El sonido de la espalda del pequeño chico chocando contra la pared hizo eco en el pasillo. Taehyung miraba con una ceja alzada al responsable, estaba claramente molesto y si no obtenía su jodido dinero, alguien la pagaría caro.
—Haber, déjame dejártelo claro otra vez. —sonrió el castaño con fuego saliendo de sus ojos. —Todos los días, sin excepción, me debes traer mi maldito dinero. ¿Dónde está, Jimin?
El pequeño de ojos marrones no dijo nada, igual que siempre. Su mandíbula estaba apretada y abrazaba su mochila con fuerza. No era su culpa que sus padres no le dieran dinero todos los días, casi siempre tenía que ahorrar del poco que le quedaba o dejarlo en su casa porque si no Kim se lo robaría. Desgraciadamente se había topado con el ojicafé hace no más de cinco minutos y no llevaba dinero con él.
—Te dije que no tengo, mis padres no pueden darme todos los días...
—Quizás deberías de prostituirte, lo único que salvaría a un pobre como tú, es ese rostro. —Taehyung lo había tomado de la barbilla para obligarlo a verlo a los ojos. —Aunque dudo que alguien quiera a un chico como tú, si casi estás en los huesos.
Mentira, Jimin tenía un cuerpo hermoso, todos parecían verlo, excepto él. Taehyung sabía que Jimin se acomplejaba mucho, por eso sonrió al ver los ojos de éste cambiar a una expresión dolida.
Lo soltó con desprecio y se dio la vuelta. Todos los estudiantes continuaron en lo suyo. Taehyung no sentía ni una gota de remordimiento. Disfrutaba de ver como le hacía la vida miserable a casi todos.
Kim era alto, esculpido, de ojos oscuros como la noche. Tenía el cabello castaño y una sonrisa que lograba enamorar. Sus labios eran sandía, poseía varios músculos que lograban hacerlo ver masculino, usualmente vestía ropa apretada, dejando ver sus atributos bien marcados.
Claro que tenía una que otra persona detrás de él. Lo sabía muy bien, lograba conquistar a cualquiera que se propusiera. Sin embargo, el castaño era ese amigo que nadie quisiera tener. Era altanero, mal hablado, grosero, sin tacto. No temía enfrentarse a los profesores, odiaba a la mitad de la escuela, tenía suspensiones de meses, molestaba a los demás. Incluso se burlaba de las porristas del instituto, en vez de apoyar en los partidos les gritaba a las damas que el campo era para futbolistas, no para ballenas. Siempre dejaba a más de uno llorando, robaba almuerzos y dinero al descaro. Simplemente era una escoria de persona.
El timbre sonó y fue hacia afuera. Todos los estudiantes se quedaban callados cada que el castaño pasaba por sus lados. Los negros miraron a lo largo a dos de las personas que más detestaba en el lugar: Lisa Manoban y Jeon Jungkook.
La guerra de Corea tendría mucha menos tensión en comparación con lo que esos dos hombres se tenían. Nadie sabía el motivo real por el cual se odiaban, no obstante, al final eran iguales. Ambos eran un asco de persona. Taehyung vio como Jungkook le metía el pie a un chico que caminaba con una bandeja en manos y como posteriormente todo el almuerzo del chico quedaba en el suelo. Jungkook reía junto a la rubia, al menos antes de que la tomara por la cadera y le diera un beso en los labios.
—Mañana termina el semestre. El lunes comienza el nuevo—Taehyung escuchó la voz de unas chicas hablando. —Ojalá quedemos juntas, ¿imaginas quienes serán nuestros compañeros?
Kim se sentó en una de las mesas y sacó una hamburguesa de su mochila. No le interesó el resto de la conversación, por lo que simplemente se dedicó a comer. Al cabo de unos minutos donde pudo sentir una que otra mirada sobre él, dio su último bocado. Tomó de su gaseosa, carraspeando su garganta cuando acabó gracias a lo fría que estaba.
Sus orejas se movieron unos centímetros al escuchar unos pasos a su lado. Efectivamente una figura se colocó a su lado. Un fuerte olor a fresa llegó a su nariz, arrugó ésta, sintiendo asco. Sabía quién era.
