quarantine Gguk seven

"Bienvenidos a RedTown El lugar perfecto para formar un hogar" La vida en la ciudad no ha sido justa con Taehyung, un locutor con un matrimonio en descenso y sueños que día a día se deshacen ante la frialdad repentina de su esposo. El doncel sabe que Jeongguk le oculta algo, y aunque lo normal es que quiera saber la verdad, pretende olvidar todo cuando este le propone mudarse y comenzar de cero. Jeongguk solo quiere que su secreto este a salvo de Taehyung, no tiene intención de romper a la única persona que ama. Tiene que seguir fingiendo, pero cuando la mudanza a un nuevo hogar revive cenizas del pasado con su esposo, parece olvidar lo malo. Se entrega de vuelta a la idea de una familia. Todo parece bien para el matrimonio, hasta que extraños mensajes y hostigamientos que día a día suben de nivel, ponen en piso inestable la relación. Los secretos que ambos ocultan, se exponen entre las paredes de un nuevo hogar, deberán poner prioridad en sus vidas ante que RedTown los acabe. ✧KookTae ✧Mpreg/Romance/Misterio ✧Contenido para adultos ✧Capítulos medianos/Actualizaciones lentas ✧Historia original DI NO AL PLAGIO DE HISTORIAS DE FORMA PARCIAL O TOTAL, PDF'S O ADAPTACIONES NO AUTORIZADAS.


Fanfiction Tout public.

#kooktae #kookv #jungkook #taehyung #misterio #romance #mpreg
183
4.0mille VUES
En cours - Nouveau chapitre Tous les 30 jours
temps de lecture
AA Partager

00│Los sueños se deshacen ante el frío de un hogar

N/A: Hola, debo decir que está idea lleva un rato haciendo eco en mi cabeza, amo el misterio, más cuando se mezcla con el romance y por supuesto, el kooktae. Pretendo que esto sea algo ligero de leer y corto.


Seré franca, me toma un tiempo escribir y editar, aún así espero su paciencia sea gratificada con los capítulos. Nunca está de más decir que agradezco el tiempo que se toman para leer mis intentos de escrito.


Espero tengan buena lectura, nos vemos pronto.


[...]

—Quítate la bata, quiero chuparte las tetas.


La voz áspera y demandante de su esposo, le incita a seguir la orden al pie de la letra. Taehyung siempre ha dicho que las peticiones de Jeongguk por más inofensivas que parezcan, son recibidas como latigazos a su resistencia. No sabe decirle no al hombre que ama.


Por ello, Taehyung se endereza sobre el regazo de Jeongguk para retirar la bata de satín y arrojarla a un rincón de la habitación. Últimamente le acompleja mostrarse desnudo por completo, culpa a las marcas violáceas que las inyecciones le han dejado, pero su ciclo de ovulación ha comenzado, así que debe dejar su temor de lado. Sus miedos valdrán la pena... Algún día.


Taehyung se queda quieto al instante en que el frío de octubre se cuela hasta pegarse en su espalda desnuda, le enchina la piel, le hace encoger los pies y le pone los pezones duros, más sensibles de lo que ya estaban. No le gusta, así como tampoco le gusta la reciente gelidez en su hogar.


Su departamento no es la definición de perfección, pero los precios de inmuebles en Yorkshore no son precisamente bajos, por eso tuvieron que conformarse con el piso siete de un edificio a las laderas de la ciudad. No estaba mal, solo que Taehyung odiaba que la calefacción no viniera dentro del contrato, así que cuando las cuentas bancarias suyas y de su esposo empezaron a marcar números rojos, fue indispensable sacrificar el privilegio de un hogar cálido. Era necesario. Lo entiende, pero su cuerpo no. Aunque el doncel amaneció con leves síntomas de un resfriado, y los pechos en extremo susceptibles, se aguanta el malestar para regresar a su lugar encima de Jeongguk, palpa entre sus nalgas la punta rosácea y viscosa del mayor, misma que apertura camino a su entrada, siente ese ardor común partir su cordura y llevarle a la promesa del éxtasis olvidado, mientras la verga gorda se hunde en su interior.


Aquel trozo de carne debería volcar todo y dejarle en puro placer, tenía que ser exótico y deseable, pero hace mucho que Taehyung dejó de ver el sexo como algo sensual, y comenzó a verle como una labor. Algo necesario para un resultado esperado. Casi como una ecuación matemática. Era tedioso reducir aquello a una simple formula, pero aunque pensarlo le irrita y le entristece, ver a Jeongguk con los ojos cerrados mientras le penetra, golpea su mente, aumenta el dolor y le lleva a pensar que no es el único que ya no siente lo mismo de antes.


