Para Oliver Green era un gran día, aunque levantarse de su cama le resultaba un impedimento, sabía que era un gran día pues tendría una importante entrevista de trabajo en una cafetería nueva en la ciudad de Londres. No era el trabajo de sus sueños, pero al menos allí tendría un sueldo que abarcaría algunos de sus antojos y además seria un lugar bastante agradable para trabajar y conocer personas. Era una cafetería y pastelería nueva de la ciudad, allí emplearía su función como barista. Ya que todo café que preparaba Oliver Green era exquisito, como si sus manos hubieran sido hechas explícitamente para preparar las bebidas y tazas de café más sabrosas de la ciudad: Tanto así, que la cafetería y pastelería quería tenerlo a él particularmente (encargarse de las bebidas). Además de atender a las personas, pues era muy carismático y risueño, cosa que le gustaba a los clientes, pero sobretodo a sus jefes.
Oliver Green se levantó de su cama con ojeras monumentales, debido a la fiesta del día anterior por su graduación, se aseo, cepillo sus dientes y se preparó para salir de su casa.
Pero como era costumbre de su querida madre, lo detuvo para que desayunara algo antes de salir. No quería que su hijo saliera de casa con su estómago vacío a la importante entrevista que tendría ese día. «¿Qué pensarían sus superiores?» se preguntó ella a sus adentros.
El hogar de Oliver Green era bastante mágico, tenía plantas dentro de casa y también un bonito jardín a un lado donde creían bellos tulipanes de colores. La decoración era bastante londinense pero sobretodo, tenía objetos y artefactos que parecían adquiridos en tiendas de antigüedades. Lámparas, muebles y demás.
—Mamá, ya voy tarde —Explicó ajetreado y terco el joven de ojos esmeralda.
—Prepare waffles para ti, cariño. —No existía ninguna manera de que un par de waffles no pudieran detener su andar por unos minutos, no cuando eran los waffles de su mamá. Muchos menos si tenían sirope de maple o chocolate derretido y un par de fresas o moras azules.
—¿Cómo te fue anoche? —Le preguntó su madre, quien aún cocinaba y lavaba algunos platos. Después de todo, los jóvenes tenían fiestas algo alocadas como para que los adultos pudieran ir a ellas.
—Muy bien —Contestó, mientras bebía un poco de leche fría y escuchaba en la radio que pronto caería un gran chaparrón de agua.
Así que luego de hacer una pequeña pausa y comer los deliciosos waffles, continuo con su recorrido.
—Nos vemos luego madre —Se despidió Oliver.
—No olvides tu paraguas rojo —Le recordó la madre, pero el odiaba ese paraguas, así que hizo oídos sordos y se fue de casa sin el.
Tendría que tomar el transporte más emblemático de la ciudad de Londres (un autobús rojo con piso doble). Que lo llevaría a Belgravia, para ser mas específicos a un lugar repleto de pequeñas tiendas, allí en ese lugar le esperaría el que sería su nuevo trabajo, o al menos eso quería él que fuera. Espero paciente en la parada del autobús con otro grupo de personas, también había un par de turistas tomando algunas fotografías, más que todo deseaban subirse a uno de los autobuses rojos para publicar algunas fotos a sus redes sociales.
Oliver tomo asiento en la parada del autobús y con sus audífonos comenzó a escuchar a su banda favorita. Bring Me The Horizon; no solo amaba que el vocalista se llamará como él, sino que también su música era de las mejores y además también era de Inglaterra. Estaba centrado en su música y mover su cabeza de arriba abajo, hasta que al pasar algunos minutos llegó el tan esperado medio de transporte, subiendo rápidamente a el para tomar asiento.
Una anciana, muy religiosa además, observaba a Oliver cantar con aquella voz gutural y solo podía pensar en persignarse, por lo poseído y mal que estaba de la cabeza aquel muchacho de cabellos castaños y ojos esmeralda, al estar escuchando aquella banda tan oscura. Pero, a Oliver poco le importaban los comentarios de otros, mucho menos de una anciana que ya estaba apunto de partir del plano terrenal. Así que simplemente siguió escuchando su música demoníaca a todo volumen y si era posible, que la anciana la escuchará también.
