mlibrosv Cat Johansson

One shot Bettsen Olsttany Estas historias también están publicadas en Wattpad. Todos los derechos reservados.


Fanfiction Films Interdit aux moins de 21 ans.

#Elizabeth-Olsen #Paul-Bettany #marvel #ScarletVision
10
6.1mille VUES
En cours
temps de lecture
AA Partager

2 Become 1


Después de las muchas entrevistas realizadas aquella tarde todos decidieron regresar al hotel en donde se hospedaban, tenían todo un piso para ellos. Cada uno ingreso a su habitación asignada del lujoso hotel.

Elizabeth fue hasta su habitación, las entrevistas aún rondaban por su cabeza pero específicamente una fue la que la hacia divagar. Después de varios minutos de mirar a la nada fue a darse una ducha para luego ponerse ropa más cómoda, agarró el celular y vió el sin fin de mensajes que tenía la mayoría eran de Robbie que se había quedado en California. Estaba tan distraída leyendolos todos que no se había percatado que alguien tocaba a su puerta, cuando la llamaron por su nombre reaccionó y fue a abrir, la voz que la había llamado hizo, desde ese momento, que toda su piel se estremeciera.

— Paul... — dijo en casi un susurro cuando abrió. Él aún seguía con su traje de la entrevista — Entra. Lo siento estaba algo distraída. — sonrió pues su presencia siempre le agradaba.

— Lo noté. — él ingresó a la habitación y cerró la puerta. Luego giró su mirada y observo detenidamente a Lizzie. — Debes estar algo distraída por cierta canción que se te ocurrió cantar en una estrevista que será publicada en todas partes.

— Solo fué una pequeña travesura... — tuvo que respirar profundo y morder su labio inferior para no reír al recordar el rostro de Paul cuando cantó.

— Lizzie sabes que nadie puede saber lo nuestro, ya lo habíamos acordado — la tomó por los hombros. — Solo espero que nadie le tome más interés de lo necesario a eso. — la rodeó con sus brazos y la abrazó fuerte. — Sé que esto está mal... pero...

Ella no lo dejó continuar más, sellaron sus labios en un lento y profundo beso, le encantaba sentir sus labios, y como estos encajaban exactos, lentamente Paul la guió hasta la cama sin dejar de repartir húmedos besos por sus labios, rostro y cuello, la acostó delicadamente. El se posicionó encima de ella apoyándose con sus brazos. Dejó de besarla para mirarla a los ojos.

— Si sabes que has sido muy traviesa con esto y también sabes muy bien cual será tu castigo. — Elizabeth no pudo evitar soltar un fuerte suspiro de resignación, ella sabía lo que venía y eso le gustaba y la ponía.

Paul se levantó y fue hasta el baño de la habitación, buscando algo que le sirviera para lo que iba hacer. Sacó la tira el albornoz de seda de Lizzie, lo envolvió en su mano y regresó a la habitación. Fue hasta la puerta y le puso seguro.

— No queremos interrupciones — Le dijo a ella que estaba sentada en la cama esperándolo con una provocadora sonrisa. Lentamente se acercó a ella, estirando la tira entre sus dos manos. — Cause tonight is the night when two become one — dijo con voz ronca, cada vez se acercaba más a ella.

Lizzie sintió como una electricidad invadía todo su cuerpo con tan solo escuchar decir eso a Paul. Empezó a respirar agitada, no podía dejar de mirar como él la acechaba, por instinto ella retrocedió en la cama, quedando completamente acostada en la mitad.

— ¿Qué harás con eso Paul? — dijo refiriéndose a la tira que traía en sus manos.

— Tú solo dejate llevar, amor. — dijo lentamente. Lizzie sintió unos ligeros tirones en la parte baja de su abdomen, ya estaba excitada y ni siquiera la había tocado. Él se puso a un lado de ella. — Súbete hasta arriba — señaló el cabezal de la cama. Ella asintió y subió más, quedando al tope del cabezal.

