Entre pasos pesadamente rápidos y un sudor grueso en su
frente Taehyung corrió huyendo de los grandes guardias que lo perseguían como
si fuera su único trabajo.
—Mierda—maldijo tropezándose con una refacción de
motocicleta.
Apretó sus ojos esperando el golpe contra su cara pero este
nunca llegó.
En cambio sintió el duro pecho de alguien mucho más alto que
él.
Al levantar su mirada pudo ver la perfilada mandíbula de un
hombre demasiado imponente.
Su aura era pesada y demandante.
Era tan erótico y tan terrorífico al mismo tiempo.
—Di-discúlpeme en serio, no fue mi intención—susurró
asustado.
Los guardias se fueron a la mierda porque ahora sus piernas
temblaban ante la penetrante mirada de ese hombre.
—No te preocupes—le susurró de vuelta— Oigan, el es mí
chico, pueden retirarse—les comentó con tranquilidad a los musculosos guardias
que entre sonrisas se retiraron.
¿Mi chico?
La pregunta resonó en la cabeza de Taehyung hasta cabrearlo.
—¿Tu chico?—preguntó alterado, fingiendo indiferencia.
—Tranquilo, lo dije para que te dejaran ir—al instante
respondió para tranquilizarlo—Pero si quieres podemos volverlo realidad—agregó
coqueto.
Taehyung sólo pudo empujarlo levemente para que se alejara
de su rostro.
—Lo lamento, no puedo aceptar su propuesta.
—Vamos, no muerdo cariño—le dijo con una seguridad envidiable,
mientras el piercing de su labio relucía tentándolo a pecar por probar su sabor
metálico.
—Basta, deja de mirarme así.
—¿Así cómo?
—Como si quisieras comerme.
—Oh, vamos cariño. Puede gustarte, lo aseguro—recalcó
acercándose de nuevo a sus labios, hasta oler su aliento a pasta dental.
—Bueno, igual gracias por ayudarme—agradeció distante.
Odiaba a los hombres mujeriegos y él...lucía exactamente
como uno de ellos.
—Cariño, nada es gratis en esta vida—le recordó acariciando
levemente su mentón.
—¿Qué es lo que quieres a cambio?—Taehyung le preguntó
temeroso.
—Tal vez...tú cuerpo, eso sería suficiente para mí—respondió
lujurioso y con una sed constante de probarlo.
Su aroma era tan embriagable.
Olía a rosas.
Era dulce y floral.
Tan sensual.
—¿Con eso sería suficiente? Te conformas con tan poco—soltó
sin arrepentimientos.
Sus palabras hicieron eco contra los oídos del pelinegro
hasta hacerlos desangrarse en soberbia.
—Entonces dame tu corazón. Dame tu alma como recompensa.
¿Podrías hacer eso? Realmente no lo creo—respondió fastidiado.
Era el chico más necio y más desvergonzado que había
conocido.
Tan malo que lo hacía querer besarlo.
—Tendremos que descubrirlo—le susurró robándole uno de los
mejores besos de su vida.
Jungkook quedó completamente extasiado.
Fue como si fuegos artificiales explotaran en el cielo hasta
hacerlos sobresaltarse.
Hubo mariposas que parecían más una indigestión para ambos.
Entre pasos apresurados entraron en el auto del mayor para
dirigirse a su departamento.
Con brusquedad y desenfreno ambos se desvistieron ya
entrando a la habitación del pelinegro.
Entre besos y lamidas el pelinegro acorraló a Taehyung hasta
succionar sus pezones rosados.
Este instintivamente gimió deleitándolo con dulces sollozos que
fueron una sonata perfecta para sus oídos.
—Eso es, vamos, abrazáme cariño—le ordenó acercando sus
brazos para que pudiera rodearlo con ellos.
Taehyung no se quejó ni mucho menos lo rechazó.
En cambio rodeó su cuello hasta masajear su nuca y sutilmente
acercarlo a un beso profundo y largo en el que succionó lujuriosamente su
lengua.
—Ah, no me has di-dicho tu nombre—dijo entre jadeos ante las
mordidas constantes del pelinegro contra su cuello.
—Jungkook. Jeon Jungkook, cariño—respondió sereno, para
luego volver a besar con intensidad su cuello y mandíbula hasta llegar a sus
labios carnosos.
Entre frotes necesitados ambos terminaron en la gran cama
matrimonial con sábanas ligeras de color beige.
—Déjame conocer cada parte de tu cuerpo hasta empalagarme de
tu ser—pidió totalmente sumergido en el cálido olor de su piel sudada.
Se sentía tan familiar.
