Había salido a dar una vuelta, después de todo, estar solo en casa no era muy divertido. Prefería estar en la naturaleza, saltando con los animalitos de un lado para el otro, también hablando de vez en cuando con algunos.
Debido a su soledad, aprendió a hablar con los pajaritos, conejos y otros animales pequeños. Aún no estaba a la altura de hablar con grandes animales o depredadores, pero bueno, tampoco era fácil comenzar a hablar con un lobo así como si nada. En fin.
En medio de su lindo paseo, le dió un hambre terrible, no había comido antes de salir y tampoco había desayunado mucho, así que eso comenzó a hacerle pagar ahora. Su estómago gruñía y comenzó a sentir la horrible sensación de querer vomitar. De verdad odiaba pasar hambre.
Pero, en eso, puede fijarse que hay algo a lo lejos, se acerca un poco más, aparte de que agudiza su sentido de visión lo más que podía. Era...¿Una casita?.
El rubio sabía que no debía ser tan curioso, y mucho menos ir a una casa que no conocía y nunca había visto estando solo y son compañía. Pero el sonido de su estómago lo sacó de sus pensamientos, su mirada volvió hacia la casita que se veía a lo lejos.
Tal vez...Ahí había comida, con suerte, no creía que los dueños de la casa se dieran cuenta.
Sonrió contento, comenzó a caminar hacia aquella casa, no estaba tan lejos, no era muy atlético que digamos, pero podía correr si había comida en medio del asunto.
En poco tiempo, estaba corriendo felizmente, el aire en su rostro se sentía bien, y sus rubios cabellos se despeinaban a la vez que corría y saltaba. Era tan increíble sentirse libre.
Fue cuestión de un rato para que llegara a la casita, era bonita, bien pintada de colores pasteles, con la madera bien puesta.
Tocó suavemente la bonita puerta, pero nadie daba señales de vida ahí adentro, intentó nuevamente. Pero nadie salió. Se dió cuentas de que la puerta no estaba cerrada, giró la perilla y la abrió.
Se fijó en el interior de la casa, estaba lindamente decorada y pintada.
Entró con cuidado, a pesar de que el hogar parecía estar vacío, tenía que tener precaución.
Caminó por aquella pequeña habitación, que parecía ser una pequeña sala de estar, hacia la primera puerta que encontró, que, para su suerte, era el comedor/cocina.
Sonrió enormemente, caminó hacia la mesa, y pudo ver tres platos servidos, con tres sillas.
Se acercó al primer plato, que era el más grande de los tres, tomó la cuchara que tenia a su lado (la cual también era algo grande) y probó un bocado. De inmediato, sintió lo caliente que estaba, demasiado para su sensible boca. Por lo tanto, comenzó a tirarse aire a la misma hasta que pudo tragarla. Su lengüita dolía.
Fue hacia el segundo plato, el cual era de tañamo mediano, tomó la cuchara que estaba a su lado, la cual era un poco más pequeña, y probó nuevamente.
Tenía que admitir que fue como la gloria para su lengua quemada, ese plato de avena estaba frío, muy frío...Quizás demasiado para su gusto.
Una vez el dolor de su lengua se alivió un poco, se acercó al siguiente plato, el cual era el más pequeño, la cuchara de misma manera. Probó un pequeño bocado y..Oh Dios, era perfecto, la temperatura perfecta.
Comenzó a comerla con ganas, estaba realmente deliciosa, sus papilas gustativas se deleitaban con aquella deliciosa obra de arte gastronómico.
Comió todo aquel plato de avena, hasta que quedó totalmente vacío. Relamió sus labios, estando satisfecho.
Se levantó de aquella silla en la que se había sentado para comer, y de repente sintió un gran sueño y cansancio. Tener la barriguita llena lo hacía tener sueño.
Volviendo a la sala, encontró tres sillas, se acercó a la más grande, y trató de subirse, pero era demasiado alta para ella, así que se alejó.
Se bajó de la gran silla, para luego ir a la segunda, que era un poco más pequeña, se subió a la misma, pero no le gustó ya que era demasiado ancha. Así que también la descartó.
Por último, fue a la silla más pequeña, la cual, apenas el joven se sentó, cayó rota debido a su peso.
Aquello hizo que el de rulos dorados se mirara el cuerpo, si bien tenía una pancita, no era gordo, la silla sin duda estaba mal hecha.
Se levantó del piso, acariciando levemente su trasero sobre aquel lindo vestidito que usaba, para luego mirar a la sillita rota en el piso.
