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De regreso a mí

Habían pasado muchos años, casi una eternidad. Ella no había vuelto a poner un pie en esa casa desde los ocho años. Esa casa le producía un pesar extraño, se sentía lenta, cansada, adormilada y el frío invierno no la ayudaba a ser mejor.

Mary Lou había regresado allí más de una década más tarde para recuperar los papeles de la casa que ahora le pertenecía y así poder vender aquel lugar para concretar su sueño de abrir un negocio, no sabía cuál tipo de negocio aún pero lo principal era tener el dinero necesario primero.

Utilizó la antigua llave mellada por el uso y luego de girarla, la antigua puerta de madera verdosa con vestigios de alguna pintura arruinada por el tiempo, se abrió con un chirrido bajo y profundo, haciendo eco en las añosas paredes de la casa que aún permanecía amoblada. Mary Lou caminó hacia el interior dejando su maleta en el piso y cerrando la puerta tras ella. Afuera el bosque estaba sumido en sus brumas invernales, el aire estaba tan fresco e impoluto que sus pulmones no se acostumbraban al frescor de las hierbas de las bajas montañas; le recordaba la sensación de beber agua con hielo justo después de haberse lavado los dientes, el sabor mentolado llegaba a ser algo hiriente o irritante.

Colgó su sobretodo en el perchero de ébano junto a la puerta y cambió sus botas de lluvia por unas pantuflas forradas con lana. Lo primero que debía hacer era prender la chimenea y la estufa a leña justo después. Afortunadamente todo estaba tal como siempre, el atizador a la mano, basurillas para encandilar y leña seca apilada ordenadamente en un cajón de hierro que había construído su abuelo en algún punto de su vida.

Quince minutos más tarde la casa comenzaba a sentirse más cálida, en ese tiempo Mary Lou había lavado la tetera y la había dejado llena de agua sobre la cocina a leña, también había limpiado los tazones, algunas ollas y cubiertos para poder comer con tranquilidad mientras estuviera allí. La verdad es que ella pensaba en quedarse sólo por el fin de semana, tiempo que creía suficiente para encontrar los papeles que necesitaba y luego volvería a la ciudad para aprovechar su semana de vacaciones yendo al cine, visitando a algún amigo o buscando algún otro trabajo. No le gustaba quedarse más de un año en el mismo trabajo, odiaba aburrirse. Podría haber invitado a alguien a acompañarla, pero le avergonzaba el tener que mostrar esa casa a alguien más, siempre le pareció fea. Aunque ya no la veía con los mismos ojos, quizá no era un lugar horrible para un adulto.

Desempacó dejando sus ropas sobre el sillón, si la casa aún estaba limpia era gracias al cuidador o guardabosques que se hospedaba allí de vez en cuando; ya que la casa estaba en territorio protegido por su fauna y flora local. Puso su computadora sobre la mesa de centro y un par de libros sin terminar junto a él. No importaba lo mucho que avanzara la tecnología, Mary Lou se empeñaba en tener los ejemplares clásicos más antiguos posible, el olor de los libros, el sonido de las hojas al pasarlas, el tono amarillo que tomaban con el tiempo, lo bien que se sentía tenerlos en las manos mientras viajaba en el tren subterraneo; los libros eran su hogar de fantasia y sus romances su ilusión, los personajes sus amigos con los que conversaba mientras tomaba el elevador para llevar los informes de un departamento al otro en su trabajo como ayudante en recursos humanos de una empresa de textiles. A ella no le interesaba demasiado la moda, sólo compraba lo que viniera en las temporadas, fresco para el verano, abrigador para el invierno, su ropa era atemporal, eso era lo más cómodo del mundo y en su pequeño departamento en el centro de la ciudad era regla estar en pijama todo el día; se arreglaba para las reuniones de trabajo y algunas fiestas a las que asistía de vez en cuando. Sí, era una persona de ciudad, pero en sus más profundas memorias, casi difuminadas por el tiempo, sabía que también era una persona de bosque. Lo demostraban sus manos encendiendo el fuego mientras su mente estaba en otros asuntos, lo decían sus manos al preparar té de hierbas, lo mostraban sus pasos seguros en un lugar donde no había estado durante una vida entera.

