Notas de autor: Saludos. He regresado y debo hacer algunas aclaraciones antes de comenzar a escribir. La primera tiene que ver con el aspecto de las “niñas eternas”. Cuando “Damius” y “Vania” aparecieron, yo no los describí mucho. Resulta que ambos rubios eran planos. El caso de “Vania” se debía al hecho de que Eve había adoptado una forma infantil que, en lo referente al tipo de figura, era exactamente igual que la figura que ella tenía cuando tenía 10 años de edad. La Eve de 12 años era plana todavía, pues a Eve el pecho le empezó a crecer a partir de los 13 años. Las curvas de Eve a la edad de 10 años eran casi nulas, siendo sólo un poco más notables las curvas de Artemia y Satria cuando ambas Yien tenían 11 años. A diferencia de Artemia y Satria, quienes ya tenían el pecho levemente crecido, aunque tan poco que no necesitaban usar sujetador aún, “Vania” no tenía el pecho crecido. ¿Por qué es importante saber cómo es el cuerpo de “Vania” en lo que respecta a la figura? Porque todas las “niñas eternas” que ya no están vivas tuvieron en algún punto exactamente la misma figura que tenía “Vania”. Lo mismo se aplica a las “niñas eternas” restantes, las tres que siguen con vida, dado que los otros dos “niños eternos” vivos son masculinos. Todos mis personajes femeninos principales, secundarios con algo de importancia o terciarios con algo de importancia de todos mis universos presentes y futuros, siendo Artemia y Satria las únicas dos excepciones, tienen el mismo desarrollo físico que tuvo Eve Daisy White en su momento en cada una de sus dos vidas imperfectas en lo referente al pecho y a las otras curvas. Todos los “niños eternos” nacieron el 25 del duodécimo mes del 6290 D.C. Algunos nacieron a la misma hora que otros “niños eternos” y otros lo hicieron a una hora diferente de la hora a la que habían nacido los anteriormente mencionados. En el final de En todo y para todo, historia en la que se menciona a los “niños eternos” por primera vez, dieciocho de los veintiocho que habían sobrevivido ya llevaban muertos una decamana, por lo que se puede deducir que habían fallecido por causas que no guardaban relación alguna con la edad máxima de vida de los aeternianos. Esos dieciocho “niños eternos” habían fallecido el 25 del duodécimo mes del 6322 D.C teniendo todos y cada uno de ellos 32 años ya cumplidos antes de fallecer. Durante los acontecimientos de Su tipo de hombre, sólo quedaban cinco “niños eternos” con vida porque el “reloj biológico” de cada uno de los “niños eternos” que habían obtenido un cuerpo adulto teniendo 60 años de edad había continuado moviéndose como si nunca hubiera sido detenido por los experimentos de Darsius. Me explico. No es que los aeternianos tengan literalmente un reloj biológico dentro que vaya marcando el tiempo de vida que les queda, sino que los cuerpos aeternianos tienen un código genético que sólo permite que el corazón lata durante doscientos años y doce horas. En el caso de los “niños eternos”, ese código genético está alterado debido a los experimentos del Proyecto Babelu, lo cual provoca que las personas que son “niños eternos” no fallezcan debido a la edad. Sin embargo, si un “niño eterno” o una “niña eterna” obtiene un cuerpo adulto cuando aún le quedan cien años de vida o más años de vida a dicha persona, el código genético no actúa como si aún le quedaran a la persona en cuestión ciento noventa años de vida, sino que actúa teniendo en cuenta los años vividos por dicha persona y teniendo en cuenta cuántos años le quedan para cumplir 200 años a esa persona. Las personas que ya no eran “niños eternos” y tenían 60 años sólo tenían ciento cuarenta años y doce horas más de vida. De hecho, ningún aeterniano no ascendido sabe lo que pasaría si un “niño eterno” obtuviera un cuerpo adulto teniendo más de 200 años de edad. Los Creadores y algunos aeternianos ascendidos que están muy interesados en el asunto de los “niños eternos” sí que saben lo que sucedería si alguno de los cinco “niños eternos” obtuviera un cuerpo adulto teniendo la edad que tienen, la cual es a estas alturas una edad de 208 años. Lo que se teoriza en Aeternia es que cualquiera de esos “niños” caería en un profundo letargo sin soñar algo nada más haber obtenido un cuerpo adulto y moriría de un infarto de miocardio sin sentir dolor alguno justo después. Eso hace que algunos de los cinco “niños eternos” estén aterrorizados por la idea de morir sin haber cumplido todos sus sueños y prefieran por ende seguir siendo “niños eternos”, aunque serlo les traiga limitaciones relacionadas con tener un cuerpo de 10 años de edad biológica. Por cierto, todos los “niños eternos” miden o midieron, ya que veintitrés de ellos ya no están vivos como aeternianos no ascendidos, lo equivalente a 1 metro y 30 centímetros de altura y todos ellos, tanto los que viven en Aeternia siempre como los que no viven siempre en Aeternia porque son aeternianos ascendidos, habrían medido lo equivalente a 1 metro y 70 centímetros si hubieran tenido cuerpos de 18 años. Es muy probable que algún “niño eterno” hubiera muerto por consumir drogas que matarían muy fácilmente a una persona de 10 años de edad si dicha persona abusara de ellas. Recordemos que no hay impedimentos legales para que un “niño eterno” haga lo que no debería hacer. Debo añadir que ninguno de los “niños” supervivientes del Proyecto Babelu que aún siguen vivos morirá en pecado, pues todos y cada uno de ellos se arrepentirán de todos sus pecados antes de morir. Lo mismo aplica para los veintitrés sujetos de prueba que sobrevivieron a los experimentos y ya no están siempre en Aeternia. Explicado todo eso, es hora de comenzar a escribir esta historia.
Único capítulo
26 del duodécimo mes del 6498 D.C, ubicación desconocida, 10:15
Los rayos del Astro Rey entraban por la ventana de la habitación matrimonial de la pareja de casados. Era otra mañana de verano calurosa en la que la gente iba a trabajar si tenía que hacerlo y tenía empleo. Los ciudadanos de Athanasia paseaban por las calles de manera alegre y despreocupada en algunos casos y con muchas preocupaciones en otros casos. Sin embargo, no toda la gente preocupada estaba caminando por la calle. En aquella habitación, arrodillada sobre los pies de la cama con los brazos cruzados y con expresión de mucha molestia, una albina que aún llevaba puestos su pijama de verano de tela fina de color amarillo intenso y sus calcetines blancos puros de verano miraba fijamente a los ojos a su esposo reprochándole con su expresión femenina de gran molestia y con su mirada molesta misma algo. Él estaba tumbado frente a ella con las piernas ligeramente abiertas y completamente estiradas teniendo sus musculosos brazos algo tensos y la palma de cada mano apoyada a cinco milímetros de uno de sus costados masculinos. Miraba con expresión de mucha preocupación a la albina fijamente a los ojos. Él usaba un pijama y unos calcetines como los de ella, por lo que también tenía botones su pijama de color rojo escarlata en la parte del torso y también eran de color blanco puro sus calcetines.
—Aquí vamos de nuevo—Dijo ligeramente fastidiado y se volvió a mostrar muy serio de repente sin dejar en ningún momento de mirar a su delicada y amada esposa fijamente a los ojos—Haemeria, sabes que no debemos ir más allá de ese punto.
—¡Eso no es justo! Ya estoy cansada de hacer lo mismo de siempre. Deseo hacer mucho más contigo. Encontraremos una manera de que yo no muera, pero… ¡ya me cansé de sólo sexo oral, caricias y besos!—Dijo Haemeria con esa expresión de mucha molestia en su rostro infantil mientras lo seguía mirando fijamente a los ojos y aún cruzada de brazos.
—No existe otro modo que no sea renunciar a esa forma, pero podrías… morir de todas formas si sucediera lo que los científicos teorizaron. Los Creadores pueden devolverte lo que Merarsius te arrebató, pero el resultado de que lo hicieran podría ser trágico. No existe otra manera de que seas una mujer adulta por fuera, primita…—Dijo cada vez más preocupado por ella su primo y esposo con una tristeza creciente en su ser que no paraba de incrementarse y con los brazos cada vez más tensos—No quiero perderte, Haemeria…
—Aeterion…, yo… lamento mucho ser tan obstinada, pero es que mereces más, y yo no te puedo dar más. Mi cuerpo… es tan… patético, pero no me queda otra opción para poder vivir. Debo conservarlo para cumplir contigo nuestros sueños… Tiene que haber un modo de darte lo que mereces sin que dártelo destruya mi cuerpo o lo ponga en peligro…—Contestó tristemente y con un gran sentimiento de culpa la albina con heterocromía mientras se comenzaba justo al final a acercar gateando veloz y silenciosamente a su amado para rodearle el cuello muy gentilmente con ambos brazos.
Ella hizo lo que se proponía al cabo de muy pocos segundos y se pegó a él tanto como pudo. Los fuertes y grandes brazos de su amado la envolvieron por la cintura veloz y gentilmente con poca fuerza de inmediato, pues él temía lastimarla con esa fuerza adulta que su ser masculino poseía, fuerza aumentada por el entrenamiento diario además.
—Aeterion…, yo sólo deseo ser tu vaifa para todo, y no sólo para unos besos, un desayuno y unas sonrisas, pero… no quiero morir por la edad sin haber logrado en la vida todo lo que ambos planeamos lograr juntos cuando éramos novios… Por eso estoy tan desesperada por ser tratada como si fuera toda una mujer para ti… Soy una mujer…, pero me tratas en ocasiones como si fuera una niña… Yo… sé que me tratas como a una niña por mi bien, pero no soy una niña… Sólo… estoy atrapada en el cuerpo de una…—Dijo Haemeria con una expresión de tristeza que era bastante más intensa que la de antes y de desesperación inmensa mirándolo fijamente a los ojos sin soltarlo y sin separarse de él.
—Haemeria, cuando miro tu cuerpo…, sólo puedo ver… el cuerpo de una niña… Tus curvas, tu pecho, tu fragilidad y…, sin faltar, tu nada preparada vagina… Tú no puedes darme todo lo que quieres darme con ese cuerpo tuyo…, pero no me molesta que deba tratarte como a una niña en ciertos momentos. Yo… sólo no quiero verte triste… No quiero verte mal… No quiero que empieces a llorar… Yo… deseo sólo lo mejor para ti… Ya podremos tener hijos algún día… Por ahora, tenerte a ti… es todo lo que quiero… No te fuerces para complacerme mejor en la cama y para darme hijos… Tú ya haces por mí todo lo que puedo desear que hagas por mí sin que salgas lastimada… y hasta más aún… Sonríe para tu vaifus. Sonríe para tu primius… Te ruego que sonrías sinceramente para mí…—Dijo Aeterion con una sonrisa amarga en sus labios masculinos y rogando con una triste y devastada mirada púrpura a la joven adulta de ojos de diferente color.
—Aeterion Gurugnir, no tienes remedio. Gracias por ser tan perfecto. Eres lindo conmigo, aunque yo te trate mal, y siempre me proteges de todos los males—Dijo sonriendo casi sin malestar ya la albina mientras miraba fijamente con un leve sonrojo en sus mejillas infantiles los ojos de su esposo y primius.
Él dejó de sentirse mal en ese preciso instante por la sonrisa, la mirada, las palabras y el contacto del cuerpo cálido y pequeño de ella, ese cuerpo tan frágil y tan adorable. Sonrió dulcemente a su amada dispuesto a besarle salvajemente sus labios femeninos con mucha ternura y mucha delicadeza.
—No necesito bebés ahora mismo. Tú eres… mi “niña” y cuidaré de ti encantado, yhemia lova primia—Dijo acercando lentamente sus labios masculinos a los labios femeninos de ella con una sonrisa dulce en esos labios masculinos que tenía—Yo no necesito hijos si eso implica perderte…—Dijo eso con algo de tristeza, tristeza que se desvaneció un par de segundos después junto a la preocupación y la tristeza de la albina por ver triste a su amado—Bésame, Haemeria. Sólo tienes que besarme. Nos dejaremos llevar sin que tú te hagas daño.
—¿D-Dejarnos llevar?—Preguntó sonrojada levemente aún y muy sorprendida con los ojos abiertos como platos la albina dejando que él acercara sus labios casi del todo a los de ella—¿Aún quieres más de mí?—Ella sonrió muy enternecida y muy cálidamente a su amado de inmediato—Eres todo un dragón, Aeterion. Yo… soy tuya solamente. Adelante. Haz lo que quieras conmigo. Cada célula mía te pertenece a ti solamente.
