kahedi Kahedi Lee

Una corta historia juvenil con un destello de romance, drama y mucha imaginación... Nota: ¡No es un fanfic! ******** Frezzia Castro es una chica común y corriente que vive enamorada en secreto de Joe Ruiloba, su compañero de clases a quien ha denominado como su GUARDIÁN. Todo da un giro con la llegada de una chica famosa llamada Seung Ji, a la que considerará su rival. Kim Tim es amigo de Joe y también guarda un secreto. ¿Frezzia luchará por el amor de Joe? ¿Se quedará con él? ¿O quizá la vida le mostrará que no todo es como lo deseamos? Acompáñame a un sinnúmero de situaciones complicadas a las que debe enfrentarse Frezzia para ser feliz.


Romance Déconseillé aux moins de 13 ans.

#cuento #romance #amor #novelajuvenil #guardián #desamor #personajescoreanos
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Uno

"Dedicado a Karen, quien me pidió un cuento para leérselo por las noches"


Empecemos......


Frezzia Castro es una chica muy simpática: alta, de cabello largo y negro, de ojos saltones color café, tez blanca y una mirada muy encantadora.

Cursa su último año en un colegio muy prestigioso "Alberto Einstein" de la ciudad de Quito.

Los estudiantes pertenecen a clases sociales muy reconocidas, de diferentes nacionalidades y que han visto en esta institución un buen porvenir para su educación secundaria.

¿Qué hace una chica de clase media en este colegio? Todo fue gracias a una merecida beca conseguida años atrás, ya que se ha destacado entre los mejores estudiantes desde que ha ingresado.

—Ya no quiero más helado, ¡Mon! —soñaba.

— ¡Rin, rin! —um es el despertador, ¡qué cansancio! un día más para ir al colegio.

—Frezzia, apúrate o llegarás tarde —replicó su madre.

Su casa era pequeña pero muy acogedora, ubicada en el Barrio San Francisco, ella tiene un hermano menor que está en tercero de escuela, Roy, un niño inquieto pero muy inteligente, que siempre molesta a su hermana mayor.

Desayunó y a toda prisa se marchó al colegio.

Allí estaba Joe Ruiloba, el chico más popular y guapo del colegio y de buena posición económica.

Lo acompañaba su leal y mejor amigo, Lee Kim Tim, coreano. Tim es un chico muy encantador, con una mirada seria pero matadora, sin considerar también que es muy tranquilo, inteligente y guapo.

Sus padres se mudaron a Ecuador cuando él era muy pequeño, pero de vez en cuando viaja a Corea a visitar al resto de la familia.

«¡¡Si solo algún día Joe me mirara!!» se decía todos los días.

Era hora de entrar al salón y los ojos de Frezzia se sobresaltaban cuando las niñas bombardeaban a su amado Joe, ella lo quería en secreto desde que entró al colegio.

—¡¡¡¡Qué pesadas!!!! —exclamó.

De repente ese día, el centro de atención había cambiado, se escuchaban murmullos en el pasillo y los chicos se asomaron para ver lo que sucedía.

Todos se acercaban a pedir un autógrafo, una foto, pero ¿quién era aquella chica? Lo supo una vez que ingresó a su salón.

— Buenos días, mi nombre es Seung Ji Ko, regresé después de varios años, espero ser amiga de todos ustedes y contar con su apoyo incondicional —todo esto lo había dicho en coreano.

Pero si era la famosa Seung Ji, una modelo muy reconocida en Asia; se sabía mucho de ella debido a su cercanía con Tim porque eran del mismo país y ella ya lo había visitado muchas veces.

Se conocía también de sus logros en el extranjero, de su buena posición económica y de su gran corazón al momento de donar el cincuenta por ciento de las ganancias a juntas benéficas.

Ella estaba ahí, no era un sueño.

—Pensé que era mayor a mí, y ¿qué fue exactamente lo que dijo? —exclamó Frezzia.

Lo había dicho tan alto, que todos la voltearon a ver.

—Eh, yo solo, quise decir, eh —mintió.

—No te preocupes aunque parezco de más edad, tengo diecisiete apenas, gracias por tu cumplido —dijo la chica con una sonrisa—. Ah, lamento lo sucedido, yo no darme cuenta que estaba hablando en coreano fue la emoción y lo que acabé de decir es que regresé después de varios años, espero ser amiga de todos ustedes y contar con su apoyo incondicional.

—Soy Frezzia Castro, mucho gusto —dijo algo asustada.

—Linda, mucho gusto —exclamó emocionada Seung Ji.

Por unos segundos Frezzia llegó a ser el centro de atención.

