izradafenyn Izra Dafenyn

Hace tiempo los pobladores de Burbank quedaron impresionados al conocer a un joven con manos de tijeras, con el tiempo fue olvidado. ¿Es hora de que Edward forme parte de la sociedad?


Fantaisie Déconseillé aux moins de 13 ans. © Creador de la historia y los personajes nuevos, personajes como Kim, Edward, Meg, Peg y Jim pertenencen a Tim Burton y Caroline Thompson

#fantasía #fantasy #desamor #amor #muerte
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Ha Dejado de Nevar


-Han pasado diez años, no sé realmente cómo todo terminó así. Burbank ha cambiado bastante durante este lapso, algunos abandonaron el pueblo, otros simplemente se volvieron herméticos, las personas aquí siempre han sido extrañas, pero ahora lo son más.

Meg se decía así misma mientras conducía la mañana de navidad del 2028 rumbo al cementerio para visitar a su abuela, quien falleciera a la edad de 65 años en el 2015. Para ese entonces ella sólo tenía 15 años de edad, ese año fue muy duro para Meg, ya que perdía a sus dos mejores amigas, la primera se había mudado a Inglaterra y no supo más de ella, la segunda quien durante muchos años antes de dormir, le contaba historias increíbles de un joven con manos de tijeras, perdió la vida después de una lucha difícil contra el cáncer.

Cuando entró al estacionamiento del cementerio, una melancolía profunda la invadió antes de salir de su automóvil, ahora a sus 28 años había logrado sobresalir a comparación de la mayoría del pueblo, pero esos logros no los podía compartir con las personas que más amó en la vida. Sus pasos eran lentos, en una mano llevaba un banco de madera y en la otra un libro, de igual manera parecía que aquellos viejos arboles del sitio la observaban con sus ramas, mismas que durante otoño perdieron la mayoría de sus hojas. El cementerio estaba casi vacío, era entendible, pues la fecha no se prestaba para visitar aquel sitio, Meg, el panteonero y algunos cuervos eran los únicos que se encontraban ahí; eso alegró un poco a la chica.

Al estar frente a la tumba de Kim Boggs, su nieta colocó el banco frente a la misma, y antes de comenzar a leer empezó a platicar con ella sin esperar respuesta.

-¡Hola abuela! Perdóname por no haber venido antes, no tenía tiempo, pero sabes que no te olvido. Quiero presumirte que el día de ayer fue publicado mi nuevo libro, es un libro que relata la historia de Edward y la tuya, agradezco todas esas historias que de niña me narrabas. ¿Recuerdas que soñaba con bailar bajo la nieve así como tú lo hiciste? Siempre me dijiste que tal vez sucedería.

Se quedó en silencio y comenzó a recordar lo sucedido.



12 Años Antes


- Meg debes entender que tu abuela está muy enferma, posiblemente no pase de esta noche.

- ¿Por qué Papá? Ella es mi mejor amiga, no quiero que me abandone.

- Entiendo que te sientas así hija, pero ella ha sufrido mucho estos años y sería mejor que ya descansara.

- ¡Quiero ir a verla!

- Está bien, pero sólo será poco tiempo.

- El tiempo que sea será suficiente.

Mientras Meg lloraba camino al hospital, su papá trataba de consolarla, pero ella no quería escuchar a nadie, sólo a Kim.

Al entrar a la habitación, la niña observo a su abuelita dormir, la habitación estaba iluminada por una lámpara que se encontraba en el buró al lado de la cama de Kim, era una luz muy tenue, la tranquilidad se sentía inmediatamente. Meg se sentó al lado de su cama y tomó suavemente la mano de su abuela, la miró tiernamente y nuevamente sus mejillas fueron invadidas por sus lágrimas.

- ¿Por qué lloras mi pequeña?

- Por nada abuelita, no quise despertarte.

- Tranquila, ya he dormido mucho y me alegra que me visites.

- Abuelita no quiero que me abandones.

- No digas eso Meg, no te voy abandonar, pero todos debemos cumplir un ciclo, tú un par de meses atrás cumpliste 15 años, tienes todo un mundo por delante, así como lo tuve yo.

- Eso es mentira abuelita, yo nunca podré ser como tú.

- Acércate un poco mi niña.

Kim levantó lentamente sus cansados brazos y tomó los anteojos de su nieta.

