Todo lo que hice siempre fue escribir historias de terror. No tengo un gusto mórbido hacia la sangre ni soy sádica o disfruto ver a otros sufrir.
Cuando era pequeña, nuestro padre nos dejó solas a mi y a mi hermana por quedarse a trabajar hasta tarde(Algo que ocurría bastante a menudo). Esa noche me escabullí con mi hermana menor hasta el cine para ver una película de terror. Mi pequeña hermana no hizo más que ocultar su rostro en su muñeca de tela , apretar sus oídos durante todo el filme o arrimarse sobre mis hombros. Yo intentaba controlarla mientras seguía fascinada por la imagen que se dibujaba a mi alrededor. Cada persona: incluso aquel que pretendía ser el más varonil, incluso aquella más indiferente, incluso aquellos que dicen para actuar "cool": <<Esto no asusta>>, todos estaban impactados. Aparecía la imagen del monstruo de repente y se exaltaban. No podían evitarlo. La música, el maquillaje, los efectos, la historia... Yo quería ser parte de ese mundo.
Pero ahora...
-NO -hice énfasis en la negativa alargando la vocal- No voy a escribir una historia de amor. ¡No lo voy a hacer! ¡Puedes despedirme si quieres!-ya llevaba unos diez minutos repitiendo lo mismo pero el insistente de mi jefe no parecía escucharme.
-Mía, deja de actuar de rebelde. No eres la jefa. Yo soy el jefe. - Nicolás no hacía más que mirarme con frustración con esos ojos azules intensos que hacían derretirse incluso a las actrices más hermosas.-Mira las gráficas.-dijo mostrando una pizarra que parecía haber salido de la nada.
-Uh...-yo solo aparté la mirada entre un bufido. No soporto cuando tiene razón.
-¿Dónde está el género de terror? –el jefe de Mía señaló al último puesto - Los chicos de ahora ya nacen escépticos por naturaleza. No se asustan con nada. Las series y películas de terror nos están dando pérdidas. En cambio, el romance.-lo juzgué con la mirada porque sabía que él mismo odiaba ese género- Hay miles de muchachas dispuestas a pagar por tickets de cine y mercancía de una típica historia de amor entre un chico guapo y una muchacha con gafas. Solo escribe algunas frases cursis, sé que puedes.
-¡Claro que puedo! No tiene nada que ver con si puedo o no. Es un problema de orgullo. No puedo alimentar fantasías falsas.
-Es por esto que no tienes novio, Mia. – murmuró de forma casi imperceptible pero yo no lo pasé por alto.
-¿Qué dijiste? –pude sentir que la vena de mi frente se empezaba a marcar. Lo había escuchado pero tenía curiosidad si tenía el valor de repetirlo.
-Solo hazlo. Te daré un bono extra si lo haces.-intentó suavizar.
-Pero no quiero. Todo es dinero contigo pero yo no escribo por el dinero. Tú odias las películas tan comerciales. Cuando te conocí en la universidad no pensé que te venderías tan fácilmente por dinero.
La expresión de Nicolás era de alguien dolido ante mis palabras. Pero yo no pensaba ceder.
- Esta productora está llena de guionistas. Pídele a cualquiera de ellos.
-Eso quisiera pero te pidieron específicamente a ti.-el dolor se había convertido en un enojo palpable pero Nicolás se controló y siguió hablando aunque no me volvió a dirigir la mirada. No pude evitar sentirme algo culpable así que solo pregunté:
-¿Quién?-me sentía curiosa pues no era una guionista tan popular. Mi trabajo más famoso fue para la serie Rituales en Silencio, que cancelaron a la primera temporada por presupuesto y por lo demás solo tenía créditos co-escribiendo con mi mentor dos películas y un corto. Me extrañaba que alguien mirara mi trabajo y pensara que era la más adecuada para escribir romance.
-La actriz protagonista: Candy Call.
-¿Quién es ella?-ese nombre me produjo la sensación de que se referían a un personaje animado o una muñeca de tela.
-Una influencer con cara bonita que vende mucho.- Nicolás ya tenía más control sobre sus emociones, siempre era tan diplomático. Decía que solo yo podía sacarlo de sus casillas con mi terquedad.- Es su debut como actriz y te pidió específicamente a ti. Debes ser su idol. Suerte que no conoce tu personalidad. –volvió a decir estas últimas palabras bajo pero lo escuché y le dirigí una mirada mortal.