De verdad quería descansar, por lo tanto, fue en busca de un lugar para hacerlo.
En su búsqueda, se topó con unas escaleras, las cuales llevaban a un segundo piso. El jovencito, subió con cuidado de no arruinar mucho sus ropajes, y, cuando llegó al final de las escaleras, pudo ver una habitación con tres camas.
Sonrió por ello, iba a poder descansar, se acercó primero a la cama más grande, y la tocó con cuidado, pero la misma, se sintió demasiado dura. Por lo tanto, la descartó y fue a ver la otra.
Aquella, era un poco más pequeña, se acercó y la tocó con sus suaves manos pálidas, en eso, se hundió rápidamente. Bastante. Nop, demasiado suave.
Negaba con su cabeza mientras que se alejaba de aquella cama que era más suave que las nubes mismas. Y así, pasó a la última y más pequeña.
La tocó, con suavidad, y era perfecta, ni tan dura, ni tan suave, simplemente perfecta.
Sin esperar mucho, se subió a la camita y se acomodó, era del tamaño perfecto. Se arropó con suavidad y así, se dejó caer en aquel sueño que hace rato lo estaba matando.
👱🏻
Tres hermanos iban de camino a casa después de un buen paseo por el bosque. Habían salido antes de comer, más que nada para esperar que su comida enfriara un poco, era una rutina y sabían que ya estaban justo como le gustaba a cada uno.
El primer hermano, era uno bastante alto, con piel morenita, labios gruesos y lindos, junto con una sonrisa de hoyuelos preciosa. De nombre Kim NamJoon.
El segundo hermano, era el más alegre de los tres, siempre con una linda sonrisa de corazón en sus labios finos, con rostro levemente alargado pero muy amable. Kim HoSeok.
Y por último pero no menos importante, el que tenía los cabellos más oscuros entre los tres, con grandes ojos brillantes, parecidos a los de un cervatillo, y una sonrisa inocente a pesar de ser un osito travieso. Kim JungKook.
Los tres hermanos estaban riendo, a poco de llegar a casa, hasta que el más grande percibe rápidamente un olor nuevo en el área, mientras que el del medio se da cuenta de algo.
—Nam... —Dijo tocando el hombro del mayor —. La puerta está abierta.
Los tres hermanos voltearon a ver a la entrada de su hogar, la cual estaba completamente abierta, dejando a la vista su sala.
Fueron rápidamente hacia su casita, el menor cerrando la puerta detrás de él con cuidado en caso de que el intruso siguiera dentro de casa. Los hermanos miraron a su alrededor, dándose cuenta de algo rápidamente.
—Alguien se sentó en mi silla —Dijo NamJoon.
—Alguien se sentó en mi silla —Dijo ahora HoSeok.
—Alguien se sentó en mi silla..Y está rota —Dijo últimamente JungKook, mirando su pobre asiento roto.
Luego de eso, fueron a su cocina, para ver sus platos de avena.
—Alguien ha probado de mi avena — Dice NamJoon.
—Alguien ha probado mi avena —Dice HoSeok.
—Alguien ha probado mi avena..Y no ha dejado nada —Dice por último JungKook, su enojo estaba comenzando a ser más, ¿Por qué todo le tenía que pasar a sus cosas?.
Después de eso, fueron al piso de arriba.
—Alguien se ha acostado en mi cama —Dice NamJoon.
—Alguien se ha acostado en mi cama —Dice HoSeok.
—Alguien se ha acostado en mi cama..¡Y sigue en ella! —Grita JungKook, haciendo que ambos hermanos mirarán a la cama del menor.
Los tres hermanos vieron como lentamente, aquella criatura de la cama comenzaba a moverse.
El joven rubio despertó con un gran bostezo, destapandose en el proceso mientras que estiraba sus delicados brazos.
Cuando por fin fue consiente de la situación en la que se encontraba, dió un gran grito, haciendo que el mayor de los tres hermanos le cubriera la boca con fuerza.
—Cierra tu maldita boca, ¿Quién mierda eres? —Gruñe el mayor. Ejerciendo fuerza para que aquel rubio no pudiera escapar.
Destapó lentamente la boca de aquel rubio, el cual se encontraba temblando, con sus hermosos ojos mostrando miedo.
—Muy bien..Habla, ¿Quién eres? —Dice NamJoon, mientras que los otros miraban al jovencito con rabia y advertencia.
—S-Soy..S-SeokJin —Dice tartamudeando.