Ella dejó que él la besara salvaje y dulcemente con mucha delicadeza en los labios con una lengua invasora que comenzó a saborear todo a su paso sin control alguno. Esos labios más grandes devoraban los pequeños labios de ella con ansias por no dejarlos ir jamás mientras esa lengua salvaje de dragón libraba una sangrienta batalla contra la lengua infantil de la albina, lengua que tampoco se rendiría. Ambos se devoraban mutuamente los labios y se saboreaban mutuamente las encías, el paladar, la lengua y todo lo demás con una mirada mutua de pasión romántica y sexual que ninguno podía controlar. La mirada de la albina de baja estatura sólo se cerró de inmediato en cuestión de segundos. La mirada del pelinaranja imitó la acción de la mirada de la albina de inmediato en sólo segundos. El veloz y fuerte dragón colocó a la albina sobre sus caderas y ella no pudo evitar querer acariciarle el pecho con gentileza y deseo sexual incontrolable, así como con un incontrolable deseo romántico.
—(Cómo quisiera… montarlo como una zorra en celo, pero es claro que hacerlo me podría incluso llegar a matar. Debo… gozar con él. Él es mío y yo soy suya)—Pensó cada vez más enloquecida la zorrita albina comenzando a dejar tiernas y gentiles caricias cada vez más intensas en sus pectorales fuertes y trabajados por encima del pijama rojo con esas palmas de niña que tenía.
—(Haemeria, no sabes lo difícil que es… no embestirte como un dragón en celo. Yo… deseo tanto de… ¡ti! ¡Quiero que seas mi hembra y hagamos muchos bebés!)—Pensaba al mismo tiempo luchando para controlarse el enloquecido pelinaranja de piel caucásica besando como un demente los labios de su amada sin parar mientras dominaba la lengua de ella, pues dicha lengua se había rendido ante la lengua del aeterniano de cabellos anaranjados.
Ella acercó sus labios al oído izquierdo de él sorpresivamente con las palmas de sus pequeñas manos en comparación con las manos de él apoyadas sobre cada uno de sus fuertes pectorales por encima del pijama, sorprendiéndolo mucho con ese acto tan veloz.
—¿A qué esperas, Aeterion? Pierde el control del todo conmigo. Puedes hacer lo que quieras con cada una de mis células y con cada gota de mi sangre—Dijo Haemeria sabiendo cuál era el efecto que causaba en su amado con un tono travieso y juguetón cargado inmensamente de amor romántico y deseo sexual.
—Haemeria…, yo... no puedo resistirme a ti—Dijo Aeterion sabiendo perfectamente a qué lo incitaba ella dentro de aquella habitación insonorizada estando al borde de dejarse llevar por completo por sus deseos masculinos.
Él no iba a penetrarla si perdía el control de su lujuria masculina por completo, pero sí le iba a enseñar a ella lo que era un salvaje y poderoso dragón en celo que sabía cómo poseer a su hembra sin lastimarla ni lo más mínimo.
—Vamos, cariño. Lo estás deseando perder por completo. Deseas darme uno de tus famosos baños—Dijo Haemeria con ese mismo tono juguetón y travieso—Dame ese baño. Al fin y al cabo, las niñas buenas se bañan todos los días para estar siempre limpias, ¿no?
Todas las palabras desde el “Dame” hasta el “¿No?” bastaron para que el pelinaranja terminara perdiendo el control de su amor y su lujuria mezclados por completo. En ese preciso instante, la zorrita albina perdió el control también por completo, entregándose sin más a unos deseos tan salvajes como los de una hembra en celo.
Cuatro horas después, con los pijamas tirados en la esquina superior izquierda de la habitación junto a los calcetines de ambos primiom, formando toda la ropa una desordenada montaña de ropa entremezclada, los dos amantes estaban tumbados en la cama matrimonial sonriendo con satisfacción. Era obvio que ninguno de ellos haría que temblara el Infierno con sus llamas de amor y pasión, pues no corría por sus venas el fuego de los Waitus, el fuego que había dado origen a los primeros gemelos aeternianos, el fuego de los Creadores. En la parte derecha de la cama matrimonial estaba tumbada de costado con la cabeza apoyada en la almohada y con la mirada fija en la mirada púrpura de su esposo la albina con heterocromía. El pelinaranja estaba en la misma postura que ella en la parte izquierda de la cama y a sólo diez milímetros de su cuerpo infantil. Ambos se daban una mano de forma romántica al mismo tiempo que tenían la palma de la otra apoyada sobre uno de sus muslos, y dicha palma estaba en un completo estado de relajación. Ambos se daban románticamente su respectiva mano derecha y sonreían aún con mucha satisfacción por lo sucedido. Quien más manchado de semen había quedado por todas partes era Haemeria. Aeterion había recibido una buena parte de ese semen en su propio cabello y en el resto de su propio cuerpo por fuera por el contacto continuo con el cuerpo de su prima, quien había dejado sus lacitos para el cabello entre la ropa de la montaña en su momento. El rostro, el vientre, el pecho, los brazos, la cola animal y hasta la espalda. Los labios vaginales y hasta el clítoris, y los pies y las axilas incluidos. Así de manchada estaba por fuera la albina. El pelinaranja estaba en un estado como el de ella con mucha menos cantidad y con las obvias diferencias propias del género.
—¿Qué tal lo hizo tu… “niña”?—Preguntó sonriendo con mucha ternura y muy cálidamente la albina mientras aún lo miraba fijamente a los ojos sin cambiar de postura y sin soltar su mano masculina.
—Lo hiciste tan… espectacularmente bien hoy. Todo lo hiciste espectacularmente bien, primita. Tu pequeño cuerpo es perfecto como es. No necesitas cambiarlo—Dijo en un intento de darle a ella seguridad en sí misma y autoconfianza con sus palabras, además de pretender decirle lo que él pensaba de verdad.
—Yo… me siento tan feliz por saber que soy perfecta para ti tal cual soy—Dijo comenzando a llorar de la alegría la albina sin cambiar aún de postura y sin soltar la mano de su amado, al igual que este hacía con ella y consigo mismo.
—Por eso nunca más estés mal con eso de verte como una niña. Te ves como una niña, pero eres mi vaifa lova. A mí no me importa qué tienes, y tampoco me importa qué no tienes. Me importas tú solamente—Dijo con una dulce sonrisa en los labios el pelinaranja mirándola fijamente a los ojos aún.
—C-Comprendo lo que quieres decir, Aeterion—Contestó llorando de la alegría sin cesar la albina con heterocromía.
—Si no recuerdo mal, nos casamos cuando ambos teníamos treinta años. Ciento setenta y ocho años de matrimonio y ahora recién es cuando entiendes lo que había querido decirte desde antes de casarnos y nunca habías entendido—Dijo manteniendo esa sonrisa dulce en sus labios masculinos el pelinaranja sin dejar de mirar fijamente los ojos de su amada con los propios.
—Fue hace ciento setenta y ocho años. Recuerdo ese día perfectamente. Tú con traje blanco y yo con vestido amarillo intenso. Tú hiciste que yo ignorara los traumas causados por ese monstruo en nuestro día especial. Gracias por ser siempre el mejor primius de toda Aeternia—Dijo dejando de llorar y con un inmenso sentimiento de gratitud la albina con heterocromía sin perder su sonrisa de ternura y calidez—Recién con ciento noventa años superé los traumas que Merarsius me había dejado, pero no habría podido superarlos sin ti. Muchas gracias por tu inestimable ayuda, Aeterion.
—No hay nada que agradecer, mi pequeña Haemeria—Dijo Aeterion sonriéndole como siempre lo hacía y aún mirándola fijamente a los ojos. Su expresión se volvió muy hostil en ese preciso instante—Si me encuentro con la reencarnación de Darsius Zekuros, te juro que lo obligaré a venir a pedirte perdón de rodillas por todo el mal que te hizo y por cómo alteró tu vida para siempre. Ese bastardo debe disculparse con mi pequeña Haemeria. No me importa si no recuerda sus vidas pasadas. Le recordaré su vida anterior si hace falta y se disculpará contigo por ser tan hijo… tan hijo de…
—Basta de pensar en alguien que no vale la pena, y no insultes a su madre de la anterior vida, pues ella no tuvo la culpa de nada. Esa basura estará seguramente maldiciendo a los Creadores y sufriendo en soledad. Ya bastante tormento tiene Darsius como para que tú le recuerdes su vida anterior…—Lo interrumpió muy molesta con él y muy preocupada por él a la vez su esposa y prima con una mirada fija a esos ojos masculinos que tanto amaba románticamente.
—Yo… lamento muchísimo mi comportamiento de hace muy poco… Es sólo que… tú has sufrido tanto por culpa de ese ser tan horrible… Yo no puedo simplemente pensar en él y no terminar poniéndome como me he puesto…—Dijo Aeterion muy arrepentido y muy triste mirando fijamente a su amada prima y esposa a los ojos.
—Todo perdonado. Gracias por perdonarme tú a mí la escenita que monté porque no querías penetrarme duro y fuerte contra el muro—Dijo sonriendo cálidamente y con mucha ternura la albina mientras lo miraba fijamente a los ojos aún.
—No hay de qué. Para eso están los vaifum y los primium. Gracias por perdonarme tú a mí mi comportamiento inadecuado. Por cierto, te ves como una princesa de ensueño para mí, incluso con ese cuerpo infantil tan frágil y tan lindo—Dijo muy agradecido Aeterion con su sonrisa dulce cargada de amor romántico de siempre.
—No hay nada que agradecer, primito mío—Respondió con una sonrisa cálida y tierna la albina de aspecto infantil y se sonrojó levemente justo después debido a lo hermoso de las palabras de su amado, como había hecho anteriormente—Yo... quisiera saber si tú… realmente no querías darme duro contra el muro.
—Lo cierto es que no quería darte duro contra el muro, sino que me moría por darte duro contra el muro y lento contra el pavimento. Que no deba penetrarte no significa que no deba querer penetrarte. Puedo querer estar dentro de ti, aunque no deba estar en tu caliente interior. Por eso, entre otras razones obvias, no me gusta que uses faldas que no cubren las rodillas. ¿Sabes lo que sucede cuando yo veo tus piernas tan descubiertas en privado en algunos momentos? Me entran ganas de arrancarte toda la ropa y enterrarte la espada muy profundo—Explicó con una sonrisa muy cálida en sus labios masculinos Aeterion mientras miraba fijamente los ojos de su lova vaifa y lova primia.
—¿E-Entonces…, mi vagina imperfecta es tu material de masturbación también?—Preguntó muy ilusionada y muy alegre la albina mirándolo fijamente a los ojos con bastante estremecimiento.
—Claro que me he masturbado en más de una ocasión pensando en esa vaginita tuya. Créeme cuando te digo que desearía hacer un desastre de ella y llenarla de semen hasta quedar tú y yo muy satisfechos. Sin embargo, son sólo fantasías, pero no me molesta que mi deseo carnal y romántico de atravesarte con mi espada y hacerte estar llena de amor sea sólo una fantasía mía—Respondió Aeterion con una sonrisa cálida en los labios que era sólo para su amada primita.
—¡Qué feliz me haces teniendo esas fantasías! ¡Imagina lo que quieras imaginar y haz conmigo lo que quieras y puedas hacer sin lastimarme!—Exclamó muy enternecida y muy estremecida con mucha alegría la albina echándose sobre su macho amado para quedar sobre él velozmente y con toda su fuerza infantil muy gentilmente.
Una vez logrado el objetivo, estando con las piernas un poco separadas y estiradas en la cama el mayor de los dos, pues había nacido un día antes que ella a la misma hora y en el mismo lugar el pelinaranja, este rodeó la cintura de su amada primita con sus brazos musculosos y pegó su cuerpo femenino al cuerpo masculino de él tanto como pudo velozmente y de inmediato. Fue entonces cuando la besó en los labios salvajemente sin previo aviso con lengua, iniciando una sangrienta batalla de lenguas entre la lengua de él y la lengua de ella. La albina y el pelinaranja cerraron los ojos con todo el amor romántico y toda la pasión de sus corazones enamorados al mismo tiempo en sólo unos pocos segundos y la primera rodeó velozmente de inmediato el cuello del segundo con todas sus fuerzas y con mucha gentileza. Ese beso francés llegaría a su fin ocho minutos después y un hilo de saliva sería lo único que uniría sus lenguas justo antes de deshacerse por completo.
—Esto de vivir más que los demás no es tan malo después de todo. Puedo disfrutarte todos los días de mi vida eterna mientras tú seas eterna, lo cual me deja la duda de qué sucederá conmigo si tú dejas de ser eterna. Sin embargo…, no temo a la muerte, y es por eso que no me importaría morir a tu lado—Dijo con una expresión cálida de puro amor romántico el pelinaranja mirando fijamente los ojos de Haemeria y sin soltar todavía la cintura de ella.
Aún él estaba tan pegado a ella como era posible estarlo.
