Señorita Viridia —Dijo Will con timidez y con la voz temblorosa

—¿Cómo murió Ginny? —Pregunto Viridia sin mirarlo con la poca sutileza que le caracterizaba.


A Will le tomó por sorpresa esta pregunta, sin duda era repentina, en su mente resumía el horror del día que saquearon la unidad, pero reportar a lo que por rango vendría siendo su superiora era lo menos que podía hacer. Además, se lo debía, era lo único que podía hacer para de alguna forma demostrarle a la chica que quería que le perdonara.


—Viridia, ¿Estas seguras que quieres…? —Dijo Will

—Dímelo por favor —Dijo con voz baja.

—Está bien, la verdad es que atacaron por la noche luego de que tu grupo los siguió hasta el bosque. Solo recuerdo levantarme cuando flechas incendiaran tocaron la tienda.

—Los espadas sangrientos ¿No? —Pregunto Viridia.

—Así es, no sé cuántos eran, pero al menos diez, los cuales eran muy fuertes, veinte soldados no bastaron para frenarlos.

—Por favor, limítate a los hechos —Dijo Viridia que comenzaba a enfurecer por la falta de valor de Will ante esta escena, pero intentaba controlarse.

—Bueno, la verdad es que al principio la unidad se defendió bien del ataque, pero, todo cambio cuando un gran caballo moteado de negro y blanco llego con dos hombres.

—¿Dos hombres? —Dijo Viridia sorprendida.

—Los bandidos los llamaron Thirvon y Cameron, uno bastante grande, corpulento, pero parecía no tener mucha expresión en la cara excepto que al combatir parecía una bestia salvaje. Lo mismo con Cameron, este era algo más pasivo, pero, era demasiado rápido para ser un forajido común.

—¿Por qué? —Pregunto Viridia.

—Era un chico como de mi edad, con el cabello largo y algo enjuto, pero tenía muchas cicatrices en el cuerpo, su sable danzaba con el viento como si fuera uno con él.

—¿Y qué paso con Ginny?

—Luego de que casi todos habían caído, me enfrente a Cameron y otro bandido con Ginny, estos eran muy fuertes, nos defendimos bien, pero cuando tuve al bandido a mi merced, no pude matarlo.

—Solo, dime que paso después —Dijo Viridia con evidente enojo

—Me atacaron, intente salir, pero me hirieron, fue cuando Ginny remato a el bandido, pero Cameron era muy veloz, Ginny entonces le dio una gran estocada en su ojo dejándolo tuerto, este gritaba de dolor, fue cuando me pidió que huyera.

—Y huiste…—Dijo Viridia con un tono bajo.

—Ginny me dijo que era el único que podía avisarles a los demás de los bandidos, nadie escapo, salvo yo, sé que debí haberme quedado, pero!

Viridia no dijo nada, solo le miro con ira. Luego esta le hizo la única pregunta que importaba.

—Cameron mato a Ginny ¿Cierto? — Pregunto Viridia.

—Si —Contesto Will algo nervioso.

—Es todo Will, por favor, déjame sola —Dijo Viridia antes de volver a mirar el agua.


Will comprendió que no podía seguir hablando con Viridia, entendía su dolor, aun así, viviría con aquel fantasma de no poder haber hecho nada, tal vez esto era lo que Faryl se refería, aquello que le había hecho perder algo de su humanidad.


Viridia no estaba ajena a este cambio, solo podía recordar sus buenos tiempos, recuerdos que le clavaban como cuchillos, sus amigos no volverían nunca más, se sentía perdida, de la misma forma que los demás, a la deriva, nada parecía tener sentido y tampoco se es esforzaba por dárselo. Tomo una hoja y la arrojo al arroyo, esta miro la hoja ser arrastrada hasta desaparecer y con ella partían las esperanzas de que todo fuera un sueño. Viridia reflexionaba también de Will, tal vez este a sus ojos era un cobarde, pero gracias a él podría encontrar al asesino de sus amigos, esta intentaba no pensar mucho en el asunto, pero su ira se había calmado un poco. Sin duda tal vez había sido demasiado dura con el chico, además que su diferencia de edad era notable, era tan solo eso, un chico que recién se enfrentaba al mundo. Aunque ese era su pensar aún no estaba segura como se sentía al respecto. Tal vez su ira hacia el muchacho era porque necesitaba un escape a toda la rabia que sentía en el fondo de su corazón. Le gustaría haber mejorado su relación con Will, pero aun no era el momento. Le costaba el hecho de pedir disculpas y mucho más el de demostrar debilidad. Era la forma que había aprendido de sobrevivir en el mundo, la única que tenía.


Caminaron otro rato más hasta que vieron a la distancia desde una colina lo que parecía un camino que iba directo a la ciudad de Bladmer. Faryl ya no se sentía emocionado al ver los hermosos parajes. No podía siquiera meditarlos con el sufrimiento de ambos soldados que le acompañaban. Este simplemente pensó que debería olvidarse un poco del asunto. No lo malinterpreten, no era que no le importara el sufrimiento de los que habían sido sus compañeros en los últimos días. Pero era la forma en la que había aprendido a vivir.


Tras bajar la colina se encontraron con un prado enorme y bello. Nuevamente el viento mecía las hierbas altas dejando ver verdaderas olas de viento en un mar verde. El atardecer regaba nuevamente el cielo. La pradera adornaba los colores como invitando a dormir en la gran cama vegetal que parecía sacada de un sueño.

Fue cuando a la distancia vieron una caravana de mercantes que viajaban fuera de los caminos, esto sin duda los alerto, pero para evitar problemas decidieron restarle importancia. De todas maneras, estos pasarían cerca de ellos así que se irían con cuidado.


Paso el rato y estos pasaron muy cerca de la caravana. Fue cuando Viridia se percató de algo extraño. Un grupo de caballos bastante numeroso se acercaba a toda velocidad a la caravana.

La sorpresa fue que Viridia apretó el puño y salió corriendo con dirección a la caravana. Faryl miro a Will con sorpresa mientras no entendía la situación, fue cuando Will miro a Faryl y dijo las palabras que menos quería oír.


—Los Espada Sangrienta.


Corrieron tras de Viridia mientras que la caravana era brutalmente asaltada por los bandidos. Los caballos con sus jinetes atacaban sin piedad a los mercaderes que inútilmente intentaban defenderse. Su guardia personal tampoco fue rival para el nivel de habilidad de los espada sangrienta. Uno a uno fueron cayendo hasta quedar pocos a merced de los bandidos que no buscaban dejar supervivientes.