—Estimada Ji, bienvenida —se apuró a decir Joe, quien la saludó como una amiga de varios años.

—Querido Joe un gusto haberte encontrado aquí y dime ¿Tim está? —preguntó finalmente.

«¿Qué? ¿Ellos se conocen? ¡Esta chica ya no me agradó!» pensaba Frezzia. 

Seguidamente la famosa chica se sentó delante de su amado con una linda y cálida sonrisa y notó que Joe la admiraba mucho.

***

Pasó ya una semana y todo volvió como antes, con la única diferencia que su curso era más visitado que de costumbre.

Por los pasillos ver al "trío perfecto" como ella los bautizó, no era cosa de admirar ya que los tres chicos de ahora en adelante se harían tan inseparables.

«¡¡Qué pesada esta Ji!! Ahora Joe no me verá» se repetía una y mil veces Frezzia.

Como era costumbre, le gustaba ir a leer por los campos del colegio.

Recordó la primera vez en la que vio a Joe, aquel día la había salvado de una broma de la que normalmente era víctima por parte de los pesados compañeros.

— ¿Siempre metida en problemas eh niña? —le había dicho Joe.

—No es mi intención molestarte, no tienes que hacerlo por favor —había mentido Frezzia.

—Pues no lo hago por molestia, a mí no me gustan las injusticias, además tú eres una chica inteligente y no entiendo por qué te dejas o ¿acaso en tus libros no hay algo que diga cómo defenderse?­ —había dicho Joe en tono determinante.

Esa fue la única vez en la que habían conversado largo, aunque fue hace mucho tiempo ella lo recordaba tan claramente con gran sentimiento.

Cerca de ahí paseaban Ji, Tim y Joe, recordaban los sueños que habían tenido de niños y de lo que habían deseado ser de grandes.

Tim había prometido a sus padres llegar a ser un excelente pintor y lo había conseguido. A su corta edad exportó muchos cuadros muy bien reconocidos y con un gran talento.

Sin decir que se convirtió en el dueño de uno de los mejores museos de pintura en el país, "El museo de la ciudad" al que de vez en cuando visitaba para controlarlo ya que ahí estaban todas sus reliquias como él decía.

Joe, era el sucesor de una gran empresa de modas a nivel mundial. A Joe le apasionaba modelar y en eso se había convertido, era uno de los modelos juveniles más reconocidos internacionalmente.

De lo que fue de Ji, ya lo sabemos.

—La he perdido —dijo Ji alarmada—. ¿Dónde está? —se refería a una cadenita que colgaba de su muñeca.

—Iré a buscarla —se apuró Joe—. No te preocupes.

Detrás de unos arbustos la encontró pero también fue sorprendido por Frezzia que estaba leyendo y hablando algo para sí misma aparentemente.

—Si alguna vez me vieras, me invitaras a salir, ¡qué dichosa fuera! —dijo a las nubes—.Ya Frezzia deja de decir bobadas. ¡Aterriza!

—Pues si no te ve, haz que lo logre —replicó Joe.

Sentía que la sangre le subía a la cabeza, su corazón se paralizó por un instante, quería correr hacia cualquier lado.

—Eh, yo lamento que escucharas, discúlpame, iré a otro lado —fue lo único que dijo.

—No te preocupes, discúlpame tú por invadir este espacio —dijo Joe—. Y no son bobadas, no te trates tan mal. Estoy seguro que lo conseguirás.

—Adiós —dijo escapando Frezzia.

Y partió casi volando con la mirada al suelo. Sin quererlo tropezó con Tim y ella se sonrojó más que nunca.

—Lo lamento, ha sido culpa mía, ¡que distraída!

—El torpe he sido yo —sonrió Tim—. ¿Has visto a Joe?

Lo que menos quería era explicar en dónde lo había visto.

—Talvez lo he visto. No recuerdo dónde, déjame ver—dijo haciendo memoria—. No te muevas —gritó de repente.

— ¿Qué pasa? —preguntó Tim.

—No te muevas pero una enorme abeja está en tu cabeza, me acercaré un poco para espantarla ¿sí?

El acercamiento fue tanto, que Tim se sonrojó.

—Ya está —dijo la chica sonriente.

— ¡Gracias señorita! —balbuceó Tim.

A lo lejos Joe había presenciado la escena.

— ¡No pensé que lo haría tan rápido! —dijo sonriente.



Hola, muchas gracias por leer y cuéntame  ¿te ha gustado el capítulo? Coméntalo por favor.

Nos vemos la próxima semana...

12 Mai 2018 00:11 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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