Pensó en ver una película mientras se acomodaba en el sofá con las piernas estiradas sobre él y dejó su tazón con té caliente sobre la mesa cerca de su computadora, pero desistió un segundo antes de tomarla, y en lugar de eso encendió el antiguo televisor; creyó que no se vería nada pero se equivocó, el canal local se veía con bastante nitidez para ser una casa apartada en bosque. Finalmente se quedó mirando algunas noticias del pueblo, vio en ellos sus recuerdos de niñez, el centro del pueblo, las calles, las tiendas, no habían cambiado casi nada en más de diez años. Mientras miraba la televisión su mente vagaba en otro asunto: el negocio que pretendía abrir. «¿Qué tipo de negocio podría abrir en una ciudad tan abarrotada de cosas?». Seguro se le ocurriría algo, siempre había necesidades por cubrir.

La tarde caía lentamente al igual que la ligera lluvia, Mary Lou decidió ir al cobertizo a mirar la quietud del paisaje mientras bebía su tercera taza de té; se sentó en uno de los tantos asientos hechos de troncos de árboles tan anchos que permitían sentarse cómodamente, seguramente los habría hecho su abuelo o alguno de sus tíos. Realmente le sentaban bien a la casa. Para sus ojos la llovizna caía como en cámara lenta, le resultaba extraño compararlo al ritmo turbulento de la ciudad, allá la lluvia no siempre era bien recibida, causaba estragos en algunas calles y si sorprendía a los peatones que caminaban sin paraguas, definitivamente podía llegar a ser muy molesto. En cambio ahí en ese momento el petricor, el frescor, el paisaje, todo encajaba muy bien, era hermoso.

Esa noche, Mary Lou cenó tostadas con mantequilla, y mientras escuchaba el sonido de la lluvia más pesada sobre el techo de la casa pensó en que por la mañana tendría que ir al pueblo a comprar más pan, le habían enseñado la receta para cocinarlo ella misma, pero la había olvidado con el tiempo, en la ciudad había una panadería en cada esquina, no era necesario si quiera cocinar, siempre vendían todo listo para consumir.

Armó su cama en la habitación que usaba de pequeña, estaban todos los muebles en la misma posición, lo único diferente era que no había ningún tipo de decoración. Se sentó en su antiguo escritorio frente a la ventana y luego de un rato mirando la oscuridad de afuera recordó los múltiples libros que había leído justo allí, sus primeros libros, no importando si se hacía muy tarde o si no había luz, tenía velas, montones de ellas, su mamá le había enseñado a hacerlas de pequeña, velas con aromas del bosque. Abrió el tercer cajón a la derecha y las velas seguían allí. Nunca había vuelto a utilizar velas en la ciudad, y los libros que tanto quería estaban todos guardados en cajas, aún selladas después de tantos años. En su departamento leía de vez en cuando, pero siempre eran libros electrónicos, en su departamento no había espacio para estanterías.

Encendió una vela con aroma a canela y la dejó sobre el escritorio mientras se dormía bajo mil mantas que había tejido su abuela, era realmente acogedor, incluso el sonido de la lluvia era como una serenata que la ayudó a dormir.

A las diez de la mañana estaba lista para ir por el pan, se había puesto su chaleco verde oscuro, el más calentito que tenía y unos pantalones café de cotelé, ese día dejaría su cabello rizado suelto, no importaba lo desordenado que se viera, ella era libre. Se calzó sus botas y tomó la bicicleta antigua de su madre que seguía allí en buenas condiciones, tenía un canasto así que le favorecía para llevar cosas, puso su mochila allí y bajó al pueblo dejando que todo el frescor de esa mañana le diera en el cuerpo por completo, inspiró hondo y sonrió, había dormido mucho y muy bien como hace largo tiempo no podía, con las bocinas y sirenas típicas de la ciudad, tener un descanso profundo era difícil, aún más sabiendo que tenía que levantarse temprano al otro día.

Se sentía joven, seguramente por sus recuerdos de infancia, recordaba sentirse de manera similar a los diecisiete años, cuando se fue a vivir sola para estudiar secretaría.

Era sin duda extraño cómo el tiempo iba moldeando la vida de todos, así como el clima moldeaba el paisaje y también ―porqué no―, el humor de las personas cada día.