Viridia llego hasta el lugar y comenzó a gritar preguntando cuál de todos ellos era Cameron. Los bandidos alertados por su presencia aun batallaban con algunos guardias de la caravana, sin embargo, dos de ellos fueron hasta Viridia con intención de acabar con ella. Esta desenvaino la espada de su cinto mientras que desde el costado de su mochila desenvaino otra espada que estaba atada con vendajes. La espada de su amiga Ginny.


Los Forajidos cargaron contra ella. Dando grandes estocadas y espadazos sin éxito. Viridia danzaba al compás de la batalla, esquivando ataques sin mayor problema y bloqueando golpes con sus dos espadas. Parecía simplemente como si tan solo fuera un arma dividida en dos. Uno de los bandidos que usaba un mandoble intento darle un golpe, pero esta rápidamente le esquivo, le dio una patada y acto seguido logro darle un gran sablazo acabando así con su vida.


Sin embargo, esto no fue suficiente, llegaron dos más y se sumaron al que ya estaba peleando con ella, esta lograba esquivar los golpes, pero se vio rápidamente superada. Fue cuando uno de los golpes fue rechazado por Faryl y otro por Will, por supuesto con dificultad debido a sus heridas.


—No vuelvas a irte tan rápido, recuerda que aún estamos heridos —Dijo Faryl jadeante por haber corrido.

—Cameron…debo encontrar a ese Cameron —Murmuraba Viridia como Hipnotizada.

—Sir Faryl, ya estamos aquí, ¿Que sigue ahora? —Pregunto Will mientras los Forajidos comenzaban a rodearles.

Faryl no tenía un plan del todo armado, ahora debían convencer a Viridia que se retiraran, pero esta cegada por la ira apenas si respondía a sus palabras.


Fue cuando tras unas palmadas un hombre alto, con la cabeza rapada a la mitad, con varias cicatrices en la cara se les acerco, seguido de un hombre bajo y enjuto, pero con una expresión risueña y para el horror de Faryl una cara conocida. Hod, el bandido que se había encontrado al principio de su viaje.


El bandido alto comenzó a aplaudir y acto seguido ordeno a sus hombres que se detuvieran, este hablo.


—Felicidades viajero, Hod me ha contado que lograste derrotarle, además mírate, junto con dos Bloodprilianos. No valen la pena que te juntes con ellos. —Dijo El bandido.

—¡Jefe! ¡Déjame matarlo! Lo estrangulare y le quitare cada parte de su cuerpo mientras grita —Dijo Hod con su tono carraspera y con una demencia característica.

—Calla inútil, no fuiste capaz de acabar con él, así que te aguantas —Dijo el chico enjuto.

—Cameron! Te juro que si el jefe no estuviera aquí te cortare la lengua. —Dijo Hod

Viridia se encontró con los ojos abiertos y acto seguido intento cargar contra el muchacho, pero esta fue bloqueada y empujada por uno de los bandidos.

—Dile a tu amiga que se calme, no quiero eliminarlos antes de que te haga una propuesta —Dijo el hombre alto.

—¡Cameron! ¡Malnacido! ¡Mataste a mi amiga! ¡Esta es la cara de la persona que te enviara al infierno! —Grito Viridia con rabia y dolor.

—Eh matado a tanta gente que no puedo acordarme de toda — Dijo sarcásticamente Cameron —Pero esa espada, me suena de algo. Ya veo, eres la amiga de esa dulce muchacha, créeme que me gustaría que hubiera sido mi amiga también —Dijo Cameron con una sonrisa burlona.

—¡Vete al demonio! —Grito Viridia.

—Calmémonos por favor caballeros, ahora a lo que vamos —Dijo El hombre alto. —Permíteme presentarme, mi nombre es Thirvon, líder de los espada sangrienta.

—¿Qué es lo que quieres? —Pregunto Will algo nervioso.

—Al forastero, vengo a ofrecerle una propuesta que no debe rechazar…si quiere vivir. —Dijo Thirvon.

—¿Qué propuesta? —Dijo Faryl.

—Únete al espada Sangrienta, nos vendría bien alguien como tú —Dijo Thirvon

—¡¿Qué?!, ¡No hablaras enserio Jefe! —Grito Hod —¡Debo matarlo, es un simple forastero!

—Suficiente para lograr seguirte los pasos Hod, además, sabes que los necesitamos para el gran botín. —Dijo Cameron riéndose de Hod.

—Jamas me uniría a ustedes, son simplemente escoria —Dijo Faryl.

—¿Creen que son mejores que nosotros?, dentro de sus ciudades, seguros, dejando que los gobiernen a cambio de una ilusión de paz, son simplemente perros en jaulas esperando ser alimentados y acariciados por los que ustedes llaman líderes. —Dijo Thirvon.

—¡No permitiré que hables, a quien llamas perro amaestrado! —Grito Viridia.

—¿No es eso lo que hacen?, desde esa famosa academia pasando por la lealtad a su patria y eso de por la Reina, menudo disparate. Son solo humanos que se han “educado”, pero son la misma escoria que nosotros. —Dijo Thirvon entre risa.

—¡¿En que nos parecemos a ti?! —Grito Will.

—Disfrazan sus sentimientos que tienen desde nacimiento, la ira, la codicia, la envidia, todo eso se les enseña a que no deben escucharlo a pesar de que lo sienten, nosotros abandonamos esa estupidez de la diosa a lo que ustedes llaman moral, somos verdaderamente libres, tomamos lo que queremos y hacemos lo que queremos, eso es la verdadera libertad —Dijo Cameron.

—¡Eso no tiene sentido! —Dijo Faryl.

—Simplemente no somos distintos a ustedes, acaso ustedes ¿No matan para salvar su vida? ¿O por qué se los ordenan? Los gobiernos son solo bandas bien organizadas que aplastan a cualquiera que no esté de acuerdo con ellos, exactamente como nosotros. —Dijo Thirvon mientras sonreía —Pero basta de charlas, repito mi pregunta, Forastero, ¿Te unirás a nosotros?

—¡Jamas! — Grito Faryl mirándole con rabia — ¡Todo eso es solo una porquería de retórica para justificar tus crímenes!

—Es una pena —Dijo Thirvon antes de dar la orden de ejecutarlos.