Se sentía como estar en casa.
—Puedes hacer lo que quieras. Esta noche soy tuyo—Taehyung
le respondió totalmente comsumido por el placer.
Sus palabras dieron luz verde a Jungkook y sin paciencia
comenzó a besar el interior de sus muslos hasta chupar sus testículos.
—Ah, Jeon—gimió al sentirlo lamer su falo.
Temblando lo sintió succionarlo hasta tragar su pre-semen.
—Ah, ah, Jungk-Jungkook espera voy a- —Taehyung le advirtió
entre jadeos entrecortados hasta liberar toda su escencia contra su lengua.
Jungkook totalmente satisfecho tragó todo su semen hasta
saborear su delicioso sabor salado metálico.
—¿Ya te cansaste cariño? Pero si a penas es el comienzo—le
dijo entre risas socarronas.
El castaño tan solo pudo golpear suavemente su hombro,
sintiéndose muy avergonzado.
—Jungkook, por favor—pidió al sentirlo introducir dos dedos
lubricados con saliva en su interior.
—No tienes por qué estar asustado cariño. Seré gentil—le
aclaró tranquilizándolo.
Ante sus palabras Taehyung pudo suspirar tranquilo, tratando
de acostumbrarse de las constantes penetraciones de los dedos del mayor.
—Oh, justo ahí—jadeó al sentirlo presionar su próstata.
Entre sonrisas el pelinegro golpeó con más constancia su
punto de placer en círculos.
—Ah, agh, si, más, estoy cerca—advirtió levantando su pelvis
ante cada ruda embestida.
—No cariño, te vendrás conmigo en tu interior.
Sin dejarlo llegar al clímax, el mayor presionó el glande de
su miembro y entró en su interior hasta llenarlo por completo.
Un par de embestidas fueron suficientes para que Taehyung se
removiera quitando los dedos de Jungkook en su miembro, hasta liberar por
completo su semen contra las sábanas.
—Ah, Jeon, ah, agh—gimió entre espasmos liberando toda su
escencia.
Entre masajes Jungkook acarició su pelvis hasta afianzarla
contra su propia cadera.
—Vamos, siénteme cariño, siente como te lleno—susurró contra
sus labios hasta besarlos entre embestidas desenfrenadas contra su interior.
Entre sollozos Taehyung se aferró a su espalda rasguñándola.
El placer lo estaba consumiendo, pues no pudo recuperarse
del primer orgasmo cuando ya estaba sintiendo otro avecinarse en la cúspide de
su uretra.
—Oh, eso es cariño. Me aprietas tan bien.
Entre jadeos y respiraciones pesadas Jungkook se corrió en
su interior llenándolo por completo con su semen que levemente se escurría por
su entrepierna.
Se sintió tan húmedo.
Era la primera vez que tenía un orgasmo seco.
—Ah, mhm, Jeon, oh, Jeon—gimió masajeando los músculos
tensos en su espalda mientras este jadeaba contra su tibia oreja.
—Eres tan delicioso, cariño.
—Y tú hueles tan primoroso—le susurró Taehyung, deleitándose
una vez más con su colonia que desprendía masculinidad.
Entre besos y mordidas juguetonas ambos durmieron sin pensar
en lo que pasaría mañana.
Horas después, el canto de los pajarillos despertó a
Taehyung.
Entre pasos perezosos tomó su ropa regada por el suelo y se
vistió luego de limpiar los restos de semen en su interior.
Aún no podía asimilar de donde sacó el coraje para hacer
todo eso anoche sin siquiera estar borracho.
Con la sed y el hambre martirizando su estómago se dirigió a
la nevera y tomó un jugo de naranja a medias.
Dejando de lado su escepticismo bebió del jugo que
probablemente ya tenía los fluidos del extraño que conoció.
Entre bostezos volvió a la habitación para ponerse sus
zapatos y apreció con lucidez el bello rostro de Jungkook.
Sintiéndose nervioso se acercó para verlo mejor y pudo notar
una leve cicatriz en su mejilla, los tatuajes en su cuello y el collar que
relusía una placa en su pecho.
Totalmente sumergido en el misterio que le causaba no notó
cuando despertó compartiendo también una mirada contra su cuerpo.
—¿Te gusta lo que ves, cariño?—súbitamente le preguntó
sorprendiéndolo.
—Yo...eh...si, no, ¡no! ¡no sé!—respondió elevando su voz
con desesperación, mientras sus manos negaban exageradas lo que su mente
fácilmente aceptaba.
—Entiendo, tranquilo. Ven y duerme un rato más—le dijo
palmeando en la cama el lado vacío a su costado.