Luego de algunas paradas, uno de sus mejores amigos subió al autobús. Tenía el cabello rubio, risos como el oro y dos esferas de color zafiro como ojos. Thomas Foster se detuvo cerca de la puerta y se sujeto de uno los tubos de agarre, mientras que al igual que Oliver escuchaba algo de música.
«Me acercaré a él y le saludare» Maquinó Oliver Green.
Oliver Green decidió levantarse del asiento en el que estaba e ir a saludar a Thomas Foster, dejando atrás a los turistas quiénes se tomaban foto tras foto y a la anciana exageradamente religiosa.
Tenía algunas semanas sin saber de Thomas, además que ninguno de los dos era demasiado activo con sus redes sociales y era muy difícil comunicarse entre ellos. Pero él era de sus mejores amistades, siempre le defendía cuando alguien trataba de buscarle alguna especie de conflicto por su homosexualidad, no obstante: Los gustos de Oliver Green eran todo un misterio para Thomas Foster. De todos modos, Oliver sentía algo de vergüenza intentar revelarle sus sentimientos a su caballero de hermosa armadura plateada y bellos rizos de oro.
Oliver se acercó y con sus manos revolvió los cabellos de Thomas, quien al voltear a mirarle sus mejillas enrojecieron cómo tomates, se trataba de su buen amigo de ojos verdes.
—Oh, Oliver ¿Cómo estás? —le preguntó el rubio. Avergonzado al no haber notado que él estaban en el mismo autobús. Thomas gustaba de Oliver, pero no tenía el valor para declararle su amor, mucho menos tenía el valor para salir del closet al provenir de una familia extremadamente religiosa. Pero aún así le agradaba la presencia de Oliver Green y esperaba algún día conocer las preferencias de su gran amigo.
—Bien, ¿Cómo has estado? Te sienta bien la barba —Las mejillas de Thomas volvieron a ruborizarse debido a ese cumplido, se había dejado la barba porque precisamente así podía verse más masculino, para que su familia no pudiera percatarse de sus preferencias sexuales. Pero que a Oliver le pareciese bien su barba, solo hacia qué deseara tenerla ahora poblada.
—Gracias, he estado bien. Ahora voy de camino al trabajo… —le contestó sonriente, pero con su mirada dirigida a otra dirección, mirarle directamente causaba un cortocircuito en él, tan intenso que su corazón podía salir disparado de su pecho.
—Que bien, yo voy hasta Belgravia. —Aclaró a Thomas Foster.
—¿Belgravia? Yo también voy allí… —contestó el rubio con una sonrisa nerviosa, feliz porque Oliver iría con él toda esa travesía.
Ambos tomaron asiento uno al lado de otro, Thomas a diferencia de Oliver, no escuchaba Bring Me The Horizon porque era una banda de metal y evidentemente ese tipo de música no era adecuada para una familia tan cristiana, pero escuchaba Slipknot a escondidas de ellos. Así que se podía decir que tenían el mismo gusto musical.
Al pasar algunos minutos, Oliver quedó totalmente rendido recostando su cabeza del hombro de Thomas, quien le admiraba dormir desde el espejo retrovisor del autobús y deseaba darle un abrazo con mucha fuerza.
Pronto, al medio de transporte subió otra compañera de ellos, una chica bastante encantadora, muy sonriente y amable; Margaret Smith. Que con una sonrisa recibió el fuerte saludo de Thomas, quien del sobresalto despertó a Oliver.
—¡Vaya! ¡Que sorpresa! —Dijo Margaret, acercándose para saludar a ambos muy risueña.
—¿A dónde te diriges? —Thomas y Oliver ya se dirigían al mismo lugar, pero… ¿Ella también? Estaban ansiosos por saberlo.
—Voy a mi nuevo trabajo en Belgravia. —Respondió la joven, sorprendiendo a ambos.
Ahora los tres estarían juntos, ellos en sus tiempos de estudios eran unidos, pero ahora seguramente sus lazos serían más fuertes.