Fue cuando a la distancia se escuchó un galope estruendoso, fue cuando todos los bandidos se pusieron en alerta, de pronto se escuchó una gran explosión cercana a los bandidos la cual provoco mucho humo, Thirvon ordeno dispersarse de inmediato cuando de pronto le embistió un caballo. Fue cuando al dispersarse la neblina, se encontró con un grupo de enmascarados liderado por un hombre de traje blanco, vestía una capa blanca, una máscara dorada como el sol y un sombrero de copa, tenía un elegante estoque desplegado y este les observaba. Al bajar ataco directamente a Thirvon el cual le bloqueo con dificultad con su mandoble, fue cuando Cameron acudió a el auxilio de su jefe mientras en el otro lado, las pocas fuerzas de mercenarios que quedaban de la caravana eran ahora apoyados por el grupo de misteriosos enmascarados.


Thirvon estaba peleando con aquel enmascarado, su velocidad era descomunal, pero el corpulento hombre sin duda era un oponente temible, además junto a Cameron le intentaban hacer frente al misterioso enmascarado con dificultad.

—Sin duda pensé que teníamos un trato, no sé qué pensaba en confiar en alguien como tu Thirvon —Dijo el enmascarado riendo detrás de aquella mascara.


—¡Ygdraell!, ¡Que mierda estás haciendo aquí! —Dijo Thirvon mientras bloqueaba su ataque.

—Esta caravana transporta algo de mucho valor para nosotros, te dijimos que no interferiríamos mientras no te metieras en este territorio, creo que nos desobedeciste —Dijo Ygdraell con una risa burlona.

—¡Yo hago lo que se me antoja pequeño bastardo! —¡Si te aplasto me pregunto si la corona me dará algo por la cabeza del líder de la rebelión! —Dijo Thirvon con gracia.

—Me gustaría ver que lo intentaras jajaja, me gustan los desafíos —Dijo Ygdraell.


La batalla entre los tres hombres era feroz. Ygdraell parecía un hábil espadachín deseoso de probar sus habilidades, lograba enfrentarse a ambos oponentes sin problemas mientras este parecía disfrutar el encuentro. Cameron intentaba seguirle el paso, este era el miembro más veloz de los forajidos, pero no era rival para el enmascarado. Estos se vieron en problemas.


Por el otro lado, los demás luchaban sin parar, Viridia había ya derrotado a dos oponentes. Faryl y Will le apoyaban bloqueando los ataques que venían por la retaguardia. Fue cuando de sopetón Hod se abalanzó sobre el grupo. Viridia le rechazo con dificultad, pero Hod demostró que sus habilidades eran bastante peligrosas a pesar de estar herido. Faryl y Will rápidamente fueron en auxilio de la chica, pero fueron rechazados también por el bandido sin dificultad.


—¡Voy a matarlos a todos!, ¡Primero veras como le arranco la piel a tus amigos y luego iré a por ti forastero! —Dijo Hod con una voz desquiciada.

—¡Entonces primero iré a por ti y luego me encargare de Cameron! —Dijo Viridia encolerizada.


Hod ataco a Viridia con su espada, pero esta se defendió fácilmente bloqueándolo. Sin embargo, este continuaba atacándola. Will y Faryl intentaron apoyarla, pero fueron nuevamente repelidos. Hod lanzo una patada arrojando a Will al piso. Faryl y Viridia se encontraban intentando repeler los ataques del desquiciado bandido. Si no tenían éxito, podría ser el fin de ambos, además este se encontraba herido para pelear en condiciones.


Fue cuando se rodearon de tres bandidos más que habían acabado con algunos enmascarados. Ygdraell seguía peleando con Thirvon y Cameron no dando espacio para tregua. Viridia, Will y Faryl se encontraban nuevamente rodeados. Will estaba en el suelo reincorporándose y Viridia aun iracunda luchaba para que el cansancio no la venciera.


Lo único que escucharon fue un cuerno soplar desde cerca de su posición, todos enmudecieron para ver que a la distancia un grupo de caballos venían en la dirección del campo de batalla seguido de varios soldados. Los bandidos y la rebelión se pusieron en alerta de inmediato. Continuaron la batalla, sin embargo, Thirvon ordeno a todos que era el momento de irse del lugar.


—¡Lo que me faltaba, primero el tipo delirante con aires a actor de teatro y ahora la rosita azul viene a fastidiarnos! ¡Nos retiramos! — Grito Thirvon fuertemente.

—¿Y abandonarnos a mitad del baile? ¿Qué no tienes modales? —Rio Ygdraell mientras bloqueaba sus salidas.

—¡Apártate! —Grito Thirvon furioso.


De inmediato, todos los bandidos se dispusieron a correr despavoridos. Sin embargo, no la tenían fácil, el enfrentamiento feroz de los guardias y los enmascarados de la rebelión les daban problemas. Si debían salir de alguna forma, debería ser sobre el cadáver de los combatientes.


Volviendo con el grupo de Faryl, aún continuaban defendiéndose de un ataque de uno de los bandidos que maldecía y babeaba como en éxtasis ante la posibilidad de acabar con el forastero. Fue cuando rápidamente llego la caballería. A unos metros del combate, un caballo paro de súbito y de la una figura se abalanzo estrepitosamente sobre Hod para bloquear un ataque directo que le propiciaría a Faryl. Espadas chocaron y Hod impresionado con la habilidad del nuevo contrincante retrocedió.


Faryl entonces observo a su salvadora, era una chica bastante alta, mas no tanto como Will, vestía una armadura finamente decorada donde en el centro estaba grabado el emblema de la rosa azul de Bloodpril. Tenía una capa que ondeaba con el viento y portaba una espada de puño y medio. Su cara tenia facciones bastante finas, con pómulos redondeados y su mentón terminaba en una punta bastante delicada. Su pelo era largo, negro y liso y sus ojos tenían un tono café oscuro con una mirada algo intimidante pero decidida. Esta sonreía mientras bloqueaba el ataque del bandido.


—¿Vas a quedarte mirando como un simple idiota o vas a hacer algo para ayudarme? —Pregunto la chica mirando a Faryl mientras apretaba los dientes bloqueando el ataque.

—¡Comandante Elene!, ¿Cómo es que ha aparecido aquí? —Exclamo Will con un asombro perplejo.

—Tan inútil como siempre, pero estas vivas después de todo, luego hablaremos —Dijo Elene mientras obligo a Hod a tomar distancia.

—¡Me importa un bledo quien seas!, ¡Los matare a todos! ¡Todos morirán y yo lo disfrutare! —Dijo Hod evidentemente fuera de sí.