—Yo… temo no poder cumplir nuestros sueños. Tal vez por eso temo a la muerte. Tal vez porque no he vivido contigo plenamente es que no estoy preparada para morir. Como dijeron una vez los Creadores, el miedo a la muerte deriva del miedo de la vida. Lo siguiente que ellos dijeron fue que aquel que había vivido plenamente estaba preparado para morir. Los Creadores sufrieron la muerte una vez. Los Creadores saben lo que es morir por experiencia propia. Los Creadores no siempre fueron seres eternos. Tal vez acepte dejar este cuerpo y morir como adulta por fuera si logro primero vivir contigo una vida plena. Entonces, podríamos irnos juntos a la otra vida—Dijo Haemeria con una sonrisa muy tierna y muy cálida en los labios y con una mirada intensa, tierna y cálida en sus ojos de diferente color mirando fijamente a su amado a los ojos con un leve sonrojo en sus mejillas por las hermosas palabras que él le había dicho sobre morir con ella.
—Ellos me bendijeron a las diez en punto de la mañana el día posterior al de nuestra boda. Aparecieron ante nosotros como un tornado de fuego blanco puro y tomaron sus formas físicas con ropas sencillas y sonrisas de amor para nosotros. Ellos me ofrecieron estar contigo mientras vivieras y yo… quise aceptar, incluso si no sabía lo que sucedería si tú y yo vivíamos más que el resto y tú dejabas de ser una “niña eterna” posteriormente. Yo… diría mil veces que sí a esa oferta. Un chasquido conjunto marcó nuestras vidas para siempre y yo no cambiaría nada. La misma biokinesis que los Creadores usaron para cambiar cuerpos genéticamente alterados siempre que los cambiaron y que usaron en el pasado para tener más bocas y otras partes añadidas es la biokinesis que usaron para hacerme eterno. Podrían darle a una mujer otra figura con biokinesis y no me cabe duda alguna de que lo harían de esa forma, pues es un método muy sencillo y muy efectivo, y los Creadores son de hacer cambios de forma sencilla, y no de forma complicada. Si pueden controlar el tiempo y el espacio, las células de otros seres vivos son algo muy fácil de controlar para ellos. El día que tú ya no seas eterna, yo perderé automáticamente, sin que nadie deba chasquear los dedos, en sólo medio nanosegundo, mi vida eterna. Seré un ser perecedero, sin longevidad aumentada. Ellos jugaron con mi ADN para que estuviéramos juntos tú y yo hasta el final. Ellos son nobles y sabios. Vivamos plenamente, como ellos quieren que hagamos. Para eso nos crearon los Creadores y eso desean ellos de nosotros—Dijo Aeterion con una sonrisa muy dulce en los labios que era sólo para su amada.
—En tal caso, vayamos primero a la ducha. También tendré que lavarme los dientes. Me dejaste un aliento que claramente apesta a fluido sexual masculino. Fuiste una bestia conmigo hasta cuando yo usaba mi boca. No recuerdo cuántos litros tragué, pero sí que no desperdicié una sola gota—Dijo Haemeria con una sonrisa traviesa en los labios mirándolo fijamente a los ojos—Puedes lavarme tú el cuerpo si quieres. Sabes lo agradecida que quedaré si lo lavas con tus propias manos.
—Sabes que no tendré más deseos carnales mágicamente. Ya agotamos el depósito de deseo sexual por hoy. Te amo tanto—Dijo Aeterion sonriéndole dulcemente a su amada mientras la miraba fijamente a los ojos.
—Yo te amo tanto también, Aeterion. Ya sé que son sólo cuatro horas y media por día para cada uno de nosotros, pero… igual puedes tocarme todo el tiempo que quieras. Recuerda que no necesitas biokinesis para controlar mis células a placer. Puedes controlarlas pidiéndome lo que sea o haciendo algo que sepas que quiero que hagas. Mis células obedecerán, aunque tengas el deseo de manosearme todo el día. Son juguetonas sólo por ti y sólo para ti—Le respondió sonriendo cálidamente y tiernamente la albina al pelinaranja que tanto amaba románticamente.
—Vamos, mi pequeña princesa Haemeria—Dijo con esa expresión dulce de puro amor el pelinaranja cargándola como si fuera una niña por lo práctico que era cargarla de esa forma y levantándose justo después velozmente de la cama.
La llevó en brazos al cuarto de baño rodeando su cintura y pegando su cuerpo femenino al de él tanto como era posible y, una vez dentro, ella dejó justo después de abrazar su cuello adulto y él dejó justo después de abrazar su cintura infantil. La bajó cuidadosamente de inmediato a un ritmo medio y la soltó velozmente. Acto seguido, el pelinaranja se dispuso a entrar a la ducha con la albina y esta no tuvo ningún problema con ir con él a la mampara. Al fin y al cabo, la iba a tocar mucho, como de costumbre, para lavarla bien por todos lados.
Veinte minutos después, puesto que se habían demorado trece minutos entre toque y toque a la pequeña albina durante el proceso de enjabonarla por completo, ambos primos y esposos acababan de terminar de vestirse y estaban ya peinados desde antes de haberse comenzado a vestir, lo cual indicaba que se habían secado completamente cada uno a sí mismo antes de peinarse cada uno a sí mismo en el baño frente al espejo.
Su talla de pecho es equivalente a la siguiente: Copa 0. Ella nunca usa ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usa ropa ajustada. No es musculosa.
Él mide lo equivalente a 1 metro y 90 centímetros de altura y sus medidas son equivalentes a las siguientes: Copa 0-80-80. Él nunca usa ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usa ropa ajustada y/o reveladora. Eso no es un pantalón vaquero. Es tan musculoso como un varón sano puede llegar a serlo. Tiene 208 años de edad.
—¿Vas a usar ese tipo de falda de nuevo?—Preguntó Aeterion con una expresión de mucho fastidio en el rostro mirando fijamente a los ojos a la albina, la cual estaba de pie a cinco milímetros de él y a su derecha.
Ella sonreía traviesamente sabiendo triunfante que había tenido éxito vistiendo así durante todo ese tiempo.
—¿No puede una persona vestirse como quiera dentro de unos límites?—Preguntó triunfante y traviesa la albina de ojos de diferente color mirándolo fijamente a los ojos.
—Los varones te verán las piernas—Dijo con más fastidio y muy celoso Aeterion.
—Sólo verán las piernas de una niña. Tú serás el único que sabrá que no soy una niña. ¿Celoso aun así? Oh, y también reaccionas con fastidio porque a ti te gustan mis piernas de una forma… interesante, ¿cierto?—Dijo como respuesta la divertida “niña” con una sonrisa muy grande en sus labios femeninos.
Aeterion suspiró con resignación y miró fijamente de nuevo los ojos de su amada con los propios sonriendo dulcemente.
—Por lo menos, sé que tus piernas son sólo mías, como todo tu ser. Si vas a vestir así aún, hazlo por y para mí y seré feliz—Dijo Aeterion aún sonriente.
—Siempre uso falda corta para que tú me mires las piernas y te imagines lo que sea. Da por hecho que vestiré una falda corta para ti y por ti por mucho tiempo—Dijo Haemeria con una sonrisa cálida y tierna en sus labios infantiles.
—Igual estaré muy celoso y muy preocupado por ti, primita. Sólo yo tengo derecho a ver tus hermosas piernas—Dijo Aeterion muy celoso por sólo pensar en que otros varones verían lo que sólo él debía ver y muy serio—Yo sé que no eres una niña, pero hay gente muy mala ahí fuera dispuesta a raptar niños para hacerles cosas horribles. Te protegeré de cualquier enfermo degenerado que busque hacerte daño.
—Tranquilo, Aeterion. Tú puedes protegerme de todo y de todos, incluso de ti mismo, aunque no sea necesario para ti protegerme de ti mismo—Dijo la zorrita con una expresión cálida y tierna y con un tono de voz cálido y tierno mirando fijamente los ojos de su esposo.
Este se agachó de inmediato velozmente y giró hacia su propia derecha de inmediato, quedando a la altura de la mujer zorro albina. El varón dragón rodeó velozmente la cintura de su amada con sus brazos muy gentilmente con poca fuerza y pegó ese cuerpo infantil al suyo tanto como era posible hacerlo. Justo después, la albina abrazó de la misma manera al pelinaranja por el cuello y lo besó en los labios con lengua sorpresivamente, causando que los ojos del adulto se abrieran como platos de repente. Acto seguido, una mirada de amor romántico intenso y creciente se pudo ver en los ojos del dragón de ojos púrpuras. Este cerró los ojos de inmediato velozmente y su prima lo imitó de inmediato. Un salvaje beso con lengua entre ambos cargado de un amor sin límites fue lo que ambos primiom se dieron durante unos ocho minutos con algunas pausas.
Nada más abrir los ojos al mismo tiempo, ambos separaron sus labios a la vez y un hilo de saliva se deshizo de inmediato. Ambos primos consanguíneos se miraban fijamente a los ojos todavía con ojos de amor y pasión crecientes.
—¿Sabes que te amo tanto que moriría sin ti, Haemeria?—Preguntó Aeterion con una sonrisa muy dulce en los labios.
—¿Y tú sabes que yo te amo tanto que no soy nadie ni nada sin ti, Aeterion?—Preguntó Haemeria con una sonrisa cálida y tierna en los labios.
—Lo sé a la perfección—Respondieron ambos primos al unísono con su expresión y su tono de voz característicos.
—¿Cuánto llevas para gastar? Recuerda que no nos sobra el dinero, cariño—Dijo Haemeria con una expresión seria estando muy llena de curiosidad.
—Llevo setecientos cincuenta aeternios, Haemeria. Podrás subirte una vez a todo lo que no sea peligroso para una niña de tu edad biológica—Dijo Aeterion con una sonrisa muy dulce para su bajita esposa.
La expresión de Haemeria Gurugnir pasó de la seriedad al fastidio. Se notaba que ella no estaba contenta por estar restringida por ese cuerpo suyo hasta para algo como ir a un parque de atracciones.
—Este cuerpo es la prisión de mi alma de mujer libre y responsable—Dijo muy molesta con su cuerpo femenino la albina con heterocromía mirando hacia su propia derecha fijamente.
—Tranquila. Te divertirás con ese cuerpo de niña. ¿Dudas que sea posible disfrutar con un cuerpo tan frágil?—Dijo como respuesta Aeterion sonriéndole dulcemente—¿Acaso no te has divertido hasta ahora conmigo con un cuerpo como ese?
—Eso es cierto. Me he divertido contigo de formas en las que nunca había pensado que este cuerpo me dejaría hacerlo. Soy una mujer, una pequeña, pero una mujer al fin y al cabo—Dijo sonriendo traviesamente Haemeria mientras lo miraba fijamente a los ojos.
—Qué “niña” tan malpensada. Yo no hablaba de divertirnos en ese sentido. Necesitas que te enseñe a no ser malpensada, primita. “Niña” mala, eres una “niña” mala—Dijo divertido el athanasiano mayor con una sonrisa divertida en los labios.
La athanasiana menor mantuvo su sonrisa traviesa y acercó velozmente los labios al oído izquierdo de su esposo de inmediato.
—Cariño, si quieres, puedo dejarte tocarme el trasero en la salida de mañana. Esperaremos a salir para que tú me hagas lo que quieras en un baño público incluso. Si nos descubren, tenemos mi carnet de identidad como protección legal—Susurró traviesa la albina, logrando poner rojo como un tomate a su esposo y dejarlo muy sorprendido.
—¿E-En un baño público? ¿Estás loca o qué te pasa por la cabeza? Si nos pillan en medio del acto en un baño público, sería muy humillante para los dos la situación resultante de tener uno o más pares de ojos pendientes de nosotros—Dijo el athanasiano dragón con una gran vergüenza en su ser masculino y tan rojo como un tomate aún sin dejar de mirar fijamente los ojos de su amada con los propios.
—¿No sería más excitante tener relaciones sexuales si nos pueden pillar teniéndolas?—Preguntó con un tono juguetón y travieso y con una sonrisa traviesa Haemeria a su lovus vaifus y primius mirándolo fijamente a los ojos.
—No tienes remedio, mi pequeña Haemeria—Dijo sonriendo dulcemente con el rostro tan rojo como un tomate aún Aeterion.
—Tú tampoco, Aeterion Gurugnir—Dijo la athanasiana zorra con su sonrisa cálida y tierna en los labios—Pero tu rectitud es justamente una de las muchas cosas que amo tanto de ti—Sonrió traviesamente de nuevo—¿Seguro que no harás el amor conmigo en un baño público mañana?
—Y la zorra seguía y seguía—Dijo Aeterion con cara de fastidio inmenso y aún tan rojo como un tomate.
—Y el dragón no cedía porque sabía que como una piedra se le pondría y todos duro se lo verían—Respondió sonriendo divertida la albina mientras aún lo miraba fijamente a los ojos.
Aeterion se terminó por poner más rojo que un tomate demasiado maduro fusionado con un morrón demasiado maduro.
—P-Pero… qué “niña” tan obscena estás hecha, primita—Dijo ya increíblemente avergonzado Aeterion separándose de ella y señalándole con el dedo índice derecho el centro de la frente.
