julian-ramirez Julian Ramírez

Conoce la historia de Otis, su encuentro con los Seres de Egus y cómo todo esto afectó su vida de sobremanera.


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#Fantasia #Seres #Niños #Juegos #Pureza #Naturaleza
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Los Ruidos

Otis era un niño muy astuto que vivía en el centro de el pequeño pueblo de Copernico, a una larga distancia de cualquier ciudad circundante, en la casa más grande de todo el pueblo, junto a su tía Alice, que era la alcaldesa del lugar, su tío Klim, que era el carpintero más respetado de la comunidad y sus 23 hermanos de otra madre, como a él le gustaba llamarlos.
Su tío Klim era su adulto favorito, aunque claramente le guardaba muchisimo respeto y admiración a su tía Alice, puesto que ella era la primera alcaldesa que él conocía y esas cosas, pero su tío tenía tres cosas que lo habían llevado a lo más profundo de su corazón: La primera era su habilidad con la madera, lo cual lo llevaba a crear cosas increibles, y muchas veces le enseñaba sus dotes a Otis para que él también pueda aprender; la segunda era que el tío Klim siempre les contaba cuentos a él y a todos sus hermanos, y no solo antes de dormir sino cada vez que ellos se lo pedían; y la tercera era que él era el único adulto que Otis sabía que tenía un niño interior. Esas tres cosas llevaban a Otis a pasar la gran mayoría del día junto a su tío, que a veces le contaba cuentos sin que el niño se lo pidiera, simplemente por diversión, mientras trabajaba narraba cuentos con la euforia y la alegría de un niño de 9 años como Otis, y al finalizar sus trabajos se los enseñaba para que él los califique y sea su pequeño supervisor, muchas veces, cuando Otis tenía buena suerte, esos objetos de madera estaban destinados para él, siendo desde adornos hasta juguetes hechos enteramente de madera. Otis, cuando no estaba su tío, no tenía permitido entrar a la carpintería por miedo a que se lastimara, pero aún así la curiosidad del niño era tal que cuando nadie lo veía él siempre se escabullia dentro para poder sacar uno de los grandes libros de carpintería de su tío, que luego abría en su habitación a solas y miraba dibujo por dibujo, descifrando lo que estos querían explicar; Otis era un niño muy astuto y supo aprovechar su inteligencia para comenzar a descifrar las palabras más que a leerlas, puesto que muchos de estos libros estaban escritos en otros idiomas que el tío Klim dominaba con fluidez.
La astucia de Otis era tal que más de la mitad de sus hermanos de otra madre se encontraban bajo su tutela estudiantil, obviamente no sin ningún tipo de supervisión, puesto que a pesar de su inteligencia y madurez, él seguía siendo un niño que quería jugar y divertirse a toda costa, sin importarle demasiado su tarea, Otis rara vez pasaba un día entero sin dejar de lado a sus hermanos y agarrar uno de los libros del lugar para intentar leer al menos una palabra más de las que había leido el día anterior.
La casa de Otis era grande y hermosa, por la fachada tenía el estilo victoriano antiguo, pero se notaban las millones de refacciones que su tío había hecho para que esta casa se convierta en un hogar para los niños, por ejemplo, desde fuera de la casa se veía como el segundo piso tenía un balcón completo que rodeaba la casa, creando una especie de galería alrededor de la planta baja, también en las cuatro esquinas de la casa había torres, que su tío había instalado a modo de pilares para los balcones pero que a su vez los atravesaban y seguían subiendo, teniendo su única entrada por los balcones, que ahora quedaban divididos en cuatro. Los niños amaban estas torres, porque eran su lugar de juego favorito ya que constaban de cuatro pisos enteramente de juegos, con escaleras en forma de caracol que subían y bajaban rodeando la habitación, en cada piso había una ventana y luces para cuando anochecía, tío Klim se había asegurado de hacer todo perfectamente seguro y, una vez finalizada esas torres, empezó con la construcción de un tercer piso para la casa, por lo cual la torre, que hasta ese entonces era dos pisos más alta, se convertía en un excelente lugar para mirar como el tío trabajaba, así que Otis siempre se subía y veía atentamente como su tío favorito construía poco a poco un piso completamente de madera asegurándose de no tapar el patio interno que quedaba en el segundo piso, el cual les pertenecía a los niños.
Los 24 pequeños estaban controlados mediante tablas de valores en las cuales decía, por ejemplo, a que hora debe dormirse un niño acorde a su edad, cuanto deben comer y a que hora, cuanto tiempo dedicarle al estudio, etcetera, puesto que tío Klim y tía Alice solo debían limitarse a vigilar que los niños no se lastimen ni hagan cosas que no deben, y ellos eran muy estrictos con las tablas, porque sabían que esto los ayudaba inmensamente a poder controlar sus horarios por si solos, solo teniendo en cuenta sus edades. Una vez llegada la noche, los niños de 4 años debían dormir a las 20:15, los niños de 5 años a las 20:30, los de 6 años a las 20:45, los de 7 a las 21:00, los de 8 a las 21:15, los de 9 años, como Otis, debían dormir a las 21:30, los de 10 a las 21:45, los de 11 a las 22:00 y todas las edades siguientes también a las 22:00, aunque tenían cierto margen en el cual no había problema si se quedaban un poco más de la cuenta; en la casa ya no había ningún niño menor a 4 años y Otis sabía que probablemente ya no iba a haberlos, puesto que, además de que ya eran 24 niños, los bebés traían bastante trabajo y se hacía muy difícil cuidar a los 24 cuando tan solo uno de ellos era un bebé menor de 3 años.
Había días en los que Otis no podía conciliar el sueño, y esto le jugaba muy en contra, puesto que de todas formas debería despertarse a la misma hora que el resto, aunque el tío Klim siempre lo mandaba a dormir una siesta luego para que se encuentre bien descansado,Otis casi nunca hacía caso porque quería quedarse jugando con sus hermanos. Uno de esos días, en los que no podía conciliar el sueño, el decidió contar un cuento, como lo hacía su tío cuando él no podía dormir, solo que para sí mismo, esto le costó mucho pero poco a poco lograba ir avanzando en su historia y mientras más avanzaba todo se hacía más fácil y lograba mayor fluidez, siguió de este modo hasta que tuvo que parar por unos ruidos provenientes de su patio interior.
Otis se quedó mirando a la puerta, asustado, nunca había ruidos extraños a esa hora; decidió respirar profundo y seguir contándose el cuento a si mismo, pero denuevo volvió a trabarse mucho y cada vez se escuchaban más ruidos en su patio, él se acercó a la puerta y apoyó la oreja, logrando escuchar ruidos extraños, aunque entre todos ellos logró distinguír una risa aguda, y la voz de una de sus hermanas de otra madre, «¿Estarán todos despiertos?» pensó, a la vez que se llenaba de valentía «No me puedo quedar aquí como un cobarde, son solo mis hermanos de otra madre jugando» así que respiro profundamente y lo hizo, abrió la puerta de par en par y miró hacia afuera, con asombro en su rostro, y aún la sonrisa de valentía se mezclaba con una expresión de que estaba viendo lo inexplicable.

15 Janvier 2018 23:46 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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