—¡Nosotros también vamos allí! —exclamó Oliver por la emoción. Al pasar algunos minutos de conversación entre ellos, el cielo comenzó a oscurecerse. Tal como decía la radio en casa de Green, pero más que una pequeña nube parecía que caería una gran cantidad de agua.
—Va a caer una fuerte lluvia —dijo Thomas, que por suerte llevaba su paraguas amarillo y estaba ansioso de llevar bajo el a Oliver. Pronto la lluvia comenzó a caer, ya estando muy cerca de llegar a su destino. Cuando se disponían a bajar del autobús. Una especie de círculo con diferentes pentagramas y extraños símbolos se formó a sus pies, mejor dicho en el pavimento. Las pequeñas gotas de agua que caían del cielo, pronto se detuvieron congelándose instantáneamente, como si flotarán en el aire.
«¿Qué ocurre?» murmuró Oliver a sus adentros, tocando dichas gotas de agua y viendo cómo estás se dispersaban lentamente. Los movimientos de él y sus amigos parecían normales, a excepción del agua que se mantenía estática.
Todo a su alrededor parecía ir en alta velocidad, a diferencia de ellos, que se mantenían dentro de dicho círculo brillante y extraño. Las personas, animales y otros vehículos transcurrían a una velocidad asombrosa, mientras que para ellos el tiempo parecía haberse detenido.
Pero cuando Foster trato de salir de aquel extraño pentagrama, la luz del círculo se intensificó, haciéndole desaparecer en un instante.
—¡Thomas! —exclamó Oliver, al ver a su amigo desaparecer, mientras que Margaret al tratar de escapar de la fuerte luz que emitía el mencionado círculo mágico también desapareció. Pronto, el pentagrama se encogió llevando a Oliver y aquel autobús hasta una playa de características fuera de este mundo. El autobús surgía de la arena, mientras el cuerpo de Oliver también surgía de él. Quien con sus orbes miraba aquel bello paisaje, digno de cuentos de fantasías. Paisajes que solo podían ser creados por seres fantásticos más allá de la comprensión del ser humano.
Fuera de aquel círculo mágico se encontraba un ser luminoso. Sus ropas brillaban como un intenso sol.
¿Qué era?
Oliver solo pudo mirarle tras un par de segundos, debido a su fuerte brillo era imposible no quedar cegado. Pero los ropajes blancos incandescentes tenían detalles dorados hechos por los mismos dioses, detalles que ni siquiera los diseñadores de moda más prestigiosos del mundo serían capaces de igualar.
Oliver pronto perdió el conocimiento.
Aquel poderoso conjuro que le transportó a aquella playa se desvaneció y la persona o criatura de esos ropajes tan perfectos se acercó a la ubicación de Oliver.
—No… —murmuró aquella voz.
—No… —volvió a repetir.
—Faltan… ¿Dónde están los otros? —preguntó para si la persona que ocultaba su rostro bajo aquella capa blanca de detalles dorados. Desvaneciéndose luego en un torbellino de arena, y dejando a Oliver en aquel lugar.
La oscuridad nublo totalmente su visión, el sonido de las olas era audible para él, podía sentir en su piel el rose de la brisa, mientras que su cuerpo reposaba en la arena de alguna playa, que parecía encontrarse en algún lugar alejado de la civilización. El golpeteo constante de las olas con su cuerpo pronto le hizo abrir lentamente sus ojos.
¿Qué había ocurrido? Eran las palabras que cruzaban por su mente, mientras una enorme jaqueca le generaba cierto estrés.
«¿Qué hago aquí?» pregunto para si, echando un vistazo a su espalda, dónde un precioso mar de azul profundo le regalaba una bella vista.
No recordaba mucho, solo sabía que se dirigía a su trabajo cuando repentinamente termino en aquella hermosa playa, sacada de algún cuento fantástico pues nunca en su vida había visto tan espectaculares elevaciones rocosas, que desde la cima de ellas crecía gran vegetación y árboles de magnitudes tan exageradamente grandes.