Nos quedamos en silencio durante unos minutos. La secretaria Gia entró, me miró con desdén y se apoyó sobre la mesa innecesariamente para darme la espalda mientras dejaba el café para su jefe. Me volvió a dirigir sus ojos de desprecio y salió de la oficina. La miré mientras se iba, pues no sabía por qué me odiaba tanto, o bueno, tal vez sí, pero las palabras de Nic me devolvieron a la realidad.
-No pienses mucho. Es retomar un guion que ya está hecho de antes.- se acercó dejando caer con suavidad un manuscrito en mis muslos y en vez de volver a su silla se quedó apoyado en la mesa con sus ojos azules sobre mi- Puede ser una buena experiencia para ti, ¿sabes? Estás siempre en tu zona de confort pero hay otras cosas que puedes probar y te van a ayudar a crecer como escritora.-odiaba cuando tenía razón- Incluso puede que te termine gustando pero si no te convence simplemente haz algunos pequeños cambiecitos y tu nombre va a salir entre los otros guionistas. No tienes que preocuparte mucho.
-Pues yo...
En casa
¡Ahhh! Soy tan débil, siempre termino cediendo... ¿Qué voy a hacer ahora? Miré el manuscrito y procedí a empezar la lectura.
Tres horas después. Intento 1:
INT. NOCHE - HABITACION DE LA UNIVERSIDAD
En medio de la oscuridad, una JOVEN DE FIGURA ESBELTA Y TEZ PÁLIDA se destaca, su vestido blanco confundiéndose con el entorno.
Con gracia, la joven se acerca al MUCHACHO y susurra con una voz profunda pero gélida, resonando como un eco en la quietud de la noche:
JOVEN: Siempre has sido tú.
El joven se estremece ante la frialdad del aliento, pero la intensidad lo mantiene inmóvil, sin atreverse a voltearse.
JOVEN:Continuando con su susurro escalofriante: Pasemos la eternidad juntos.
Súbitamente, todo se torna más oscuro que antes.
JOVEN:Con un tono cercano a la histeria: No quiero que me dejes nunca... nunca.
La voz de la joven adquiere un tono repetitivo y obsesivo.
JOVEN:Tensa y obsesivamente: Tú y yo... juntos para siempre... siempre juntos... juntos.
-¡Ahhhhh! Me rindo-grité frustrada aunque no había nadie que pudiese escucharme. Excepto Edgar Allan Poe (sí, ese era el nombre de mi perrito) pero este estaba tan acostumbrado a mis ataques de frustración que no reaccionaba más que con un levantar de orejas y seguía durmiendo en su cama.
Había escrito la última línea casi con rabia. Era tan malo que me dieron deseos de llorar. Desde hacía unas tres horas estaba sentada frente a la computadora, a veces frente al papel(por si el estilo de los viejos tiempos significaba alguna diferencia) probando escribir una sola línea. ¿Por qué mis historias siempre parecen más escalofriantes de lo que en realidad son?
El guion original era tan... Me daba deseos de vomitar realmente pero además era tan estúpido. No encontré nunca la palabra adecuada para definirlo. Una mezcla entre cliché, desorientada y cringe. Una chica de campo se ganaba una beca de baile en una de las mejores escuelas de New York y ahí conocía a uno de los mejores bailarines de quien se enamoraba pero también se encontró con el hijo de la directora de la escuela que odiaba el baile y todo lo que representaba pues sentía que lo había alejado de su madre.
- ¿Las personas no ven que todos estos diálogos cursis son más escalofriantes que un libro de Stephen King? - miré mi póster de It de King, junto a uno con la representación de Cthulhu de Lovecraft y le pedí ayuda a mi único guía- Maestro, entre los maestros del terror, ¡ayúdame! Dame una señal.
Se escuchó el timbre de la puerta, sobresaltando tanto a Edgar Allan Poe como a mí. Nadie nunca viene a verme a esta hora. Ni a ninguna hora. Espera... eso es algo triste. El sonido del timbre se convirtió en un leve toque algo rítmico que me hizo pensar en una genial idea pero para una película de suspenso. Fui escribiendo los diálogos en mi mente por lo que me demoré unos segundos en reaccionar hasta que Edgar Allan Poe saltó de la cama y empezó a ladrar.
Me levanté y dirigí a la puerta con la tensión momentánea de uno de mis personajes en sus historias de terror. La expectación de lo que podía encontrarme no era clara. No sé qué esperaba pero ciertamente no era una chica con rizos rubios y piel de porcelana que parecía sacada de un cuento de hadas.
Merci pour la lecture!
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