—No puedo, debo irme a la editorial.
—¿Eres escritor? Vaya, eso es caliente—dijo deliberadamente.
—¿Caliente?—preguntó confundido entre risas contagiosas.
—Sí. Piénsalo bien. Te pagan por leer, es como si te pagaran
por respirar. ¡Hola, soy Jungkook y me pagan por existir!—dijo exagerado,
logrando sacarle un par de carcajadas más.
—Bien, ¿tú a qué te dedicas?—lo cuestionó cruzando sus
brazos indignado.
—Soy empresario.
—¡Eso sí es caliente!
—¿Bromeas? Sólo genero dinero y bienes materiales.
—¿Ves? Tienes mucho dinero, eso es sexy.
—¿Crees que soy sexy?
—Yo no dije eso.
—Vamos, acabas de decirlo.
—No recuerdo—negó entre sonrisas infantiles.
—¿Y si no recuerdas no pasó?—preguntó riendo hasta que su
estómago dolió.
—¿Cómo lo sabes?
—Sé de tendencias, no soy tan viejo.
—¿En serio? Dime tu edad. ¡No! ¡Mejor muéstrame tu ID!
—Tengo 30, recién cumplidos—respondió coqueto—¿Realmente no
sabes quién soy?
—¿Debería saber quién eres?
—Soy el dueño de JK Cosmetics. ¿No te suena en lo absoluto?
—En lo absoluto. No sé nada de maquillaje.
—No puedes estar hablando en serio.
—Bien, me disculpo de antemano, pero lo único que conozco
son las sombras y no tengo la más mínima idea de como usarlas.
—No puedo creerlo.
—Algunas personas no tienen interés en esas cosas.
—¿En cosas de chicas?—preguntó riendo.
—En distintos tipos de arte—respondió tranquilo.
Conocía perfectamente el tabú en el arte.
—¿Arte?
—Sí, el maquillaje es un arte que no todos aprecian. Muchos
ignoran el hecho de que pintar no es el único arte que existe.
—No lo había pensado de esa manera. Me mantengo tan
sumergido en mi pasión que me da igual lo que hagan los demás.
—Entonces estoy seguro de que no has leído mis libros.
—Nómbrame alguno—sugirió entre bostezos.
—Las caricias de la desgracia.
—¿Ese en donde el protagonista se disocia constantemente?
—¡Sí! ¿Cómo lo conoces?—preguntó emocionado.
—Pues me encanta leer, más a escritores emergentes o
nuevos—respondió con simpleza, perdiéndose en la bella mirada de Taehyung.
—Vaya, no me lo esperaba. ¡Pero ya tengo que irme!
—Déjame llevarte.
—¿Así desnudo? No gracias, puedo irme sólo.
Sin permitirle decir algo más salió con rapidez del
departamento tomando el primer autobús que lo llevara a su trabajo.
Lamentablemente Jungkook no pudo conseguir su número, pero
lo obtendría de cualquier manera.
Taehyung lo había impresionado.
Nadie había logrado cautivar su frío corazón.
Los encuentros casuales eran parte de su rutina hasta que lo
conoció.
Por alguna razón él era diferente.
Entre pasos apresurados Taehyung entró a la editorial y como
siempre saludó al guardia en la entrada.
—Taehyung-ssi, ¿dónde te metiste anoche? No me viste, traigo
loco a Min—Jimin le contó con efusividad.
—Perdón, tuve un par de inconvenientes con los guardias. No
me dijiste que estábamos de infiltrados en la carrera.
—Sólo fue una pequeña visita, nada del otro mundo—dijo fingiendo
inocencia—¿Con quién te fuiste anoche? Mi auto se quedó en el estacionamiento.
—Yo...pues...
—Kim Taehyung, dime con quien te fuiste, ahora mismo.
—Con el dueño de JK Cosmetics, no creo que lo conoz-
—¿Qué te fuiste con quién?—preguntó exaltado atorándose con
su propia saliva—¡Es el empresario más influyente de Corea! ¡También hace mi
maquillaje favorito! Ese hombre es un puto genio. Por favor dime que te lo
tiraste.
—Define tirar.
—Fácil, dime si te lo cogiste. Lo hiciste, ¿no es cierto?
—¡No! ¿Me crees tan fácil?—mintió.
—Pues nadie hace nada gratis.
"Nada es gratis en esta vida".
Las palabras de Jungkook resonaron en su cabeza.
—Bien ya, piensa lo que quieras—dijo indignado entrando a su
oficina.
Una pila de libros lo esperaba junto a su ordenador.
No podía confiar en Jungkook.