Él se subió encima de ella, apoyándose con sus rodillas. Empezó a repartir besos y a succionar la piel de su cuello, Elizabeth no dejaba de suspirar fuerte. Paul recorrió con sus manos las piernas de ella, lentamente subió hasta sus caderas, hasta sus pechos y sus brazos sintiendo su piel caliente. Tomó las manos de Elizabeth y las colocó hasta encima de su cabeza, él se sentó despacio sobre ella, apoyándose con sus rodillas que estaban a cada lado de ella. Sujeto con firmeza una de sus manos, y pasó la tira de seda por su muñeca dando varias vueltas y haciendo un nudo ligeramente ajustado, tomó su otra mano e hizo lo mismo uniendolas, era imposible que ella pudiera desatarse.

— No tires mucho de tus manos o te harás daño — le susurro. Elizabeth ya no podía con la situación, estaba demasiado excitada y en lo único en que pensaba es que deseaba tenerlo dentro de ella ahora mismo.

Paul jaló las manos atadas de Lizzie y las ató a la cabecera de la cama con un nudo doble, dejando sus brazos completamente estirados, no podía moverse. Paul la tenía completamente para él.

Una vez que la tuvo atada, bajó hasta sus labios y la beso ferozmente. Elizabeth sentía como sus labios se hinchaban aún más, su pulso era cada vez más rápido y su respiración, ya ni siquiera sabía si estaba respirando.

— Hoy has sido una niña muy mala y mereces un castigo — susurró cerca a su oreja, ella sintió un fuerte escalofrío, bajo un poco más su labios capturando con sus dientes el lóbulo de su oreja, eso hizo que un fuerte gemido escapara de sus labios. Sentía como su intimidad estaba ya húmeda.

Paul bajó sus manos hasta el borde de la amplia playera que traía ella y la subió hasta la altura de su cuello dejando al descubierto su abdomen y pechos, ella no traía sujetador, bajó la mirada observando toda la perfección que tenía ante él, se relamió los labios, y acercó su boca a uno de los pechos de Lizzie, primero lamiendolo con delicadeza. Lizzie como podía observaba como él jugaba con sus pezones erectos, lo gemidos no cesaban, y no podía dejar de mover sus piernas, necesitaba algo de liberación. Paul lamió, besó y mordió cada zona de sus pechos hasta dejarlos hinchados y con un marcado color rosa en ellos.

— Me encantas, nunca acabaría contigo... — dijo con voz ronca, subió hasta sus labios para besarlos fervientemente, sus labios de movieron en un rítmico movimiento, ella abrió ligeramente sus labio y él tomó esta oportunidad para meter su lengua dentro y explorar lo que podía, sus lenguas se unieron sincronizadas, ellos ya sabían sus movimientos, ellos ya se conocían muy bien.

Lizzie sentía como todo el calor existente la invadía, quería tocarlo, quería pasar sus dedos por toda su piel. Aprovechó que estaba muy cerca a ella para mover sus caderas incitandolo a que continúe, con sus incisivos sujetó el labio inferior de él mordiendolo y jalandolo un poco fuerte.

— Estas muy traviesa hoy — dijo con su marcado acento británico.

Se sentó encima de ella nuevamente, se sacó el suéter, Elizabeth no dejaba de mirarlo tenía tantas ganas de lamer todo su torso. Él se bajo de la cama para sacarse el pantalón y quedarse en boxer, Elizabeth vió como en ellos resaltaba su gran erección y por instinto movió sus piernas y mordió su labio. Se acercó a ella y con cuidado le sacó el pantalón de pijama que ella traía dejándola en bragas. La miró con descaro sintiendo como su erección crecía aún más.

Se colocó a un lado de ella y continuó con sus besos, por su cuello, pechos abdomen, besó cada centímetro de Lizzie. Siguió bajando hasta sus bragas y notó como estas ya estaban húmedas, él sonrió ante eso. Lentamente le bajo las bragas, ella solo se movía al saber lo que estaba por venir. Paul lanzó a un lado de la cama las bragas de encaje negro de la chica.

