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jaume Lladó


Felipe le explicará a través de una historia con moraleja cómo se debe actuar cuando uno ve a un amigo con problemas. ¿Debe ayudarsele hasta la muerte? ¿Sí? ¿No? ¿Y si caes tentado al querer ayudar a tu amigo?


Récits de vie Tout public.

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Alejarse antes que pecar.


En el s.XVII, en España vivía un noble muy bien considerado de muy buen parecer llamado Federico. Este hombre tenía muchos problemas y como no podía afrontarlos sólo, pedía ayuda a un consejero suyo llamado Felipe. Felipe tenía una manera muy peculiar de solventar los problemas de su superior, lo hacía a base de historias. Por allí se acerca Federico acompañado de su fiel consejero comentando un nuevo problema.
- Tengo un nuevo problema, Felipe. - dijo Federico- ¿Puedo contar con tu ayuda?
- Efectivamente, Federico adelante, exprésate. - respondió Felipe.
Hay que tener una muy buena relación como para hablarse el uno al otro sin tener en cuenta la posición social.
Entraron en la sala de estar de la morada de Federico y se sentaron en unos majestuosos sillones aterciopelados.
- Bien, ¿recuerdas a Ernesto? - preguntó Federico- el noble amigo mío...
- Sí, lo recuerdo - interrumpió el consejero.
- Tú sabes el cariño y el aprecio que le tengo, sabes que nos conocimos a los seis años, ¿verdad?
-Verdad. - corroboró Felipe.
- Pues bien, hace tiempo que está cambiado, está diferente.
- ¿Por qué? ¿Qué le sucede? - preguntó Felipe intrigado.
- Bebe demasiado y contínuamente engaña a su mujer con fulanas varias. Yo intento ayudarle, le recuerdo que tiene mujer e hijos, pero nada. Hay veces que incluso me tienta a hacer lo que él. No sé qué hacer, ayúdame amigo mío. Solo tú sabes hacerlo. Piensa una de tus historias y sorpréndeme con una moraleja.
- Esta bien, déjame pensar unos instantes.
Pasaron unos minutos y el fiel amigo de Federico ya parecía haber pensado una historia.
- ¿La tienes? - preguntó el noble.
- Sí. - respondió el amigo - <<Situémonos en el s.XV d.C.. Dos nobles caballeros se perdieron en una montaña. No tenían provisiones, ni caballos y hacia mucho frío. Llevaban un día perdidos. Al segundo día consiguieron salir de la montaña y empezaron a alejarse de ella siguiendo un enfangado camino. Se estaban desnutriendo, deshidratando y muriendo de frío. Alrededor del mediodía oyeron tras ellos los cascos de unos caballos, se giraron y vieron que se acercaba un carruaje de prostitutas. "¡ Estamos salvados!", gritó el que se llamaba Marco. Pero a su compañero Lucas no le hizo mucha gracia. El carruaje aquel era la madre de las tentaciones. Aquellas prostitutas embriagadas les invitaron a subir. Marco subió sin hacer caso de las advertencias de su amigo. Subir le pareció a Marco la idea más sensata. Tenías buena compañía y llegabas a tu destino sin hacer esfuerzo alguno, pero a Lucas le pareció un error enorme.
El carruaje arrancó y Lucas siguió andando sólo y desolado, en medio de la nada muerto de hambre, sed y frío. Cuando ya llevaba un buen rato caminando y lamentándose de no haberse subido a aquel carro, oyó otra vez el sonido de unos cascos. Se giró y vio que se acercaba un campesino. El campesino se detuvo y le ofreció subir a Lucas, este aceptó.
Pasó una hora y lucas vio a lo lejos algo que le sorprendió: el carruaje de la rameras y Marco. Iba decidido a convencer a su amigo de que volviera con él. Cuando los dos carros estuvieron uno al lado del otro, Lucas le pidió a su amigo que volviera con él, pero él se negó y le ofreció subirse su carruaje. Al recibir la invitación de su amigo empezó a pensar y a dudar. Él era un buen noble, era respetado y aclamado en sus tierras. No cualquiera agradaba a la gente y era respetado. Se dio cuenta de que subir a aquel carruaje le haría perder la buena reputación que tanto le había costado ganarse. Se dio cuenta de que no le convenía montarse allí, pero la tentación negaba a Lucas poder ver las consecuencias de subirse al carro. Sin arriesgarse a pensar más en ello, le pidió amablemente al campesino que acelerara y se alejaron de donde estaba Marco.
Más tarde llegaron a un poblado y una semana después, Lucas ya estaba en casa. Recordó aquella decisión tan importante que tomó al pedirle al campesino que acelerara para no pecar.
Punto y final>>. - concluyó Felipe.
- La historia es fascinante, Felipe, - añadió perplejo Federico. - pero no entiendo lo que me quiere dar a entender.
- Espere, aún falta la moraleja.
- Adelante, dígamela.
- Por mucho que quieras a la gente ayudar, - comenzó a decir el consejero. - aléjate si crees que puedes pecar.
Tras un largo silencio Federico añadió:
- ¡Ahora lo comprendo!
- Me alegro.
- Lo que me quieres explicar con esta historia es que: podemos y debemos ayudar a nuestros amigos con sus problemas, pero si no se dejan ayudar y además les da igual cómo acabes tú, es mejor abandonar, ya que el problema es suyo. Si quieren ayuda, tienen que pedirla, pero deben colaborar ellos también, deben querer cambiar. Tienes razón. A Ernesto le ofreceré ayuda por última vez y le explicaré que es él quien debe querer cambiar. Si mi ayuda rechaza, es su problema. Yo tengo mi vida y mi camino, él tiene su vida y su camino.
- ¡Exacto! - exclamó Felipe. - si quiere ayuda bien, y si no, pues vive tu vida, que bastantes problemas tienes ya como para también querer solventar los de los demás.
- Gracias, amigo - agradeció Federico. 
1 Septembre 2018 19:24 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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À suivre…

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jL jaume Lladó
Podeis escribirme temas sobre los que os gustaría que hiciese una historia con moraleja.
September 01, 2018, 19:26
~