hollowwanderer Damian Ravenhart

#MicroInfarto Relato para el concurso de MicroInfarto. El día de un cuidador de un faro en una solitaria y abandonada isla, donde cada noche debe de sobrevivir a los horrores nocturnos que acechan alejados de la luz.


Horreur Déconseillé aux moins de 13 ans.

#microinfarto #horror #terror #horror-cosmico
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El cuidador del faro.

Vuelvo en mi camioneta de buscar las provisiones semanales que me trae el ferri, paso por el desolado pueblo de la isla, hace tanto abandonado, retomado por la naturaleza, pero aun así inundado por un silencio incomodo donde siquiera los insectos hacen acto de presencia y las aves evitan la isla como a la peste. Al llegar al faro en la costa, completamente tapeado y blindado para alejar a los horrores nocturnos que acechan viciosamente, saludo al perro y guardo los suministros en el almacén, al terminar me quedo con unos bidones de gasolina para alimentar el generador para la noche y cierro el almacén, al darme vuelta veo sobre la colina a las afueras del pueblo una catedral negra de desconocida arquitectura, de donde se puede escuchar al atardecer impíos sonidos de fiestas paganas.

Me encuentro encerrado en el faro, defendiéndome de la noche junto al perro mientras tomo whisky y como un plato de fideos. Recuerdo los días antes de la llegada del extraño, cuando vivía feliz con mi familia, antes de que la gente enloqueciera y lo viesen como una deidad por sus retorcidos milagros, antes de que recurriesen a ritos aberrantes e inhumanos, antes de que se volviesen asquerosas criaturas de la oscuridad, antes de que mi familia cayese ante sus engaños, antes de que perdiese a mi niño y que él lo trajese de vuelta… lo vea a los ojos y me dé cuenta que era mi hijo, sin ser él. Pero no son más que pensamientos distractores para sobrevivir a la larga noche, donde mis puertas y ventanas son golpeadas e intentan que salga, que apague el faro, pero no lo hare, el faro tiene que seguir prendido para que nadie naufrague en la isla a causa de los peñascos en el mar, para que no atrape a nadie en sus fauces. No les temo a sus amenazas, pues temen a la luz, porque perdieron el derecho a regocijar en ella.

Cuido al generador como un niño, lo alimento y vigilo, mientras abrazo mi linterna y mi escopeta, el perro se queda a mi lado, no se despega, entonces escucho una voz conocida, pero deforme, la de mi esposa, luego la de mi hijo mayor, luego la voz de mi hijo del medio, y luego la del menor. Me culpan, se burlan y me piden que salga, los insulto una y otra vez sin parar, cuando, enojado, subo a lo alto del faro, y con su luz a mi espalda ilumino las afueras de mi prisión, puedo ver siluetas que se alejan rápido con la luz, y lo veo a él, sonriéndome, cuando me dice “Aun te esperamos… aun te esperamos.” Aterrorizado, me vuelvo a encerrar en el faro, era el extraño, esperándome, puedo escuchar como los herejes repiten esas palabras sin cesar y al perro ladrando sin cansar. Paran al amanecer, cuando la luz los hecha a su madriguera, me preparo para dormir y esperar otra larga noche.

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19 Novembre 2018 15:37 2 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Damian Ravenhart Una persona aleatoria a la cual le gusta escribir de vez en cuando.

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Fausto Contero Fausto Contero
Wow, impactante, sobrecogedor, tremendamente bueno. Tiene un innegable tono lovecraftiano, que por supuesto me encanta.
November 27, 2018, 01:56
~