Él se colocó entre las piernas de ella, y con un ligero toque, empujó sus piernas abriéndolas para él. Ella estaba tan expuesta, y solo era de él, le pertenecía.

— Ya sabes como va esto. No quiero que te muevas. — le susurró observando como ella respiraba agitada. Lizzie se sentía tan caliente, era como si estuviera en una cama de fuego.

Él se acercó hasta su centro, primero empezó a besar y lamer las paredes internas de sus muslos, la joven trataba con todas sus fuerzas no moverse pero no podía evitar gemir descontrolada, Paul la estaba volviendo loca. Con mucha calma fue hasta su clítoris, primero rodeó con su lengua esa zona tan sensible de ella, y empezó sus movimientos circulares, al inicio lento pero después no tuvo compasión de ella y aceleró. Lizzie ya no podía más, sentía como Paul la llevaba al cielo, todo era demasiado al límite como si la lanzara al abismo. Paul siguió con su asalto, no quería parar hasta obtener el orgasmo de su chica. Lizzie solo tiraba de la fina tira de seda, que cada vez se clavaba más en su pálida piel. Y él continuó con el movimiento salvaje de su lengua, separando sus labios con ayuda de sus dedos, esos dedos largos que pronto fueron hasta su entrada, lentamente y con mucho cuidado ingreso su dedo índice, haciendo movimientos en la pared frontal de su interior. Elizabeth ya no pudo soportar más, empezó a mover sus caderas en sintonía a los dedos de Paul, estaba a nada de consumir su primer orgasmo.

Él continuó moviendo ágilmente su lengua, para después introducir su dedo medio dentro de ella, provocando un fuerte gemido por parte de la mujer que estaba totalmente perdida en las sensaciones. Los movimientos de sus dedos eran más exactos y rápidos, ella ya no podía más, arqueo su espalda baja, echó la cabeza para atrás, cerró sus ojos y abrió ligeramente sus labios, de ellos solo se emitían sensuales gemidos. Lizzie sintió como todo su cuerpo de tenzaba al límite, todo el calor la invadía, y fue ahí cuando llegó a un intenso orgasmo.

— ¡Paul!... — dijo en un fuerte gemido. Él la había hecho sentir una explosión de placer dentro de ella. La había llevado al límite, ella era completamente suya.

— Muy bien mi vida. Si, si damelo todo. Tan receptiva como siempre. — él la miró desde abajo, como ella se seguía retorciendo de placer, él sentía como el interior de Lizzie succionaba sus dedos, como sus paredes se contraían alrededor.

Y antes que su intenso orgasmo terminara, el retiró sus dedos, provocan otro fuerte gemido por parte de ella. Paul subió encima de ella apoyándose con sus brazos, se posicionó entre sus piernas conocando la punta de su muy erecto pene en la entrada de la chica y sin aviso alguno, la penetró de una sola estocada.

Elizabeth soltó un fuerte grito por la sorpresa y por lo rápido y profundo que lo hizo. Él esperó a que ella se amoldara a su gran miembro. Lizzie abrió los ojos y lo miró, aún seguía sintiendo los espasmos de su orgasmo anterior y de tener a Paul dentro de ella. El rubio solo esperaba a que ella le dijera para continuar.

— Te amo... — susurró mirándolo a los ojos.

Solo eso le bastó a él para empezar a moverse, suave y con toda la tranquilidad que podía, sintiendo como encajaba en lo más interior de ella, sintiendo como la hacia suya. Pero eso no fue suficiente para ambos. Lizzie también empezó a moverse como podía, haciéndole saber que quería más velocidad.