El viaje en bicicleta la había renovado, así qué cuando llegó al pueblo estaba de buen humor.

Todo allí había cambiado tan poco que le causó gracia, incluso algunos letreros eran muy anticuados, no le sorprendería que lo siguieran atendiendo las mismas personas o las mismas familias. En la ciudad abría una nueva tienda y meses o semanas después había otra en ese lugar, la ciudad era tan pasajera, siempre en estado de renovación y cambio.

Dio un par de vueltas por sus lugares favoritos del pueblo, habían cambiado poco, la plaza de juegos infantiles estaba casi igual, solo habían reemplazado los soportes por madera petrificada. Se tomó unos minutos para utilizar el columpio mientras pensaba que luego del almuerzo debía encontrar los papeles de la casa, a eso había ido, pero estaba bien relajarse un rato también. Pensó en la comida y sintió deseos de saborear su comida favorita de niña: sopa de avellanas y hongos. Lo saboreó en su mente y se le abrió el apetito. Ya se hacía tarde y debía volver, pasaría a comprar el pan y luego los ingredientes para el almuerzo.

La panadería estaba completamente envuelta en el olor al pan recién sacado del horno, compró dos baguette y a uno le arrancó la punta para comerlo, estaba caliente y crujiente, como más se disfrutaba del pan. El dueño estaba más viejo pero lo recordaba, había sido panadero desde siempre pero en ese momento sólo estaba a cargo del lugar y atendiendo la caja. Él la miró curioso pero no dijo nada, probablemente le pareció conocida pero no sabía de dónde y eso le parecía gracioso, después de todo habían pasado más de diez años y ella era una niña cuando se fue.

Metió la primera compra a su bolso y fue a la verdulería, el clima daba indicios de lluvia por la tarde, no le sorprendía. Buscó en los cajones de verdura las mejores avellanas y los hongos más frescos, podría haber ido a buscar al bosque, sí, pero probablemente acabaría comiendo de los venenosos, no era necesario tomar el riesgo. Llevó las bolsas a la caja, mientras una joven de unos quince años atendía incómoda la caja por escuchar a dos personas discutiendo tras el mesón ocultos de su vista. Ella también se sintió incómoda, así que salió en silencio y lentamente a tomar su bicicleta al tiempo que un joven delgado como de su edad salió rápidamente del local caminando unos pasos por la vereda y deteniéndose un poco más allá con los puños apretados y la cabeza gacha. Ella se sintió mal por él, había oído los gritos y casi todos eran insultos de una mujer mayor a él, se acercó cautelosa con la bicicleta a un lado y se dio cuenta de que el chico estaba llorando. Decidió decirle algo, no podía quedarse tranquila sin más.

―Disculpa, ¿estás bien? Estaba comprando y sin querer escuché la discusión, y sé que no debería decir nada pero no puedo simplemente dejar pasar lo que te ha dicho. Sabes, ser homosexual no es algo malo, no es algo por lo que deberías sentirte avergonzado ni mucho menos… Sé que hay mucha gente que no lo comprende, pero ese es su problema, no el tuyo.

Habló con la mayor seguridad que pudo, aunque sabía que el chico podría reaccionar mal; él se volteó limpiando sus lágrimas con las manos.

―Gracias… ―Contestó apenas, suspirando hondamente, la observó y se quedó quieto, hizo una mueca de extrañeza―. ¿Mary Lou?

Ella inspiró sonoramente y dejó la bicicleta apoyada por ahí para luego darle un abrazo apretado al joven.

―¡Jonathan! Diablos, ¡tanto tiempo! ―Exclamó sorprendida, era su mejor amigo de la escuela, se habían seguido escribiendo por años cuando ella dejó el pueblo, pero un día él ya no respondió sus cartas aunque ella siguió mandandolas a su casa por unos meses más. El joven le respondió el abrazo con la misma alegría. Había tanto de qué hablar, que Mary Lou no se lo pensó dos veces y lo invitó a almorzar. Él aceptó el ofrecimiento y se fueron a la casa del bosque caminando y charlando todo lo que no habían podido decir durante tanto tiempo.

