Javo Valderrama Javier Valderrama

Tras una exitosa operación; la cual consistió en reemplazar un órgano defectuoso por uno sintético, un paciente se cuestiona con su médico sobre la naturaleza del alma.


Science fiction Tout public.

#cienciaficcion #gay #amor #espacio #cosmos #literatura #cuento
Histoire courte
6
6.3mille VUES
Terminé
temps de lecture
AA Partager

Paciente Fiel

  -Ya son quince en total- me dijo el médico con una sonrisa en la cara. No sé qué decir, la verdad es que hasta antes de entrar a pabellón estaba muy seguro de todo. Ahora estoy asustado, siento algo extraño en mí, no sabría cómo definirlo. – En un par de días ya puedes irte a casa – Irrumpió mientras revisaba mi historial clínico y se iba. 

- Doctor, espere.

-¿Sí?- Su sonrisa aún permanecía en su cara. Si lo veía objetivamente, mi pregunta era una total falta de respeto, él es una eminencia en esto de los trasplantes sintéticos, y yo solo un paciente, quizás hasta uno más en la lista.

-  ¿Usted cree que..?

- Por supuesto que vas a sanar rápido, todo saldrá bien – Su español era más que impecable, ¿Cuántos años llevará viviendo aquí? Jamás se lo he preguntado.

-No, me refiero a otra cosa.

Los dientes comenzaron a desaparecer tras los labios, sus ojos azules denotaron curiosidad y con cuidado se sentó a los pies de mi cama. 

-Señor Vial, no tenga miedo, puede hacerme todas las preguntas que usted quiera. Soy su médico, su responsable. Entonces dígame, ¿qué le causa ruido en su cabeza?

¿Cómo se supone que le haga una pregunta así?, ¿a una persona como él? Ya me lo imagino riéndose en mi cara, diciendo cosas en francés que no puedo entender. Un hombre de ciencia, de aquello que es tangible, medible, observable y estudiable. ¿Cómo será ser él? Tan concreto, objetivo, con las cosas claras. 

Me comienzo a morder los labios, tartamudeo el inicio pero no llego más allá. El médico se acerca un poco más, está intrigado. Qué hombre tan misterioso, tiene algo que me cautiva. Cuando me acerqué a su consulta la primera vez tenía en mente un viejo, de esos añejos, amargos y hediondos; como dicen que son todos los franceses, para mi sorpresa me encontré con un hombre cuarentón, que notoriamente hace deporte, de ojos azules profundos y una sonrisa algo coqueta. Amor a primera vista. 

¿Será que me hago todas estas operaciones para verlo?, la verdad es que ni yo mismo lo sé. La ciencia detrás de todo esto es que si tienes problemas con un órgano, pues te fabrican uno y te lo instalan. No envejece, no requiere mantención, es como una inmortalidad al alcance del bolsillo de quienes puedan pagar. Por suerte, mi primer acercamiento a él fue debido a mis genes defectuosos. Mis órganos no logran rendir lo que debiesen y, gracias a la bondad de este atractivo médico, tuve salvación. Aceptó ayudarme a pesar de mi imposibilidad de pagar todo lo que debería y prometió mantener la ayuda si la volvía a necesitar. Me volví su logro personal, y yo, su paciente fiel.

Quizás es mitad necesidad, mitad deseo. Cada vez que tengo un control hablo con él, intento sacarle un poco de información. ¿Estará casado? ¿Tendrá novia? ¿Habrá una posibilidad de que le guste yo? La verdad es que creo que sería imposible, solo hay que mirarlo para saber que está a otro nivel.

- Bueno, mira. Me pregunto si…-Con cada palabra que formulo su cara se acerca más. Al fin tengo su atención, puedo ver los detalles de sus espejados ojos, son lapislázulis brillantes. – Con tanto órgano sintético, ¿Seguiré teniendo alma?

Su expresión se borra por completo. Sabía que no debía hacer la pregunta. ¡Por supuesto que tengo alma! Que idiota soy, sigo siendo yo ¿no? ¿Dónde realmente se aloja el alma? ¿Se aloja en algún lado? Quizás sea un hombre ateo. Debe estar conteniendo la risa, apelando a su lado objetivo y profesional. Soy un ignorante, un estúpido.

- Bueno, realmente me has encontrado sin una respuesta – Sus ojos parecen estar fijos en un horizonte vacío. 

- No quise faltarle el respeto, por favor perdóneme. Mire, hagamos como que jamás pasó esto, así como que lo borramos de la cabeza los dos. 

-No, discúlpeme usted. La verdad es que no lo sé, yo creo que sí. A ver, déjeme aclararle algo señor Vial.

-No me diga señor por favor. 

-Disculpe. Mire, ya que nos conocemos desde hace algún tiempo, me permitiré dejar de lado mi rol de doctor, que sea médico no significa que no tenga un mundo espiritual. Tengo derecho a creer en algo ¿No es así? La verdad es que me he preguntado mucho lo mismo, quizás si uno se saca un riñón, una parte del alma se va con  ese órgano, quizás se pierde, quizás quede atrapado en el cuerpo de otra persona,  tal vez en la que lo recibe. 