—SeokJin, ¿Eh?, Muy bien, ¡¿Qué haces metido en nuestra casa?! —Le gruñe con fuerza, el joven cerró sus ojos con miedo, temblando notablemente.
—Y-Yo tenía hambre, y encontré esta casa..Y-Y..Lo siento, por favor, no volveré, ¡No me hagan nada por favor! —Gritó desesperado, pero su boca volvió a ser tapada por aquel gran hombre.
—¿Qué haremos con él, NamJoon? —Pregunta Hoseok, mirando a SeokJin, el cual no sabía que más hacer.
—Uhmm.. Sinceramente no lo sé —Negó el mayor con su cabeza.
El menor, JungKook, únicamente miraba al jovencito de manera fija. Le parecía tan.. Atractivo, atrayente, guapo, hermoso..Y algo en su vista de terror lo hacía sentir..Caliente.
Se acercó un poco al cuerpo que era sujetado por su hermano mayor, recorrió el cuerpo del mismo con sus ojos, de repente, se detuvieron en un pequeño bulto que tenía aquel rubio en la zona del pecho. Acercó sus curiosas manos con cuidado y tocó aquel bulto con suavidad.
En eso, el joven de rubios cabellos movió con rapidez su cabeza, de repente un sonrojo bastante grande apareció en el rostro del mismo.
—¿Qué diablos estás haciendo JungKook? —Dice Hoseok, mirando con confusión a su hermano menor, masajeando aquel bulto en el pecho del rubio.
—No sé..Pero esto es suave, ¡Me gusta mucho tocarlo! —Exclama el menor, comenzando a apretar con ganas aquel lugar suavecito.
—¡Por favor NamJoon-Hyung! ¡Sueltelo! —Exclamó JungKook. Ambos mayores se miraron con algo de extrañesa, pero el mayor obedeció.
Sin pensar mucho en eso, de inmediato el menor, apenas tuvo oportunidad, rasgó con fuerza aquel bello vestido azul con blanco que traía el rubio.
En eso, un lindo par de pechos salieron rebotando de aquel ropaje, dándole una hermosa vista al menor de los tres hermanos, y porqué no, a los dos mayores también.
—¡¿Q-Qué díablos haces?! —Exclamó con vergüenza el rubio, cubriendo sus pechos con sus brazos.
—¿Cómo es siquiera posible? —Murmura NamJoon, mirando aquel lindo par de tetas.
—¡¿Qué importa?! ¡Hay que disfrutar! —Grita JungKook, haciendo que SeokJin quite sus brazos de su pecho, dejándolo así al descubierto.
El rubio soltó un chillido, sintiendo sus sensibles protuberancias al aire. JungKook no dudo mucho y acercó su boca hacia uno de los pechos de SeokJin, metiéndolo a su boca y comenzar a chupar con ansias el mismo.
Eso hizo que SeokJin soltara un gran gemido, mientras que arqueaba levemente su espalda.
Mientras que chupaba una de aquellas deliciosas tetas, apretaba la otra con su mano, masajeando aquel rosado pezón con los mismos.
Ambos hermanos únicamente miraban la escena, como su pequeño hermano estaba demostrando su etapa calenturienta con aquel chiquillo de apetitosos labios, pechos grandes y expresión inocente. De repente, ambos comenzaron a sentir como sus miembros se ponían cada vez más duros por la escena, por ver aquellos labios ser abiertos para sacar hermosos gemidos, y ese apetitoso par de tetas ser amasado y chupado por el menor de su pequeña familia. Era una vista caliente, y no querían quedarse atrás.
SeokJin, volteó su rostro cuando sintió una mano en su barbilla, y una larga y caliente lengua se metió a su boca, explorandola a su paso y haciéndolo soltar más sonidos deliciosos y gloriosos. Podía sentir la lengua del otro explorar toda su cavidad, aparte de aquel osezno chupando y apretando su busto a su antojo.
Por otro lado, HoSeok, comenzó a subir la parte baja de su vestido, mostrando sus bellos muslos, pálidos y sin vello alguno, para luego mostrar una lindo calzónsito con un lacito blanco justo en el centro.
—Que interesante —Río Hoseok, tocando aquella zona, sintiendo el miembro del contrario en su palma, viendo como lentamente se iba parando y poniendo duro involuntariamente. Mordió su labio inferior y bajó la mirada, tomando aquel calzón para bajarlo. Apenas hizo eso, vió el pene y las bolas del más joven, tomó aquellas suaves nalgas en sus manos y las separó, viendo un ano rosadito y cerradito, en el que, posiblemente luego estaría enterrado. O eso esperaba. De verdad lo necesitaba.