—El castaño teñido. —sus ojos analizaron como Lisa se sentaba frente a él. Sonrió presumido.
—La lame botas sexy. —dijo con la voz cargada de burla. —¿Estás aquí mientras tu novio se folla a otra en los baños?
La rubia se tensó. Como les dije, Taehyung sabía cuál era el punto débil de todos.
—¿Tú crees que Jungkook estaría vivo si me llegara a engañar? —retó viéndolo más que enojada.
—Los rumores dicen que tiene mínimo tres de pasatiempo, pero como está anclado contigo, no puede hacer mucho. —se burló encogiéndose de hombros. —La verdad me es divertido ver como te engaña pero dime, ¿cuál es la razón por la que vienes a molestar?
—Eres un insecto. —dijo con veneno. —Jungkook no está dispuesto a que sigas quitándole su puesto.
Taehyung la observó unos largos segundos antes de explotar en una carcajada. Pocas personas lo miraron.
—Mira tercera rueda. —dijo con calma. —Si quisiera patearle el culo a ese tipo, ya lo hubiera hecho. ¿Eres un tipo de mensajera o algo así? Ni siquiera tiene el coraje para venir y decírmelo él mismo. No me hagas reír. —gruñó con enojo. —Dile a tu novio que seguiré haciendo lo que me dé la gana, y que puede lamerme las bolas.
Para el momento en el que se puso de pie y se dio la vuelta, sus ojos se toparon con unos avellanas oscuros. Taehyung miró sin expresión alguna al hombre frente a sus narices. Pronto escuchó la risilla de Lisa detrás de él seguido de varios chasquidos de lengua.
—Pobre, iluso Taehyung. —se burló la chica desde su asiento.
El nombrado no le quitaba los ojos de encima a su oponente. Jungkook lo miraba profundo, frío, retador. La respiración de ambos estaba calmada.
—¿Por qué no repites todo lo que dijiste? Ahora en mi cara. —una media sonrisa se disparó de los labios de Jungkook.
Taehyung no le temía. Se acercó más al cuerpo del moreno, dejando ver que tenían la misma altura. Jeon, al igual que él, estaba bien trabajado, tenía tatuajes sobre su cuerpo, fumaba y se creía el rey del instituto.
Kim llegó al punto de pegar su pecho contra el del moreno, acercó sus labios al oído de éste, dejando que su aliento llegara al cuello de Jungkook antes de murmurar un bajito pero muy claro:
—Puedes lamerme las bolas. —sonrió.
No hizo falta saber que pasó después. Inmediatamente Jungkook dirigió su puño al estómago de Taehyung, sacándole una buena cantidad de aire. Kim se tomó la zona dañada, escupiendo algo de saliva en el proceso. Sintió como el pelinegro tomaba su cabello y lo apretaba con fuerza, obligándolo a verlo a los ojos. El castaño sonrió con burla en medio del dolor, los ojos mieles del pelinegro echaban fuego.
—Te lo diré una vez. Aquí no mandas tú. —maldición, esa voz ronca y demandante, lograba hacer que cualquiera lo obedeciera.
Menos Taehyung.
El castaño le escupió la cara en respuesta. Podría haberse dado como hombre muerto, pero ni siquiera Jeon le pasaría por encima. Le brindó un puñetazo en el pómulo al moreno, seguidamente lo tomó del cuello, aprovechando que estaba aún recuperándose del golpe.
—Te diré algo, precioso...—susurró escuchando con deleite como el otro hombre gruñía molesto. —Yo haré lo que quiera, no necesito el permiso de nadie. —apretó más su tráquea obligándolo a abrir la boca. —Puedes besar mi trasero, imbécil.
Lo soltó con fuerza, pero claramente no se quedaría así. Jungkook se volteó para poder encararlo. A los segundos ambos estaban rodando en el suelo, repartiendo golpes para nada suaves y sangrando en diferentes partes de su rostro. Lisa trató de ayudar a Jungkook, pero con un empujón de Taehyung terminó en el suelo, pegando su rostro en la tierra. Todos se habían hecho un círculo alrededor de la pelea, viendo como los dos jefes del instituto se masacraban entre sí, incluso esperando un ganador. Fue hasta el rato donde dos guardas de seguridad llegaron a separarlos. Taehyung no dejaba de sonreír a pesar del daño, sabía que eso encabronaba al moreno más que nada, terminó con su ceja y mejilla sangrando. Jeon sólo quedó con heridas en ambos labios y un corte en su frente.