-Mira a través de la ventana.

Meg obedeció la indicación de su abuela, y se colocó observando la misma.

- ¿Qué ves ahí mi pequeña?

- Veo a todo Burbank.

-Observa bien, no te estás concentrando.

Meg observó detenidamente aquel vidrio, y se quedó sorprendida pues inmediatamente recordó las fotografías de Kim cuando tenía su misma edad.

- Te veo a ti, abuelita.

- No pequeña, esa eres tú, pero tienes razón, cada que te veo me observo a mí cuando tenía esa edad, tendrás muchos amigos.

- Tal vez me parezca a ti físicamente, pero la gente me mira extraño, nadie me quiere hablar y no lo necesito.

- Me recuerdas tanto a Edward, la gente lo miraba extraño, pero lo aceptaron al ver su nobleza, esa nobleza que tú también tienes, sólo necesitas enfrentar al mundo sin miedo a mostrarte como realmente eres.

- Edward, ¿Algún día lo podré ver?

- Estoy segura que sí, yo aún me veo bailando bajo la nieve.

- ¿Lo extrañas?

- Todo el tiempo, pero cómo te dije una vez, prefiero que me recuerde siendo esa joven que se enamoró de él, y no esta anciana.

- Yo quisiera vivir algo así abuelita, me gustaría conocer a Edward.

-Tal vez algún día lo conozcas.

En ese momento las dos observaron a través de la ventana como poco a poco comenzó a nevar en Burbank.

- Parece que Edward nos está escuchando mi pequeña.

- Así parece abuelita, nos está recordando que el invierno ha comenzado.

- Deberías bajar a disfrutar la nieve pequeña, yo descansaré un poco, creo que es hora de dormir.

- Lo entiendo abuelita, no me olvides.

Meg le dio un beso en la frente a Kim y salió de aquella habitación, sus lágrimas invadieron poco a poco su rostro, su papá la miró e intentó consolarla, pero ella no lo permitió. Salió del hospital y comenzó a recibir la nieve en su cara, lo sintió como un abrazo de Edward a su abuelita y sonrió por ello.

Después de algunos minutos, caminó hacia su hogar, algunas casas del vecindario ya presumían aquellas luces navideñas, ese era el mes favorito de Meg, pero el de aquel año fue muy triste. Al llegar a su hogar, tomó la fotografía de Kim y corrió a su alcoba, ahí abrazo fuertemente esa preciada imagen y se quedó dormida, esperando dormir para siempre como ahora lo hacía Kim.

La mañana del funeral había llegado, Meg se negaba a ir, pero sabía que lo mejor era despedirse de Kim, ella prácticamente fue su mejor amiga durante 15 años y siempre iba a estar en su corazón. Se duchó por al menos cuarenta minutos, la mayor parte del tiempo se dedicó sólo a sentir el agua cayendo sobre su piel, al salir se vistió para la ocasión, abordó el automóvil familiar y se sentó en el asiento detrás del copiloto, no dijo palabra alguna, sólo miraba a través de la ventana el vecindario, aquel pueblo que fue testigo del amor de Kim y Edward, sus padres no quisieron interrumpirla.

Durante el funeral Meg estaba totalmente distraída, no se dio cuenta que desde lejos alguien observaba aquella triste escena, realmente nadie se percató que escondido atrás de un árbol Edward observaba todo, con sus manos hizo unos pequeños cortes al árbol, era la manera en que podía sacar la tristeza ya que él no podía llorar.

Algunas horas después los padres de la chica recibían a la mayoría de los vecinos en su hogar, nadie se acercaba a ella, a pesar de verla sentada en las escaleras que conducían al primer piso, de manera inesperada, ella notó una extraña sombra en una de las ventanas, creyó reconocer aquella silueta y corrió para encontrarse con aquel chico con el que había soñado mucho tiempo, pero al salir no había nadie, cabizbaja se quedó observando hacia el castillo, minutos después comenzó a nevar, se dispuso a visitar aquel lugar, pero antes de avanzar más de tres pasos fue interrumpida por su padre, quien la abrazó fuertemente y la consoló por la pérdida de su abuela, ambos entraron a la casa, esa fue la última vez que nevó en Burbank; al menos por un tiempo.

3 Mars 2018 17:46 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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