Mientras Mary Lou preparaba la sopa, su amigo le contaba que cuando cumplió los dieciséis él decidió contarle a sus padres que era homosexual y su madre se lo había tomado fatal, lo había echado de la casa y le había prohibido acercarse a su hermana menor, quién la había atendido en la verdulería. Había vivido con unos parientes hasta que entró a la universidad a estudiar botánica mientras trabajaba llevando paquetes para una empresa. Él había regresado al pueblo luego para trabajar como profesor en la escuela del pueblo para poder estar cerca de su hermana y porque amaba ese lugar. Ella a su vez entendió porqué las cartas habían quedado sin responder y le narró cómo se había convertido en una mujer de ciudad, y que estaba ahí únicamente para encontrar los papeles para la venta, que quería abrir un negocio de cualquier cosa y que se alegraba mucho de haberlo encontrado allí ese día.

Comieron riéndose de su niñez, de que aunque él nunca se lo dijo, ella siempre supo que él era homosexual y que no le parecía nada anormal, Jonathan estaba de mejor humor y eso alegraba a Mary Lou. Miraron televisión juntos y hablaron sobre los percances de la vida diaria. Jonathan lamentó que Mary Lou solo hubiera aparecido para irse tan pronto; le comentó que él solía visitar el bosque con los niños de la escuela, le gustaba mucho mostrar la botánica en terreno y a los niños les encantaba salir de excursión aunque solo fuera por las clases. Ella le comentó que era maravilloso que él amara su trabajo, ella nunca había encontrado un trabajo en el que se sintiera a gusto, por eso lo cambiaba cada año, él le dijo que le extrañaba eso porque a ella siempre le habían gustado mucho los libros y creía que se dedicaría a algo que estuviera relacionado a ellos.

La tarde dio paso a la noche y Jonathan tuvo que marcharse, vivía en la pensión del pueblo y estaba acostumbrado a vagar por esas calles, Mary Lou le prestó un impermeable y se prometieron juntarse al otro día, él le ayudaría a buscar los papeles que necesitaba y podrían charlar antes de la verdadera despedida.

Mary Lou de todas maneras luego de la cena subió al ático y comenzó a buscar, todo estaba ordenado en cajas, no era para nada un desastre como imaginó. Encontró fotos familiares, diarios, hojas de periódicos con noticias relevantes del pueblo y entre todo eso había un libro viejo pero en buen estado mucho más grande que cualquier otro libro que ella hubiera visto, con tapas duras y cubierta de cuero café gastado por los años, adentro estaban los papeles que ella necesitaba y aún más interesante, las historias del libro, eran las historias de toda su familia que había vivido por generaciones en esa casa y en ese bosque.

Dejó los papeles junto a su computadora y se sentó a leer el libro en su escritorio en pijamas, tal como en los viejos tiempos. ¡Pero qué sorpresas tenía aquel libro! Ella nunca se había sentido interesada en la historia de su familia pero en realidad eran buenas historias, de cómo sobrevivir si se perdían en el bosque, de cómo sus tíos y su madre jugaban con los ciervos y comían bayas silvestres, que su tío menor casi se intoxica por comer unas venenosas. También había muchísimas fotos de sus abuelos cuidando animales, cultivando algunas hierbas comestibles y medicinales, había fotos de las grandes fiestas que hacían en los solsticios, en navidad, año nuevo, los más disparatados juegos que realizaban en los cumpleaños, como conseguir atrapar un conejo darle una zanahoria y devolverlo en su cueva dejando verduras como disculpas; todas las veces en que los zorros robaban los calcetines del abuelo y la abuela tenía que tejer uno, así que el abuelo siempre tenía calcetines dispares de diferente color y hechura. Las veces que sus tíos se adentraban en el bosque a oscuras para probar su valentía… En las fotos todos se veían tan felices… Mary Lou se preguntó por qué no había sido capaz de notarlo antes y mientras se dormía envuelta en el cobertor, recordó que su padre quiso ir a la ciudad para que ella estudiara una carrera que hiciera dinero y no tuviera que estar allí en ese bosque viviendo como campesina. Sintió lástima de sí misma.

