mariarose95 MARY ROSIE

Kim TaeHyung es un poco egoísta al respecto, pero quiere saber lo que se siente besar a Park JiMin, aún cuando eso pueda considerarse abusar de la confianza que su amistad les brinda.


Fanfiction LGBT+ Tout public.

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Histoire courte
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Abuso de Confianza

TaeHyung cerró la puerta detrás de él cuando estuvieron solos en el aula y contó mentalmente los segundos que le tomaría a algún profesor asomar su presencia por el lugar. Tenía poco tiempo, por lo que tenía que ser rápido para no estropearlo. Quizás alguno de sus amigos lo habrían ayudado a distraer a los profesores si supieran de la situación, pero era demasiado arriesgado que cualquiera de ellos estuviera enterado. El único que sabía de suproblema conJiMinera YoonGi, y él ni siquiera estaba metido en el plan porque había decidido apoyarlo en espíritu desde la comodidad de su casa, cosa que no se le hacía muy alentadora al castaño.

Entre su lucha mental, miró a JiMin atentamente mientras este guardaba sus cosas dentro de su mochila. Su cabello negro moviéndose suavemente por el viento que entraba por las grandes ventanas abiertas del aula debido a que era verano y el aire acondicionado había estado fallando ese día. El sol de la tarde se reflejaba en él, dándole una vista etérea de su presencia, sus facciones luciendo hermosas y su uniforme ajustado resaltando el cuerpo en desarrollo del adolescente, uno que TaeHyung consideraba como el más guapo de todos los de la institución.

JiMin era perfecto, claro que lo era.

Claro que TaeHyung se sentía mal de algún modo por pensar en su amigo de esa manera, pero al mismo tiempo la emoción en su pecho lo hacían retumbar su corazón como un tonto enamorado, por lo que era una extraña combinación para él.

Se relamió los labios, repasando una y otra vez las palabras que iba a decir.

«¿Puedo besarte?»

Abrió ligeramente la boca para decir algo, pero las palabras no le salían porque no dejaban de atorarse en su garganta muy a pesar de que hubiera practicado decirlas durante toda la noche. Volvió a cerrar la boca, apretando sus labios en tanto JiMin cerraba finalmente su mochila. ¿Por qué demonios era tan difícil pronunciarlas? Tenía que intentarlo, podía confiar en Jimin, sabía que su amigo jamás se burlaría o le diría algo malo, él sería comprensivo, él sería...

«Los besos confunden, TaeHyung. Pueden dejarte peor que cuando empezaste»,la voz de su mejor amigo, YoonGi, se coló en su mente.

El chico bajó ligeramente la mirada, sabía lo que eso significaba y lo entendía a la perfección.

Ahora empezaba a sentirse culpable, si por alguna extraña razón del destino JiMin aceptaba su pedido, ¿qué pasaría luego? ¿TaeHyung confundiría a su mejor amigo? Él no quería eso, él sólo quería dejar en claro sus propios sentimientos para saber si de verdad le gustaba el pelinegro, no quería que JiMin también terminara involucrado, no quería que pensara que le gustaba TaeHyung cuando eran las hormonas típicas de los adolescentes las que seguramente tomarían el control de la situación.

TaeHyung era gay, él lo sabía desde hacía mucho, pero JiMin no era nada de eso. TaeHyung siempre tuvo la sospecha de que le gustaba su mejor amigo y ahora quería confirmarlo para él mismo, pero los métodos que quería usar eran, según palabras de YoonGi, demasiado arriesgados.

Si JiMin terminaba confundido por esto, todo sería su culpa.

Aun así...

Él era egoísta y quería a JiMin sólo para él.

—Tae, ¿vas a recoger tus cosas o vas a esperar a que yo lo haga por ti? —la voz juguetona del pelinegro alertó al contrario que saltó en su sitio por lo repentino que había sido—. ¿Estás bien?, pareces preocupado... —enarcó una ceja, colgando su mochila en su hombro, dispuesto a irse.

Ya no le quedaba tiempo.

—¿Qué? N-No... Yo no estoy... —empezó a bajar el tono de su voz conforme el mayor se acercaba a él. Su corazón empezó a palpitar con fuerza y tuvo que esconder sus temblorosas manos detrás de él para que JiMin no las viera. En ese momento quiso echarse para atrás, pero los momentos a solas no abundaban y él no podía perder una oportunidad como esa, pensó—. Uh, JiMin...