—Pero te complace mucho que sea “obscena”, pues así puedes pedirme lo que sea cuando estamos calientes. Puedes hacer que hasta suplique por tu semen y luego darme todo el dulce néctar como quieras dármelo justamente porque te complazco como la “obscena” esposa que soy—Contestó con una sonrisa traviesa y con un tono juguetón y travieso la pequeña zorra de 208 años.
—D-Dejemos el tema de una vez. Si te doy cuerda, te sigues moviendo, y contestarte a ti es como dar cuerda a un juguete—Dijo inmensamente avergonzado Aeterion no pudiendo evitar sentirse tentado por la oferta de la albina—(Su DNI puede salvarnos si nos encuentra alguien, alguien de la policía especialmente. ¡¿Q-Qué estoy pensando?! ¡La respuesta es “No” y no hay nada más que hablar con respecto a esa tentadora oferta! ¡Horrible oferta, horrible oferta!).
—Ay, te has quedado pensando en la oferta detenidamente, ¿no?—Dijo Haemeria con una sonrisa traviesa nuevamente y con el mismo tono travieso y juguetón—Tendré que llevar ropa de repuesto mañana para cuando queramos salir del baño. Dudo que te conformes con mi boca-vagina.
—(No hay manera con ella)—Pensó suspirando resignado mientras miraba fijamente la cabeza de su prima con sus ojos púrpuras.
Aquel día, el matrimonio Gurugnir viajó al parque de atracciones más grande y más famoso de toda la República de Athanasia: El Rincón de la Diversión. Había viajado en automóvil, puesto que, siendo sus partes descendientes de dos familias de clase media-alta, no existía una limusina que pudiera ser de utilidad a dicho matrimonio. Tampoco se debían permitir los Gurugnir tener un chófer, pues Haemeria era una importante abogada de Athanasia y Aeterion era un importante mecánico autónomo de automóviles de Athanasia. Ambos tenían tres decamanas de vacaciones y estaban disfrutando la primera decamana todavía. El día 20 del mes siguiente sería el último día de vacaciones que tendrían.
Media hora después, la albina caminaba calmadamente de la mano con su esposo sujetándole la mano derecha a este. El athanasiano pelinaranja sostenía románticamente la mano izquierda de su prima materna y esposa y esta hacía lo mismo con la mano derecha de su primo paterno y esposo.
El ambiente general del parque era de inmensa alegría, mucho amor y mucha calma. La gente reía y sonreía y la policía no tenía nada que hacer con sus porras eléctricas y sus armas láser. La posibilidad de un conflicto armado estaba en la actualidad más descartada que nunca porque, si alguien apretaba un botón, se desataría una nueva guerra mundial, una guerra que pondría fin a toda la vida del planeta. Nadie se atrevería a iniciar una nueva guerra mundial en las condiciones actuales porque todas las naciones querían vivir. Aquella quietud, que no paz, que se vivía en Aeternia, era más estable que nunca.
—Mira, Aeterion. Es el túnel del terror. Quiero entrar ahí. Quiero entrar ahí—Dijo señalando con su dedo índice derecho la albina con cola de zorro albino muy emocionada una gran mansión que habría sido típica de Halloween por su apariencia si hubiera estado ubicada en algún lugar de la primera Tierra cuando esta no era un paraíso.
—Vamos pues—Dijo muy enternecido y con una sonrisa muy dulce el pelinaranja de cola de dragón mirándola fijamente a los ojos.
Ambos se acercaron corriendo con mucho entusiasmo para entrar en esa atracción y un joven de unos 65 años que usaba una gabardina negra como el carbón, tenía pantalones de pana del color del cielo, un cabello castaño oscuro corto, unos ojos marrones oscuros y una cola de chimpancé y medía lo equivalente a 1 metro y 87 centímetros de altura se movió unos cinco centímetros desde la parte izquierda de la parte delantera de la gran atracción hacia la puerta de entrada para bloquear el paso velozmente. Una vez bloqueado el paso, se quedó de pie a cinco centímetros de distancia del matrimonio Gurugnir de brazos cruzados con una expresión muy seria en su rostro de joven de 65 años.
—Pretenden entrar juntos, ¿no? En el cartel pone “No entrar con menos de doce años”. Si mi vista no me falla, usted va con su hija o con alguien que es menor de doce años, así que… usted puede pasar, pero ella no—Dijo igual de serio y completamente calmado sin cambiar de postura y de posición el dueño de la atracción en cuestión mirando fijamente los ojos del Gurugnir mayor.
—Para tu información, yo no tengo diez años, tipo alto—Dijo buscando su carnet en el bolsillo oculto del lado derecho de su falda corta con la mano derecha.
Justo después, le enseñó un carnet de identidad de Athanasia en el que se incluía lo de “Proyecto Babelu”. Fue entonces cuando, teniendo ese DNI apuntando a su rostro de 65 años con el brazo derecho de la zorrita estirado completamente, el dueño de la casa del terror se mostró muy fastidiado.
—(Otro niño falso de esos. ¿Por qué no pueden tener un cartel en el vientre por encima de la ropa que usen que diga “Proyecto Babelu”?)—Pensó muy fastidiado el dueño de la atracción porque estaba harto de confundir a “niños eternos” con niños de verdad.
El sujeto de 65 años miraba fijamente el carnet de la zorrita con sus ojos marrones oscuros y esta lo miraba molesta todavía fijamente a los ojos, aunque menos molesta que antes.
—Tengo doscientos ocho años, y puede comprobarlo leyendo mi carnet de identidad. No es un carnet falso. Tiene la marca imposible de falsificar que sólo los más grandes profesionales del Gobierno athanasiano tienen autorización legal para poner. Cada DNI de Athanasia tiene esa misma marca, y lo mismo sucede con cada DNI de Darsia con una marca diferente, y lo mismo se aplica a cada DNI de Shiakam con otra marca diferente que es igual para todos los carnets shiakanos. Si usted quiere problemas legales conmigo, sólo debe tener presente que soy abogada y que sé tanto de leyes que usted no me ganaría en una sesión en la corte de Athanasia—Respondió muy seria y muy molesta mirándolo fijamente a los ojos mientras aún le casi restregaba por la cara aquel DNI athanasiano.
—Cálmate, primita. Ya le había quedado claro que tú no eres una niña con sólo leer un poco el carnet—Dijo con una sonrisa muy dulce y muy preocupado por ella Aeterion mirándola fijamente a los ojos.
—Tienes razón, cariño—Dijo relajándose completamente Haemeria con una sonrisa muy cálida y muy tierna para su amado esposo mirándolo fijamente a los ojos mientras guardaba en el bolsillo oculto de su falda corta su carnet de identidad nacional.
Ambos primos y amantes comenzaron a mirar fijamente a los ojos justo después al mismo tiempo velozmente al dueño de la atracción.
—Serán cincuenta aeternios por dos entradas. Cada una cuesta veinticinco aeternios—Dijo el dueño de la atracción muy serio y muy calmado con los puños cerrados sin hacer fuerza y ya sin tener los brazos cruzados desde hacía cinco minutos.
—Muy bien—Dijo Aeterion sacando de su bolsillo izquierdo del pantalón una cartera de color negro carbón con un botón plateado y circular que la mantenía cerrada.
Soltó de inmediato la mano izquierda de Haemeria con su mano derecha y se dispuso a abrir veloz y cuidadosamente la cartera que tenía en su mano izquierda para buscar dentro de ella un billete de 50 aeternios.
Había cambiado en el año 6330 la forma de poner los números en el aeternio. Había billetes de 1 aeternio, billetes de 5 aeternios, billetes de 10 aeternios, billetes de 20 aeternios, billetes de 50 aeternios y billetes de 100 aeternios. Nada costaba menos de 1 aeternio, así que no hacía falta una moneda o un billete que tuviera un valor de un tercio de aeternio o de un cuarto de aeternio.
—Aquí tiene su billete, joven—Le dijo Aeterion con una sonrisa amable, mas no cálida, extendiendo el brazo derecho completamente para ponerle el billete al alcance de la mano.
Aquel billete rojo escarlata con detalles dorados tenía la marca del Banco Central de Aeternia, el cual estaba situado en el centro de la zona oeste de Athanasia, en la esquina superior izquierda por la parte delantera, parte que tenía en el centro un cincuenta dorado.
Sólo el Banco Central de Aeternia, nacido en Athanasia tras la guerra contra Darsia, tenía autorización legal para imprimir billetes y ponerles esa marca que servía para que fueran imposibles de falsificar. Eran los bancos de las otras dos naciones, dado que cada una de las dos naciones restantes tenía su propio banco central, el cual era el Banco Central de Darsia en el caso de la República de Darsia y el Banco Central de Shiakam en el caso de la Monarquía Constitucional de Shiakam, los que debían pedir parte de los billetes impresos al Banco Central de Aeternia, el cual se los daba directamente a los bancos menores de Athanasia y a los bancos centrales de las otras dos naciones. Dichos bancos centrales daban los billetes cada uno a los bancos menores de su propia nación. El antiguo Banco Central de Athanasia había pasado a ser un banco menor de dicha nación tras surgir el Banco Central de Aeternia.
El dueño de la casa del terror se mantuvo muy serio y tomó a un ritmo medio de inmediato el billete de 50 aeternios con los dedos índice y pulgar de su mano izquierda. Acto seguido, guardó en su bolsillo izquierdo del pantalón de pana dicho billete, entregó dos entradas al athanasiano dragón que este tomó con su mano derecha de inmediato veloz y cuidadosamente y se hizo a un lado velozmente con ambos puños cerrados sin hacer fuerza para volver a su posición original.
—Bueno, ya podemos entrar, primita—Dijo Aeterion sonriéndole dulcemente a su lova vaifa mientras guardaba en su bolsillo izquierdo del pantalón su cartera ya cerrada de nuevo y le ofreció sin quitarle la mirada de encima a la mirada de ella las entradas para que tomara una con sus propias manos—Elige la que quieras, mi pequeña Haemeria.
—Muchas gracias por ofrecerme la entrada, yhemius lovus Aeterion—Dijo sonriendo cálidamente y tiernamente mientras lo miraba fijamente a los ojos tomando la entrada más inclinada hacia la derecha, pues ella era quien caminaba por la derecha siempre cuando salían.
Ella era diestra y él había sido zurdo. Sin embargo, debido a su entrenamiento de combate, el cual él había comenzado desde que ella había vuelto a tener una vida en familia tras salir de las instalaciones de los científicos del Proyecto Babelu, se había vuelto ambidiestro. Acto seguido, Haemeria tomó la mano derecha de Aeterion con su mano izquierda gentilmente y sin nada de fuerza y se dispuso a atraerlo hacia ella teniendo este la entrada en la mano izquierda.
Aeterion, que no era tonto, se agachó y se acercó velozmente a su vaifa lova, le rodeó la cintura con poca fuerza y con suma delicadeza y pegó a la albina a su cuerpo tanto como pudo de inmediato velozmente. Acto seguido, Haemeria abrazó el cuello de su lovus vaifus y primius con suma delicadeza y con todas sus fuerzas sin usar toda su fuerza física infantil.
—No hay de qué, mi pequeña princesa Haemeria. Quiero que vivas al máximo y hagas recuerdos felices conmigo. Si tenemos que morir algún día, moriremos sin arrepentirnos de nada. Te amo tanto, primita—Le contestó Aeterion sonriendo con dulzura inmensa a su esposa y prima disponiéndose a besarla en los labios con lengua salvaje y tiernamente.
Haemeria no dudó en corresponder al beso salvaje y tierno de su amado esposo con uno igual de tierno e igual de salvaje. Ambos cerraron los ojos de inmediato velozmente y al mismo tiempo y se dejaron llevar dándose un beso que duraría ocho minutos exactamente.
Ocho minutos después, ambos jóvenes abrieron los ojos al mismo tiempo velozmente y separaron velozmente y al mismo tiempo sus labios, dejando sólo un hilo de saliva que unía sus lenguas. Lo siguiente que pasó fue que el hilo de saliva se deshizo de inmediato.
—¿Sabes, Aeterion? Yo te amo tanto que no sé lo que haría sin ti. No sé si habría resistido una vida tan limitada y con tantos traumas que tenía que superar. Aún tengo los límites, pero tú me ayudaste a vencer los traumas. Muchas gracias por estar a mi lado siempre que te he necesitado, Aeterion, lovus yheminus—Dijo con una sonrisa cálida y tierna la albina con cola vulpina mirando con puro amor romántico los ojos de su amado esposo con sus propios ojos.
