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Fernand2 Det


La historia, de un hombre que busca cumplir sus deseos, pero que ese mismo camino, que representa poder cumplir sus deseos, lo llevara a enfrentarse con preguntas acerca de la virtud, lealtad y justicia. ¿Podrá encontrar las respuestas?


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Días en la Legión

Se quedó observando, como las gotas de la lluvia, dejaban sus marcas sobre la tierra, arrodillado, torno su vista hacia el cielo, esperando que le dijera algo, pero ya era demasiado tarde, no podía esquivar aquella decisión. él, había escrito su final.

Plubius era el menor de tres hermanos, de una familia romana patricia, desde pequeño jugaba con ellos, representando odiseas de las legiones, siempre, al ver pasarlas, quedaba perplejo, oír, el sonido unísono de su marcha, observar sus escudos, lanzas y yelmos, era lo más impresionante que sus ojos podían contemplar. Ya desde joven, sabía que sería cuando sea grande. Cada noche a sus padres les decía “algún día Ustedes me verán pasar, dirigiendo una centuria”, ellos, lo observaban, sabiendo que las palabras de aquel joven, no eran vanos deseos de juventud, sino más bien, convicciones que prorrumpían de lo hondo de su ser.

Y es así que, Plubius, logro su sueño, el de llegar a ser un legionario romano. Después de un arduo entrenamiento, con casi cuatro meses de puro esfuerzo físico, alcanzo su meta, lo que suponía aquel reto, la iniciación en la legión romana. Al vestir por primera vez aquel uniforme, no pudo contener las lágrimas, en su interior, se decía, “Aquí estoy, lo he logrado, soy un legionario”, y todos sus recuerdos desde la infancia, se venían a su mente, tantos sueños con sus hermanos, parecían estar pasando una y otra vez.

Los primeros años como legionario, lo habían llevado por distintos lugares, luchas incansables contra Bárbaros, Galos, Celtas, una y otra vez, en ocasiones las expediciones duraban meses fuera de su hogar, hogar en el que lo esperaban su esposa, Emilia, y su pequeño hijo, Marcus.

Después de cinco años de pertenecer a las legiones y participado en centenares de batallas, Plubius, ya no era solamente un legionario más, lo habían ascendido por su gran destreza y habilidad en el campo de batalla a Centurión, un cargo que le permitía dirigir una legión formada por ochenta hombres. Por segunda vez, Plubius, lo había logrado, ya no solo era un legionario, sino que además, ahora, tenía el poder de liderarlos.

Siempre, en la vida, hay momentos que pueden gestarse intempestivamente, nos pueden llevar a lo más alto o darnos un golpe inesperado, en esta ocasión, Plubius, seria protagonista de uno de esos momentos.

Aquel día amanecía soleado, ni una nube se observaba en el horizonte, un caluroso día de primavera como tantos otros, ya el invierno se había ido. Plubius y su legión, eran parte del gran ejército romano, que emprendería aquella batalla, que más tarde sería recordada como La Batalla Benevento, el enemigo que debían enfrentar era Pirro de Epiro. La clave de aquella lucha fue la inmensa genialidad que Plubius, era capaz de demostrar. Antes de salir a realizar su estrategia, que fue incluso aprobada por el cónsul romano, Plubius, debía preparar a su ejército, mediante unas palabras que no solo iban dirigidas a su centuria, sino también a todas las demás legiones que serían parte de su táctica. él, parado allí, sobre una inmensa roca, que por momentos parecía una colina, comenzó diciendo “Esta noche no solo nos vamos a enfrentar a un enemigo fuerte, hoy vamos a luchar contra nosotros mismos, en cada uno de sus rostros veo el rostro de Marte, y la templanza de Júpiter, marchemos juntos por este sendero oscuro, en el que nos hemos de adentrar, sigamos los pasos de aquellos que hicieron grande a Roma, hoy ninguno de nosotros se ira sin haber saboreado la victoria, incluso si en ella hubieran dejado su vida, en cada uno de ustedes veo a nuestra Roma, veo a nuestras mujeres y nuestros niños, recuerdo cuando era pequeño y veía a las gloriosas legiones de aquellos días, hoy muchos de nosotros se unirán a aquel legado, lo harán más grande aún, sepan que detrás de ese bosque, está la gloria infinita, sepan que el gran Júpiter, velara por nosotros, grandes fiestas y juegos dedicaremos a Él, pero antes, vamos a atravesar ese bosque y salir bendecidos por la gloria”, después de aquella proclama, Plubius, pudo ver en el rostro de cada uno de los legionarios que la victoria estaba próxima.