—Comandante Elene, ha venido a por nosotros —Dijo Viridia sorprendida y Feliz.

—Viri, ¿Crees que simplemente dejaría tirados a mis hombres? Cuando vi el humo a la distancia supe de inmediato que venia del campamento, pero luego hablaremos de esto. Tenemos algo que terminar aquí.


Viridia y Elene blandieron sus espadas en posición defensiva resguardándose de un posible ataque salvaje de Hod. La tensión estaba en el aire y los demás bandidos ahora tenían su moral por los suelos debido a la llegada de los soldados Bloodprilianos. Un bandido ataco rápidamente a Elene la cual esquivo su ataque con facilidad y gracia, la chica parecía danzar cuan bailarina con su espada, danza digna de los rumores del estilo de combate que caracterizaba a Bloodpril. Viridia tenía una forma similar de ataque, pero Elene era mucho más refinada para esquivar y luego atacar. Las chicas comenzaron el ataque directo contra los bandidos mientras que Faryl defendía a Will en la retaguardia del tercer bandido que les atacaba.


—¡Vaya que si es un inútil ese crio!, defendido por un simple forastero —Dijo el bandido burlándose de la poca bravura del soldado.

—¡Déjalo en paz!, tu pelea es conmigo, además, seguramente es mucho más humano que una escoria como tú —Dijo Faryl mientras intentaba estocarle rápidamente.

—¡Sí que eres un estorbo!, te cortare las piernas y dejare que Hod termine el trabajo, ¿Crees que eres mejor que yo?, ¡No tienes idea por lo que tuve que pasar! —Grito el bandido.


Viridia y Elene habían terminado a los dos bandidos y ahora irían a por Hod. Este seguía en un trance de cólera e ira mientras las muchachas se empeñaban por bloquear sus ataques. Hod realizo una finta ante un ataque de Viridia e hirió un poco su brazo causándole una herida. Viridia frunció el ceño, pero continúo luchando contra el bandido mientras Elene le atacaba rápidamente. Hod sin duda se vio inesperadamente en apuros, era cuestión de tiempo para que lograran acabarle.


Faryl por otro lado se las apañaba bien para combatir con el bandido, era mucho menos habilidoso que Hod y no tenía problemas para esquivar sus ataques. Sin embargo, fue cuando sintió un gran dolor en su mano, tanto que la hizo temblar. Le costaba tomar la espada, la herida de su mano se había abierto y ahora esto sin duda sería un problema.


El bandido se percató que algo andaba mal y de inmediato ataco a Faryl, este lejos de Bloquearlo logro retroceder para luego ser arrojado de una patada por el bandido.


Elene de inmediato se percató de esto y como si fuera una especie de visión fantasmal, sus ojos se abrieron en par, como recordando un evento del pasado. Rápidamente le dijo a Viridia que la cubriera cuando corrió hasta donde Faryl. Con habilidad ataco al soldado que solo logro defenderse a dos estocadas, para luego caer ensangrentado al suelo.


—¡Te dije que a que estás jugando!, ¡Por poco te matan!, sí que eres un verdadero problema chico. —Dijo Elene molesta.

—Me lo dicen seguido, al menos te debo una, aunque no debiste haberte arriesgado así. —Dijo Faryl calmadamente.

Elene miro a Faryl con una gran molestia, hizo una muesca en la boca y le dio la mano para ayudarlo a levantarse.

—Tch., tienes pinta de ser un sabelotodo, de esos que siempre creen tener todo controlado, más te vale no tomar esa actitud conmigo —Dijo Elene algo enojada

—Lo que usted diga querida comandante —Dijo Faryl con tono sarcástico.


No hubo mucho tiempo para más platica, a su costado más bandidos venían hasta su posición. Elene le pregunto a Faryl si estaba en condiciones de pelear. Este le dijo que su mano estaba herida, pero intentaría cubrirla, esta luego de llamarlo inútil dijo que tendrían que mantener esa posición.

Por otro lado, Viridia se empeñaba en atacar a Hod el cual seguía riendo encolerizado.


—Sin duda eres una chica peculiar, lo veo en tus ojos. Ira, rabia, dolor, tristeza. Exactamente lo que todos tenemos entre nuestro grupo. —Dijo Hod en un tono con carraspera.

—¡No me compares con ustedes!, ¡Pagaran por lo que les hicieron a mis amigos!, ¡Voy a eliminar a cada uno de los espada sangrienta de la fase de la tierra! —Grito Viridia

—Jajaja, ¡Sin duda admirable!, ¡Exactamente como nosotros!, chiquilla, con cada muerte hecha por venganza tu sed será insaciable, cuando menos te lo esperes serás exactamente como nosotros, una máquina de matar, ¡Viviendo por sus propios motivos! —Dijo Hod y luego rio.

—¡Cállate! ¡No sabes nada de mí! —Grito Viridia.

—¡Veo esa desilusión con el mundo!,¿Acaso te arrebataron todo?, ¿Quieres ir a casa, pero no tienes casa? ¿Tus padres no te querían?, jajaja!

—¡Si dices una palabra más te matare de la forma más cruel posible! —Dijo Viridia mientras una lagrima caía por sus ojos.

—¡El mundo siempre te arrebatara lo que más amas niñas! Es la regla de la vida, así que ¿Por qué no simplemente arrebatarle al mundo todo lo que quieras?, ¡Esa es la forma más hermosa de vivir!


Viridia tenía suficiente de escucharle, está llena de odio comenzó a atacarle encolerizada. Hod reía y reía mientras esquivaba sus ataques. La chica estaba quebrada en el dolor para pensar racionalmente. Las palabras de Hod le repercutían como un zumbido, haciéndole recordar el pasado, sus propias aflicciones internas. Viridia estaba desolada y quería acallar esa voz carraspera que la llevaba a lo más oscuro de sus propio ser. Fue cuando en un descuido Hod dio una patada a sus pies dejándola caer y apuntándole con su espada.


—Quería que el forastero estuviera en tu posición, ¡Pero será un placer ejecutarte a ti primero!

—¡Hazlo de una vez!, me canse de escuchar tu palabrería —Grito Viridia.

—¿Sabes que es lo mejor de todo niña?, ver esa desilusión en el rostro, de que todo lo que has hecho fue inútil para vengar a tus amigos, sin duda es la escena más bonita que he visto —Dijo Hod mientras no paraba de reír.

