Lo que queda de una vida no vivida es... Un mar de nada, un desierto de objetivos y deseos sin cumplir. Un montón de nubes negras que no lloverán, un corazón sin sangre, un cerebro partido por la mitad. Eso es para mí cuando me vaya con las manos y mi historia, vacías de cualquier valor. Mientras aquí la vida seguirá en mi ausencia, porque estoy ausente aún viva. Nada cambiará, no dejaré ni una sola huella. Quemaré todas mis cartas sin entregar, mis libretas sin sentido, borraré todos los libros no publicados. Vi el cielo antes de un amanecer y durante un atardecer en el mar. Respiré en bosques lejos de mi hogar y deseé morir en mi habitación. Cuando ya no esté no habrá más lamentos, equivocaciones, ni secretos. No habrá perdones ni arrepentimientos.
Buscaré los ríos en invierno, las aguas de deshielo, para que limpien mi cadáver mancillado. Rogaré por irme sin las marcas sucias que quedaron en mi cuerpo, con la dignidad perdida y la pureza que me escupe a la cara, restaurada.
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