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Luis Ceballo


Esta es la historia de un joven hechicero con una promesa en su colgante y un terrible destino en su cuello. El se embarcará a un mundo que ya ha caído en las manos del mal, donde la gente vive con miedo a lo que sus gobernantes puedan ordenar sobre estos, miedo al mundo exterior lleno de peligros, miedo a aquel ser que se encuentra en un lugar arriba de todo lo demás y aquellos que cargan con su marca. Nuestro héroe tiene año para derrotar este mal que ha cubrido su mundo por tan largo tiempo, antes de que su promesa sea rompída o por el contrario este sea consumido por el mal antes de completar su travesía. Aliados, enemigos y muchas otras desventuras le esperan en esta historia. ¿Estás preparado, oh valiente lector


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Capitulo 1. Como los pestalos de una rosa.

Nuestra historia comienza dentro de una iglesia, donde se puede observar a una monja y a un joven practicante de hechicería. Era un muchacho de cabellos rubios como una como la paja, ojos verdes como la hierba, una figura rectangular y unas vestimentas dignas de hechiceros de tiempos antes de él.

Se encontraban arrodillados frente al sagrario, en sus caras yacía un gesto de tristeza y miedo, sabían lo que vendría en el momento que él decida comenzar su travesía, pero aun así, ya este se había decidido sin importar que.

-Que se haga como tu voluntad mande.- pensó el joven hechicero mientras enfocaba su mirada en el mosaico que se levantaba arriba de él, siendo este la única luz que resaltaba en la iglesia además de las velas de los alrededores. En este se veía el camino de Aleph hacia el paraíso siendo el mismo el que centraba todo.

-Hijo mío- dijo la monja a su lado con lágrimas en los ojos -Te lo ruego, reconsidera tu decisión ¡El señor podría hacer un milagro y por fin quitarte esa desgraciada marca que te ha causado tantos males!-

Esa marca, la marca de Samr o la marca del diablo como algunos la conocen, es impuesta por el ahora rey de todo. Todos aquellos a los que se le imponen esta marca normalmente son corrompidos y transformados en bestias sin más razón que la de destruir todo lo que ve. Se dice que unos pocos son seleccionados para, por el contrario, utilizar su poder y obtener poderes más haya que los de cualquier mortal, estos son llamados hijos de Samr. Siendo solo los primeros odiados y rechazados por todos abiertamente. Nuestro protagonista cae más en el primero que en el segundo.

-Sabes que solo hago esta oración por ti, madre.-Respondió el joven hechicero levantándose -Siento que hace mucho tiempo que el dejo de escuchar mis plegarias, no hay lugar en el santuario para aquellos que poseen la marca como yo.-

-¡Eso... Eso no es cierto!- Grito con tristeza su madre agachando su rostro- ¡Y no lo será mientras siga siendo mi hijo!-

El joven hechicero sonrío con sinceridad y la abrazo con suavidad -Ya, ya. Tienes razón, tal vez algún día él haga que esta marca desaparezca de mi cuello y pueda volver a vivir una vida normal, pero jamás estaré tranquilo mientras el este en el mundo. No puedo quedarme simplemente con los brazos cruzados ¡si tengo el poder para enfrentarlo aunque sea debería tratar!-

Su madre lo abrazo con fuerza y dijo -Así dijeron muchos otros antes que tú, y míralos ahora ¡muertos! No más que un montón de polvo en la tierra-

-Sabes bien que ni yo ni mi hermano somos como ellos, he crecido preparándome para este momento. Además, sabes bien que no lo hago simplemente para quitarme esta marca- dijo el joven hechicero soltando a su madre y mirándola a sus dolidos ojos. Luego, con un tono de tristeza pregunta -¿Dónde está ella?-

-Se fue a aun viaje para renovar sus votos.-

-Ya veo. En un año volverá, ¿cierto?-

-Si, y será nombrada parte de esta comunidad- respondió la madre mirándolo -Ella ha estado preparándose para esto toda su vida, ¿cómo sabes que el amor que siente por ti no es algo del momento?-

-Madre...-

-Solo digo- respondió, después está volvió a su estado de tristeza nuevamente -Hay... Algo que quiero decirte, hijo.-

Después de una larga conversación y un último abrazo, el joven hechicero se arrodilla ante su madre y esta proclamo -¡En el nombre y el poder que Aleph me concedió, tú Simón O ' Sullivan tienes mi bendición! ¡Que tú viaje está lleno de buenaventuras y que la voluntad del señor te guíe por el buen camino que tenga este para ti!-

-Que así sea- dijo en voz alta Simón O' Sullivan. Ahora con una sonrisa en su rostro y confianza en sus ojos, sale de la iglesia con la idea de que esta no sera la ultima vez que vería este lugar.