—Cállate por favor, mátame de una vez —Dijo Viridia mientras lloraba desconsolada, Hod le había herido de la forma más ruin y cruel que se podía imaginar.


Fue cuando Will que aun yacía en el piso se percató de que Viridia se encontraba en problemas, este con dificultad se levantó. Pudo ver como la vida de la chica estaba en peligro. Desde lo más profundo de su mente llegaron los recuerdos de aquella noche. La misma donde sus compañeros fueron masacrados. Los gritos en su mente retumbaban en su subconsciente. Tenía miedo, no quería morir. Pero ver a Viridia, aquella chica que tanto había sufrido hasta ese punto, le carcomía el alma a un nivel increíble. Pensaba que como soldado apenas valía algo, como si se tratara nada más de un niño asustado que no podía encontrar su camino. Fue cuando sin pensarlo dos veces, apretó su puño y con la adrenalina subida a tope corrió con dificultad hacia Viridia justo en el momento que Hod dirigió un sablazo hacia la chica.


Will logro empujar a Viridia y este fue herido en la espalda. Sin embargo, la armadura que llevaba le protegió bastante del impacto, aunque producto de sus heridas este cayó al suelo y apenas si podía moverse.


Viridia le observo atónita como el chico había arriesgado su vida por protegerle a pesar de todas las cosas que le había dicho. Viridia de inmediato se acercó a Will para intentar auxiliarlo.

—¡Will!, ¡¿Por qué has hecho eso?! —Exclamo Viridia.

—¿Somos compañeros de unidad no?, es nuestro deber cubrirnos las espaldas.

—Tonto, debiste haberte quedado, no quiero que pagues por mis errores grandísimo tonto —Dijo Viridia mientras las lágrimas caían de su rostro.

Fue cuando Hod se acercó a ellos. Con su pie piso la mano de Will que grito en gran agonía mientras pateo a Viridia a un lado y le apunto con su espada.

—¡Magnifico!, según tu armadura tú debes ser ese soldado que Cameron dejo vivir —Dijo Hod riendo.

—¿Que? —Pregunto Will con dificultad.

—Oh, ¿Que mal no?, vas a morir sabiendo que el único motivo por el que te salvaste fue que Cameron dijo que no valías el esfuerzo.

—No me importa —Dijo Will esforzándose.

Hod sonrió y le dio una patada en el estómago a Will que comenzó a toser.

—¡Déjalo en paz! —Grito Viridia.

—Jajá, magnifico, ahora dejare que tu amigo vea como te asesinare para que entienda que su estúpido esfuerzo fue inútil. —Dijo Hod riendo.

—Viridia… —Dijo Will con dificultad.

—¡Calla! —Grito Hod mientras le pateaba nuevamente—¿De verdad creíste que serviría de algo?, eres un iluso, mírate estas temblando de miedo, me das simplemente asco

—¡Ese chico es mucho más que tú!, ¡A pesar de tener miedo se arriesgó por su compañera! —Grito Viridia.

—Y vera como no le sirvió de nada.


Hod comenzó a levantar su espada para darle el golpe final a Viridia. Will yacía en el piso. El macabro bandido estaba a punto de matar al valiente soldado mientras su riza maniática resonaba.

Viridia cerró los ojos, tal vez ese era su castigo por todo lo que había pasado en su vida. Morir con los peores remordimientos pasando por su cabeza. Fue cuando se escuchó un sonido, de una espada atravesando la piel.


Cuando la chica abrió los ojos se percató de que Hod estaba intentando respirar. De su pecho brotaba sangre mientras sobresalía el filo de una espada ensangrentada. Era la espada de Ginny, la espada que su amiga había blandido hace mucho tiempo y le había acompañado desde su vida en la academia.


Hod comenzó a retroceder y a gritar de dolor sin encontrar explicación de ese ataque sorpresivo. Fue cuando miro delante de él. Will se encontraba blandiendo la espada de Ginny que había recogido del suelo, con dificultad logro asestarle un golpe por la retaguardia a Hod y ahora el joven soldado se apoyaba en ella con dificultad.


Hod entonces comenzó a reír con dificultad mientras su boca se llenaba de sangre y su alma oscura se apagaba poco a poco se su cuerpo. Este con dificultad hablo apuntando al chico.

—Veo que…Finalmente eres un hombre —Dijo Hod con dificultad para respirar—Te felicito, Asesino — Y dicho esto esté rio un poco más para caer de espaldas, finalmente el bandido desquiciado había caído.


Will entonces cayo en cuenta de lo que había hecho. Este comenzó a respirar hiperventilado mientras observaba sus manos manchadas de sangre. Viridia se levantó con algo de dificultad, se acercó al chico y se dejó caer para abrazarle. Esta le dijo que todo estaba bien. Poco a poco Will le abrazo y comenzó a llorar. Como un niño que acababa de llegar a un mundo real y caótico, la prueba máxima de que este era como todos los demás. Había aceptado las reglas del mundo y jamas podría escapar de este.


Fue cuando ante la muerte de Hod otros bandidos se acercaron a estos. Viridia se levantó y tomando la espada de Ginny se puso en posición defensiva. Su cabeza sangraba y se sentía mareada, pero defendería a Will a muerte.


Sin embargo, detrás de ella de pronto salió Elene y Faryl que se adelantaron rápidamente. Pero no venían solos. Un gran y corpulento soldado blandiendo una masa de hierro venía con ellos conjunto a otros soldados. El muchacho de cara algo cuadrada, de pelo corto y bastante alto arremetió contra los bandidos derribándolos sin problemas.


—¡Jajá!, ¡Sientan el poder de Brandom el Irrompible mequetrefes! —Grito el Muchacho con gran decisión.

—Ugh —Refunfuño Elene — Sí que estas hecho todo un héroe Brandom.

—¿Quieren salvar la discusión para luego? —Dijo Faryl.

—¡No me des ordenes idiota! —Grito Elene —¡Marion!, Asiste a Viridia y Will


Elene dio una orden rápida a una chica que venía en la retaguardia, tenía los cabellos castaños y ondulados algo descuidados, su expresión era algo pálida y sus ojos tenían un bello color azul. Vestía una túnica de colores azules y anaranjados cubierta por una capa blanca. Tenía una cinta en la cabeza para acomodar su voluminoso cabello ondulado con una flor y grandes anteojos evidenciando su falta de vista. Esta rápida, aunque torpemente fue hasta los chicos para ayudarles.