—¿Pasa algo? —preguntó dudoso, pero casi divertido—. ¿Tae? —buscó su mirada cuando este bajó la cabeza—. Harás que me preocupe, suéltalo ya —animó, suponiendo que el otro tenía miedo de confesar alguna travesura como era de costumbre.

¿Qué iba hacer? Ya no podía retractarse. Bueno, sí podía, pero no quería hacerlo porque había llegado hasta ese punto como para echarse para atrás, incluso le pidió consejos a YoonGi y se había echado el perfume que sabía que a JiMin le gustaba. Se empujó a sí mismo a cerrar la puerta y colocarse frente a ella por una razón más que para que JiMin no pudiera salir, y era porque si él mismo se sentía forzado a hacer algo definitivamente dejaría la cobardía de lado para hacerlo, pero aun así se negó a decir algo. Tenía miedo, miedo de que JiMin lo mirara con asco, miedo de que lo apartara para irse corriendo, miedo a que dejara de hablarle.

Es que teniendo tantas cosas en su contra, ¿sería capaz de decírselo? ¿Sería capaz de ser completamente sincero con el pelinegro? ¿Sería capaz de ser fuerte?

Él quería... Él en serio quería ser fuerte...

—TaeHyung...

—JiMin, ¿puedo pedirte un favor? —interrumpió el llamado del mayor con su voz temblorosa, sus ojos fijos en el suelo bajo sus pies—. Es... es realmente importante para mí... —apretó sus labios.

JiMin ladeó la cabeza, un tanto confundido por toda el aura tensa que estaba revoloteando alrededor, pero asintió de inmediato al ver a su amigo tan desesperado por el tema en cuestión. Era raro que TaeHyung le preguntara algo como eso, siendo que todo el tiempo se decían o se pedían cosas sin consultar antes, así que debía ser algo serio, demasiado.

—Claro, lo que sea, TeaTae —JiMin sonrió cuando el otro levantó la mirada, una que se desvió rápidamente por los aparentes nervios que recorren su sistema, sus mejillas tan rojas como nunca había visto antes.

—Pues... Yo... Yo quería saber si yo... —negó con la cabeza—. En realidad... Quería saber si me dejarías... —tensó su mandíbula, era demasiado difícil decirlo.

JiMin no entendía por qué el contrario actuaba tan extraño si hace unos minutos ellos habían estado conversando sobre lo que harían el fin de semana, TaeHyung siendo tan animado como siempre era, a pesar de que se notara suavemente nervioso por alguna razón. Ahora no sentía que tuviera pistas, pero los nervios estaban comenzando a contagiarse para él también, por lo que quería que su mejor amigo hablara rápido para que la tensión acumulada se liberara del ambiente.

—¿Si te dejaría qué? —preguntó bajito JiMin con sus labios apretados en una sonrisa nerviosa—. En serio Tae... me estás poniendo nervioso —se rió tenso, apretando las correas de su mochila un poco encogido en su lugar.

TaeHyung inhaló profundamente, desistiendo por fin. Ya era fijo, no había manera de dar marcha atrás. Sólo que se sentía culpable por abusar de la mutua confianza que ambos tenían, pero al mismo tiempo usó eso para darse fuerzas y ceder por completo.

—¿Puedo besarte, JiMin? —preguntó por fin en una voz que intentó ser firme aunque su cuerpo entero temblara, cerrando sus ojos con fuerza mientras sus manos se apretaban en un par de puños a cada lado de sus caderas. Su cara roja hasta sus orejas, su cuerpo tan tenso como nunca lo había estado antes.

El contrario no respondió de inmediato y un silencio incómodo se formó entre ambos, no se escuchaba nada además del sonido del viento entremezclado con el canto de los pájaros y TaeHyung tenía miedo que los latidos desesperados de su corazón fueran escuchados por JiMin. Estaba asustado, aterrado, claro que sí; la línea entre el rechazo y la aceptación era malditamente delgada.

El pelinegro, por otro lado, estaba procesando lo que acababa de escuchar en un tortuoso silencio que se alargó demasiado para ambos. JiMin repitió la pregunta en su cabeza un sinfín de veces, tantas que su estómago se comprimió y revolvió para que luego se presentara un cosquilleo que recorrió todo su cuerpo como pólvora encendida. Sus manos temblaron y el calor en sus mejillas aumentó de sobre manera, desvió la mirada y se remojó los labios con su lengua por reflejo. ¿Por qué TaeHyung, su mejor amigo, le pedía algo como eso? Y más importante, ¿Por qué tenía ganas de decirle que sí? Él no era homosexual, lo sabía, pero la idea de que TaeHyung lo besara...