— Definitivamente hoy estas muy traviesa. — susurró él en su oído e inició sus embestidas, fuertes y rápida como ella siempre lo pedía. Lizzie no dejaba de gemir en cada penetración que cada vez eran más profundas y rápidas. — I need some love —cantó y la siguió penetrando con más intensidad, mientras besaba su cuello y rostro — like I never needed love beforemordió el labio inferior de Lizzie — Wanna make love to ya baby. — Le recordó cada palabra que había cantado en la entrevista, bajó su mano derecha y empezó a explorar sus pechos, sin dejar de hacer lo anterior.

— Eres una niña muy traviesa... — siguió moviéndose descontrolado, en ningún momento dejó de besarla, probar sus deliciosos labios era una maravilla para él.

Lizzie no dejaba de mencionar el nombre de él, no dejaba de gemir ni gritar, ni dejaba de decir cuanto lo amaba. Paul sabía que ella estaba por llegar, otra vez, al orgasmo y él iba por el mismo camino. Detuvo sus embestidas y antes de que ella se quejara, salió rápidamente de ella, se bajó de su encima la sujetó de las caderas y le dió vuelta, dejándola boca abajo, la tira de seda quedó aún más tensa, sentía ya un ligero dolor y ardor en sus muñecas.

Ella por todo lo que estaba sintiendo no sabía que había pasado, hasta que Paul jaló una almohada y la puso bajo las caderas de ella, levantando así el trasero de Lizzie, dejándola otra vez muy expuesta, le abrió un poco las piernas, la sujeto fuerte de las caderas y se posicionó otra vez entre ellas, y en esa posición la penetró nuevamente, un pequeño grito se escucho por la habitación, la tensión y el calor aumentó en ella.

Paul siguió sus embestidas pero esta vez eran más salvajes. Los dos no dejaron de gemir a voz alta, en la habitación solo se escuchaba eso combinado con el chocar de sus cuerpos. Lizzie volvió a sentir la tensión acumularse en su interior, esta vez mucho más rápido, ya no resistía más, en esa posición las embestidas eran mucho más profundas, llegaban hasta lo más profundo de ella y daban un fuerte choque en su punto sensible.

Paul no dejaba de acelerar y profundizar. Elizabeth mordió la sábana de la cama y con un fuerte grito ahogado se vino intensamente. Él sintió todo el interior de ella contraerse alrededor de él y solo eso bastó para que él también se corriera dentro de ella gruñendo fuerte, la llenó por completo.

— Oh pequeña no sabes cuanto te amo. — dijo con el poco aire que le quedaba.

Paul cayó encima de ella, sujetándose un poco con sus codos, aún estando unidos se quedaron quietos varios minutos tratando de recuperarse de la escena. Cuando por fin su respiración era algo normal, salió de ella y se levantó de la cama para desatar a Elizabeth que estaba más dormida que despierta. La desató, le dió la vuelta y la observo, tenía los ojos cerrados pero una hermosa sonrisa marcaba su rostro.

— Parece que estas muy cansada. — se acercó a ella para darle un suave beso en sus labios, le acariciaba las marcas muy rojas que le habían quedado en las muñecas — Creo que con esto tendrás en cuenta no decir de más en las próximas entrevistas. — le susurró en sus labios. Ella abrió los ojos y lo miró pensativa.

— Creo que con esto, tendré más ganas de decir de más en las próximas entrevistas. — dijo riendo.

— Tú nunca aprenderás — Paul aún desnudo se apartó un poco de la cama. Y la observó pensativo. — Aún nos quedan varias horas, amor.

Lizzie lo miró un poco asustada, ella ya quería dormir dos días si era posible, estaba muy agotada. Él caminó hasta la puerta del baño.

— A la bañera. Ahora. — dijo antes de sonreír y meterse a la habitación de baño. Ella suspiró rindiéndose. Se levantó e ingresó trás de él. Definitivamente sería un día muy largo. 

28 Août 2018 22:30 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
4
À suivre…

A propos de l’auteur

Cat Johansson Scarlett Johansson es mi todo.

Commentez quelque chose

Publier!
Il n’y a aucun commentaire pour le moment. Soyez le premier à donner votre avis!
~