En la noche, las legiones, atacaron a un amainado ejercito enemigo, el campo de batalla se había vuelto rojo, las flechas y lanzas romanas habían derrotado a aquel enemigo, que tantos problemas presentó en combates anteriores, esta vez, Roma, había impuesto su autoridad, Plubius, era el estandarte de aquella memorable victoria, no solo la derrota del ejercito de Pirro se conquistó, además gracias a Plubius, un inmenso tesoro se obtuvo, y por si fuera poco, grandes elefantes, que fueron claves en derrotas Romanas pasadas, ahora eran propiedad de las legiones, la urbe romana por primera vez, vería, a estas inmensas bestias, desfilar por sus calles. Plubius, seria recibido con honores. Lo que había hecho aquel hombre, era algo que tantas veces, habían intentado sin suerte los romanos, y ahora por medio de Plubius, lo habían logrado. él, iba en una majestuosa carroza, tirada por seis caballos, el pueblo de Roma, lo alababa infinitamente, para muchos había nacido un héroe.

Mientras todo esto sucedía, en la Urbe, las situaciones sociales, no se encontraban en las mejores condiciones, los descontentos del pueblo, cada vez, eran más grandes, la “pax romana”, no estaba marchando. Es por ello que, el senado, veía en la figura de Plubius, un salvador para aquietar las aguas y el ruidoso bufido del pueblo. Por esta razón y mediante consulta con el cónsul, iban a proponer que, Plubius, sea nombrado el nuevo Primus Pilus, ello representaría que, fuera el centurión mayor y asesor del gobierno.

Después de unos meses, con Plubius en este nuevo cargo, que con gusto había aceptado, debería realizar un viaje hacia Rávena. La visita, la realizaría porque tendría que presentarse como el nuevo Primus Pilus y además porque en aquella Urbe la situación política no se encontraba en buenos momentos y era, él, quien debía encargarse.

Antes de partir, Plubius, se despidió de su familia, su esposa, Emilia y su hijo Marcus, ellos acompañaban desde siempre a Plubius en todas las decisiones que, él, tomaba, pero en esta ocasión su esposa, sentía que algo no estaba del todo bien, en momentos previos a la despedida, ella le dijo a Plubius “Porque no pospones tu viaje para otro momento, tu sabes que la situación de aquel lugar, no es la mejor, además, sabes que no es un problema del que debas encargarte, pueden enviar a un cónsul”, a lo que Plubius, respondió, “Es una decisión que no puedo esquivar, yo elegí este lugar y como hijo de Roma, no puedo no responder, Tú, más que nadie sabes que mi deber es este, todas las cosas que impliquen la estabilidad de Roma deben pasar por mis consejos, no puedo dar marcha atrás”, Emilia, entonces, pregunto, “Plubius, ¿acaso tu familia es menos importante que Roma?, ¿Sabes que tienes el poder de no ir?,¿Porque quieres hacerlo de todos modos?”, Plubius, exteriorizando un rostro de angustia, agrega, “Amada Emilia, te puedo asegurar, que no hay nada más importante en mi vida que tú, y Marcus, pero, en la vida, uno debe tomar decisiones en las que, tal vez, no pueda observarse la justicia o lo que creemos, es lo acertado, yo ahora estoy tomando una decisión agria, pero sabiendo que es lo mejor para todos”, después de esto, se unió en un abrazo eterno con ella y con su pequeño hijo, que tal vez no comprendía lo que estaba sucediendo. Así, Plubius, se encamino a ese viaje que parecía ser uno más, pero que en el rostro de Emilia, no parecía indicar lo mismo.