—¡Aguanten chicos! Yo les ayudare —Dijo la chica tímidamente.

—¿Eres una Faltar? —Pregunto Viridia algo confundida.

—Sí...! ¡Si! —Exclamo Marion algo nerviosa —Mi nombre es Marion Rivile, soy una maga de la academia de Santo Florelia, me especializo en curación.

—Ya veo, pues el chico necesita tratamiento, por favor Marion —Dijo Viridia.

—¡No se preocupe señorita!, hare lo que este a mi alcance —Dijo la chica con algo decisión, pero en su tono se notaba un atisbo de duda.


Mientras tanto Faryl, Elene, Brandom y los demás soldados habían logrado repeler con éxito a los bandidos que ahora huían, no había rastro de Cameron o Thirvon. La batalla con los bandidos había terminado, pero distaba de estar todo bien. Ahora que los soldados se reagrupaban, desde el otro lado de la caravana que ahora era protegida por los soldados y lo que quedaba de los mercenarios apareció aquella figura elegante de color blanco.


—¡Bravo!, ¡Que demostración de poder!, sin duda son oponentes dignos para nosotros, los respeto por tal hazaña —Dijo Ygdraell mientras aplaudía.

—¡Ygdraell!, ¡¿Qué es lo que hace aquí el líder de la rebelión?! —Grito Elene.

—¿Él es el líder de la rebelión? —Dijo Brandom dubitativo.

—Sin duda un sujeto peligroso —Dijo Elene.

Ygdraell reagrupo a sus soldados que estaban a la par con los de las fuerzas de Bloodpril, pero no distaban ser más de treinta en ambos bandos.

—Este cargamento es importante para los intereses de mi humilde grupo, así que nos lo llevaremos por las buenas o las malas —Dijo el enmascarado.

—¡Ni hablar!, Te haces llamar el defensor del pueblo de Bloodpril y asaltas a su gente! —Grito Elene.

—No espero que la Quinta general de Bloodpril comprenda mis intenciones. Desde hace años la corona ha demostrado ser un organismo que cuarta la libertad de todos, yo terminare ese legado.

—¡Nunca vas a terminar con la corona!, La reina Catherine se esfuerza cada día por este reino y su gente!

—Entonces dime General, ¿Por qué existen los muros que dividen la ciudad de los más pobres?, ¿Por qué se gasta el dinero del pueblo en estúpidas guerras contra la costa? ¿Por qué la reina vive en su palacio resguardada por ustedes mientras muchos pasan hambre?

—¡Eso es una distorsión de la realidad!, ¡La misma reina ha ordenado repartir lo que se puede a los más necesitados!, sabes que las cosechas no han sido buenas.

—No creo que entiendas el trasfondo general, basta de charlas, es hora de que me entreguen el cargamento —Dijo Ygdraell en tono amenazante.


Fue cuando de entre los soldados un hombre mayor, con barba larga, pelo corto, canoso, corpulento y vistiendo una armadura plateada y reluciente que reflejaba la luz del sol que ya comenzaba a ocultarse dio un paso al frente. Era muy alto, llegando cerca del metro noventa, tenía un gran mandoble en la espalda. Se acercó a Elene y le acaricio la cabeza sonriéndole.

—Cúbrame las espaldas General Greendrem, yo me encargo a partir de ahora. —Dijo en un tono gentil

—¡General Gern!, ¡Sé que puedo encargarme de esto! —Dijo Elene algo sonrojada.

—Hiciste un fabuloso trabajo repeliendo a los bandidos, pero este sujeto esta fuera del alcance de cualquiera de ustedes —Dijo Gern seriamente.

—¡Déjeme ayudarle por favor! —Pidió Elene.

—Si de verdad quieres ayudarme, defiende a los heridos, tomare a los hombres que aún pueden pelear y detendré a este traidor. —Dijo Gern con amabilidad


Elene asintió a las palabras del viejo guerrero y se puso a la retaguardia para cuidar de que los heridos no sufrieran daños en el enfrentamiento inminente.

—Dos Generales de Bloodpril, ¡Eso no es jugar limpio!, ¡además nada más que el líder de las armaduras plateadas, el Segundo General Gern Barras! —Dijo Ygdraell en tono sarcástico.

—Ahórrate tus palabras Ygdraell, retírate ahora y evitaremos un inútil derramamiento de Sangre —Dijo Gern en un tono autoritario.

—Eso ya no se puede evitar, la corona lo empezó, ahora yo lo terminare —Dijo el enmascarado.

—Necio, sigues empeñado en ser el que decida como vivirá la gente. Nunca poniéndote en el lugar de los demás creyendo tener la razón. —Dijo Gern frunciendo el ceño.

—¿! ¿¡Y que es lo que la corona hace!?, yo seré el que libere a todos de la opresión que la familia real ha provocado.

—El pueblo aprendió a vivir con la corona, la reina ha hecho un gran trabajo por todos, siendo mejor gobernante que su necio padre, me gustaría que le dieras la oportunidad de la duda —Dijo Gern algo melancólico.

—Ya es tarde, eres un General honorable Gern, pero hasta aquí llega tu historia —Dijo Ygdraell desenvainando su espada.

—Necio —Dijo Gern haciendo lo mismo a lo que luego los dos ejércitos comenzaron a chocar.


Las fuerzas de Bloodpril y los rebeldes cargaron unos contra otros en una batalla de voluntades. Los enmascarados cargaban contra los soldados de manera brutal mientras que los soldados se esforzaban por defender sus posiciones. Las batallas extinguían la vida a base de voluntades que elegían chocar para decidir su prevalencia en el mundo. La triste verdad es que ninguno de los bandos aceptaría al mundo, empeñados por defender sus ideales hasta la muerte.


Gern y Ygdraell comenzaron una lucha frenética mientras los ejércitos luchaban. Gern con su gran mandoble atacaba sin parar al rápido Ygdraell. Si bien este lograba esquivar los ataques del general, la astucia y lo masivo del viejo era suficiente para contrarrestar todos los intentos de Ygdraell de atacarle. Sabía que su espada no era rival para la fuerza del corpulento hombre, pero de alguna u otra forma se las apañaba para deflactar. El Líder de la rebelión era conocido por ser uno de los espadachines más habilidosos de todo el reino. Pero Gern era casi una leyenda, habiendo servido desde años a la corona siendo el veterano más hábil del ejército. Fue cuando Ygdraell retrocedió presa de los ataques de Gern.