-Por favor, vuelve a salvo- pensaba su madre mientras lo observaba retirarse hacia el pueblo.

(...)

El pueblo se llama Lanercost, un pueblo costero no muy grande con un gobernante demasiado enfocado en sus negocios marítimos como para saber qué pasa en el pueblo actualmente. Sus habitantes por otro lado... Amables una vez que te conocen. El joven Simón se detuvo saludar a algunas personas en su camino a la puerta principal.

-Tú y tus amigas siempre trataban de hacerme bromas, ¿Tan mal les caí?- Le dijo Simón con un tono burlón a sus alguna vez compañeras en la escuela, Brianna y su grupo de amigas.

-Ya que te vas de viaje, joven Simón. ¿Qué tal si te compras algunas pócimas, buena cantidad de panes y queso, y un jarra tapada de agua? He he. ¡Incluso!, y solo porque te vas de viaje, te lo dejaré a la mitad del precio ¡es mas, si te llevas unos pescados te los dejare a la mita también! - Le decía el señor Darren cuando este paso por su tienda, siempre pensando en ganar dinero.

-L-lo siento señora Fiona, no puedo detenerme ahora; no tengo problemas en llevarme los en una bolsa, si usted dispone de una claro- dijo Simón a la señora Fiona, que con su posada a llenado las barrigas con su buena comida de tanto viajeros como de locales.

-No puedo creer que ya vas a embarcarte en tu propio viaje ¿No quieres que te acompañe un fuerte y elegante recién graduado caballero?- Dijo un chico llamado Connor, enseñando sus músculos con el recién estrenado emblema de caballero de la guardia de lanercost que había ganado.

-Estoy bien, gracias.- Responde Simón percatándose del ego de Connor.

-¿Pero como alguien que se supone debería ser un rechazado de la sociedad puede tener tanto amigos?- Puedo oírles preguntarse. Bueno por dos razones:

1) Su personalidad confiada, alegre, su siempre deseó de ayudar y ser mejor junto al tiempo que el lleva viviendo en ese pequeño pueblo. Lo han llevado a formar amistades con la mayoría de los habitantes.

2) Su hermanastro mayor.

-¿Dónde está mi hermano?¿pensé que vendría con ustedes después de la graduación?- Preguntó Simón a Connor.

Su hermano adoptivo, Trevor Millerson, es un joven valiente, recto, fuerte, con un gran sentido de la justicia y con un gran disgusto por la maldad... Todo, tipo de maldad.

-"Tu hermano" está recibiendo honores especiales del mismísimo Aaron hijo de... tu sabes quien en persona.- Dijo Connor con cierta admiración a lo que luego acompaño celos -¡Ah, debía haber sido yo! Tevor solo era un poco mejor que yo, ademas no lucía para nada agradecido por estar en la presencia Aaron. ¡Podrías ser parte de su guardia real y tener la vida que muchos matarían, y han matado, por obtener!-

-Lo creas o no, entiendo que debe estar sintiendo Trevor...- Dijo Simón colocándose su mano en el cuello -...perfectamente-

-Ustedes son raros- dijo Connor confundido.

Connor se había mudado hace unos 4 años así que no conocía la historia que Trevor y Simón tenían con Samr y sus hijos

-Bueno.- Continuo Connor -Si en algún momento necesitas un verdadero caballero, ya sabes dónde encontrarme.-

-Por supuesto.-

Dijo Simón despidiéndose del orgulloso caballero. Camino los últimos estrechos del camino hasta la puerta principal de pueblo con solo su recién conseguida bolsa llena de comida y una jarra agua listas para el viaje. Este se quedo parado frente a la puerta, con una mirada nostálgica observo detalladamente a la puerta que una vez lo vio llegar junto a los que se convertirían en su madre y su hermano. Miro hacia atrás una última vez, de nuevo con la idea de que no seria la ultima vez que vería esta pueblo. Hay lo vio, su hermano. Parecer recién llegar de la ceremonia de graduación, muchas personas corrieron hacia el para felicitarle, Simón sonrió y grito.

-¡Trevor¡- Grito Simón y haciendo una pausa grito mas fuerte- ¡Felicidades!-

A pesar del tumulto de personas que rodeaban a su hermano este logro escucharle. Simón, le dio la espalda, levanto su mano, y en voz baja dijo.

-Hasta que nos veamos otra vez-.

Y con estas palabras dio su primer paso al exterior...

¡Su aventura ha comenzado!

(...)