—Yo te amo tanto que no podría vivir sin ti, Haemeria. No me agradezcas, pues no hay nada que agradecer. Eres muy importante para mí y haría por ti lo que fuera. Tú eres mi vida y mi todo. Eres la razón por la que sigo vivo de verdad, pues me sentí fatal cuando creí que te había perdido para siempre tras saber lo de tu secuestro, suceso provocado por los sucesos del Proyecto Babelu—Respondió Aeterion con su sonrisa dulce de siempre, la cual era sólo para su esposa y prima, mirándola fijamente a los ojos con puro amor romántico todavía.
Haemeria no pudo evitar sonrojarse por haber escuchado unas palabras tan hermosas como esas y por ello otro leve sonrojo, uno de esos sonrojos que sólo tenía cuando su esposo le decía algo muy hermoso que no le decía mucho o que no le había dicho nunca hasta el momento, estaba presente en sus mejillas infantiles en aquel preciso instante.
Ambos primos y esposos se pusieron de pie y se dieron la mano como cuando iban caminando para ver en qué subirse tras haberse subido anteriormente a dos atracciones escogidas también por la albina con cola de zorro albino. Entraron muy emocionados en la tercera atracción corriendo y el mayor de los dos Gurugnir dio las dos entradas a un joven de 50 años de edad que medía lo equivalente a 1 metro y 87 centímetros de altura, quien era el encargado de asegurarse de que todos tuvieran entrada. Si la albina tenía entrada, era porque no era una niña de 10 años, así que el sujeto no había puesto ningún impedimento para que ambos primos y amantes pasaran del principio del corredor de la mansión del terror, puesto que aquella casa era una gran mansión. Como el nivel de los elementos de terror era tan elevado que sólo una persona de al menos 12 años o de más años podría salir sin traumas de allí, la edad era algo a tener en cuenta.
Después de salir de esa mansión con una sonrisa de satisfacción en los labios tanto la albina como el pelinaranja, siendo la albina a quien más le había encantado la atracción, a pesar de que ninguno de ellos había tenido miedo en ningún momento estando allí dentro, porque a ella le encantaba inmensamente todo lo que tuviera que ver con el terror. De hecho, las películas de terror eran las películas de su género favorito. Los libros de terror eran sus favoritos y los programas de terror eran sus favoritos. Aeterion prefería por mucho el género de comedia, pues este era su favorito, para todo. Sin embargo, el género de terror era uno que también le encantaba.
—¿Ahora qué deberíamos hacer, primito?—Preguntó Haemeria con esa sonrisa característica que era sólo para su amado mirándolo fijamente a los ojos todo el tiempo.
Ambos estaban detenidos en ese momento para no chocarse con nadie y para no tropezarse, pues ninguno estaba mirando al frente.
—Tal vez deberíamos ir a la rueda de la fortuna, o tal vez a los coches de choque. Podríamos ir a ganar algún premio para ti. Haremos lo posible y más para que tú sientas que has vivido plenamente, así que pide lo que quieras y cuando quieras durante toda esta decamana—Respondió Aeterion con su sonrisa dulce, la cual era sólo para Haemeria, mirando fijamente los ojos de esta con los propios.
La mirada heterocroma de la joven de 208 años estaba clavada en la mirada púrpura del joven de 208 años y viceversa.
—No necesito un premio, pero…, si te hace feliz ganarlo para mí, yo te permitiré que me lo consigas—Dijo Haemeria con una sonrisa cálida y tierna en sus labios de joven con aspecto de niña mirándolo fijamente a los ojos sin soltarle la mano derecha.
—En ese aspecto, eres igual que el tío Erebiel. Él era tan generoso y tan noble con todas las personas, y más, mucho más, con la tía Nyxia—Dijo Aeterion sonriendo con dulzura inmensa a su esposa mientras aún la miraba fijamente a los ojos.
—Papá…, mamá…—Dijo comenzando a entristecerse bastante Haemeria por recordar a sus difuntos padres.
—N-No quiero verte mal… No te pongas triste. No volveré a mencionar a mis tíos. Tú no pudiste pensar en ellos con alegría jamás después de muertos… Lamento mucho haberlos mencionado… Desde luego, papá y mamá eran muy importantes para mí, pero… tuve que sonreír por ellos, porque verme sonreír es lo que ellos quieren justo ahora, estén donde estén… Por eso… quiero transmitirte que debes recordar con una sonrisa a los muertos, y no llorarlos por siempre cada vez que te los mencionen…—Dijo muy triste, muy preocupado y muy arrepentido Aeterion mirando cómo su esposa comenzaba a sollozar.
Le soltó la mano izquierda, se agachó velozmente para quedar a su altura y la abrazó velozmente de inmediato como siempre lo hacía. Acto seguido, la pegó a ella a su cuerpo masculino tanto como pudo y permitió que llorara en su pecho mientras lo tenía ya abrazado por el cuello con gran fuerza y con mucha delicadeza.
—La tía… Haiperia siempre decía… que había que sonreír por los que se habían ido y… el tío… Morus creía que la mejor forma de agradecer a los fallecidos todo el amor dado a los que aún vivían era ser feliz cuando dichos fallecidos ya no estuvieran… Yo… he fallado en todo eso, pues soy una inútil que sólo sabe llorar a los muertos cada vez que se los nombran… Soy una inútil tan inútil que los más inútiles son más útiles que yo. Lo soy al menos en lo que respecta a aplicar esa lección. Soy la inútil suprema en lo que respecta a ese campo…—Dijo llorando sin parar y sintiéndose muy culpable la albina mientras mojaba sin parar la camiseta de su amado esposo—¿Por qué los Creadores… no dieron vida eterna a papá y mamá? ¿Por qué no se la… dieron a los tíos? ¿Tanto costaba que toda la familia estuviera junta por siempre? Ellos tienen todo el poder del mundo y hasta mucho más poder y no hicieron lo que yo habría hecho con ese poder. Ellos son tan… extraños en algunas ocasiones que no comprendo por qué actúan como actúan en dichas ocasiones…
—Yo tengo una teoría, pero es sólo una teoría. Si dejas de llorar…, te la cuento… Perdóname por haberte hecho llorar, lova yhemina…—Dijo con lágrimas de sangre a punto de brotar de sus ojos el dragón de ojos púrpuras mirando fijamente la cabecita de su amada con un amor sin límites.
Nyxia medía lo equivalente a 1 metro y 90 centímetros de altura y sus medidas eran equivalentes a las siguientes: Copa C-80-85. Ella nunca usaba ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usaba ropa ajustada y/o reveladora. Eso no era un pantalón vaquero. No era musculosa. Ella era tan curvilínea como Selene Katherine Black incluyendo la talla de pecho, la talla de cintura y la talla de trasero también. Tenía 200 años de edad cuando falleció y lo hizo debido a la edad. El apellido de Nyxia era Zellerion.
Erebiel medía lo equivalente a 1 metro y 88 centímetros de altura y sus medidas eran equivalentes a las siguientes: Copa 0-80-80. Él nunca usaba ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usaba ropa ajustada y/o reveladora. Eso era un pantalón de pana. Era tan musculoso como un varón sano podía llegar a serlo. Tenía 200 años de edad cuando falleció y lo hizo debido a la edad. Erebiel era el hermano menor por un año de Haiperia y eran hermanos de sangre. El apellido de Erebiel era Zellerion.
Haiperia medía lo equivalente a 1 metro y 89 centímetros de altura y sus medidas eran equivalentes a las siguientes: Copa B-80-85. Ella nunca usaba ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usaba ropa ajustada y/o reveladora. Eso era un pantalón vaquero. No era musculosa. Ella era tan curvilínea como Selene Katherine Black incluyendo las tallas de cintura y trasero también. Tenía 200 años de edad cuando falleció y lo hizo debido a la edad. Haiperia era la hermana mayor por un año de Erebiel y eran hermanos de sangre. El apellido de Haiperia era Gurugnir.
Morus medía lo equivalente a 1 metro y 90 centímetros de altura y sus medidas eran equivalentes a las siguientes: Copa 0-80-80. Él nunca usaba ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usaba ropa ajustada y/o reveladora. Eso era un pantalón vaquero. Era tan musculoso como un varón sano podía llegar a serlo. Tenía 200 años de edad cuando falleció y lo hizo debido a la edad. El apellido de Morus era Gurugnir.
—¿Entonces…, no piensas decirme lo que crees que los Creadores buscaban lograr con aquella decisión de sólo darte a ti la vida eterna si no paro de… llorar?...—Dijo llorando aún la Gurugnir menor, Zellerion anteriormente, derramando aún lágrimas de sangre en el pecho de su amado sin mirarlo a los ojos y sin dejar de aferrarse al cuerpo de él con todas sus fuerzas.
—De acuerdo… Te diré lo que creo que ellos buscaban lograr… ¿Recuerdas que fui el único al que ofrecieron la vida eterna?...—Preguntó derramando lágrimas de sangre el Gurugnir mayor, quien era Gurugnir de nacimiento, sin dejar de mirar fijamente la cabeza de su amada prima y esposa—Los Creadores querían que aprendiéramos a nunca quedarnos en el pasado y que aplicáramos las lecciones dadas a ambos, a ti y a mí, por mis padres. Ellos saben todo lo que pasará en cada momento y lo saben al detalle, así que sabían perfectamente que necesitaríamos algo que nos permitiera crecer como personas para llegar a ser más maduros un día. Conociéndolos, hicieron que nos aferráramos emocionalmente cada vez más el uno al otro para poder hacer que nos ayudáramos en todo lo posible mutuamente… Los Creadores saben que mis padres y los tuyos nos observan desde el lugar en el que están ahora mismo y que desean ver a ambos, a ti y a mí, convirtiéndose en personas mejores cada día… Por eso ya no llores cada vez que alguien mencione a tus tíos y a mis tíos… Además de por la lección que debes aprender, haz lo que debes hacer por mí, para que así yo ya no tenga que verte llorar por nuestros respectivos difuntos padres cada vez que te acuerdes de todos ellos…, amada mía, mi pequeña princesa Haemeria…
Ella lo miró fijamente a los ojos de pronto y le sonrió amargamente.
—Yo te perdono, pues no me hiciste llorar queriendo. Es más, no tengo nada que perdonarte, pues tienes razón en que yo debía aprender la lección que tú aprendiste… Ya no llores… Yo lo siento mucho por haberte hecho llorar, porque no puedo pedirte que no llores por mí… Yo… sigo viva y mi dolor es tu dolor. Tu dolor es mi dolor también. Lloraremos el uno por el otro porque nos amamos y estamos hechos uno solo. Compartimos el mismo corazón y el hilo que une nuestros corazones nunca se cortará. Ni aunque tú murieras, en lo cual no quiero ni pensar…, el hilo que nos une se cortaría…, pues es un hilo indestructible, el hilo del amor romántico, un sentimiento que ni los Creadores pudieron resistir, dado que ese hilo los une a ellos también... Perdóname tú a mí, cariño…—Dijo con esa sonrisa amarga en sus labios la albina de ojos de diferente color mirando ya sin lágrimas descendiendo por sus mejillas infantiles los ojos de su amado fijamente.
—Yo… te perdono, y muchas gracias por tu perdón, amada mía. Yo… no sé lo que haría sin ti en mi vida. Te amo tanto, Haemeria—Dijo Aeterion con una sonrisa dulce en sus labios mientras su tono dulce iba tan cargado de preocupación como su mirada dulce hacia su amada.
—No hay nada que agradecer, y muchas gracias por tu perdón. Los primiom y los vaifom están para perdonarse todo, absolutamente todo—Dijo la albina con una sonrisa cálida y tierna en los labios disponiéndose a besar los labios de su amado sin que su corazón femenino tuviera ya tristeza y preocupación, lo cual también le sucedía al corazón de su esposo en aquel preciso instante—Yo te amo tanto también, Aeterion—Respondió con un sonrojo leve en sus mejillas femeninas la albina.
Ella lo besó a él de inmediato de forma tierna y dulce con una increíble intensidad y sin lengua y él correspondió a ese beso que estaba cargado de tanto amor y de tanta luz, luz que alimentaba los corazones de ambos primos. Ocho minutos después, ambos primos y amantes separaron sus labios lentamente nada más abrir los ojos al mismo tiempo velozmente. Ambos se quedaron mirándose a los ojos sin decir nada con la boca, pues sus miradas conectadas ya lo estaban diciendo todo.
—Te amo—Dijo Aeterion sonriéndole dulcemente a su esposa, como le sonreía siempre.
—Yo te amo también—Respondió Haemeria sonriéndole tiernamente y cálidamente a su esposo, como le sonreía siempre.
Después de aquel momento romántico, los dos primos y amantes casados continuaron su aventura por el Rincón de la Diversión comiendo dulces de todo tipo, siendo que a Haemeria los dulces le encantaban tanto como a Aeterion, lo cual hacía que a ambos les encantaran los dulces inmensamente, y subiéndose juntos a todo aquello a lo que la zorrita albina podía subirse sin problemas relacionados con su edad biológica. También hubo muchos coqueteos por parte de la albina que dejaron increíblemente rojo e increíblemente avergonzado al pelinaranja en seis ocasiones diferentes y separadas unas de otras por largos ratos. Aquel día fue muy especial para ambos primos.