—¿Por qué te empeñas en defender a la corona viejo? ¿Lealtad? ¿Honor? ¿Dinero? ¿Poder? —Pregunto Ygdraell.

—Si piensas eso tienes mucho que aprender. Simplemente defiendo lo que mi corazón quiere, porque eso pertenece a lo que protejo —Dijo el General.


Ygdraell parecía impactado por la respuesta sincera del General. Sin embargo, sabía que no tenía otra opción, este ataco rápidamente a Gern hiriéndolo en el brazo. Este sin embargo no se inmuto y siguió combatiendo como si fuera un gran oso. Parecía que el hombre simplemente combatía con un estilo defensivo, pero era igual de efectivo para atacar. Obligando a Ygdraell a retroceder cada vez más.


Ygdraell continúo atacando al viejo hiriéndolo, pero este parecía no inmutarse, fue cuando Gern le dio un golpe certero a Ygdraell que a duras penas intento evitar, pero perforo un lado de su máscara.



Tras ella estaba unos ojos azules que observaban con desdén la escena. Ygdraell de inmediato tapo su ojo para no ser visto.

—Maldita sea, me obligas a retirarme de la escena, ¡Es hora de regresar muchachos! —Grito Ygdraell mientras ordenaba la retirada.


Los enmascarados ahora se retiraban velozmente tomando algunos caballos o huyendo hacia los bosques. Los soldados intentaron seguirlos, pero fueron parados por el General Gern que se encontraba jadeando y afirmándose de su mandoble producto de la intensa pelea contra uno de los más rápidos espadachines que tenía conocimiento.


—¡General!, ¿Se encuentra bien? —Exclamo Elene.

—No es nada, simplemente estoy algo cansado eso es todo —Dijo Gern tosiendo un poco.

—¿Por qué no les seguimos? —Pregunto Elene.

—Ve a tu alrededor Elene, ya se acabó, seguirlos haría que sacrificáramos más vidas en vano —Dijo Gern sonriéndole —Además los soldados necesitan descansar.


Elene observo a su alrededor y todos estaban agotadísimos, el atardecer comenzaba y habían variados muertos y heridos. Esta al percatarse comprendió las palabras del General. La batalla había terminado.


En la retaguardia algunas heridas de Will habían sanado gracias a la habilidad de Marion como curandera, sin embargo, distaba de estar bien. Marion se encontraba concentrada. Sus manos tenían un aura blanca que impregnaba las heridas de Will. Sin embargo, su concentración se veía a ratos bastante forzada, como si esta batallara para concretar aquel hechizo. Sudaba bastante hasta que esta comenzó a jadear.


—¿Que ocurre Marion? —Pregunto Viridia.

—Lo siento…aun me cuesta utilizar estos hechizos —Dijo la chica algo triste —No se comparan con los de mi maestra Diane, ¡Pero hago lo mejor que puedo! —Dijo la chica algo apenada pero decidida.

—Agradezco lo que haces Marion, con esto Will podrá resistir hasta llevarlo a algún campamento —Dijo Viridia sonriéndole.

—Recuerda que existen cosas que ni siquiera el mago más habilidoso es capaz de curar —Dijo Elene mientras se acercaba a Viridia.

—Comandante…vera, lo que paso es que —Dijo Viridia antes de ser interrumpida por un abrazo de Elene.

—Ya me contaras Viri, concentrémonos en Will, lo llevaremos al campamento que tenemos cerca de aquí. En aquel lugar podremos tratarlo mejor.


Viridia se sorprendió por el abrazo de su superiora, pero esta le abrazo de vuelta, era una sensación cálida, poco a poco, aunque fuera por ese momento, su dolor era ahora un mero recuerdo.


Pasado un tiempo el grupo llego al campamento no muy lejos de aquel lugar. Estaba apostado a un costado del camino que iba hacia Bloodpril cercano a una colina pequeña que tenía un árbol creciendo en su cima. Faryl, Viridia y Will fueron llevados a la tienda Medica donde curanderos más entrenados trataron sus heridas al mismo tiempo que médicos de campo chequearon su estado. Una chica llamada Morín reviso que no tenían mayores complicaciones gracias a las atenciones de Marion que si bien habían sido pequeñas, lograron darles tiempo de llegar. Faryl fue tratado con agua de termas y magia de curación para sanar su mano, aun dolía, pero con aquel tratamiento dijeron que en dos días estaría como nuevo.


Paso el rato y ya la penumbra estaba llegando al campamento para dar paso a la noche. Viridia y Will que se encontraba mejor habían reportado la tragedia que había acontecido en el campamento y las actividades de los Espada sangrienta. Elene con rabia y bastante tristeza golpeo la mesa en señal de no haber previsto aquel asunto. Gern por su parte dijo que debía volver hacia su propio campamento ya que se dirigían hacia el oeste para apoyar a tropas que pretendían tomar una ciudad que se había revelado.


Fue cuando le informaron que las tropas ya habían logrado tomar la ciudad. Gern había ordenado que tomaran un descanso cuando se había topado con Elene y una pequeña guardia de exploración que habían visto el humo desde lejos. Gern había decidido tomar unos cuantos hombres y apoyar a la general en su búsqueda aprovechando el tiempo de descanso de sus tropas. Gern era conocido por ser aquel que ayudaba a quien lo necesitara, era respetado y amado por todos los soldados.


Dicho esto, Gern se dispuso a volver para ordenar a sus tropas que descansaban a un campamento a dos horas de este que volvieran. Se despidió afectuosamente de todos para cabalgar con sus hombres y perderse en el horizonte.


Elene, Brandom, Marion y Faryl se encontraban ahora discutiendo los últimos eventos. Elene le pregunto a Faryl por que se dirigía a Bloodpril.

—Eh sido llamado por la Reina Catherine. —Dijo Faryl

—¿! ¿¡Por su majestad!?, tú debes ser aquel que todos están expectantes en el palacio —Dijo Brandom

—A callar Brandom, dime, ¿Tienes alguna prueba que corrobore tu historia? —Pregunto Elene

Faryl saco de su bolsillo la carta con el sello real de Bloodpril.

—¡¿Alguien como tu es ese famoso explorador?!, ¡Realmente no lo creo! —Exclamo Elene.

—Debe serlo señorita Elene, para haber logrado sobrevivir a todo eso —Dijo Marion con timidez.

—Así es, será mejor que te acostumbres, General —Dijo Faryl en tono burlón.