«Tal vez ya no me mira mientras lo hacemos porque ya no le gusto. A lo mejor el está cansado de está repetitiva noche y el monótono matrimonio que le estoy dando. Quizás todos tenían razón, no soy suficiente para Jeongguk»


No quiere que sus pensamientos constantes eclipsen el momento, no pretende volver a la angustia de ver como su marido ha cambiado desde ese viaje, no necesita los ecos de suposiciones pesadas martillando en su cabeza, no ahora cuando por fin está a nada de hacer que su esposo llegue al orgasmo. Por ello, Taehyung se impulsa con las palmas sobre el pecho de su marido para menearse un poco más, siente la erección dura y pegajosa de Jeongguk ponerse más gruesa en su interior. Le gusta. Lo está logrando. Por lo menos aún tiene el consuelo de ser apetecible para el mayor. Eso tristemente le reconforta.


—¡Mierda, Taehyung! Estás tan apretadito... ¡Ah!


Jeongguk no solo penetra el culo de Taehyung, sino también sus emociones.

El menor sabe que es ridículo el sentir aquel derrumbe emocional por la forma en que su esposo le ha llamado, pero es que hasta eso pone en evidencia su teoría, Jeongguk ya no le ama. Ha dejado de ser "mi amor" para ser simplemente Taehyung, el doncel con quien comparte cama.


Siente su cuerpo ser alzado, sus pezones se humedecen por la saliva contraria, los dedos ajenos se entierran en la carne de sus caderas, las embestidas de su esposo aumentan de forma agresiva y progresiva, casi igual que su melancolía. Algo dentro suyo se rompe un poco más. Taehyung tiene que apretar los labios para no soltar un sollozo en vez de un gemido, cierra los ojos, esperanzado de no derramar lágrimas. Entonces se obliga a solo sentir la verga de Jeongguk, es lo único que importa, que su marido cubra de semen cualquier dolor.


Es lo que necesita.


Es lo que necesitan.


Prefiere creer que sigue siendo algo de dos, que tanto él como Jeongguk desean aquello, pero las ilusiones de Taehyung se deshacen como papel en el agua cuando las embestidas menguan el ritmo, y con ello el doncel sabe que la efímera esperanza volverá a ser guardada en la caja junto a las inyecciones que no surten efecto.


—Cambiemos de posición, no creo llegar así.


Ahí esta de vuelta, ese pretexto que Jeongguk usa siempre que esta por culminar, aquella misma frase que ha dicho una y otra vez para salir ileso del problema. Taehyung sabe lo que sigue, su esposo le hará ponerse en cuatro, hundir su rostro entre las almohadas, sin contacto visual, sin besos, sin caricias hasta que después de unas arremetidas, el mayor solo fingirá estar cansado, o peor aún, simular un orgasmo para ponerle fin al sexo.


—Ponte en cuatro...


Debería estar acostumbrado, pero aun así, la orden le revuelve el estómago, las piernas le tiemblan, y el corazón le late desbocado como la primera vez que entendió su marido ya no lo deseaba. La sensación de traición crece y no sabe cómo frenarlo, ni enfrentarlo. Es un cobarde, por eso, Taehyung hace lo que el mayor pide. Se acomoda con los codos y rodillas, pega la cara a su almohada y muerde la tela cuando la verga se clava entre sus nalgas, contiene el aliento, inicia el conteo mental.


Uno dos, tres...


El golpe de los testículos contra sus glúteos crea una melodía nostálgica, el ruido chicloso se vuelve una daga que rompe la firmeza de cristal en Taehyung, llora. Lo hace en silencio, muerde sus labios hasta que la sangre se mezcla con la salinidad de la tristeza.


Cuatro, cinco, seis, siete...


Las embestidas aumentan a la par de unos gemidos tan perfectos que podrían engañar a cualquiera, menos a Taehyung. Sabe que son falsos.


Ocho, nueve, diez.


—¡Joder...Ah!


Todo acaba.


Jeongguk se sale del interior estrecho para dejarse caer a un lado de un sudado y tembloroso Taehyung. Un silencio se expande por la habitación como llamas que queman todo a su paso. El mayor se queda unos segundos viendo el techo oscuro, mientras que el doncel libera poco a poco el aire. Nadie dice nada. No se atreven.