A las cuatro y cuarto de la mañana un sonido de música despertó a Mary Lou, se extrañó, la casa estaba en la nada y además hacía frío, no había manera de que alguien estuviera celebrando en la plena oscuridad de la noche en medio del bosque, pero el sonido era real, ella estaba despierta y lo oía con claridad. se asomó por la ventana a la que daba su escritorio y vio unas luces anaranjadas asomándose por entre las ramas. Le pareció extraño pero temió que fueran cazadores, por lo que se abrigó lo suficiente, tomó su teléfono para llamar a los guardabosques o la policía y salió a oscuras en busca del origen de tamaña locura.

Se adentró entre los árboles unos diez metros y comenzó a ver figuras que se movían danzando al ritmo de la música folclórica que resonaba, instrumentos musicales a cuerda, viento, tambores… Su mente no daba crédito a lo que estaba presenciando, era su familia, al menos eran los muertos de su familia, los reconocía por las fotos que había visto en el libro antiguo. Se extrañó de sí misma ya que no tenía miedo, al contrario estaba maravillada con lo que veía, eran ellos en esas fiestas que solían celebrar, eran espíritus, sus cuerpos eran translúcidos y gritaban sin tener cuerdas vocales, cantaban y bailaban como si fueran de carne y hueso. Caminó hacia ellos y la reconocieron, le dijeron que había crecido mucho en los años que pasó lejos de su hogar y ella los observaba sin poder articular palabra, la invitaron a celebrar y ella se sentó junto a una fogata espiritual, que transmitía calor, oyó sus voces, aceptó sus bebidas, los observó a cada uno, sus mejillas estaban enrojecidas de tanto bailar y reír. Entonces su abuelo se sentó junto a ella y le preguntó qué celebraban tan felices, él le respondió con su sonrisa de santa claus.

―Celebramos que hayas regresado aquí.

Mary Lou se despertó cuando unos débiles rayos de sol le dieron en la cara, pensó rápidamente en que había soñado una locura tan real, pero se sorprendió al encontrarse exactamente donde se había quedado la noche anterior, en aquel claro frente a una hoguera de la que solo quedaban cenizas y humo, se incorporó y vio un vaso de madera junto a su pie, era el té que le habían dado en la celebración. Se puso de pie y dejó el vaso junto al tronco que servía de asiento para todos sus ancestros, juntó las manos y cerrando los ojos les dio las gracias, nunca se había sentido tan en casa como en aquel momento.

Regresó adentro con lágrimas de felicidad y un nudo en la garganta. Cuando se lo contara a su madre, no se lo creería; pero ahora tenía otros planes. En cuanto Jonathan entró a la casa ella le dijo sonriente «Voy a quedarme y tú te vendrás a vivir conmigo». Él no lo podía creer, qué podría haberla hecho cambiar de opinión de un día para otro, pero estuvo de acuerdo. Ese día llevaron todas las cosas de él hasta la casa, arreglaron una habitación para él e hicieron planes, al otro día irían por las cosas de Mary Lou a la ciudad y ordenarían todo, ella buscaría empleo en la biblioteca del pueblo y le ayudaría con la instalación de un invernadero en la parte de atrás de la casa. Ella volvería a preparar velas para vender y compartir con los niños y ambos buscarían la forma de restaurar la relación de él con su hermana y en lo posible, con su familia.

Hacía años Mary Lou no se sentía tan motivada a hacer algo con su vida, volvería a llenar los estantes vacíos, volvería a tener a su amigo y recobraría poco a poco su historia familiar. Guardó el gran libro en el primer cajón a la derecha y salió al patio con su amigo mientras en el ático en el fondo de una caja quedaron los papeles que decían que ella era la propietaria oficial de esa casa; una casa que ella nunca volvió a pensar en vender.

26 Décembre 2022 21:27 12 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Lumina Nix Caminando entre palabras no escritas.