—Oh, bueno... S-Si quieres...

TaeHyung fijó su mirada en JiMin cuando escuchó su respuesta y su corazón se congeló cuando se dio cuenta que no estaba jugando, un corazón que no demoró en latir desenfrenado contra su pecho como si estuviera tratando de salir despavorido de ahí. Intentó reprimir una sonrisa y se remojó los labios. Eso no había sido un "sí", pero para nada había sido un "no", y eso era quizás lo que más le emocionaba. Tal vez aquella respuesta no significaba absolutamente nada, pero él quería creer que sí, él quería creer que JiMin estaba emocionado por la sola idea de besarlo.

TaeHyung no dijo nada más, sólo asintió levemente y se acercó más al pelinegro, sintiendo el aliento caliente del otro chocar contra sus labios. Tragó saliva y después de quitar el sudor de sus manos en los pantalones de su uniforme, tomó con delicadeza los hombros de JiMin, quien cerró los ojos por reflejo. El castaño apretó un poco sus manos en el otro, acariciando con cariño y acercando su nariz en el proceso. Finalmente, se mordió el labio reconsiderando lo que estaba haciendo y lo que estaba a punto de hacer, antes de por fin cerrar los ojos.

El castaño no pudo prevenir lo que sentiría después y ni siquiera se imaginó que en el momento que sus húmedos labios se tocaran con suavidad una ola de emociones lo golpearía con una fuerza aturdidora. Podría jurar que se desmayaría por lo caliente que estaba su cara y por lo rápido que latía su corazón, así como juraba que podía escuchar el de JiMin latir con fuerza también.

Se separó un poco y jadeó sin aliento a pesar de que había sido sólo un choque de labios superficial.

JiMin abrió los ojos y miró a TaeHyung, sus mejillas rojas como faroles y sus labios brillosos como si llamaran por un segundo roce.

Ambos pares de ojos brillaban y ellos lo notaron, pero no dijeron nada.

JiMin sentía que su corazón explotaría, sus mejillas ardían y tenía una sensación tan cálida en el estómago que casi era enfermiza. Se encontraba feliz, pero no sonreía, más bien parecía como si se hubiera congelado contemplando la mirada de TaeHyung. Era la primera vez que entre ellos ocurría ese tipo decontactoy se sentía extraño, era raro, y lo hacía sudar de nervios, pero aun así le gustaba, le gustaba mucho esa sensación, quería repetirla.

No sabía lo que su amigo buscaba con todo eso, pero no le molestaba ser usado para sus experimentos, hasta le alegraba que fuera a él a quien necesitaba y a quien se lo hubiera pedido, si Tae se lo hubiera pedido a JungKook o a alguien más, él definitivamente se habría sentido enojado o enfermo.

El pelinegro elevó sus manos hasta la cintura de Tae y lo acercó a su cuerpo, no sabía por qué lo hacía, pero lo quería cerca. El castaño apretó con delicadeza las mejillas de JiMin una vez sus manos tomaron la suficiente confianza como para subir hasta su rostro y sonrió cuando los labios de su mejor amigo se curvaron en una tímida sonrisa.

Ambos tenían la misma idea en la mente: querían más.

Esta vez fue JiMin quien inició el beso, moviendo sus labios sobre los de TaeHyung con una suavidad casi tortuosa, pero entendible para experimentar. El movimiento parecía estar invitándolo a que lo intentara de igual manera y el castaño no demoró en imitar como pudo al mayor, acercándose más a él para poder saborearlo mejor.

Los labios de JiMin eran suaves y esponjosos, los de TaeHyung eran delgados y lisos, ambos pares encajando sobre el otro como si estuvieran destinados a serlo. Sus bocas moviéndose y sus manos apretando aquello que sostenían, ambos sumergidos en las sensaciones de tal manera que no se dieron cuenta del modo en el que sus cuerpos se apretaban contra el otro, o del modo en el que de sus bocas resonaban chasquidos húmedos desvergonzados mientras suspiros calientes se mezclaban entre ellos.