—Te mataré. —amenazó Jungkook viéndolo con odio.
—Con tus golpes de nena lo dudo. —el mayor intentó lanzarse a Taehyung, pero los guardias lo detuvieron a tiempo.
Así eran todos los viernes en el Instituto Seoul Kang.
***
Un par de ojos analizaban a los dos cuerpos frente a él. Las manos tatuadas de Namjoon estaban entrelazadas a la altura de su boca, pensando en qué hacer con esos estudiantes. Si bien Kim era un amor de director, siempre poseía su carácter cuando la situación lo demandaba.
Tanto para Taehyung como para Jungkook, estar en el mismo cuarto era demasiada tortura. No paraban de verse con odio.
—¿Qué hacemos? —dijo el mayor sin dejar de verlos. Su traje estaba bien acomodado, dándole un toque de misterio y sensualidad.
No dijeron nada, como de costumbre.
—¿No se cansan de pelear cada viernes? Esta vez volvieron a cruzar la línea, miren como quedaron. —reclamó enojado viendo todas las prendas sucias de ambos varones, llenas de sangre y tierra. —No puedo suspenderlos faltando tres días para el nuevo semestre.
—Ni crean que haré trabajos de caridad. —habló Taehyung desde su asiento.
—Trabajos de caridad son mucha responsabilidad para ti. —sonrió Nam viéndolo con sarcasmo. Jungkook rió ganándose una mirada matadora. —Tendrán que aprender a llevarse bien.
—Sí, eh como que no entiende la situación. —esta vez fue el moreno. —Este oxigenado es un estorbo para esta escuela.
—Al menos no mando a mi novia para hablar por mí. —se burló. —Bueno, una de las tantas.
—Basta los dos. —ordenó Namjoon. Suspiró viendo a ambos alumnos verse con odio puro. Aunque quizás había una forma de solucionar esto. Sonrió. —Los dos entrarán al equipo y jugarán todo el semestre.
La idea hizo que el castaño y el pelinegro pusieran atención.
—No harán trabajos ni estarán suspendidos. Jugarán en el equipo del instituto por todo el semestre.
—Da igual. —dijeron al unísono. Hacer un deporte era algo que podían manejar, siempre y cuando el otro no interfiriera.
—Lárguense a sus casas. —ordenó haciendo un movimiento con la mano. —Espero que el lunes se comporten.
Se levantaron sin decir nada. Simplemente salieron de la oficina del director. Taehyung comenzó a caminar hacia la derecha, mientras que Jungkook se fue por la izquierda, donde una rubia lo estaba esperando sentada en una banca. Jungkook vio de reojo la espalda del castaño.
Lo odiaba, de eso estaba seguro.
Tomó la mano de Lisa antes de comenzar a caminar. Suspiró deseando llegar a su casa para poder limpiarse las heridas.
***
Más tarde ese día Taehyung estaba en su habitación. Los ritmos de Fall out boys resonaban en las paredes. Terminó de limpiarse la ceja y mejilla. Su madre estaba en la planta de abajo, supo que no estaba en sus cinco sentidos desde que el olor a cigarro llegó a su cuarto.
La pobre mujer no superaba que su padre los había abandonado.
Cuando entró lo primero que vio fueron botellas de licor vacías, una mujer durmiendo en el sofá con al menos tres días de no bañarse. Le daba asco incluso su madre. Su vida era una mierda, y ahora tendría que estar con el imbécil de Jeon en un jodido deporte durante un semestre entero.
Aunque una vocecilla en su interior le susurraba que podía tomar alguna ventaja de eso. No sabía cómo, ni siquiera estaba seguro de intentarlo, pero la idea permaneció ahí.
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Trataré de no tardar mucho, la historia está finalizada pero es una de mis tantas historias viejas con errores, disfruten y todos felices.
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