Al final, al día siguiente, Haemeria había tenido que llevar ropa de repuesto, incluyendo calzado de repuesto, porque, justo antes de entrar a la ducha con su amado primo, este le había dicho que se moría por tener relaciones sexuales en un baño público del Rincón de la Diversión. Felizmente, la albina había aceptado el hecho de que su amado esposo hubiera aceptado su atrevida oferta del día anterior. Aquel día, un baño público quedó hecho un desastre y nadie supo quién lo había dejado así afortunadamente, pues eso había evitado que Aeterion pasara vergüenza debido a lo que a él tanto le había preocupado que llegara a suceder, lo cual en ningún momento había sucedido. Aquel día, toda la ropa de Haemeria, con la que había salido de casa junto a su esposo, había acabado muy manchada de semen, incluso la ropa interior de la albina. Esta había usado su boca como vagina por bastante tiempo y con bastante intensidad sólo para complacer en el momento en el que el orificio bucal fuera requerido todos y cada uno de los deseos carnales y románticos de su lujurioso primo y esposo. No había desperdiciado ni una gota de semen echado en su boca que hubiera podido tragar la albina en cuestión.
Después de tener relaciones sexuales y con la ropa y el calzado limpios, así como con los dientes limpios debido a un juego de cepillo de dientes y pasta dentífrica que había llevado en la bolsa de la ropa de repuesto la albina, la Gurugnir menor y su primo se divirtieron en las atracciones en las que se habían divertido el día anterior entrando en cada una sólo una vez, como habían hecho el día anterior.
Los días pasaron entre relaciones sexuales cada vez más atrevidas y entre risas y diversión. El matrimonio Gurugnir pasó casi dos decamanas haciendo recuerdos felices. La segunda decamana la había empezado la pareja yendo a comer a restaurantes baratos de la gran ciudad de Athanasia y había sido continuada yendo al cine. Cada día, Haemeria aprendía un poco más a vivir plenamente la vida terrenal. Cada día, las relaciones sexuales cada vez más atrevidas eran parte de esa vida terrenal que los primos casados tanto disfrutaban.
11 del primer mes del 6499 D.C, habitación matrimonial de los amantes Gurugnir, 10:00
Aquella mañana veraniega, los rayos del sol entraban por la ventana de la habitación matrimonial de la casa de nivel medio-alto de los primos Gurugnir. La zorrita albina estaba sentada en la parte derecha del centro de los pies de la cama dando la mano izquierda a su amado esposo y primo románticamente y con las piernas levemente abiertas. El dragón pelinaranja estaba sentado de la misma manera en la parte izquierda del centro de los pies de la cama y sólo cinco milímetros separaban su cuerpo ejercitado de adulto del cuerpo infantil de su amada, salvo por la mano que le daba románticamente a esta obviamente. Ambos se miraban fijamente a los ojos con un amor creciente en sus miradas y se sonreían como lo hacían siempre con la palma de la mano que no se daban completamente relajada y apoyada sobre los pies de la cama a un par de milímetros de su respectivo muslo que no coincidía con el muslo de la otra persona.
—Conque disfrutando otra mañana como si no hubiera un mañana—Dijo una voz masculina a ambos primos con un tono cálido que no tenía nada de especial.
—Ha llegado el momento de haceros una nueva visita. Que estéis en pijama y calcetines no os hace quedar como anfitriones impresentables—Añadió igual que la voz anterior una voz que era la versión femenina de dicha voz.
Aeterion y Haemeria tenían los ojos abiertos como platos y miraron al frente velozmente en ese preciso instante sabiendo perfectamente dónde aparecerían los dueños de aquellas voces, quienes acababan de cortar la conexión telepática entre ellos y entre los primos casados, así como con dichos primos, en menos de medio nanosegundo. Un gran tornado de fuego blanco puro que no quemaba nada de lo que tocaba ni nada de lo que había a su alrededor se manifestó de inmediato a cinco centímetros de distancia de los pies de la cama del matrimonio Gurugnir y, en menos de un nanosegundo, dos rubios vestidos con vaqueros con rayas de un color diferente en cada uno y con una camiseta sin mangas del color opuesto al de la camiseta de su otra mitad estaban agarrados de la mano románticamente con el varón en la derecha y la mujer en la izquierda. Ambos rubios tenían la mano libre cerrada en un puño sin hacer la más mínima fuerza. Ambos gemelos sonreían cálidamente a los primos Gurugnir de una forma nada especial mientras los miraban fijamente a los ojos alternando entre la mirada de la Gurugnir menor y la mirada del Gurugnir mayor constantemente.
—Creadores, ¿qué hacéis aquí?—Dijo Haemeria con una expresión de sorpresa y de gran curiosidad en su rostro todavía.
Adam e Eve, carentes de toda incertidumbre y de toda duda, se dispusieron a responder mirando fijamente ya a la albina a los ojos. La expresión de sorpresa desapareció del rostro del dragón y del rostro de la zorrita al mismo tiempo velozmente, pero ninguno de los Gurugnir abandonó la inmensa curiosidad que estaba sintiendo en aquella situación.
—Estamos aquí para hacer lo que debe ser hecho. Como ya sabéis perfectamente, no interferimos con la línea temporal. Debíamos estar aquí justo en este instante y aquí nos encontramos. Hemos venido en primer lugar a felicitarte por haber aprendido a vivir plenamente y por haber logrado aprender la valiosa lección que teníamos que daros a ambos, lección que tú tardaste mucho más en aprender, hija mía—Dijo Eve sonriéndole de forma cálida y nada especial a su hija espiritual albina mirándola todo el tiempo fijamente a los ojos.
—Esa lección era la que Aeterion te dijo que era. Él acertó en todo. Nos ha estado analizando desde el primer contacto que tuvimos con él y contigo, el contacto que llevó a que lo bendijéramos con la vida eterna. Él ya nos conocía bastante por lo leído en todo el Testamento de los Gemelos y por lo investigado por su cuenta en internet con respecto a lo relacionado con el caso del Proyecto Babelu, caso que nosotros ayudamos a resolver, lo cual es hoy en día de conocimiento público. Por lo visto, estás casada con alguien muy inteligente y muy sabio. Podría decirse que Aeterion es tan inteligente como la mayor de las personas anónimas que derrotaron a Merarsius Hishallier aquel día—Añadió Adam con una sonrisa cálida nada especial y, justo después, comenzó velozmente a mirar fijamente los ojos del pelinaranja de ojos púrpuras, acto que había sido imitado al mismo tiempo por su gemela idéntica—Tú… eres todo un sabio. Podrías llegar a ser un genio capaz de lograr lo que muy pocos podrían lograr si te esforzaras al máximo en lo referente al uso de ese intelecto que posees, hijito.
—G-Gracias por venir personalmente a felicitarme, Creadores—Dijo muy alegremente y sonriéndoles con calidez nada especial la albina mientras les lanzaba una mirada fija.
—Gracias por tus grandes y sabias palabras, Creador—Dijo Aeterion con mucha gratitud, al igual que su esposa, y muy amablemente a Adam mirándolo fijamente a los ojos.
Ambos gemelos comenzaron a mirar de forma alterna constantemente de nuevo fijamente a los ojos a ambos aeternianos en el mismo orden de antes.
—No hay nada que agradecer. Sólo hacemos lo que haríamos nosotros—Dijeron al unísono los lobos gemelos de fuego con una sonrisa cálida que no tenía nada de especial.
—Yo… me pregunto si me concederíais un honor inmenso—Dijo la albina muy seria y muy curiosa deseando que fuera saciada su curiosidad con cada vez más fuerza a medida que avanzaban los segundos mientras alternaba constantemente entre la mirada de un gemelo y la del otro.
Su esposo la miró lleno de curiosidad por un instante fijamente al lado izquierdo del rostro infantil que ella tenía y, justo después, volvió a alternar de inmediato velozmente a un ritmo medio entre la mirada del rubio mayor y la de la rubia menor de forma constante.
—¿Y qué deseas preguntarnos, hija mía?—Preguntó Adam con una sonrisa cálida mirándola fijamente a los ojos sin ninguna incertidumbre, pues él hacía sólo lo que debía para que la línea temporal se mantuviera como debía.
—Es… sobre… los otros “niños eternos” restantes, cuya cantidad total desconozco, sobre mí y sobre… yhemius lovus vaifus—Dijo muy seria y muy curiosa Haemeria mirando a Adam y a Eve fijamente a los ojos alternando constantemente entre la mirada de uno y la del otro.
—Ya sabíamos que ibas a preguntar eso. De forma indirecta, acabas de preguntar, así que es nuestro deber responder con la verdad en esta ocasión—Contestó Eve con una sonrisa cálida que no tenía nada de especial mirando fijamente a la albina con cola vulpina a los ojos.
—Si alguien cuyo ADN fue alterado obtiene un cuerpo adulto cuando le quedan menos de cien años de vida, es obvio que ese alguien pierde la vida eterna automáticamente. Sucede que sería muy injusto que esa persona muriera de inmediato o dentro de unos noventa y nueve años, pudiendo morir incluso dentro de diez o dentro de dos años en algunos casos si la edad alcanzada se acercara lo requerido a los doscientos años para que esa consecuencia fuera posible. Por esa razón nosotros regalaremos ciento noventa años de vida a quien tenga un crecimiento biológico detenido por los experimentos del Proyecto Babelu y a quien haya vivido más de lo debido por causa de una bendición nuestra. Como ambos tenéis doscientos ocho años de edad y debéis estar juntos y vivir una larga y plena vida, os daremos ciento noventa años más de vida de forma completamente gratuita. Existen cuatro personas más nacidas en la misma fecha y a la misma hora que…—Adam miró en ese preciso instante fijamente a los ojos velozmente a Aeterion y su esposa y hermana menor lo había imitado al mismo tiempo—tú, hijo querido. Ellos también fueron bendecidos, pero no los otros familiares de esos bendecidos. Los dos “niños” restantes y las dos “niñas” restantes, puesto que quedan tres “niñas” contando a tu amada primita y dos “niños”, también se tuvieron que quedar solamente con esa persona bendecida por nosotros en algún momento de su vida no eterna para poder aprender la misma lección que Haemeria y tú tuvisteis que aprender. Eso significa que hoy liberaremos de la niñez física eterna a cuatro personas más. Algunas superaron sus traumas y otras…—Adam e Eve miraron de inmediato de nuevo fijamente los ojos de Haemeria y comenzaron a mirar de inmediato constantemente y de forma alterna a ambos primos a los ojos de nuevo. Acto seguido, Adam continuó hablando—sólo perdieron su miedo a morir. Lo que sucederá con la respectiva pareja de cada uno de esos “niños eternos” es que le daremos a dicha persona, una persona adulta de doscientos ocho años de edad, ciento noventa años más de forma gratuita. Hoy dejará de haber “niños eternos” y el mundo dejará de tener que preocuparse por cuidarlos como si fueran niños de verdad en lo relacionado con lo biológico. Hoy el mundo se preparará para un brillante y ardiente futuro que será… mucho mejor, hijitos queridos.
—Vosotros dos vais a gozar una nueva vida plena y maravillosa. Alegraos pues—Dijo Eve mirando fijamente junto a su esposo en aquel preciso instante los ojos de la Gurugnir menor manteniendo aún la alternancia.
En aquel justo y preciso instante, la aeterniana menor comenzó a llorar de la alegría, pues su incertidumbre se había convertido en una gran alegría. Ella y su amado no morirían y, además, los “niños eternos” ya no tendrían la necesidad de vivir como niños en algún sentido. Ciertamente, los Creadores eran justos, y eso hacía sentir aún más alegría a la zorrita albina. En cuanto a su esposo, este sólo sonreía alegremente contemplando el actual estado de su amada y pensando con gran alegría en el bienestar de los otros bendecidos y de los otros “niños eternos”, aunque su alegría masculina fuera sobre todo algo debido al estado emocional de su amada esposa. Ciertamente, el matrimonio Gurugnir sentía que todo estaba volviendo a su lugar, el lugar en el que siempre todo había tenido que estar.
—P-Por fin… libres para… ser una pareja de casados con todas las ventajas de ser ambos adultos completos, y por fin sabiendo que viviremos. Si vais a volverme una adulta…, hacedlo ya mismo, transformad de una vez mi cuerpo en el de una mujer adulta. Quiero verme como me habría llegado a ver si Merarsius jamás me hubiera hecho algo malo. Yo aguardo vuestra bendición, Creador, Creadora—Dijo Haemeria con lágrimas de alegría descendiendo por sus mejillas sin cesar.