El aire se agotaba y tuvieron que separarse, enfrentando las miradas contrarias una vez más, sonrojándose un poco más por la vergüenza de lo que sucedía y de lo que ambos sabían que estaban haciendo.

TaeHyung jadeó y se presionó contra la boca de JiMin una vez más, esta vez una de sus manos sostenía su cuello y la espalda del mayor se arqueaba hacía atrás por la manera que tuvo el castaño de inclinarse sobre él. JiMin respondía a los besos con un ahínco emocionado, hipnotizado por el revoloteo de las mariposas en su estómago mientras apretaba en sus puños la ropa de TaeHyung en busca de algo que lo mantuviera sujeto a la tierra.

Esta vez el aire se acabó mucho más rápido y ellos estaban jadeando, desorientados y acalorados.

Ellos sólo se miraban fijamente mientras recuperaban el aliento, como si estuvieran intentando descubrir lo que el otro pensaba sin necesidad de comunicarse con palabras porque sabían que si lo hacían, arruinarían el momento.

Un momento que no duró mucho.

Un profesor abrió la puerta y ambos se separaron con rapidez, con JiMin alejándose de la puerta mientras TaeHyung se acercaba a guardar las cosas en su mochila con una rapidez torpe que podría delatarlo, pero el adulto no estaba prestado atención porque veía un portapapeles en su mano.

—¿Qué hacen aquí? —cuestionó cuando levantó la mirada—. Las clases terminaron hace media hora, deberían irse a casa de una vez.

—¡S-Sí! —fue la respuesta de JiMin mientras su mejor amigo colgaba su mochila sobre su hombro—. Ya nos íbamos, sólo estábamos hablando sobre una tarea y se nos fue el tiempo —explicó rápido, caminando hacia la puerta con una sonrisa tensa en su cara.

—Sí, exacto —apoyó TaeHyung, siguiendo al otro con las correas de su mochila fuertemente apretadas en sus manos.

El adulto suspiró, virando los ojos.

—Estos niños —se quejó—. Váyanse, tengo que cerrar el aula con llave.

Ambos asintieron rápidamente y salieron de inmediato al pasillo del colegio, sus pasos rápidos haciendo eco por las instalaciones vacías con el retumbar de sus corazones golpeando directamente en sus oídos.

Ambos chicos se aliviaron de que el profesor no haya hecho preguntas ni haya visto nada.

Una vez llegaron a la entrada del lugar, ambos se lanzaron una mirada para saber si todo estaba bien y sus mejillas no podían estar más rojas en ese momento.

Debían separarse, sus casas quedaban en sentido contrario.

—¿Nos... nos vemos mañana? —preguntó JiMin sin quererlo, más bien iba a ser una afirmación, pero dudar de su voz lo hizo sonar como una pregunta.

TaeHyung apretó sus labios y asintió.

—Adiós —se despidió, otra vez tenso.

—Adiós —repitió JiMin, una sonrisa pequeña y nerviosa en su rosada boca.

Ambos se giraron para irse. TaeHyung se arrepintió y tomó su muñeca, haciendo que JiMin se girara para verlo y así ambos estaban intercambiando miradas otra vez, demasiado nerviosos como podrían serlo un par de adolescentes hormonales.

—Te escribo luego —fue lo que dijo a pesar de que lo que quería hacer era besar al otro una vez más.

—Sí, claro —fue su respuesta a pesar de que quería que TaeHyung lo siguiera besando.

Esta vez ambos sí tomaron sus caminos correspondientes y se dirigieron a la seguridad de sus hogares para poder gritar a gusto por lo que había acabado de suceder entre ellos. Las cosas ya no serían iguales y ambos lo sabían. TaeHyung ya tenía sus resultados y JiMin también, aunque este último ni siquiera sabía que los estaba buscando: ambos querían más, querían más momentos así, querían sentirse así otra vez.

¿Estaría mal abusar de la confianza que tenían a partir de ese momento? La respuesta, aunque peligrosa, parecía ser bastante obvia:no.

Y es que así de tontos podían ser los adolescentes.

24 Mai 2023 03:07 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
4
La fin

A propos de l’auteur

MARY ROSIE Hola, soy mariarose95. Si me conoces de wattpad te doy la bienvenida a mi cuenta secundaria. Si no me conoces, espero que puedas disfrutar de mi contenido. La mayoría de cosas que escribo son yoonmins, ¡pero me gusta variar de vez en cuando! <3

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