Resulta que, aunque parezca extraño, soy un hombre, blanco, heterosexual, he terminado una carrera, dos en realidad, universitaria, no tengo ningún tipo deficiencia física, intelectual (que se sepa), vivo en el mismo país en el que he nacido, con lo que no he tenido que emigrar, y estoy relativamente sano (dentro de lo que cabe).
Por lo tanto, mis fracasos laborales y sentimentales son exclusivamente fruto de mi incompetencia y no tiene nada que ver ningún tipo de discriminación que haya podido sufrir en algún momento de mi vida. Manejo con una cierta destreza, lo llevo haciendo desde hace no menos de treinta, treinta y cinco años, los ordenadores. O sea que los he visto evolucionar desde que era poco más de una maquina de escribir evolucionada que ya no necesitaban un papel de carbón para conseguir hacer un par de copias del escrito que estábamos creando.
Resulta que soy lo que llaman, y lo que es, un funcionario. Un oficio que tiene tan mala fama, siempre ha tenido esa misma fama; pero que casi todo el mundo ha querido, en algún momento de su vida, conseguir como trabajo ideal. He trabajado en otros sitios; por lo que puedo decir que ese tópico que dice que los funcionarios no dan demasiado golpe es tan falso como decir que la felicidad no se consigue con el dinero. Pues eso; ni sí ni no, ni todo lo contrario. Entre los funcionarios se encuentran también abnegados trabajadores; y en las empresas privadas uno puede ver un montón de gente que no tiene del todo claro lo que significar el concepto "trabajar".
Trabajo desde hace quince años en lo que se denomina el Instituto Nacional de Estadística. Ya se sabe, la estadística es esa ciencia que puede demostrar, y demuestra, que si yo me como un pollo y tú no te comes ninguno, resulta que nos hemos comido medio pollo cada uno. Nuestros estómagos estarían de acuerdo.
Lo que si es cierto es que la estructura de un trabajo de funcionario no parece cuadrar mucho con la forma de ser de los seres "normales" de hoy en día. El exhibicionismo, dejarse ver dicen ellos, el disfrazar la verdad de algo que está en exposición, a la vista de todo el mundo. ...En fin, tantas cosas que estar organizadas y programadas y que no tienen que ver con lo espontaneo, con lo natural.
Y unas estructuras tan sumamente rígidas y jerarquizadas. Los que mandan en la administración pública tienen que ser licenciados superiores y haber superado una oposición de un puesto de categoría A, A1 dicen ahora; no hay otra alternativa. Y no importa si tienen capacidad de mando, si son gente espabilada, ingeniosa; o tienen dinero. Son tan solo esas dos condiciones; luego el tiempo y las circunstancias van cincelando la posibilidades de cada uno (¡vaya palabra que me ha quedado!).
Bueno, pues yo estaba en esas, en uno de esos quince años, cuando me entró el gusanillo de hacerme "moderno" y explorar, y triunfar, en el mundo digital. Siempre he tenido curiosidad por el futuro; para mí es lo único que existe, el pasado ya está muerto y enterrado y no merece la penda ni dedicarle un segundo de mi pensamiento.
Está claro que lo que ha evolucionado en estos últimos años, lo que ha hecho que el mundo esté evolucionando de una manera clara son los avances en telecomunicaciones, en todos sus aspectos, y, un poco, los avances en farmacología, en medina; no hay coches voladores (como uno podía ver en los tebeos de los años sesenta), no hay robots con sentimientos que hayan quitado el lugar de los seres humanos y animales. Telecomunicaciones y farmacologías; lo primero está ocupando un campo tan amplio que es imposible llegar a todos sus apartados. Además de que uno no está muy seguro de que la comunicaciones en la actualidad hayan sido entendidas de manera correcta por todo el mundo (todo el mundo de manera literal) que las están utilizando. En cuanto a todos los avances en medicina y en los aparatos que, a partir de los avances en comunicaciones, están ayudando a que la salud pueda ser bastante más avanzada, no tengo la impresión de que lo estén manejando las personas más adecuadas.
El caso es que, lo queramos o no, esto es lo que hay; y si quieres implicarte en lo que viene siendo el futuro, lo que es y lo que será, te tienes que relaciona con todas estas cosas. Tienes que procurar por todos los medios el entenderlas y y conocerlas, sin importar cuan complejo y alambicado pueda llegar a ser todo este mundo que no ha llegado por medio de un inventor loco que ha tenido una idea genial; sino por grandes corporaciones económicas e industriales que destinan mucho dinero a la investigación y que quieren recuperar unas cien veces ese dinero que han destinado a los procesos de investigación y desarrollo.
El caso es que, nunca he entendido muy bien el por qué, he querido meterme de lleno en todo lo que tiene que ver con la tecnología y sus vertiginosos avances (todos) actuales; quizá me podía haber dedicado simplemente a conocer las clases y características de los nuevos avances en medicina. Quizá pretendo que es lo mismo mi primer ordenador que solo servía para escribir textos, y guardarlos, y que no tenía memoria integrada en el chisme y había que guardar lo que escribías en unos diskettes mas parecidos a los de 3,5 que a los de 5 1/4; aunque claramente no era ninguno de ellos; pues pretendo que eso es lo mismo que un ordenador cuántico de última generación.
Si mi memoria no se esta traspapelando con la edad, cosa que pudiera ser, el primer ordenado que tuve era un procesador de la gama Amstrad PCW (Personal Computer Word processor) de ordenadores personales que fue creada por la compañía británica Amstrad, que lo lanzó en 1985; concretamente era el modelo 8512. Y, sobre todo servía para escribir; se lanzaron algunos juegos para esta máquina; pero eran muy simples, no eran competencia para los Spectrum que también estaban funcionando en estos tiempos, especialmente para las personas que los querías usar para los videojuegos que comenzaban a aparecer en estos tiempos. No había impresoras a color porque los embriones de ordenadores que aparecieron entonces no había ningún tipo de color (bueno, si, el texto aparecía en verde exclusivamente; pero las impresoras lo reproducían en negro).
En el trabajo, aunque con un cierto retraso, cada vez se iban utilizando ordenadores más sofisticados y aplicaciones más complejas que son menos entendidas por las personas que no nos podíamos considerar iniciadas, tal y como eran los informáticos y programadores de nuestras empresas. En los últimos años, siempre me han venido a recordar esos informáticos a los nuevos médicos; una casta aparte que utilizan un lenguaje específico (y no es el cobol) que solo pueden entender ellos y que es completamente innecesario. Tan solo lo hacen por conseguir ese puntito diferencial y exclusivo que les hace ser diferentes.
El caso es que, con los pocos y muy limitados conocimientos que había podido conseguir en un trabajo que quería comenzar a adaptarse a las nuevas tecnologías, y con un poco de curiosidad por mi parte, tuve la osadía de intentar adentrarme en ese mundo de la gente que, según ellos, se consideraban los seres normales de este bien avanzado ya siglo XXI.
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