«Este lugar no me es familiar» murmuró a sus adentros, tratando de levantarse de la arena utilizando su poca fuerza. A su lado, yacía clavado en la arena el autobús de coloración rojiza. Cosa que le sorprendió de inmediato.
En aquella hermosa playa no había señales de vida humana. Lo único que podía apreciar de aquel autobús era la dirección a la que iba dirigido. Señalando eso una y otra vez en su pantalla.
Oliver admiro por unos instantes el precioso e imponente paisaje y se dirigió hasta el transporte rojo en búsqueda de algo que pudiera utilizar para comunicarse con emergencias. El autobús estaba vacío, no había pertenencias ni nada que pudiera utilizar para pedir ayuda. El autobús probablemente solo le serviría como punto de referencia, mientras estuviera en la playa.
Aunque Oliver Green recordaba poco de lo ocurrido, sabía que se dirigía a una entrevista de trabajo muy importante en una cafetería nueva de la ciudad y se había vestido de forma muy presentable. Su móvil no tenía señal, pero aún podía escuchar algo de música si es que lograba repararlo, pues el agua salada había hecho estragos en el.
—¡Demonios! ¡Llegaré tarde a la entrevista! —Exclamo invadido por la frustración, mientras deslizaba sus manos por su rostro. Recordó también que en el transporte de coloración roja se encontraban algunos de sus amigos, quiénes había visto por simple casualidad y también se dirigían a un mismo destino.
«¿Dónde estarán?» murmuró a sus adentros.
La playa era tan bella y las elevaciones rocosas tan imponentes, que Oliver no dudo en aventurarse por los alrededores en búsqueda de ayuda, pero más que eso, para conocer mejor el lugar. En su recorrido encontraba “criaturas” bastante singulares.
«Que curioso, nunca había visto estás especies» murmuró para si mismo, convencido de que nunca en su vida había visto esa playa o esos animales alguna vez en televisión o internet.
Luego de algunos minutos de recorrido y de no encontrar rastro de vida humana, decidió seguir un sendero que llevaba hasta los adentros de un bosque de árboles gigantes con coloraciones de hojas anaranjadas, amarillentas y rojizas, iluminado por pequeñas criaturas del tamaño de luciérnagas, pero que en libros de fantasía, podían ser consideradas hadas, con cuerpos que parecían plantas y flores con la capacidad de flotar en el aire o volar.
—Tal vez no me encuentro en Inglaterra —musitó para si mismo, caminando por aquel lugar lleno de una vegetación fantástica, hongos que brillaban en la oscuridad y árboles gigantes, que crecían varios metros e impedían el acceso de la gran mayoría de la luz del día. Pero gracias a las pequeñas criaturas le facilitaba la travesía por el denso lugar.
Luego de varias horas de caminar por el denso bosque. El hambre y la sed se hicieron sentir en él. Pero no todo era negativo.
—¡Pero que enorme! —Exclamo Oliver, mirando desde el suelo un enorme nido. Allí, se encontraban un par de huevos gigantes, listos para servir de alimento.
—Estos huevos son muy grandes —Se pregunto que especie de criatura podía poner semejantes huevos. Pero no eran demasiado importante saberlo, seguramente despertaría pronto de ese sueño tan raro. Por el momento se dedicaría a comer, así que trato de trepar uno de los arboles. Pero repentinamente una inmensa sombra cubrió totalmente la tenue luz que ingresaba a los adentros del bosque, aterrizando sobre el nido de ramas y palos un inmenso pájaro de plumaje azul oscuro.
Oliver cayó al suelo, ocultándose rápidamente detrás de uno de los monumentales árboles, invadido por el temor y con una respiración agitada. Para mala suerte de él, la inmensa ave se había percatado de su presencia, cosa que le hizo bajar del nido hasta el suelo, acercándose lentamente a la posición de Oliver, quien sin perder su tiempo corrió a ocultarse en otro lugar, dejando confundida a la majestuosa criatura emplumada.
«¡Esto debe ser una pesadilla!» exclamó con temor el joven a sus adentros, mientras daba palmadas una y otra vez en su rostro tratando de despertar de ese horrible escenario. No podía ser real un pájaro de tal magnitud.