—Entonces, sólo tenemos ciento noventa años más de vida, ¿no? Estoy bien con vivir cuanto a vosotros os parezca bien que vivamos desde este día. Yo… nunca pretendí vivir para siempre como bien sabéis—Dijo Aeterion sonriéndoles amablemente a los gemelos divinos mientras su prima aprisionaba su antebrazo derecho entre su brazo infantil izquierdo y el lado izquierdo de su pecho plano.
Haemeria sonrió de lado, pues sabía lo que pasaría cuando su cuerpo hubiera tomado la forma del cuerpo de una mujer de 21 años o de 25 años.
—(No me digas que ella pretende… No se cansa de provocar, y va a provocarme en frente de los gemelos de la creación. Ella es todo un caso, mi amado caso)—Pensó Aeterion sonriendo enternecido por causa de la forma de ser de su amada, dado que dicha albina le encantaba tal y como era y no quería que esa forma de ser que tanto lo había enamorado cambiara.
Adam e Eve mantuvieron la sonrisa cálida en los labios y chasquearon los dedos al instante y al mismo tiempo, haciendo que, en menos de un nanosegundo, la albina sintiera un hormigueo recorriendo su cuerpo de pies a cabeza. Fue entonces cuando, en menos de medio nanosegundo, sus células fueron alteradas y su figura pequeña y frágil se volvió más grande y menos frágil. Fue entonces cuando Aeterion sintió la diferencia entre una niña falsa y una adulta completa en su antebrazo derecho.
—M-Mi ropa… ha crecido también—Dijo Haemeria con lágrimas de alegría descendiendo por sus mejillas sin cesar aún, pero siendo estas provocadas ahora por sentirse una mujer completa al fin, y bastante sorprendida por no estar usando ropa de tallas más pequeñas.
A pesar de tener lo equivalente a una copa C en el pecho, tener una talla equivalente de cintura a la talla 80 y tener una talla equivalente a una talla 85 de trasero, siendo tan curvilínea como la propia Selene Katherine Black, el pijama de verano que se había puesto la noche anterior para dormir le quedaba perfectamente y no se sentía ceñido a su cuerpo.
—Toda tu ropa, tanto la que llevas puesta como la que no, tiene ahora tus nuevas tallas. Toda tu ropa y todo tu calzado crecieron al mismo ritmo al que lo hacía tu cuerpo y mientras dicho cuerpo crecía. Todo te queda perfectamente. De hecho, tienes sostenes hermosos y de tu estilo justo de tu talla de pecho sobre tus braguitas. Una mujer completa necesita sostenes, ¿no?—Dijo Eve con una sonrisa cálida nada especial mirando fijamente los ojos de la albina con los ojos propios.
—Tú ya no necesitas contener los deseos animales que has contenido por mucho tiempo y no debes ya esforzarte para ser tan delicado con cada abrazo y con cada acción que implique contacto físico. Puedes actuar como un verdadero dragón. La verdadera bestia puede salir al fin de tu interior y desatar todo su poder—Dijo Adam con la misma sonrisa que su hermana gemela mirando fijamente los ojos del joven de 208 años.
Era verdad lo que el rubio mayor había dicho. El cuerpo de 25 años de Haemeria era el cuerpo de una mujer adulta. Ya no había razón alguna para que el pelinaranja de cuerpo de 25 años se contuviera más con ella.
—G-Gracias, muchas gracias, Creadores. Gracias por liberar de su prisión física a yhemia lova vaifa—Dijo Aeterion alternando constantemente entre la mirada verdosa del gemelo mayor y la mirada verdosa de la gemela menor con una expresión de inmensa gratitud en el rostro.
—Yo… no tengo palabras suficientes. Ahora soy… todo lo que siempre quise realmente ser y mucho más que eso, pues ahora soy también la esposa que merece Aeterion. Ahora soy… una mujer por fuera. Estoy… libre de mi prisión y no tendré que comprar ropa nueva. ¡Soy libre de la eterna niñez!—Dijo con lágrimas de alegría incesantes aún la albina mientras acomodaba entre su seno izquierdo y su brazo izquierdo el brazo derecho de su amado esposo como toda una mujer adulta justo al final.
—No hay nada que agradecer. Somos los Creadores. Hacemos lo que debemos, cuando debemos y como debemos. Sólo hacemos lo que unos amorosos padres harían por sus hijos espirituales—Dijo Adam con su sonrisa de siempre para sus hijos espirituales alternando entre la mirada del dragón y la mirada de la zorra constantemente.
—Y ahora nos tenemos que ir a bendecir a ocho personas más con una vida mejor—Dijo Eve con la misma actitud que su adorado esposo y hermano mayor.
Adam e Eve se dieron de inmediato un gentil y fuerte abrazo por la cintura y se comenzaron a pegar el uno al otro tanto como era posible hacerlo al mismo tiempo mientras se ruborizaban cada vez más mirándose fijamente a los ojos con una sonrisa llena de calidez y ternura infinitas y con una mirada de calidez y ternura infinitas. Cuando estaban tan sonrojados como era posible estarlo, lo cual no había tardado mucho en llegar a pasar, se besaron dulce y tiernamente en los labios con una pasión muy salvaje sin lengua y se dejaron llevar por su deseo de un beso más intenso, uno con lengua, uno en el cual cerraron los ojos justo después para dejarse llevar no saliendo de ese cosmos en el que sólo ellos dos existían. En medio de ese beso acompañado de caricias mutuas y alternas que aumentaban cada vez más de intensidad manteniendo la delicadeza al máximo a la espalda, la cintura y las caderas, sus cuerpos se empezaron a convertir en llamas de diferentes colores y, posteriormente, en grandes tornados de fuego que se empezaron a fusionar una vez completada la anterior transformación. En sólo medio nanosegundo más, ambos tornados se fusionaron en uno solo cuyo tamaño era el doble del tamaño de cada uno de los dos anteriores.
Los gemelos White desaparecieron como ardiente fuego blanco puro justo después de la habitación y no dejaron ningún rastro físico de su presencia en dicho lugar.
—Parece que ya estamos solos, cariño—Dijo la albina limpiándose con la yema de cada uno de sus dedos índices el lado correspondiente de las mejillas a dicho dedo para limpiarse todas las lágrimas, lo cual logró de inmediato, sin perder su sonrisa tierna y cálida.
Miró fijamente a los ojos a su lovus vaifus justo después con un amor sin límites.
—Tu voz adulta me encanta inmensamente, tanto como la infantil, pero me acostumbraré rápidamente a tu voz aguda, suave e, igualmente, más fuerte—Respondió Aeterion sonriéndole dulcemente a su amada, como hacía siempre, mientras la miraba fijamente a los ojos—Por cierto, ya no necesitas usar faldas cortas. Sólo las usabas para tentarme porque no podíamos hacer de todo e igual te gustaba provocarme para que perdiera el control de mis deseos animales más fácilmente.
—Entonces, quiero provocarte más aún y con una mayor facilidad como una mujer completa que usa falda corta. Me hiciste prometerte que sólo me vestiría así por y para ti, así que ahora verás siempre que me visto con falda corta para provocarte fantasías que podamos hacer realidad juntos, como todo un matrimonio como los Creadores mandan—Dijo Haemeria sonriendo traviesamente mientras rodeaba el cuello de su amado con ambos brazos con su gentileza femenina de siempre y con bastante fuerza de mujer adulta.
Acto seguido, la zorra albina se pegó completamente al cuerpo de su amado esposo, el dragón pelinaranja, y, sin quitarle la mirada de encima a la mirada de él y siendo rodeada veloz y gentilmente por la cintura por unos brazos musculosos y fuertes, se dispuso a hacer una pregunta.
—Nunca cambias, y que seas como eres es lo que más amo de ti, mi pequeña princesa Haemeria—Dijo sonriendo dulcemente el pelinaranja con un sonrojo muy intenso en su rostro debido al hecho de saber que sería provocado por Haemeria con esta teniendo un cuerpo de mujer adulta, un cuerpo apto para clavar su espada hasta lo más profundo.
—Yo… quisiera saber si… soy digna de tus deseos con este cuerpo—Dijo algo insegura y muy curiosa la albina con heterocromía mirándolo fijamente a los ojos.
—Lo cierto es que… eres perfecta tal y como eres. No necesitas un gran trasero y pechos muy grandes. Eres perfecta para mí tal y como eres, ya sea físicamente o en el sentido de tu personalidad. Te amo con toda tu calenturienta, insistente y traviesa forma de ser. No tienes que cambiar por mí, Haemeria, lova yhemina—Dijo Aeterion como respuesta con una sonrisa muy dulce y tan rojo como un tomate por saber lo que su esposa haría esa misma mañana con él mirando a esta fijamente a los ojos.
Haemeria no pudo evitar sonrojarse tanto como lo hacía siempre por las hermosas palabras de su amado y sonreír cálida y tiernamente a este justo después con un humor bastante ardiente. Justo después, un beso en los labios muy apasionado y muy tierno con lengua fue dado por la zorra albina y correspondido por el dragón pelinaranja y ambos se dejaron llevar durante una hora entera por el inmenso deseo de besarse como dos amantes a los que nada detendría en la actual situación biológica de ambos.
Al rato, el pelinaranja estaba tumbado en la cama con las piernas levemente abiertas y con sus brazos rodeando con gran fuerza y mucha gentileza la cintura indefensa de una albina desnuda que estaba sobre él y tan pegada a su cuerpo masculino como era posible estarlo. Haemeria, la zorra con heterocromía, acariciaba sin parar las caderas y la cintura del pelinaranja con cada vez más amor y con cada vez más intensidad al tiempo que ambos se besaban con lengua muy apasionada y muy dulcemente sin parar. La albina descendiente directa de personas athanasianas estaba sentada sobre el miembro erecto de su primo y esposo, el cual era descendiente directo de personas athanasianas también. El beso apasionado con lengua finalizó en ese preciso instante y un enloquecido Aeterion Gurugnir permaneció mirando fijamente los ojos de su esposa con los propios con una duda.
—Amada mía, ¿cómo planeas que empecemos?—Dijo enloquecido como nunca y con sonrisa dulce el dragón desnudo de ojos púrpuras.
Ella acercó sus labios velozmente al oído izquierdo de su amado con una sonrisa traviesa y se dispuso a decirle algo con tono travieso y juguetón separando sus senos de copa C de los fuertes y trabajados pectorales de su amado vaifus.
—Bueno, cariño, yo sé que quieres mirarlos, así que míralos todo lo que quieras en estas cuatro horas y media sin temor a ofenderme. Disfruta alegrándote la vista con el cuerpo que te pertenece a ti y sólo a ti. Al fin y al cabo, cada célula de mi cuerpo es tuya, y puedes controlar mis células a placer todo lo que quieras para tu satisfacción—Susurró de forma traviesa y juguetona Haemeria disponiéndose a mirar cómo él le miraba los pechos como un macho en celo dominado por la lujuria.
Él sólo hizo lo que su ser masculino deseaba hacer, habiendo clavado así su mirada en los senos medianos de su amada esposa y prima con una expresión de locura romántica y sexual que no podía controlar, pues tanto contener sus propios deseos había causado que no pudiera controlarlos ni un poco a la hora de la verdad. Lo mismo le sucedía a la albina con sus propios deseos contenidos.
—¿S-Seguro que deseas montarme en tu… primera vez?—Preguntó el dragón mirando los ojos de su esposa fijamente de repente con una mezcla de lujuria creciente y ya inconmensurable, amor romántico creciente e inmenso y preocupación creciente e inmensa.
—Deseo tanto montar un dragón. Montaré a mi dragón, así que espero que estés preparado para la responsabilidad de que te monte una princesa, mi amado reptil escupefuego—Dijo Haemeria con una sonrisa muy traviesa y con un tono especialmente juguetón y especialmente travieso con una mirada llena de lujuria creciente, lujuria propia de la zorra en celo que era.
—Acabas de despertar al dragón totalmente, así que prepárate, amor mío, porque, mañana, no podrás levantarte por tu cuenta sin mi ayuda—Dijo Aeterion como un dragón en celo sonriendo muy traviesamente también mientras aún la miraba fijamente a los ojos—Seré gentil en nuestra primera vez con penetración, pero… recuerda que los dragones son animales sumamente intensos en todos los sentidos.
Aeterion volvió velozmente a enfocar su mirada fija en los senos de copa C de su amada prima con una sonrisa muy traviesa en sus labios de macho y con una mirada masculina que era dulce y ardiente y que estaba llena de amor romántico. No se perdía ningún detalle de esos montículos que eran suyos y sólo suyos y que jamás había podido mirar antes por tanto tiempo, pues nunca antes de aquel día habían existido.
—(¡Le están encantando mis senos. Soy tan feliz y tan afortunada! ¡Seguro que los mira por horas y horas por parecerle hermosos y perfectos. Ojalá los mire sin parar por horas y horas durante el día de hoy. Quiero que los siga contemplando como si fueran lo más bello que haya visto de mi cuerpo!)—Pensó inmensamente emocionada e inmensamente feliz la albina con esa expresión de emoción, ternura y calidez en su rostro femenino.