Han pasado 2 horas desde que comenzó su viaje, gracias a que comenzó temprano en la mañana, no se ha encontrado ningún inconveniente, solo a los animales correteando en las llanuras de Lanercost, verdes como esmeralda y llena de arboles.

-Je, si no fuera por el pueblo más halla podría llamar estas llanuras -Las llanuras esmeralda- - pensó para sí mientras observaba a dos pequeños zorros jugueteando entre ellos.

Su camino por la llanura continuo por unos pocos minutos más, antes de ser sorprendido por el repentino aparecer de un bosque enfrente de el.

-¿Eso... eso es nuevo?- pensó sorprendido.

Normalmente uno solo debe cruzar en el medio las 2 montañas que estaban al frente para salir del territorio de Lanercost pero parecía que ha alguien no le gustaba esa idea.

-...Entra...- Se escuchaba decir una voz rota dentro del bosque.

Al mirar más adelante Simón logró observar cómo una fila de rosas espinadas creció a los alrededores de las montaña, forzándole a una sola solución, caminar por el bosque.

El ya había escuchado de esto, se dice que una bruja maldijo ese camino y cada día del mes que una luna llena va aparecer esta bloquea el camino con un bosque del cual nadie vuelve.
Por eso no mucha gente pasa a pie por estas llanuras, incluso en días en los cuales no hay luna llena, en especial los jóvenes los cuales son la mayoría de las victimas de esta bruja.

-Parecía que olvide que hoy seria una noche de luna llena. Creo, ya no necesito creer simplemente en lo que me dicen, esto me confirma sin duda alguna de que es magia maligna.- Dijo Simón, y luego observando el aura que surgía de el bosque continuo.

-Guiándome del aura que emite puede ver que también es muy poderosa.-

No espero mucho para dar los primeros pasos hacia la entrada del bosque.

-Creo que es momento de probar hasta qué punto quiere el destino que mi travesía llegue.- Dijo Simón para si mismo de manera burlona, que luego acompaño con seriedad diciendo -Espero que Aleph este de buen humor.-

La entrada del bosque estaba cubierto de rosas espinadas.

-¿Una bruja con un gusto por la jardinería? Y yo que pensaba que mi maestro era el único- pensó burlón antes de dar el primer paso adentro del bosque.

La entrada de repente se cerro con una pared de rosas detrás de el y se escucho decir a la voz:

-...Entra...- mientras una ráfaga de viento frío salía desde adentro.

-Sí que tienes un toque para la persuasión- dijo Simón con una sonrisa en su rostro, que luego pasaría a un rostro de seriedad mientras tocaba su cuello y pensaba -Espero que mi magia sea suficiente...-.

(...)

El bosque era oscuro, frío a pesar de que luz del sol entraba por todos lados, no había animales pero una sensación a muerte rodeaba el bosque.

Los pasos de Simón parecían de gigante por el eco que producían mientras este caminaba por un camino de pétalos de rosa, la sensación de que lo observaban era obvia por lo que decidió mantener su magia oculta hasta estar seguro de que debía utilizarla. Mientras caminaba vio una casa en medio de todo, iluminada por un rayo de sol.

-No tengo tiempo que perder en casas embrujadas.- pensó Simón mientras le pasaba a su lado.

Lo que sea que controlará el bosque tenía otros planes, la casa volvió a aparecer delante de el nuevamente

-De seguro si trato de devolverme aparecerás nuevamente- dijo Simón de manera burlona -Supongo que no tengo otra opción, espero que por los menos me sirvas un vaso de agua fría.-

(...)

La casa, pese a que estaba decorada con flores, en ciertas partes aun podía notarse su edad... 100 años, tal vez mas. Simón, se quedo observando la casa en busca de algún indicios sobre como la magia de este bosque funcionaba con la idea de que esta era el corazón del bosque.

-Debería haber algún anclaje mágico por aquí.- Pensaba mientras revisaba y tocaba la casa, pero sus ideas fueron interrumpidas por el sonido de una vajillas rompiéndose.

-¡Eso vino de adentro de la casa!- pensó Simón invocando su bastón mágico, listo para lo que sea.

-¡A-ayuda!...- Se escucho gemir a una mujer dentro de la casa.

En ese momento, soltó su bolsa afuera y corrió hacia adentro de la casa, al entrar fue recibido por una casa llena de madera podrida por dentro, tanto en los muebles como la estructura misma, la pintura trataban de cubrirlo pero al igual que afuera aun era muy notable.

-Ayuda...- se escucho la voz decir nuevamente en lo que lucia la entrada a una cocina.

Simón corrió adentro donde encontró una mujer anciana en el suelo junto a los pedazos de una taza de porcelana rota.