—Realmente me molestan los tipos como tú, pero si su majestad confía en ti no me queda de otra. Bienvenido Faryl —Dijo Elene.

—Gracias, de verdad ha sido toda una aventura hasta ahora. —Dijo el aventurero.

—Déjame que te deje algo bien claro forastero, podrás tener el favor de la reina, pero el mío no, así que más vale que te comportes —Dijo Elene algo molesta.

—¿Y por qué debería hacer eso? —Dijo Faryl

—¡Porque yo lo digo! —Dijo Elene.


Afuera del lugar Will había subido un momento a la colina a observar como las primeras estrellas salían en el horizonte. Aun temblaba por la traumática experiencia que había vivido horas antes. Sus oídos aun escuchaban la risa de Hod y en su retina aun pasaba el recuerdo de aquel hombre ensangrentado sonriéndole siniestramente. Su mente parecía flotar en una masa negra creada de sus adentros más oscuros. Pensaba en las últimas palabras del bandido. Era ahora un asesino, había renunciado a su humanidad por defender a su compañera. Sin embargo, sentía escalofríos por esto, le temblaban las manos y sentía una ansiedad terrible. Ahora recordaba aquella conversación con Faryl en la fogata. Aquella donde le habían dicho que tarde o temprano todos perdían algo de su humanidad. Esta vez a él le fue arrebatada por defender algo que era importante. Viridia era la única que quedaba además de el de la antigua unidad. Había sobrellevado sus miedos para salvarle. Pero poco a poco se hundía en recuerdos cada vez más oscuros. Pensaba en su padre, un ser que el verdaderamente detestaba. Pero la sola posibilidad de convertirse en él le aterraba y ahora se cumplía. Las últimas palabras de Hod “Por fin eres un hombre”


Fue cuando escucho una voz que decía su nombre y salto de sopetón por la impresión. Viridia había subido a la colina y ahora estaba apoyada en el árbol mirando al horizonte. Tenía su típica expresión seria, inexpresiva pero dentro de todo, serena. Aún conservaba un tono melancólico, pero se veía algo más tranquila.


—¿Es hermoso no?, las primeras estrellas de la noche, solía verlas cuando pequeña —Dijo Viridia sin mirar a Will.

—Viridia… —Dijo Will Sorprendido.

—Es increíble como un mundo tan hermoso tenga momentos tan violentos, nosotros los soldados debemos ver lo peor del mundo, es nuestro destino al parecer —Dijo Viridia mientras arrancaba una ramita con algunas hojas secas.

—¿Por qué ese será nuestro destino? —Pregunto Will.

—Somos los que sacrificamos todo por defender lo que amamos, aunque eso signifique ver lo peor del infierno —Dijo Viridia en un tono melancólico.

—¿A que servimos realmente Viridia? —Dijo Will mientras miraba los últimos rayos del atardecer.

—No lo sé exactamente Will, pero sé que independiente del todo, de alguna manera nuestras acciones defienden lo que queremos —Dijo Viridia.


El atardecer ya llegaba a su fin, el viento mecía las coletas de Viridia que dirigía sus miradas a las brillantes estrellas que comenzaban a saludar a las aves que retornaban a sus nidos. La cordillera distante y nevada dejaba ver sus últimos tonos anaranjados reflejados en la nieve antes de desaparecer por completo. Algunas luciérnagas comenzaban a salir de sus escondrijos y sus luceros adornarían lo que sería la noche más bella de todas. La noche de aquellos que han vivido para contarlo.

Viridia saco las hojas secas de la rama, las aplasto y dejo que los restos se fueran con el viento. Estas juguetearon con las mareas ventosas hasta desaparecer en la enorme pradera, llevando el flujo de recuerdos de todo el viaje y contándolo a cada animal y planta de aquel mítico lugar.


—Este mundo tiene un solo cielo, que todos compartimos al observar y soñar —Dijo Viridia mientras algunas hojas caían del árbol y eran arrastradas por el viento suavemente.

—Viridia, tengo miedo, de mí mismo —Dijo Will temblando.

—Eso te hace más humano que cualquiera de nosotros Will. Tendrás que acostumbrarte como todos —Dijo Viridia

—Eso temo —Dijo Will algo triste.

—Sin embargo, eso no quita el hecho de que sigues siendo tu —Dijo Viridia sonriendo.

Will de inmediato la miro sorprendido

—Sigues siendo el muchacho de buen corazón Will, mientras tu no quieras que eso cambie, no cambiara, después de todo a pesar de enfrentarte a la muerte, sigues siendo tu —Dijo Viridia sonriendo.

—Viridia yo no sé si creerlo — Dijo Will pensativo.

—Supongo que creerlo, es la mejor manera que tenemos de vivir —Dijo Viridia retirándose del árbol para bajar por la colina.


Will nuevamente se sorprendió de las palabras de la chica. La palabra “creer” retumbo en su cabeza sacándolo de cuajo de la masa oscura y trayéndolo a la noche estrellada que estaba por comenzar. Viridia antes de volver a bajar miro a Will.


—Gracias Will, te debo una —Dijo mientras sonreía, aunque con un tono melancólico fue cuando decidió bajar hacia el campamento.


Will se quedó un buen rato en la colina. Ya de noche observaba el hermoso firmamento que muchos antes que el habían contemplado con fascinación, un firmamento que le invitaba a soñar con otros mundos. El mismo firmamento que todos los humanos compartían y que ansiaban ascender algún día. Fue cuando poco a poco el firmamento parecía llamarle a danzar con las estrellas. Tal vez su vida aun tenía un ápice de salvación. Temblaba un poco ante la idea, pero lo único que le quedaba ahora era tomar las palabras de Faryl y Viridia y creer.


Si creía en su misión, en lo importante que era para resguardar a sus seres queridos, tal vez todo el horror que vivió y viviría seria más fácil de sobrellevar. Sabía que le costaría, pero no estaría solo en esta encomienda. Debía aferrarse a la esperanza de que, como las estrellas, el también encontraría la luz que despejaría todas sus dudas. Fue cuando se percató que una pequeña ave le observaba. Esta construía un nido para sus polluelos mientras que de vez en cuando miraba a Will con curiosidad.


Will sonrió y finalmente dijo unas palabras antes de cerrar sus ojos.


—La mejor forma de vivir que tenemos. — A lo que se dejó llevar por la inmensidad de la noche.



Capítulo I

“Nuestro Camino”

25 Février 2019 01:19 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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À suivre… Nouveau chapitre Tous les 30 jours.

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