Aquella mañana, se presentaba lluviosa, avizorándose tormentas en el horizonte, como si el destino estuviese dando un pronunciamiento, de igual modo, Plubius, no iría solo, una guardia de doce legionarios lo acompañaría en aquella travesía, recorrerían trescientos cincuenta kilómetros, atravesando de sur a norte la península, bosques, montañas, lagos, serían los lugares por donde debían transitar. Mientras, Plubius, iba dentro del carruaje, pensaba en el diálogo que tuvo con Emilia, pero sabía que debía dejar atrás esa conversación, ya que los problemas que tendría por delante eran muy importantes.

El clima, en aquellos días, era de mucho frio, por momentos nevaba con intensidad, por otros un fuerte viento sacudía, los prados. Cada vez se acercaban más a Ravena. Por la mañana nuevamente emprendían su camino. Aproximándose el ocaso, Plubius, preparaba su discurso de llegada, sabía que debían ser palabras precisas y concretas, porque aquella urbe urgía de estas.

Que sucedería por la mente de aquel hombre, en la que sus momentos vividos parecían ir muy rápido, en donde las circunstancias, le demostraban que a pesar de todo lo logrado, sentía un vació o se encontraba en medio de un cueva oscura en donde no podía observar con claridad sus símbolos, pero a pesar de todo, Plubius, nuevamente seria intempestivamente asaltado por las circunstancias de la existencia.

En aquel momento, se encontraban atravesando un bosque frondoso, cuando de golpe, el carro detiene su andar repentinamente, causando que gire sin control hacia arriba, y dejándolo totalmente volcado. Plubius se encontraba muy golpeado, todavía dentro del carro, él, veía como sus escoltas se enfrentaban contra Bárbaros, que habían asaltado al convoy. De inmediato uno de sus escoltas retira a Plubius de dentro del carro, y lo asiste. Cuando pudo observar lo que sucedía allí afuera, Plubius, vio como más de la mitad de sus escoltas, yacían en el suelo, y también como un centenar de Bárbaros, se acercaban cada vez más hacia el lugar. Por ello este guardia, exclama, “Mi señor, debe irse, no podemos hacer nada más, corra por ese bosque, mientras trato de enfrentarlos”, Plubius, sabiendo que las circunstancias eran demasiado desfavorables, se despide de aquel valiente legionario y se adentra en ese bosque. Al ir, lo más rápido posible, ya que detrás de él, también se adentraban un centenar de Bárbaros, Plubius, estando muy mal herido, cambia de rumbo y tropieza por un tronco, cayendo por un barranco pronunciado, dando vueltas y vueltas, cae cercano a un afluente de agua. Ahora más herido, apenas si puede levantar la cabeza para observar hacia la cornisa, desde donde cayó, para ver si continuaban siguiéndolo, no podía verlos, pero sí, escuchaba los gritos de aquellos. Es por ello que, sujetándose de un leño, que estaba muy pronto a la orilla, con la poca fuerza que le quedaba, lo empuja hacia la corriente de agua, y se sujeta, para ser arrastrado por la correntada. Así, Plubius subido en aquel leño, recorrió malherido, varios cursos de agua, hasta alcanzar una orilla, en donde pudo reposar. Solamente se arrastró hasta llegar debajo de una caverna, formada por la raíz de un árbol, allí se encontraba, Plubius, totalmente golpeado, mojado, con frio y solo, por el momento ya no escuchaba las voces de quienes lo perseguían. Ya entrada la noche, el frio golpeaba con más fuerza, ráfagas de viento provocaban el aumento del desconcierto en el alma de Plubius. Este hombre, que representaba tanto para Roma, ahora estaba totalmente vulnerable, aislado, sin ninguno de sus guardias, y dejado de toda magnanimidad, ahora se debatía entre la vida o la muerte.