-¿Se encuentra bien señora?.- Pregunto Simón acercándose a esta y dándole una mano para levantarse.

-Oh... ¡Oh, pero que joven tan hermoso!- Dijo la anciana al verlo.

-¿Uh, gracias?- Dijo Simón extrañado por aquel alago tan repentino.

Una vez que el ayudo a levantar la señora, esta dijo con tristeza.

-Veo que alguien mas cayo en la trampa de este bosque. Que triste que haya sido alguien tan hermoso como tu.-

-¿Me podría decir lo que sabe de este bosque, por favor?- Dijo Simón en busca de cambiar el tema.

-Para que, no hay forma de salir de aquí...- Dijo la anciana

-¿Que dijo?- Respondió Simón confundido.

La anciana le explico que solía ser un bosque normal donde ella y su esposo, un albañil, solían vivir. Todo cambio un día cuando su marido trajo con el una rosa pero esta no era cualquier rosa, era la rosa mas hermosa de un jardín abandonado de las montañas del norte, donde el solía buscar los arboles con la madera mas pura que habían por esta llanura.

Una noche, varios días después, una señora anciana toco a su puerta y les enseño un dibujo de su rosa. El marido, con la intención de que su esposa se quedara con la rosa, mintió a la vieja diciendo que jamas había visto aquella hermosa flor.

-Aun lo recuerdo bien- dijo la anciana mirando hacia abajo y apunto de llorar.

Explico como los fuegos del mismo infierno salieron de esa mujer y el bosque entero se oscureció, se expandió y la bruja desapareció dejándolos atrapados aquí.

-Cada cierto tiempo el bosque deja entrar jóvenes para que me hagan compañía, pero por la misma razón que... murió mi querido... ellos buscan la salida, fallando en el intento.- Termino la anciana.

Simón se quedo callado, sin saber que decir, dejando a la señora continuar.

-¡Por favor! Ayúdame a salir de aquí, déjame ver la luz del sol una vez mas- Rogaba la anciana.

-... de acuerdo, la ayudare- dijo Simón con una sonrisa.

-¡Oh, gracias mucho mi niño!-dijo llorando la anciana -D-déjame preparar una tasa de te para celebrar.-

Simón fue a sentarse en una mesa de comedor que estaba afuera de la cocina, tenia 1 silla de madera en cada extremo de la mesa y lucia mas joven que los otros muebles.

Al sentarse el empezó a pensar en la historia de la señora, ¿podía ser cierta? ¿o acaso un engaño?

-Si fuera un hechizo que no dejara a nadie salir del bosque tendría un anclaje muy débil, ya que tiene que desaparecer el bosque y hacerlo volver cada noche de luna llena. Y si no es un anclaje, ¡eso significa la bruja esta aquí! ¿Acaso sera la señora?-

A los pocos segundos, la señora volvió con una bandeja que llevaba una tetera llena, y dos tacitas de porcelana.

-¡Oh cierto, las galletas y el azúcar!- dijo la anciana volviendo a la cocina.

Aprovechando que volvió a irse Simón decidió revisar el te con un hechizo.

- Heidr- dijo en voz baja Simón, y un circulo morado salio de su mano. Como suponía, había uno envenenado.

-¿En veneno su propio te?- pensó Simón confundido -Tal vez busca que por desconfianza cambie los tes. Tiene sentido, y cualquier otro lo haría... pero no un hechicero.-

En el momento que detuvo su hechizo, la anciana entro junto al azúcar y las galletas. Simón le agradeció, cogió su te y bebió un poco delante de la anciana, ella le siguió el paso.

-¿Y, como esta el te?- Dijo la anciana

-Excelente- dijo Simón con seguridad.

-¡Que bueno! Dure todo el día--

De repente la viaje se detiene, golpea la mesa con dolor y moviéndose violentamente tumba todos los utensilios que habían arriba de esta.

-¿¡Que haz hecho!?- Grito con dolor la anciana.

-¿Yo? Nada ¿Que hiciste tu?- Respondió con con frialdad Simón.

-¡No cambiaste los te! ¡agh! ¡Sabias que estaba envenenado-

-Solo adivine. Parece que me salio bien- dijo Simón dando otro sorbo a su tasa.

Y con un ultimo grito de dolor esta cayo al suelo con fuerza haciendo eco en toda la casa. Simón se paro, con su tasa de te en mano, y observo el cuerpo.

-Fue... demasiado fácil. Algo esta mal...- pensó inseguro.

El sonido de un chapoteo llamo su atención. Algo había caído en el te de la anciana, luego, algo callo en su te, y luego todo empezó a caer como gotas de agua sobre todo. En el techo se abrió un gran agujero dejando ver que no solo la casa se pudría pero el bosque entero se estaba transformando... transformando en algo peor.

