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A veces los deseos, de tanto pensar en ellos, se acaban haciendo realidad.


Fantaisie Tout public. © Francisco Álvarez Arias.

#cara #Groucho #deseos
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Cara de Groucho.




 



Todas las mañanas al levantarme, lo primero que hacía, incluso antes de evacuar líquidos, era mirarme al espejo. Pero siempre se repetía la misma historia, y día tras día, la imagen que veía en frente de mí, no me gustaba. Unas veces tenía la cara triste, otras, era irreconocible, como si fuera la de otra persona, y muchas, lo que veía era una expresión de mala leche, algo que no podía evitar, ya que eso me venía de fábrica. Aunque en realidad, y a pesar de que no soy famoso, siempre pensaba, que supondría un alivio para mí, tener una cara que me permitiera pasar totalmente desapercibido delante de todas las personas, especialmente, de las que me conocían. Era algo que en verdad estaba deseando, pero sin tener que ponerme una careta, eso ya no entraba en mis planes, aunque pudiera ser de gran utilidad para llevar una vida de incógnito. Era consciente de que mucha gente la llevaba, incluso extendían el disfraz a sus vidas, construyendo su existencia alrededor de decorados de cartón piedra, pero yo, no quería eso, y en todo caso lo que sí podía encajar en mis fantasiosos planes, era convertirme en otra persona distinta a la que era, pero sin máscara, porque al final, siempre se te acaba cayendo al suelo, y queda al descubierto lo que realmente eres, mejor o peor, pero la realidad es incuestionable.

   Y a veces, los deseos, de tanto pensar en ellos, se acaban haciendo realidad, para hacer efectiva la Ley de la Atracción, pero en sentido positivo. Es como si el Gran Conseguidor de los Sueños Imposibles, se fija en ti, te escucha y te concede un regalo. Y eso fue, lo que me pasó aquella mañana de primavera, cuando los rayos del sol entraron por la ventana, y me pusieron en pie, adelantándose al sonido del despertador. Lo primero, como siempre, fue ir al baño y mirarme. Cuando el espejo me enseñó mi nueva cara, y vi que en frente de mí aparecía la de Groucho Marx, esbocé una sonrisa, y procuré salir a la calle lo más rápido posible, pues ardía en deseos de estrenar en público mi nueva imagen. Quizás me había vuelto loco, pero me gustaba el nuevo aspecto que lucía, y si eso suponía flotar en el aire, tampoco me importaba demasiado, como ya dijo una vez el gran Julius Henry Marx (Alias Groucho): Un hombre siempre tiene los pies en suelo..., hasta que lo cuelgan, y yo, prefería ser un colgado feliz, que un vivo desgraciado.

 

 


Fran Laviada.




5 Janvier 2019 12:34 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Fran Laviada Editor de contenidos. Especialista en Liderazgo y Motivación. Técnico Deportivo Superior. Entrenador Nacional de Fútbol. Profesor de Enseñanza Deportiva. Articulista y Escritor. La imaginación nos permite darle tienda suelta a nuestra creatividad para que nos lleve volando con las alas de la inspiración a un universo fantástico que nos aleje de la cruda realidad, aunque al final no tengamos más remedio que volver a ella y poner nuestros pies en el suelo de la auténtica existencia diaria.

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