En lo profundo de la noche, Plubius, escuchaba los aullidos de una manada de lobos, lo que presentía, era que cada vez, se oían más cercanos, generándole más tribulación, pensaba que su destino estaba escrito. Pero ante esta situación, Plubius, no quería dejarse vencer, por ello hizo todo el esfuerzo posible y se retiró de aquel lugar, parado sobre una sola pierna, camino a la vera de aquel rio, en total oscuridad, solo guiándose por los atisbos de luz que irradiaba la luna, en un cielo por momentos cubierto. Plubius, continuo su marcha, cuando repentinamente, del bosque un lobo salto frente a él, interponiéndose en su camino, el rostro de aquel animal, era la de una bestia rabiosa, también, pudo observar detrás suyo, que otros tres lobos se acercaban sigilosamente. Plubius, solamente atino a quedarse inmóvil, sentía que su fin estaba cerca, la muerte lo acechaba, en la forma de estos animales, el aullido de aquel animal, era cada vez más fuerte, como si tratase de llamar a más de los suyos para un banquete. Plubius, veía ante esta situación, que a pesar de ser uno de los hombres más importantes, no solo del ejercito Romano, sino de toda ella, era frágil, pequeño y despojado de todo poder. En ese instante, el lobo salta sobre él, y lo tira al suelo, forcejeando con el animal, como siempre dando batalla hasta el último momento, Plubius, en su interior rememora las miles de batallas en las que estuvo y en todas las luchas donde la muerte lo acorralo, pensaba que esta podría ser la última. Mientras se enfrentaban, Plubius y el lobo, como un rayo caído del firmamento, una flecha atravesaba al animal, ocasionando que la bestia caiga al suelo en un suspiro, y que los restantes lobos huyan despavoridos. Plubius, sorprendido por lo que acababa de suceder, intenta ponerse de pie, y al lograrlo, ve que del otro lado del rio, un hombre estaba observándolo, con un arco en sus manos, al divisarlo, Plubius, le grita, diciéndole, “¡Señor, me ha salvado, Usted realmente me ha traído de vuelta a la vida!”, aquel extraño hombre, que sin saberlo había salvado a uno de los sujetos más importantes de Roma, solo lo miró y corrió nuevamente hacia lo oscuro de la arboleda, perdiéndose inmediatamente. Lo que había de vivir, provoco en Plubius, una fuerza interior, que lo convenció de salir con vida de aquel bosque, por ello utilizo sus últimas fuerzas, para regresar nuevamente al lugar en donde todo sucedió. Sabía que tal vez las unidades de respaldo estarían en aquel lugar, ya que siempre estas unidades seguían los pasos de los gobernantes. Es así que, se adentró en el bosque, no había oscuridad, dolor, ni frio, que lo detuviera, en pocas horas, estuvo frente a la colina desde donde cayó, logro ascenderla y continuo su camino, el segundo bosque por el que había transitado estaba frente a él. Sin dudarlo, ingresó, de a poco el cansancio, nuevamente hacia su aparición, pero, Plubius, seguía adelante. Lentamente, el amanecer, se dejaba ver sobre las copas de los árboles, el ruido de las aves, anunciaban un nuevo día. Plubius, totalmente cansado, cayó rendido en el medio de un camino, boca abajo, con las piernas heridas y su rostro ensangrentado, era su último esfuerzo, ya el día le había ganado a la noche.