—(¡Ella no se ofende por el hecho de que dedique tanta atención a sus pechos. Debo disfrutar mirándolos todo el día. Debo aprovechar la oportunidad mientras la tenga! ¡Ella está claramente encantada con la idea de que yo le haga todo lo que quiera a su ser femenino, como siempre!)—Pensaba al mismo tiempo que Haemeria Aeterion con esa expresión traviesa y de amor y lujuria crecientes mostrándose muy deseoso por hacer mucho más con su amada.
Acto seguido, Aeterion se dispuso a posar velozmente y con toda su gentileza masculina las palmas de sus manos sobre las nalgas de su esposa, prima y hembra de forma tierna, intensa y muy lujuriosa. Lo siguiente que la zorra albina con heterocromía supo fue que ella misma estaba a punto de introducirse el pene de su amado de golpe en su vagina virgen, pues tanto tiempo había pasado esperando poder volverse una con su amado primo que el dolor no le importaba ni lo más mínimo. Soportaría todo el dolor y se movería con toda la brusquedad que estuviera bien tanto para ella misma como para su amado y romántico esposo. Un grito de dolor desgarrador llenó la habitación y Aeterion, sabiendo que nada podría hacer para impedir que ella fuera tan brusca como una bestia femenina que carecía por completo de autocontrol, sólo la besó salvajemente con lengua en los labios para acallar esos gritos de dolor y esos quejidos de dolor que no deseaba escuchar su ser masculino y que a su hembra le eran completamente indiferentes. Ambos comenzaron a perderse en ese mar de sensaciones nuevas que nunca habían experimentado sin que ninguno de los dos pensara siquiera en detenerse por un instante o en ser suave en los movimientos de aquella danza ardiente. Era claro lo que estaba ocurriendo en aquella habitación insonorizada en aquel preciso instante. Ni aunque Aeterion le rogara a Haemeria que no fuera brusca y aceptara estar debajo del cuerpo de él, ella aceptaría, pues estaba completamente dominada por el instinto de aparearse más fuerte y más salvaje jamás sentido por su ser femenino, así que… ¿para qué resistirse ambos a sus deseos más animales? ¿Para qué luchar cada uno contra sus deseos más salvajes y menos civilizados? La resistencia era para ambos primos completamente… inútil.
FIN
Notas de autor: Es hora de comenzar con las aclaraciones finales, como siempre. La ropa y el calzado de ambos primos están entremezclados con todas las prendas de la montaña de ropa de cada uno de ellos, la cual está en la misma esquina en la que estaba la montaña de ropa y calzado anteriormente mencionada en este capítulo único. Hay que añadir que Haiperia es una mujer serpiente, que Erebiel es un varón perro y que, a pesar del color del pelaje de la cola, Nyxia es una mujer con cola de zorro albino, al igual que lo es su hija de cabello albino. En el caso de los aeternianos con cola sin pelaje, cola que siempre tiene un color definido e invariable por la especie animal a la que pertenece, hay un color distintivo en parte de dicha cola que se corresponde con el color del cabello y las cejas del aeterniano que la posee. Ese color distintivo siempre será uno que quede bien con el color típico de la cola de esa especie animal, por lo que ningún aeterniano tendrá una cola animal de reptil que no quede bien con su color de cabello, y lo mismo se aplicaría en el caso de un híbrido entre aeterniano y hombre. Por cierto, todos los personajes aeternianos que han aparecido y que tienen la piel caucásica, salvo Erebiel, heredaron su color de piel de sus respectivos padre y madre. En el caso de Erebiel y Haiperia, ambos hermanos heredaron el color de piel respectivamente de la madre y el padre en ese mismo orden, siendo el padre de los hermanos Zellerion un varón serpiente y la madre de estos una mujer perro. En cambio, el padre y la madre de Nyxia eran los dos personas con cola de zorro albino. El padre de Morus era un varón gato y la madre de Morus era una mujer dragón. Si no había quedado claro anteriormente, esta historia ya ha dejado muy claro que los dragones como enormes reptiles verdes con escamas muy duras, dos grandes alas, poderosas garras afiladas, una gran, larga y fuerte cola y poderosos y afilados colmillos existen en Aeternia. Los dragones exhalan ardientes llamas por la boca que están a una temperatura mínima de cien grados Celsius y a una temperatura máxima de novecientos grados Celsius y son reptiles de sangre caliente, muy caliente. Sus cuerpos están habitualmente a una temperatura de sesenta grados Celsius. Los dragones se alimentan de cualquier otra especie animal que no sea la suya, lo que significa que pueden sobrevivir comiendo aeternianos y/o comiendo ovejas. Como todos los reptiles, los dragones de Aeternia ponen huevos. Sólo puede nacer un dragón de cada huevo y los dragones viven en el polo norte, dado que sus calientes cuerpos no se ven negativamente afectados por las bajas temperaturas de dicho lugar. Sus escamas se sienten muy frías porque sirven en parte para mantener todo el calor dentro de esos gigantescos y veloces cuerpos de reptil. Los dragones son muy numerosos y viven completamente aislados de las otras especies animales, por lo que es muy difícil que un aeterniano se encuentre con un dragón en algún momento de su civilizada vida. El dragón es una especie que deriva de la serpiente no primigenia, la cual se arrastra. Desde que Adam e Eve crearon todas las especies animales no aeternianas, los dragones existían al mismo tiempo que las serpientes y los otros animales. Las serpientes primigenias, a diferencia de las serpientes no primigenias, no se arrastran porque tienen dos grandes y coloridas alas emplumadas que tienen los siete colores del arcoíris por delante y por detrás, así como unas hermosas escamas por todo su cuerpo que tienen los siete colores del arcoíris también. De hecho, la serpiente primigenia mide ocho metros de largo y tiene un peso inmenso, por lo que sus alas son lo suficientemente grandes como para permitirle volar. A diferencia de la serpiente no primigenia, la serpiente primigenia sí tiene mandíbulas, ya que no necesita comer para vivir. La serpiente no primigenia de Aeternia tiene un tamaño equivalente al de una serpiente no primigenia de nuestro mundo teniendo en cuenta la subespecie de serpiente en cuestión y el hecho de que tanto las personas de Aeternia como los animales que no son aeternianos de dicho mundo serían gigantes para todos nosotros. Todos los animales no aeternianos de Aeternia tienen un tamaño equivalente al que tienen los animales actuales de nuestro mundo en versión gigante. Un lobo macho y adulto de Aeternia es más grande que un lobo macho y adulto del mundo real. Los dragones adultos sin importar su género, lo cual es muy excepcional en el reino animal de Aeternia, son cinco veces más grandes que las serpientes primigenias. Otros animales con el mismo tamaño sin importar su género son obviamente los aeternianos, y lo he dicho para que nadie olvide que los aeternianos son animales, aunque sean personas también. Ya no volveré a aclarar que los aeternianos son animales. Comenzaré a decir cómo se pronuncian y qué significan los nombres y apellidos que aparecen en esta historia. El nombre Aeterion se pronuncia “Aetérion” y significa “Emisor de la luz”. El nombre Haemeria se pronuncia “Jaeméria” y significa “Portadora de los días”. El nombre Nyxia se pronuncia “Níxia” y significa “Portadora de las noches”. El nombre Erebiel se pronuncia “Erebiél” y significa “Emisor de la oscuridad”. El nombre Haiperia se pronuncia “Jaipéria” y significa “La que porta el sol y la luna”. El nombre Morus se pronuncia “Mórus” y significa “El bromista”. Su equivalente femenino es el nombre Mora, que se pronuncia “Móra” y significa lo mismo en femenino. El apellido Zellerion se pronuncia “Zel-lérion” y significa “Quien domina la velocidad”. El apellido Gurugnir se pronuncia “Gurúgnir” y significa “Quien porta la gran lanza”. El apellido Gurugnir, al igual que todos los nombres creados por mí, tiene una base mitológica, puesto que suelo basar en nombres de la mitología griega, en nombres de la mitología egipcia y en nombres de la mitología nórdica, siendo la mitología griega la que más utilizo, los nombres y los apellidos aeternianos, y lo mismo hice con algunos nombres geatrianos. El apellido Gurugnir está basado en el nombre de la lanza del dios nórdico Odín. Dicha lanza se llamaba Gungnir. El nombre se pronuncia “Gángnir”, por cierto. Aclaro que todos los integrantes muertos de las familias Zellerion y Gurugnir mencionados dentro de la historia y en las notas de autor finales de esta tenían la misma libido que Aeterion y Haemeria y los mismos fetiches sexuales que estos. Los fetiches sexuales de Aeterion Gurugnir y Haemeria Gurugnir son exactamente los mismos que tienen Hadartius y Persefia. En cuanto a la norteñidad, debo decir que ninguno de los miembros muertos de las familias Gurugnir y Zellerion mencionados fue norteño. En cuanto a los hijos que tendrán en el futuro Aeterion y Haemeria, debo decir que tendrán primero una niña, después un niño dos años después, después una niña un año después, después un niño un año después y después otra niña dos años después para terminar. Todos los hijos de Aeterion y Haemeria, así como la descendencia directa e indirecta de estos, serán heterosexuales y no norteños. Además de eso, todos los hijos de Aeterion y Haemeria serán salvos a la primera, y lo mismo sucederá con la descendencia directa e indirecta de dichos hijos. Aeterion, Haemeria y toda la descendencia directa e indirecta de ambos primos morirá debido a la edad y cada persona lo hará en su respectiva cama de matrimonio en el momento en el que deba fallecer. La diferencia es que Aeterion y Haemeria fallecerán doce horas después de haber cumplido 398 años de edad, al igual que las otras cuatro parejas compuestas por una persona bendecida para poder vivir más en algún momento con el propósito de que estuviera junto a su pareja atrapada en la niñez eterna y por una persona que había sido en el pasado una “niña eterna” o un “niño eterno”. Las parejas restantes que morirán con 398 años de edad habrán tenido hijos heterosexuales y no norteños también, salvo en el caso de uno de los antiguos dos “niños eternos” varones, cuyos hijos serán todos heterosexuales y norteños, y serán seis además dichos hijos, siendo tres pares de gemelos dicigóticos con un año de diferencia entre un par y el par posterior a ese, y también será salva toda la descendencia directa e indirecta de las cuatro parejas de más longevidad que el promedio a la primera. Toda la descendencia directa e indirecta de las cuatro parejas restantes con longevidad extraordinaria morirá a los 200 años de edad debido a la edad. Cada par de gemelos dicigóticos nacido estará compuesto por una mujer y un varón, siendo el varón el mayor en el caso del primer par, la mujer la mayor en el caso del segundo par y el varón el mayor en el caso del tercer par. Cada par de gemelos dicigóticos, también llamados mellizos, de la misma edad se convertirá en pareja romántica y tendrá descendencia también, descendencia que podría ser norteña y/o no norteña. No voy a pensar en qué hijos de cada par de gemelos serán norteños y en cuáles no lo serán, y tampoco pensaré en qué par de gemelos tendrá hijos norteños y en qué par de gemelos no tendrá hijos norteños. Por cierto, es necesario que aclare qué profesión tenía cada uno de los miembros fallecidos de las familias Gurugnir y Zellerion cuya imagen aparece en esta historia. Erebiel era el mejor contable de su generación y llevaba la contabilidad de tres grandes multinacionales originarias de Athanasia, Haiperia era la mejor veterinaria de su generación y trabajaba en Athanasia, Nyxia era la mejor enfermera de Athanasia y trabajaba en el hospital más grande de dicha nación y Morus era el mejor comediante de toda Athanasia de su generación. También diré que cada uno de los matrimonios aeternianos mencionados en esta historia relacionados con las familias Gurugnir y Zellerion que están muertos en el presente de dicha historia vivió su vida de casados en su propia casa athanasiana de clase media-alta. Por cierto, Adam e Eve dejan muy claro en su momento que las personas que igualan o sobrepasan los 200 años de edad y no tienen vida eterna ya fallecen siguiendo el mismo proceso que las personas que cumplen los 200 años sin tener vida eterna, haciendo correcta la teoría, que no hipótesis, de los científicos aeternianos. Hay que añadir que nadie se atreve en Aeternia a iniciar un conflicto militar a escala mundial porque no es seguro que Adam e Eve eviten las muertes de aeternianos y de animales no aeternianos y/o destruyan la tecnología de destrucción masiva usada en medio del conflicto, dado que permitieron miles de muertes de aeternianos y de animales no aeternianos sucedidas durante la guerra contra Darsia sabiendo que esa guerra iba a darse. Por cierto, Aeterion al final de la historia no se encuentra en el mismo estado mental que Haemeria, pues a él sí le importa su propio dolor físico, aunque ese dolor físico le permita conseguir algo muy deseado por su ser masculino. Hasta aquí las notas finales de autor.
Merci pour la lecture!
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