SeokJin, suspiró cuando el cuerpo de los tres fue separado de su cuerpo, sus tetas tenían saliva debido a la chupada que les había hecho aquel niño, sus labios estaban rojos y hinchados debido a los besos intensos que le había dado el mayor de los tres hermanos, y su entrepierna se había comenzado a levantar (sin el quererlo) debido a las caricias de el del medio.
—Por favor..No me hagan nada, déjenme ir —Rogó el rubio, tratando de salir de aquella camita, pero, unos brazos fuertes lo aprisionaron, y lo colocaron boca abajo en la cama, con el culo alzado, dejando ver su linda entradita virgen.
—Quieto..No te preocupes, disfrutaremos esto —Dijo el mayor, llevando sus dedos a su boca para ensalivarlos, los dejó bien lubricados con la misma, para así, acercarlos a la entrada cerrada del menor.
—¡¿Qué haces?!, ¡No no! ¡Alejate de ahí! —Gritó Jin, moviendo sus caderas con desesperación, tratando de escapar de ahí.
—¡Quieto he dicho! —Gruñó el más grande, dejando una sonora nalgada en su culo, dejándolo marcado. Jin apretó sus ojos por ello, cerrando sus puños por el ardor que dejó esa palmada.
—Ahora, sé una perra obediente, tú te metiste a nuestra casa, ahora, atenta a las consecuencias —Dice NamJoon, tanteando ese agujerito color rosita.
—¡P-Pero yo no sabía na- A-Ahhh!.
Aquél gritito se escuchó debido a que habían metido dos dedos de una, sin consideración alguna con su pobre ano. Comenzaron de inmediato con el movimiento similar a unas tijeras, a los cuales, SeokJin respondía con gemidos y quejidos, aparte de las súplicas para que sacara aquellos dedos de él.
El rubio sintió como alguien se posicionaba frente a él, por lo tanto, abrió sus delicados y lagrimosos ojos azules, para ver allí al hermano pequeño, el cual agarró sus suaves cabellos dorados para acercar su rostro a su entrepierna cubierta por la ropa, comenzando a frotar su mejilla por encima de la misma.
—Tu te comiste mi avena, ahora también, te comerás mi pene —Dijo JungKook, abriendo su pantalón y dejando salir una polla venosa, grande y gruesa, con la punta de un ligero color rojo.
SeokJin, abrió sus ojos enormemente al ver aquella...Cosa, cerca de su cara.
Cerró sus ojos con fuerza, mientras que movió su rostro, se negaba rotundamente a meter eso en su boca.
—No te resistas —Gruñe el menor, tomando con más fuerza los cabellos dorados del otro, haciendo que se quejara por aquel repentino dolor. JungKook, apenas tuvo oportunidad, introdujo su pene en la cavidad estrecha y caliente del chico, haciendo que soltara una arcada.
Jin no tenía reflejo nauseabundo, lo cual maldecia un poco en ese momento, o tal vez no, porque, ya hubiera vomitado.
Los ojos de JungKook se giraron hacia arriba mientras soltaba un gemido de placer, aquella sensación de calidez y humedad era tan deliciosa, le encantaba.
Como si el mismo diablo se le hubiera metido al menor en ese momento, comenzó a embestir sin piedad la boca de Jin, dejándose guiar únicamente por su propio placer.
—¡Más, más! ¡Mierda que rico! —Exclamó delirando, sus caderas de movían con rapidez y brusquedad, deleitándose a la vez con el sonido de arcadas que soltaba SeokJin, también con uno que otro gemido que se le escapaba al mismo debido a la estimulación anal que estaba teniendo.
NamJoon ya tenía tres dedos en aquel estrecho canal, veía complacido como su hermanito menor follaba sin piedad la boca del intruso, mientras que él y su hermano HoSeok, esperaban impacientes para poder meterse en aquel agujero.
—Falta poco, pronto estarás gimiendo como loco por tener mi polla en tí —Dijo NamJoon, mirando las lindas nalguitas rosadas de Jin.
Cómo dijo el mismo, ya había preparado lo suficiente a aquel rubio, por lo tanto, sacó su ya erecto miembro de sus pantalones, para alinearlo con la pequeña cavidad y así, meterse de una estocada fuerte y profunda.