-...TONTO... Ahora veras... lo que le pasa... a aquellos que no respetan... a sus mayores.-

-¿Donde?-

Pensó Simón confundido, buscando donde venia la voz y lentamente volteando su vista al cadáver dijo -... no puede ser.-

Cuando miro de nuevo al cadáver, vio como se abría de la cabeza para atrás, dejando salir un olor horrible y un liquido que parecía derretir todo lo que tocaba.

-¡Sal y encarame, demonio!- Grito Simón con autoridad.

-...¿Demonio?... hu hu hu hu... no niño, un demonio no seria tan hermoso como... yo...-

De repente, del cadáver salio volando algo a gran velocidad, tanta que Simón apenas pudo poner su antebrazo para protegerse. Este objecto parecía una aguja, que se extendía desde el cadáver hasta su brazo.

-¡¿Que demonios es esto!?- pensó Simón asustado.

El objecto de repente empezó a absorber sangre su brazo y sin pensarlo dos veces Simón grito.

-Eldr- y formando un circulo rojo en sus manos una ráfaga de fuego salio de sus manos, quemando la parte de la aguja.

-¡Hechicero!- Grito la voz con enojo mientras retrocedía lo que quedo -¡Por eso supiste cual estaba envenenado!-

-¿Algún problema?- Respondió Simón de manera burlona.

-Para nada... al contrario...la sangre de hechicero sabe mejor que la de cualquier otro humano- Respondió la voz.

Hay fue cuando el ser que atacaba a Simón decidió revelarse. Era una Dríada, hermosa, esbelta, y elegante; el sueño de todo hombre si no fuera por esa mirada llena de codicia y resentimiento.

-...En especial esos tan jóvenes y hermosos como tu.- Termino de decir.

-¿Una dríada malvada? Valla, no esperaba ver eso en mi vida y menos en mi primer viaje.- Dijo Simón demostrando emoción.

-El mundo esta lleno de sorpresas, joven- dijo dríada con una sonrisa. -Solo tienes que estar atento para poder encontrarlas.-

En ese momento, una liana agarro el talón de Simón halando con la intención de hacerlo caer; con unos reflejos muy diferentes a los que se esperaría de un hechicero, Simón apoyo una de sus manos en el suelo y con la otra alzada hacia la liana, realiza nuevamente el hechizo de fuego quemando esta por completo. De inmediato el cayo al suelo ya que no pudo mantenerse en esa posición por mucho tiempo.

Colocándose de rodillas rápidamente, pudo observar como mas lianas se acercaban con velocidad, poniendo las 2 manos en el suelo grito y formando un circulo azul grito.

-Íss- Un pilar de hielo apareció debajo de Simón, elevándolo, y junto a este pilar una ráfaga de viento frió salio congelando y destruyendo todas la lianas que venían hacia el.

-¡Impresionante!- Dijo la dríada -Pero eso no evitara que absorba tu preciosa y roja sangre.-

-¿Quieres apostar?- Respondió Simón burlón.

La dríada sonrió, aceptando la apuesta, y lanzo unas plantas carnívoras mutadas de color morado que votaban el mismo ácido que el cadáver producía. Simón, con un movimiento ágil, salto mientras las plantas carnívoras destruían el pilar de un solo golpe.

-¡Demonios! - pensó asustado mientras caía al suelo.

Las 2 plantas carnívoras se lanzaron con gran velocidad hacia la posición de Simón.

-Hechizo de agilidad ¡Agilidad!- pensó Simón y su cuerpo se cubrió de un aura azul.

Cuando las carnívoras se acercaron Simón logro esquivarlas dejando que estas se fueran a su espalda. Las 2 volvieron a lanzarse hacia el, y el aprovechando que se encontraban una abajo de la otra, Simón dio un giro violento y con un movimiento de sus manos dijo.

-Leiptr- Y del cielo cayo un rayo que destruyo las cabezas de las plantas carnívoras en un instante.

-Debo preguntarte- Dijo Simón con su mano extendida hacia la dríada -¿Cuales son tu razones para atraer jóvenes a tus tierras? ¿una dieta especial? ¿deseo sexual?-

La dríada lo miro con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro y detrás de ella salio algo parecido a la aguja que ataco a Simón en un principio. De esta, una gota de sangre salio, siendo atrapada por la dríada en su dedo mayor.