No cuando su ex novio había sido una pesadilla.
El mismísimo diablo.
Nunca olvidaría todo lo que le hizo.
Los escalofríos lo invadieron hasta erizarle la piel.
Nunca olvidaría como su ex novio lo obligó a follar con sus
amigos.
Nunca olvidaría como quemaba sus brazos con cigarrillos.
Nunca olvidaría el sonido de su encendedor metálico.
Tratando de despejarse comenzó a escribir el borrador de su
nuevo libro.
Quería plasmar algo diferente.
Algo más crudo.
Algo más realista.
Tras concluir un par de horas de su jornada laboral caminó
hacia su departamento. Este se encontraba muy cerca de su trabajo.
El sonido de un par de pasos lo sobresaltaron hasta el punto
de ponerlo paranoico.
Cuando menos lo esperó ya se encontraba corriendo hacia su
departamento.
Con desespero entró encerrándose bien.
Una ansiedad desbordante lo invadió.
Decidido se acostó en su cama para dormir y olvidar todas
sus preocupaciones.
De pronto un par de manos comenzaron a tocar su torso
desnudo.
Entre sollozos el pedía que pararan pero no lo hacían, en
cambio sólo reían preguntándole si le gustaba.
Claro que no le gustaba.
Antes de que pudieran seguir se despertó sudoroso y con la
respiración agitada.
Entre sollozos sólo pudo abrazarse a sí mismo.
—No, por favor no, no quiero que me hagan daño de
nuevo—suplicó entre susurros hasta que el sonido de su teléfono lo asustó.
Era la llamada de un número desconocido.
—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Por favor déjame!—pidió desesperado.
Con molestia tomó su teléfono contestando en un impulso.
—¿Quién habla?
—Cariño, soy Jungkook—respondió el pelinegro tras la línea.
—¿Jungkook? ¿En serio eres tú?—preguntó débil, preocupando
al empresario.
—Sí, cariño. ¿Sucede algo?
—Puedes...¿Puedes venir a verme? Estoy asustado—respondió
entre sollozos y lágrimas imparables.
—¿Qué sucede? ¿Te encuentras herido en alguna parte? Voy ya
mismo para allá. ¿Dónde estás?
—En mi departamento.
—Voy ya mismo para allá.
Rápidamente Jungkook manejó hasta el departamento del
castaño.
—¡Taehyung! ¡Taehyung abre la puerta!—gritó desesperado,
tocando la puerta con constancia.
Taehyung abrió a pesar de estar asustado y lo primero que
pudo hacer al verlo fue abrazarlo.
—¿Qué sucede, cariño? ¿Por qué lloras?—preguntó frustrado.
—Sólo abrázame—pidió entre sollozos que parecían eternos.
—Bien, déjame cargarte.
Entre temblores Taehyung se dejó cargar por Jungkook como un
koala abrazando un bambú.
Ambos terminaron abrazándose en la cama del castaño.
—¿Me dirás qué pasó?
—Yo...no me siento listo aún. Perdón—respondió entre
susurros adormilados.
—Está bien, puedes contarme cuando te sientas listo. Aquí
estoy para ti—le respondió acariciando suavemente su cabello.
—¿Por qué haces todo esto? ¿Cómo supiste donde
vivo?—cuestionó afianzando más su agarre contra su cintura.
—Porque me gustas...No. Aunque no me creas, estoy enamorado
de ti.
—¿Aunque tengamos sólo un día de conocernos?
—Sí. Nadie me había complementado tan bien como tú, cariño.
—¿En serio?
—Lo digo muy en serio. Eres mi amuleto de la suerte, mi
diamante en bruto, eso que siempre estuve buscando.
—¿Significo tanto para ti?
—Sí—respondió seguro.
—Pero no sabes nada de mí y yo no sé nada de ti.
—No necesito saber nada, solo necesito sentir.
—¿Eso es suficiente para arriesgarlo todo por mi?
—Podría arriesgar lo que sea por ti. Porque vales la pena.
—No creo valer tanto.
—Claro que sí. Vales mucho, porque eres único Taehyung. Eres
uno en un millón.
Entre miradas sutiles ambos se besaron dejando fluir los
deseos en su interior.
—Déjame llevarte a un viaje, cariño. Si no te enamoras de mí
te dejaré ir.
—Acepto.
—¿En serio?—Jungkook preguntó sin poder creerlo.
—No tengo nada que perder.
Taehyung nunca esperó conocer al amor de su vida por
equivocación.
Fin.
Espero que les haya gustado mucho el capítulo.
No olviden votar, comentar y seguirme.
Merci pour la lecture!
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