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Francisco Rivera Francisco Rivera
Lumina Nix: Una agradable historia que entraña y da gusto de participar en recuerdos escritos de tu creación. Prueba irrefutable de que tal "obturación" para escribir, es un asunto a disolver y a tomar la pluma y dejar salir, manar más historias hasta hacer ríos de escritura. Adelante con tu actividad literaria...
January 22, 2023, 00:25

  • Lumina Nix Lumina Nix
    Se lo agradezco mucho, es un obsequio para todos quienes lo lean y me alegra que cumpla su objetivo 🙏🖋️🖋️🖤🕯️🕯️ January 22, 2023, 00:28
Jhon Livia Cueva Jhon Livia Cueva
Gran cuento, me gustó, me encanto, me atrapo el desarrollo de la vida de Mary Lou. Bonito Lumina.
December 27, 2022, 04:07

  • Lumina Nix Lumina Nix
    Ohh que lindas palabras 🥹 muchas gracias a ti por el apoyo a full cuando más necesitaba un impulso para no dejar todo botado. Muchas gracias ☃️ December 27, 2022, 04:28
Marylú _1411 Marylú _1411
╭━━╮╱╱💕╱ ╭╮╱╱╱╭╮╱╭┳┳╮ ┃╭╮┣━━┳━╮┃╰┳━┳╯┣━┫┃┃┃ ┃┣┫┃┃┃┃┻┫┃╭┫╋┃╋┃╋┣╋╋┫ ╰╯╰┻┻┻┻━╯╰━┻━┻━┻━┻┻┻╯ EL RELATO... MI LECTURA... TU COMPAÑIA... 🤗🤗🤗🤗 ✨⛄ ✨⛄✨⛄✨⛄✨⛄✨⛄✨ AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH !!!!!!!!!!!!!!!!!! GRACIAS !!!!! @Lumina Nix ...... AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH !!!!! PERDÓN POR QUIEN LEA ESTO CON EL TIEMPO... PERO ....LA AUTORA OCUPO MI USER NAME ... PARA SU HISTORIA.... Tengo que gritar de la felicidad y la alegría y el honor que me hace ... sentir que haya sido de esta manera ╭━━╮╱╱╱╱╱╱╭╮╱╱╭━┳┳┳╮ ┃╭━╋┳┳━╮╭━╋╋━╮┃━┫┃┃┃ ┃╰╮┃╭┫╋╰┫━┫┃╋╰╋━┣╋╋┫ ╰━━┻╯╰━━┻━┻┻━━┻━┻┻┻╯
December 26, 2022, 23:07

  • Lumina Nix Lumina Nix
    ¡Gracias a ti por todo! ☃️🕯️🖤🖋️🥀 December 27, 2022, 00:10
  • Marylú _1411 Marylú _1411
    Te recontra adoro ... lo sabías ??? ✨♥️✨🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗✨♥️✨ ✨😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍✨ ✨😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘✨ December 27, 2022, 01:23
  • Lumina Nix Lumina Nix
    Jajajaj gracias 🥴 December 27, 2022, 04:25
Lumina Nix Lumina Nix
Agradecimientos especiales a @Mary Lou_1411 por haberme ayudado a editar este cuento para que llegara a ustedes en las mejores condiciones posibles. ¡Gracias!
December 26, 2022, 21:38

  • Marylú _1411 Marylú _1411
    Ay !!!! No soy buena con eso de la puntuación lo he dicho pero realmente fue hermosooooooo .. leerte antes de verlo aquí publicado .😙😚😘 December 26, 2022, 22:45
Lumina Nix Lumina Nix
Bueno, queridos Errantes, aquí les dejo mi regalo de Fiestas de Fin de Año, ha sido un honor compartir mis trabajos con ustedes y acompañarlos de cierta manera cuando han estado solos. Espero que sigamos en contacto durante el año que viene que ya sería MMXXIII Los aprecio mucho, un abrazo desde distancias de ausencias, Lumina Nix.
December 26, 2022, 21:35

  • Marylú _1411 Marylú _1411
    AAAAAAAHHHHHHH !!!! GRACIAS POR ENCONTRARME!!!!! AGRADEZCO EL.HABER TENIDO LA FORTUNA DE QUE TUS ESCEITOS LLEGARAN HASTA MÍ Y ME HICIERAN COMPAÑIA.... GRACIAS POR TU PRESENCIA EN MI VIDA ..QUE HA SIDO DE A PENAS POCO TIEMPO ... PERO QUE SE APRECIA VOMO SI HIBIERA SIDO DESDE SIEMPRE . ⭐❤️⭐ December 26, 2022, 22:49
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