-¿Cómo? – Quiero que se acerque más, puedo percibir esas notas dulces de su perfume.

- Imagine usted que le donó un órgano a un joven que lo necesitaba. Le ponemos un órgano sintético a cambio, o en el peor de los casos, nada, ya que aún tiene el otro. Por alguna desafortunada casualidad usted se ve presa de un accidente y muere. Su alma abandona el cuerpo; a donde sea que usted crea que vaya, eso da igual. Su alma parte, pero una parte se queda atrapada en ese joven que sigue vivo.

-¿Usted cree que el alma necesita estar completa para lograr trascender?- Muevo mi mano cerca de la suya, ¿se dará cuenta? sus ojos no se mueven de los míos.

-Quizás sí, quizás no. ¿Qué ocurre en el caso inverso? Si por ejemplo, sus órganos son reemplazados voluntariamente por los artificiales, así como usted señor Vial, digo…

-Alex, solo llámeme por mi nombre.

-Alex. ¿Qué ocurre si cada vez que lo operamos, le sacamos una parte del alma? ¿A dónde va? ¿Se va? 

-Pues...– La verdad es que estoy sorprendido, nunca imaginé que él tuviese tanto tacto y tantas preguntas como yo. - ¿Se hace esas preguntas cada vez que opera a alguien?

Vuelve a regalarme su sonrisa de dientes extra blancos. Es perfecto, como si estuviese diseñado para ser el hombre perfecto. Inteligente, deportista, cercano y ahora, se suma el mundo espiritual. Lo tiene todo. Me gustaría ser como él, así el mundo se doblegaría a mi paso, no necesitaría dinero para surcar las dificultades, solo mi cara de ojos profundos y sonrisa encandiladora. 

-Solo cuando lo opero a usted, señor Vial. Digo Alex. –Mi corazón no para de latir. –No piense que soy un desubicado, pero me preocupo por usted. Es decir, se acercó a mi pidiendo ayuda, eso es lo que me encargado de darle. ¿Qué clase de ayuda sería si le hago algún tipo de daño?

Creo que voy a explotar, es así como parten las fantasías en mi cabeza cuando pienso en él. Esta vez no es imaginación, es real, está aquí en frente diciendo que se preocupa por mí. Quiero besarlo y quitarle esa bata. Quisiera poder contemplar su cuerpo, así como él ya ha visto el mío antes de cada operación. Imagino sus abrazos, fuertes, de brazos gruesos y poderosos. Cálidos para pasar acurrucado las noches frías de invierno en Santiago.

-Por lástima, no puedo responder a sus inquietudes, tampoco a las mías. Solo nos queda esperar a que su alma siga intacta y con usted. ¿Le puedo confesar algo?

-Sí, claro. –Por favor, que diga que piensa en mí siempre, afuera de la clínica, en su casa, en sus días libres.

-Yo no dono órganos, por la misma razón. –Mierda… -fue un conflicto con mi novia, ya que ella piensa todo lo contrario. –MIERDA -pero bueno, quizás deba decir que es mi ex novia –¡SI! –pero eso ya es tema fuera del ámbito profesional. 

-No se preocupe, fui yo quien rompió el código profesional primero.

Se puso de pie luego de mirar su reloj.

-Me alegra que lo haya hecho. Quizás debamos tomarnos un café algún día y hablar.

No puedo creerlo, estoy en blanco. Quiero decirle que sí, que puedo el día y hora que él quiera, pero las palabra se me tropiezan en la lengua.

-Solo si usted quiere, por supuesto.

-Si –Al fin logro decir algo, debí de verme muy estúpido. –ya tiene mi teléfono, hablemos y coordinemos.

Lo último que me regaló fue una sonrisa, se fue y ahora estoy con la adrenalina a mil. Quiero gritar, tengo una cita con él, con el hombre perfecto, ese que piensa en mí a pesar de estar a otro nivel. Es un regalo, un regalo de la vida, de dios, de lo que sea que está allá. ¿Será una compensación por mi pérdida de alma? ¿Será un premio? ¿Por qué no puedo responder mi pregunta? Me atraviesa la cabeza como un rayo, crea dolor y una molestia que no puedo calmar. ¿Tendré alma? 

Mi cuerpo se enfría, la adrenalina se va. Estoy feliz, pero mis preguntas me carcomen más y más. ¿Cómo puedo responderlas? Quizás en la cita con mi doctor salgan respuestas, porque él todo lo sabe. ¿Cierto?

Fin

4 Août 2018 00:03 5 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
4
La fin

A propos de l’auteur

Javier Valderrama Estudie cine en chile, me desempeñé como guionista donde reafirmé mi pasión por escribir.

Commentez quelque chose

Publier!
Vanly D'Marso Vanly D'Marso
Muy bella historia❤️
January 13, 2019, 02:27

~