Podrían quedarse en ese incomodo silencio toda la vida, pero el ruido de un celular los salva de tener que enfrentarse.


El mayor coge el móvil de la mesa de noche, se sienta al borde de la cama y lee el mensaje. Taehyung se gira a tiempo que Jeongguk le da la espalda, aquella acción le da la oportunidad de secar sus lágrimas, suspira y espera lo que ya anticipa. Su esposo se truena el cuello y se levanta.


—Iré a mi oficina a enviar un correo —Jeongguk acorta la distancia con Taehyung para dejar un beso sobre la frente de este—. No me esperes despierto, tardare. Descansa...


Quiere escuchar más y a su vez no, porque Taehyung no sabe como tomará la verdad de su esposo. No está preparado y quizás nunca lo este, por eso sonríe falsamente y acaricia el dorso del mayor mientras asiente. Su cuerpo desnudo resiente más que nunca el frío de la habitación, sabe que aunque cubra su piel con mil sábanas, ya nunca podrá volver a sentirse cálido en su recámara.


—Tae... —el corazón se le para por un instante, Taehyung aguanta la respiración al sentir esa mirada de Jeongguk, es inevitable que los ojos se le llenen de agua, tiene miedo a ser abandonado justo en ese instante, pero el silencio repentino de su esposo no ayuda a menguar la ansiedad. Podría desmayarse—. Yo tengo algo que me gustaría platicar contigo.


«No. No. No. Por favor, no. No me dejes ahora... Te amo»


Taehyung siente que va a colisionar, siente el acido escalar por su garganta, la cabeza le da vueltas, y un sudor frío desciende por su espina dorsal. No puede más, y a pesar de ello, decide tragarse todo y fingir que está dispuesto a escuchar.


—Dime.


Pronunciar cuatro letras jamás había sido tan difícil para Taehyung como en ese instante, pero era esa corta palabra lo que podía definir su futuro, su quiebre, su ilusión.


Jeongguk suelta el aire pesado, libera el rostro del menor y se aleja para ponerse en cuclillas frente al doncel, lo cual inquieta un poco más a este. Taehyung ve a su marido con incertidumbre y desespero, se da cuenta que el mayor está rebuscando las palabras correctas para decir lo que tiene en mente, parece que el hombre tiene un remolino de pensamientos. Entonces una chispa de orgullo se cierne en el pecho del castaño.


«Si, sufre como yo. Si vas a dejarme por lo menos sufre lo mínimo al no saber cómo hacerlo»


Taehyung abre la boca sin poder decir algo, ve a su marido hacer lo mismo. Los dos se miran, a tensión se puede palpar en el aire, parece que incluso el silencio permite escuchar los latidos erráticos de ambos.


Algo va terriblemente mal en el matrimonio Jeon, tanto que los esposos ni siquiera pueden hablarse.


—Taehyung —llama Jeongguk y el menor endereza la cabeza, las luces siguen apagadas y aun así el doncel puede ver a detalle el semblante ansioso de su esposo.


«Dilo. Dilo. Termina con esto. Termina con esto porque yo no puedo»


El mayor suspira una vez más y toma las manos del castaño, relame sus labios y por fin dice lo que tanto trabajo parece costarle: —Quiero que nos mudemos.


Se hace hacía atrás por pura inercia. Taehyung boquea confundido, sin esperarse aquello. El doncel siente como su cuerpo se destensa y la esperanza que había echado a la caja, regresa. Tal vez aun puedan salvar su matrimonio. Quizás Jeongguk aún le ama.


—Vi los folletos que dejaste en mi oficina —continúa hablando el mayor, y aunque Taehyung quiere decir que no entiende de que habla, no puede, así que se limita a seguir escuchando—, creo que cambiar de aires nos sentará bien.


Jeongguk se aleja de Taehyung y camina hacía el closet, enciende las luces a su paso y coge un folleto que mantuvo en su cajón por más de dos semanas, regresa con el menor, pero esta vez se sienta en la cama para entregar el papel al castaño.


Ambos siguen desnudos, pero después de un tiempo, eso vuelve a no incomodarlos.


—Estuve buscando en internet, y parece un buen lugar, está algo lejos del condado, pero creo que eso lo hace mejor, tiene pocos vecinos, las casas son de buen tamaño, con jardines amplios, cerca del bosque y como el fraccionamiento es nuevo, los precios son accesibles, eso sin mencionar que por fin tendríamos el hogar de nuestros sueños.


