La casa de la colina siempre había sido un lugar misterioso y siniestro, pero para Marco, Diego y Alejandra, era solo una leyenda urbana más. Sin embargo, esa noche decidieron desafiar al destino y adentrarse en la casa.
A medida que avanzaban por la casa, los amigos comenzaron a sentir una extraña presencia. Un sentimiento de que algo los observaba desde las sombras. Pero no le prestaron atención y continuaron explorando.
Fue entonces cuando escucharon los gritos. Eran gritos de terror, y provenían de una habitación al final del pasillo. Sin pensarlo dos veces, los amigos corrieron hacia allí.
La puerta estaba cerrada, pero podían escuchar los sollozos y los gritos de auxilio desde adentro. Marco intentó abrir la puerta, pero estaba trabada. Fue entonces cuando notaron que algo se movía detrás de ellos. Era una figura, una sombra oscura que se acercaba lentamente.
¿Quién eres? - preguntó Diego, tratando de mantener la calma.
La figura no respondió, sino que se acercó a ellos con una lentitud inquietante. Los amigos trataron de huir, pero la figura los bloqueó. Entonces, comenzó a atacarlos.
Los amigos lucharon con todas sus fuerzas, pero la figura era demasiado poderosa. Los golpeaba con una fuerza sobrenatural, como si no fueran más que moscas molestas. En medio de la lucha, algo extraño sucedió. La figura comenzó a cambiar, a transformarse en algo que no era humano.
¡Tenemos que salir de aquí! - gritó Alejandra, tratando de abrir la puerta desesperadamente.
Pero la figura los bloqueaba, y su fuerza era cada vez mayor. Entonces, algo inesperado sucedió. Diego cayó al suelo, inmóvil. La figura lo había matado.
Los amigos estaban en shock, pero no tenían tiempo para lamentarse. La figura se abalanzó sobre ellos con una furia inhumana, y esta vez, fue Alejandra la que cayó bajo su ataque.
¡Alejandra! - gritó Marco, tratando de salvarla.
Pero la figura era demasiado poderosa. Marco luchó con todas sus fuerzas, pero finalmente, la figura lo venció.
Cuando despertó, estaba solo en la habitación. Todo estaba en silencio, y no había ni rastro de la figura. Marco se levantó con dificultad y salió de la habitación. Pero lo que vio allí lo dejó sin aliento.
La casa de la colina no era una simple leyenda urbana. Era un lugar maldito, donde los espíritus vengativos habitaban. Y Marco había sido su última víctima
Marco intentó correr hacia la salida, pero las puertas y ventanas estaban bloqueadas. Se encontraba atrapado en la casa de la colina. Los gritos de sus amigos resonaban en su cabeza y la figura, el espíritu vengativo, volvía a aparecer y a perseguirlo.
El joven se escondió en una habitación, buscando una manera de escapar, pero no encontró ninguna. Estaba atrapado, solo, y a merced de la presencia sobrenatural que habitaba en la casa.
La figura, cada vez más cercana, comenzó a susurrarle en el oído. Palabras que Marco no podía entender. Aterrorizado, cerró los ojos y comenzó a orar, rogando por su vida.
De repente, la figura desapareció. Marco abrió los ojos y miró a su alrededor. No había nadie más en la habitación. Confundido, salió de allí y comenzó a explorar la casa nuevamente. Pero todo estaba en silencio, y no encontró rastro de la figura o de sus amigos.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Marco encontró una puerta abierta. La luz de la luna iluminaba el camino hacia la salida. Corrió hacia ella y escapó de la casa de la colina.
Una vez fuera, Marco se sentó en el suelo, tratando de recuperar el aliento. Todo había sido una pesadilla, una experiencia terrorífica que nunca olvidaría. Pero entonces, escuchó un ruido detrás de él.
Se dio vuelta y vio a la figura. No era un espíritu vengativo, sino un hombre, el dueño de la casa. Había estado jugando con ellos, asustándolos y persiguiéndolos a lo largo de la casa. Pero en su último ataque, había matado a sus amigos y ahora, solo quedaba él.
Marco estaba en shock. No podía creer lo que acababa de suceder. El dueño de la casa se acercó a él y le dijo que debía irse, que nunca volviera a la casa de la colina. Y luego, desapareció en la oscuridad.
Marco nunca habló de lo que sucedió esa noche. Pero siempre recordó a sus amigos, y la casa de la colina, y la figura que había matado a dos de ellos. Y siempre se preguntó, si esa noche, el dueño de la casa hubiera dejado a uno de ellos escapar, o si simplemente estaba destinado a ser la víctima final
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