JungKook, mordió su labio complacido cuando sintió la garganta del otro vibrar, ante el grito que había pegado por la intromisión de su hermano mayor, su gran pene aún estaba en la boquita contraria, la cual estaba hecha desastre, llena de saliva, la cual goteaba de la comisura de sus labios. El menor continúo con las embestidas fuertes a aquella boca de sueños, le encantaba, quería hacer eso siempre, era la mejor sensación que jamás había sentido.
—Ohh fuck..Esto es tan bueno~ —Murmuró NamJoon, sintiendo como su venoso pene era apretado por ese agujerito, miró como los bordes del mismo se aferraban a su pene, dando a entender que era demasiado grande para él, aparte del color rojizo que estaba comenzando a tener.
Importandole poco la obvia virginidad del rubio, comenzó a embestir sin piedad de una, sacándole gritos desgarradores a Jin, los cuales eran amortiguados debido al pene de JungKook.
—Oh fuck fuck, diablos Hoseok, prueba esto —Dijo Nam, arremetiendo sin piedad contra ese débil cuerpecito.
El del medio asintió, él ya se había quitado los pantalones, y se había estado masturbando, viendo la rica escena de JungKook follandose la boca contraria.
HoSeok se acomodó en la parte baja del chico, con su cabeza al nivel de los pechos del otro, los cuales tomó el atrevimiento de morder levemente. Aquellos pezones ya estaban erectos, rosaditos, bonitos y deliciosos.
HoSeok tomó con cuidado su erecta polla para llevarla a la entrada ocupada, comenzando a adentrarse con lentitud. La estrechez era sofocante, estaba húmedo y jodidamente caliente. Apretadito y delicioso.
—Uhm~ Diablos~ —Murmuro Hope, mordiendo su labio inferior con fuerza.
Jin ya tenía sus lagrimeantes virados hacia arriba, casi en blanco, el chico no había parado de follar su boca sin piedad, mientras que los dos hermanos mayores habían comenzado a moverse, sin importarle su pobre ano adolorido y palpitante, el cual sentía un ardor impresionante.
Todos estaban moviéndose sin consideración, la habitación llena de sonidos de las gordas bolas de los híbridos golpeando el culito contrario, mientras que se escuchaban las arcadas de Jin, al tener tremendo pedazo de carne hirviente en su boquita de tentación.
Su pobre pene había quedado desatendido, estaba bastante duro, sin él quererlo, no disfrutaba que lo estuvieran forzando a eso, le dolía como el infierno, pero no tenía fuerzas para pelear con los tres abusadores.
Continuaron con un ritmo constante, sin detenerse en ningún momento ni con intenciones de hacerlo, ambos penes enormes estaban destruyéndolo por detrás, mientras que otro lo estaba destruyendo por adelante.
—¡N-Nam-Hyung! ¡V-Voy a acabar! —Exclamó de repente el pequeño JungKook, moviendo con ansias sus caderas, pero a la vez sintiendo las palpitaciones en su pene.
—No te detengas hasta hacerlo, hermanito —Le dijo el grande, el de pelo oscuro asintió, continuando con el ritmo salvaje que tenía desde hace un rato. Hasta que se corrió con un gran gruñido en la boca pequeña del rubio. Llenando y llenado con tiras gruesas de semen aquella boca de caramelo, dejándola con las mejillas abultadas debido a la gran cantidad.
—Traga.. —Ordenó Kook, mirando al de ojos azules, el cual, obedeció cómo pudo, escuchándose un gran "glup" a la hora de tragar.
El pene del menor fue retirado de la boca contraria, haciendo que por fin pudiera soltar los gemidos que tenía retenidos por aquella polla.
Gemía con fuerza, sonando como un loco, pero no podía evitarlo, su culo dolía, su ano estaba siendo maltratado y usado a antojo de aquellos hermanos con pollas enormes.
Y así continuaron...
Cogiéndolo y cogiéndolo, hasta que Literalmente el pobre muchachito no pudo más, desbordando semen hasta por su pobre nariz, sus ojos estaban repletos de lágrimas al igual que sus mejillas, y sus labios llenos de la misma junto con semen.
Su culo derbordaba también aquella blanca semilla, la cual caía por sus muslos hasta la parte trasera de sus rodillas.
Cuando por fin los hermanos le dieron un descanso, era porque en realidad, estaban haciendo una cama provisionl para él.
Porqué una vez que entró a la casa de los tres osos, ya no podría salir...
Ahora, aquel hermoso risitos de oro..Pertenecía a los tres hermanos osos.
Merci pour la lecture!
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