Va a vomitar.


Taehyung se da cuenta que las náuseas que ha sentido no solo eran por la ansiedad, realmente parece que está por enfermarse. Inhala con fuerza por la nariz y en medio del acto arruga el folleto, se obliga a calmarse antes de mirar las letras en grande, pero más que leer lo que aquel papel dice, se centra en el símbolo rojizo en el centro superior, son como astas de alce en forma circular, y entre ellas lo que parece triángulos. Le resulta familiar, pero no sabe de dónde. Las pupilas se le dilatan mientras intenta averiguar cuando y de donde tomó ese panfleto, mejor aún ¿Cómo pudo dejarlo en la oficina de su esposo si desde hace meses que Jeongguk mantiene su lugar bajo llave? Le punzan las sienes, pero extrañamente el malestar comienza a desplazarse.


—¿Entonces? ¿Qué dices, mi amor?


Se da cuenta que estuvo ignorando a Jeongguk. Taehyung mira a su esposo sin saber que decir. Abre la boca, pero no tiene respuesta alguna., menos cuando el hombre que ama le ha vuelto a llamar con amor. Entonces los malos pensamientos se alejan con prisa para dejar crecer la esperanza. Si le ama.


Comenzar el hogar de sus sueños lejos de la ciudad que tanto le ha lastimado suena prometedor, más porque creía que aquello solo se había vuelto un simple recuerdo en común entre ambos, así que Taehyung se deja guiar por la emoción de retomar la ilusión. Van a ser felices. Sonríe, está vez es una sonrisa genuina, no este fingiendo, y pese a que quiso mantenerse al margen, termina por abrazar a su esposo y sollozar en el cuello de este.


—Sí, sí quiero Ggukie, quiero que formemos nuestro hogar.


—Entonces, deja que concrete una cita con la inmobiliaria. Podríamos ir este fin de semana a ver casas y conocer mejor RedTown.


Taehyung siente los labios de Jeongguk sobre su cuello y mandíbula, se olvida por completo de todo lo malo. En segundos vuelve a ser aquel doncel de veinte años que se casó completamente enamorado. Cuando su esposo sale vestido de la habitación, se cuela hasta el baño, se mira al espejo, sigue abochornado por el sexo y las emociones recientes, sonríe a su reflejo, se sujeta del lavabo antes de enderezarse en su lugar, se observa y luego asoma la cabeza de vuelta a la recámara para comprobar que está solo.


Pone seguro a la puerta del baño, y rebusca entre la gaveta del tocador para sacar del fondo una prueba de embarazo, las manos le tiemblan por el resultado, se le seca la garganta antes de tirar aquello al bote de basura. Cierra los ojos, seguro de que el nuevo cambio en su vida también le traerá noticias buenas.


—Voy a tener un hogar —dice frente al espejo, esta llorando una vez más. Se toca los moretones del vientre, el señuelo de su búsqueda implacable por formar algo que no tuvo en su infancia—. Voy a tener una familia.


Y entonces lo recuerda. Fue hace unas semanas atrás cuando salía de la clínica Hope, se detuvo justo enfrente de la cristalería del nuevo local en la calle Wellington, necesitaba algo de que sujetarse, así que se recargó por un instante, fingió escuchar a la mujer que se le acercó y tomó aquel folleto para segundos después usarlo como abanico, cuando cogió equilibrio, corrió hasta su auto y condujo hasta llegar al departamento sin soltar el panfleto, rebuscó en la caja de herramientas de su esposo y hurtó las llaves que el mayor escondía ahí de la oficina privada, entró como un ladrón para robar una botella de whiskey de Jeongguk y bebió hasta que olvidó lo que tenía en sus manos.


Era lo que necesitaba en ese instante, pues aunque llevaba un tiempo recibiendo la misma noticia, parecía jamás se acostumbraba a escucharla.


"Lo siento, Taehyung. No estás en cinta".

None 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
25
Lire le chapitre suivant 01│Bienvenidos al hogar de los sueños

Commentez quelque chose

Publier!
MV Maria Victoria medina rueda
Muy emotivo el capitulo se me va hacer larga la espera
January 23, 2023, 03:50
~

Comment se passe votre lecture?

Il reste encore 3 chapitres restants de cette histoire.
Pour continuer votre lecture, veuillez vous connecter ou créer un compte. Gratuit!