-Su sangre... su juventud...su... ¡Belleza!- Grito mientras lamia la sangre de su dedo -¡El sacrificio de su ser a cambio de otorgarme belleza eterna debería ser un honor suficiente para todo humano!-

-Pero ¿si ya eres hermosa? Puedo decirte que de todo el mundo eres la mujer mas hermosa que he conocido- mintió Simón a la dríada.

-¿Y acaso crees que la belleza es permanente? ¿que el que nace hermoso no tiene que esforzarse para mantenerla? ¡Tonto!- Dijo la dríada enojada por las palabras de Simón.

Entonces una rosa creció en la mano de la dríada y ella continuo

-La vida de una dríada en este mundo es como la de una rosa. Somos hermosas hasta cierta edad, cuando está llega nos marchitamos, y morimos perdiendo la único que le daba sentido a nuestras vidas, como una rosa mas en el montón. Como puede vivir mis hermanas conociendo esta verdad es un misterio para mi.-

-¿Y usar la sangre de jóvenes inocentes es la respuesta?- Dijo Simón con disgusto en su voz.

-¡Tu no entiendes! ¡Nadie entiende! La imagen lo es todo en esta vida. Y si no lo puedes entender ¡No la mereces!-

La furia de la dríada provoco que la tierra empezara a temblar debajo debajo de sus pies, varias lianas surgieron junto a algunas plantas carnívoras, todas debajo de Simón.

-Eldr- grito, lanzando una ráfaga de fuego hacia abajo, pero eso era el comienzo.

Sin darle un segundo, una espina voló directamente a su cara rozándole la mejilla con tanta velocidad como para hacerle un corte, tuvo suerte, movió la cabeza por instinto. A la espalda de la dríada surgieron mas y mas espinas, y las lanzo todas hacia el.

-Latr- grito Simón formando un circulo con forma de reloj en su mano derecha, las espinas pararon y cayeron al suelo.

Simón sabia que ella podía seguir todo el día con esto sin quisiera.

-¡Debo atacarla ahora!- pensó Simón que de inmediato y empezó a correr hacia a ella mientras formulaba un hechizo.

Pero la dríada parecía no tener la intención de detenerse. Mientras Simón se acercaba, ella estiro unas de sus lianas en medio de su camino, la cual Simón no logro ver y callo al suelo.

-¡Como no vi eso!- Pensaba enojado mientras caía.

Hasta ese momento, el no se había percatado de que unas flores habían crecido en el suelo, en un principio no las reconoció pero luego...

-¡Flores de daudi!- pensó Simón asustado.

Simón saltó con toda la fuerza que tenía hacia arriba. La flores daudi producen un gas venenoso suficientemente fuerte como matar a un elefante o a un gigante en solo cuestión de segundos; lo único que salva a Simón de olerlo es lo poco que ellas pueden producir. A pesar de que el se había salvado de un peligro, la dríada ya lo tenia en la mira para su próximo movimiento.

-¡Te tengo!- Grito la dríada dirigiendo una de sus lianas hacia Simón por detrás ¡agarrando su tobillo en medio del aire!

-¡Demonios, me distraje!-

Y en un intento de llamar un hechizo la liana lo golpeo contra la pared luego contra el suelo, y luego a gran velocidad lo halo hacia la dríada.

-Peleaste bien, joven hechicero- dijo la dríada con tono victorioso mientras extendía y lanzaba una de sus agujas hacia Simón -¡Pero el destino te ha traído a mi por alguna razón! ¡Ser consumido para alimentar mi bello Ser aun mas!-

-¡Rayos! Debo pensar en alguna manera de soltarme de esta liana- pensó Simón asustado y como una revelación dijo en voz baja -Tengo que jugar mis cartas bien o si no mi viaja acabara antes de lo esperado-

El sudor bajaba por la frente de Simón, el sabia bien que si su plan no funcionaba como quería el moriría y muchas personas después de el por igual. Ambas lianas se acercaban entre si como imanes y a la velocidad que iban le iba ser difícil reaccionar ¡pero tenia que intentarlo!

-...Vamos- pensaba nervioso mientras mas se acercaba el momento.

-¡El destino grita tu derrota en mis manos este día! ¡Yo vuelvo a ganar!-

-¡Ahora! ¡Latr!- grito Simón, lanzo el hechizo de desaceleraron sobre la aguja estando a pocos centímetros de su rostro ¡el hechizo funciono!.

-¡No dríada!- Dijo Simón entrelazando la liana con la aguja en su mano izquierda e impulsándose con fuerza hacia arriba -¡Si el destino quiero que hoy se cumpla algo!-

Por la sorpresa del momento, la dríada no pudo reaccionar a tiempo a las acciones de Simón dejándola completamente abierta para que este se acercara lo suficiente a su rostro, como si fuera en cámara lenta, el puso su mano libre justo frente de ella y dijo:

-Es que termines de volverte cenizas. ¡Eldr bollr!-

Grito Simón con una mirada seria en sus rostro y disparando a quema ropa lanzo de su mano una bola fuego lo suficientemente grande como para destruir la parte superior de la dríada por completo.