Plubius, nuevamente abría sus ojos, lo primero que observo fue a su pequeño hijo, Marcus, quien estaba junto a él, Marcus, al ver que su padre abría sus ojos, corre deprisa en busca de su madre, ya junto a ella, Plubius se emociona y una pequeña lagrima cae desde su ojos, el rostro de su familia también se encontraba envuelto en lágrimas, Plubius, pregunta, “¿Cómo llegue aquí?”, a lo que, Emilia, responde, “Te encontraron, tirado en el camino, un grupo de esclavos, luego te trajeron, ahora ya estás en casa”, sorprendido, Plubius, pregunta nuevamente, “¿Fue hace un momento, todo esto?”, Emilia, responde, “No, Plubius, esto ya fue hace varios días”, otra vez, la vida había sorprendido a Plubius, cuando él creía que todo había finalizado, una nueva oportunidad comenzó en su vida.

Aquella mañana, cuando, se encontraba desvanecido en el suelo, un grupo de esclavos, lo habían rescatado. Semanas duro su recuperación, en todo momento, Plubius, pensaba en lo que le sucedió, en cada situación extraña a la que se enfrentó, ello provoco sentimientos encontrados, él se preguntaba, “¿porque he de servir a una Urbe que no se preocupó en buscarme?”, también se cuestionaba, “¿porque un grupo de personas, a las que tan poca importancia he dado, me demostraron que a pesar de todo, su humanidad prevaleció?”.

Plubius, una vez recuperado, debía volver nuevamente a sus labores, mucha presión recibía por parte de los gobernantes, para que retomase su función de Primus Pilus, ya que tantas batallas se observaban en el horizonte, pero, en el espíritu de Plubius, algo había cambiado. Pasaba horas y horas, replanteándose, todo su labor como legionario, y consideraba, que después de atravesar ese doloroso trance, la vida le había demostrado que siempre hay situaciones que permiten realizar un juicio sobre nuestros actos, reflexionaba, sobre aquel momento, en donde estuvo entre las garras del lobo, y como en una extraña aparición, aquel hombre lo había salvado, se decía a sí mismo, que ese hombre no dudo en salvarlo, sin importar quién era él, ni siquiera si lo conocía, y además, como después de haber hecho esto, se retiró sin pedir nada a cambio, solo fue la acción del bien. Esto, provoco un gran pesar en el alma de Plubius, recordaba tantos hombres a los que había dado muerte en las batallas, y lo confrontaba ante la situación que él atravesó.

Después de ese momento de reflexión, Plubius, sale en busca de Emilia, y al encontrarla, comienza diciéndole, “Emilia, he tomado una decisión, que no puedo dar marcha atrás, todo esto que he vivido, ha replanteado mi visión, y todo lo que he hecho en el pasado, no lo puedo dejar, por ello dejare a las legiones y que mi sentencia sea la muerte por todo lo que he hecho”, al oírlo, Emilia, espantada, pregunta, “¿Por qué has de hacer esto, tú solamente cumplías órdenes y deberes de tu función?”, Plubius, responde, “No, yo solo quiero que mi hijo, sepa que su padre ante todo, tuvo convicciones de libertad y honradez y que todos sus errores los pago, por ello te pido que no me detengas ante esta decisión, porque es algo que no quiero evitarlo”, después de ello, Plubius, se retiró y atravesando la fuerte lluvia que acaecía sobre la urbe, salió en busca de su destino.

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10 Septembre 2018 00:01 7 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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maria dolnik maria dolnik
Muy Lindo
September 21, 2018, 18:44
rm racardo monzo
Me ha parecido, una historia muy sincera
September 20, 2018, 00:20
Patricio Buenaga Patricio Buenaga
Excelsa historia
September 17, 2018, 22:28
marcos zoliz marcos zoliz
Cinco sobre cinco
September 15, 2018, 22:53
Raquel Luar Raquel Luar
Buena historia
September 15, 2018, 22:49
Luisa gomez Luisa gomez
Muy bueno, la verdad me ha gustado mucho, felicitaciones al que escribio este relato
September 15, 2018, 20:13
od oscar dalbon
excelente relato!!
September 15, 2018, 20:03
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