Simón rodó en el suelo después del impacto, la explosión le había hecho algo de daño al el mismo pero aun así sonreía. Pensando que había ganado.

-Lo logre...- dijo tomando un respiro de alivio.

(...)

-Oh...-

Se puede escuchar mientras el sonido de una la aguja que se incrusta lleno el lugar. En su brazo, Simón pudo observar esto. Este, impresionado, duro unos segundos antes de reaccionar y quemar la hasta la cenizas.

-¡Imposible!- pensó Simón agarrando su mano adolorida.

-¡Hu ha ha ha! ¿Ya te diste cuenta, no es cierto hechicero?- Se escuchaba la voz de la dríada decir mientras se reformaba con lo que le quedaba -¡No puedes ganar! No importa lo que hagas, como la hierba mala, siempre creceré, y como un rosal lleno de espinas seré hermosa e intocable ¡En especial por personas como tu que aprecian el verdadero significado de la belleza!-

-Aclarando, la comparación con la hierba mala lo hiciste tu misma- dijo Simón burlón pero en sus pensamientos este no estaba jugando para nada.

-No puedo seguir así...- pensaba -el hechizo de agilidad que utilice hace un rato se esta agotando, me siento cansado, y aun sin ese peso sobre mi, eventualmente perdería por lo difícil que es evadir sus ataques... Tengo que hacerlo, lo quiera o no.-

Simón, con seriedad, y algo de miedo, toco su cuello con su mano izquierda, luego, extendió su mano derecha e hizo aparecer su bastón de madera, para luego exclamar:

-Ya no deseo continuar esta pelea contra ti, dríada.- Dijo Simón mirándola a sus recién regenerados ojos -Reconozco tu poder sobre este bosque, y no deseo tener que acabar con tu vida. Te prometo retirarme en paz si tu prometes no engañar mas jóvenes inocentes.-

-¡Hechicero tonto! ¿quien crees que eres para decirme tales palabras? ¡Mira tu situación actual! Tu advertencia no tiene pilar en cual apoyarse.-

-Esto, no es una advertencia. Es un ultimátum-

-¡Pues lo desafió! ¡Enséñame de donde proviene tal confianza!-

Una sonrisa macabra y nerviosa se dibujo en el rostro Simón mientras levantaba un poco su mano izquierda de su cuello, el había estado usando una capa de hechicero de cuello largo, el cual le sirvió para ocultar sus marca de la dríada mientras peleaban.

-Lamentaras tu decisión...- respondió Simón retirando por completo su mano y el cuello de la capa, dejando ver la marca del mal en todo su esplendor.

-¡I-Imposible!- pensó la dríada con temor al ver el hombro de Simón -¿¡E-eres un portador!?-

Simón no respondió. Su marca cobro fuego, un fuego tan oscuro como el carbón, mientras que alrededor de su portador el viento empezó a moverse de manera violenta, todo el lugar empezó a temblar y el cielo a oscurecerse.

-¡E-e-eres un idiota! Nadie que posea la marca a usado su poder sin sufrir las consecuencias ¡Y tu no eres diferente!- Grito la dríada pero Simón continuo en silencio -¡¿Como te atreves!? ¡Tratas de hacerme creer que tu un niño puede controlar el poder del mismo diablo! ¡Palabrerías!-

Pero la dríada no podía creer ni en sus propias palabra, las flores que estaban alrededor de Simón morían, el cielo estaba rugiendo como un león, y la sensación de muerte que rodeaba a lugar ya no pertenecía a ella.

-No... ¡Sea o no verdad!- grito dríada desesperada -¡No dejare que vivas lo suficiente para comprobarlo!-

Si pensarlo ella lanzo varias de sus agujas hacia el, poseían puntas mas afiladas que todas las anteriores e iban dirigidas al cuello y el corazón.

-¡Este es tu fin, hechicero!- pensó la dríada con esperanza.

-Samr- dijo en voz baja ¡haciendo que un rayo negro cayo sobre el!

El resplandor cegó por unos segundos a la dríada. Cuando pudo volver a ver ella espero a que el humo se levantara... cuando vio que había detrás de esta no podía creer lo que veía...

(...)

La aguja había sido destruido por completo, al igual que todo lo que alguna vez rodeo a Simón, un aura negra que con rostro de carabela se elevaba donde estaba el joven hechicero, fuego y una sensación a muerte rodeaba a la nueva figura que se levantaba ante los ojos de la dríada... en ese momento, por primera vez en su larga vida, esa dríada sintió verdadero terror.

Cabellos oscuros como la noche, ojos rojos como el vino, y una muy larga capa negra digna de un sepultador.

-Te advertí lo que pasaría.- Dijo Simón con cierta tristeza en su voz.

Enfoco su rostro en la dríada y continuo.

-No quería tener que llegar a esto, mas por mi que por ti.- Dijo Simón alzando su ahora espada cimitarra.

La dríada estaba sin palabras, su mente no llegaba a procesar como un niño como el podía tener tal control sobre la marca de Samr nadie antes había podido hacerlo, excepto...

-No puede ser... ¿acaso el es un hijo de Samr?...- pensaba la dríada asustada y luego empezó a decir para si misma -¡E-esto debe ser una ilusión! ¡Ha ha, si! ¡Un hechizo, por supuesto! Hasta alguien tan hermosa como yo puede caer.-

-No perderé mas tiempo. Es momento que pagues por todas las almas que has consumido.- Dijo Simón empezando su caminar.

-¡N-No, detente!- Grito la dríada con terror pero Simón no la escuchaba -¡No te me acerques!-

Espinas, lianas, flores carnívoras, gas venenoso, nada detenía el avance de Simón, el cual con el solo agitar de su espada logro atravesar las defensas de la dríada y hacerle un gran corte en el pecho. Dríada se rió, pensando que podía regenerarlo, pero al tratar un fuego negro apareció en su pecho volviendo a abrir la herida nuevamente.

- Eso, fue por mi- dijo Simón con una sonrisa macabra

-¡N-No!- Grito la dríada a punto de llorar...-No quiero morir... no quiero morir...¡No...voy... a morir!-

Grito golpeando el suelo con furia. Una erupción del ácido de antes empezó a salir ¡por todos lados!, el bosque se derrumba junto a la estabilidad emocional de la dríada.

-¡No dejare que 100 años de hermosura se pierdan porque un niño tonto decidió que seria así!-

Simón salto hacia atrás para esquivar un géiser de ácido que salio desde abajo de donde el estaba. Justo cuando salto detrás de el salieron con furia y 2 plantas carnívoras gigantes que emanaban el liquido como si de sudor y saliva se tratara. Simón simplemente salto hacia arriba, ¡pero 2 mas salieron desde arriba y 2 mas desde atrás y enfrente de Simón!

-Que persistente...- pensó Simón dejando que las plantas se acercaran y destruyéndolas con su cimitarra en un solo movimiento.

Espinas empezaron a elevarse por todos lados, el lugar empezaba a llenarse de aire venenoso y mas plantas carnívoras gigantes empezaban a salir de los suelos. Simón, sin inmutarse de los ataques se impulso hacia la dríada con su cimitarra en frente, listo para dar el ultimo golpe.

Con un grito de dolor la dríada trato un ultimo asalto ¡Una ola del ácido, 2 plantas carnívoras mas grande que cualquiera que hubiera lanzado antes y muchos tubos chupa sangre! Todo para detener a Simón.

(...)

Parecía que el tiempo se ralentizaba, la dríada vio todos sus intentos fallar, las plantas cayeron, las espinas vueltas cenizas y su barrera completamente atravesada... ella se dio cuenta muy tarde que Simón ya había realizado su movimiento incluso antes de que pudiera levantar la barrera. Los cortes empezaron a aparecer por todos lados, ella no sentía dolor, pero su corazón de estremeció cuando escucho a Simón decir...

-Eso, es por todas las almas inocentes que perdieron su vida por ti...-

Y con un grito, la dríada exploto en un tornado de fuego oscuro... acabando con su masacre en el nombre de la belleza.

(...)

El bosque, ahora sin su ama, empezó a desaparecer como polvo, con exceptuando algunos pétalos de rosa que brillaban como si de una pequeña estrella se tratara.

-De nada- respondió con sinceridad Simón al ver los pétalos subir al cielo.

Volviendo a su estado normal, el decidió coger su bolsa, la cual ni recordaba que había dejado de afuera de la casa, el estaba decidido a continuar su camino...

Hasta que una presión gigantesca empezó a rodear lo, una sensación a muerte a un mas grande que la que el hubiera podido emitir con la marca ¡incluso a su máximo!

Simón miro hacia adelante, y lo vio...

Era el.

Una y la principal de las razones por las que comenzó este viaje en primer lugar.

Simón apretó su puño con furia y llamo a su nombre...

Samr

Continuara

18 Septembre 2018 13:56 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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