Oculto en unos arbustos podía ver la majestuosidad de la criatura que intentaba encontrarle para devorarlo. Oliver mantenía sus manos en su boca tratando de no gritar. Un sudor frío se deslizaba por su frente, mientras el pánico invadía todo su ser.
Sabía que no podía quedarse allí, por lo tanto aprovecho la distracción de la criatura para escapar lo más rápido posible. Sin embargo, cuando se preparaba para correr; quebró una rama con sus pies. Dándole así su ubicación al monstruo de plumas azules.
Oliver comenzó a correr, siendo perseguido por la bestia alada, quien emitía potentes y amenazadores sonidos con su pico.
Pero estaba de suerte ya que otra criatura de gran habilidad y destreza apareció para hacerle frente a la bestia alada.
—Quda tre das me (Quédate detrás de mi). —Ordeno el joven de cuerpo escultural, piernas de carnero y cuernos que crecían de su frente. Aquella criatura de piel blanquecina y pelaje café hacía frente a la bestia con gran agilidad. Era más pequeño que aquella bestia alada, pero su habilidad era suficiente como para lograr atontar los movimientos de la monstruosa criatura alada. Con su arco disparo una flecha a gran velocidad al ojo de aquel pájaro, aprovechando ese momento para escapar junto a Oliver Green del lugar.
Mientras se alejaban, la monstruosa criatura lanzaba poderosos gritos. Cuales se atenuaban a medida que se iban del lugar a gran velocidad. Hasta llegar a un sitio seguro en el que poder ver el estado de salud de Oliver.
—¿Estés Ben? (¿Estás bien?) —Oliver no podía entender lo que decía, pero le había salvado la vida y estaba muy agradecido con la criatura de piernas de cabra.
—No entiendo lo que dices pero… ¡Gracias! —El patas de carnero se percató de que Oliver Green no hablaba su idioma, por lo tanto trato de ser algo más cauteloso e intento hablar con él utilizando señas. Las que él si podía entender un poco. Al menos sabía que ese joven con piernas de cabra y cuernos que sobresalían de su frente no le haría daño, o al menos así lo creía.
El pies de cabra verifico su estado y luego tomo con sus brazos a Oliver y a gran velocidad se retiraron del peligroso bosque.
El joven Oliver había tenido mucha suerte en esa oportunidad, pues muy probablemente de no encontrarse aquel “sátiro” en el lugar, hubiera sido el almuerzo de la bestia de plumaje azul oscuro. Aunque en la mitología que el conocía, los sátiros no poseían tales habilidades. ¿Realmente era uno?.
La criatura de piernas de carnero llevo a Oliver hasta un poblado dónde humanos y criaturas mitad bestia convivían en paz, criaturas fantásticas que parecían sacadas de un cuentos de magia y fantasía épica.
Oliver abrió sus ojos lo más que pudo, sorprendido. Había todo tipo de criaturas mitad bestia, algunos incluso más raros que otros. Altos y bajos, gordos y flacos. De todos los tipos y colores. Los techos de las casas estaban hechos de paja y las paredes eran de ladrillos de piedra. Pero aunque las casas parecían bastante atrasadas con respecto al resto de lo que podía apreciarse en los alrededores. La villa, era bastante colorida. El suelo estaba cubierto por ladrillos de piedra, había casas grandes y pequeñas, altas y anchas, tiendas de todo tipo y diferentes lugares que visitar.
—De hac un comp, ¿Viens? (Debo hacer unas compras, ¿Vienes?) —le inquirió su salvador. Oliver Green no era muy conocedor del idioma de señas, pero entendía lo suficiente como para percatarse de que por ningún motivo se separaría de la criatura que había salvado su vida, más aun estando en un mundo desconocido.
En el pueblo había numerosas tiendas que tenían diferentes tipos de objetos, que parecían ser de índole mágico, plantas extrañas que variaban y tenían diferentes colores y tamaños e incluso mascotas con características mágicas.
—¡Los mjors obje! ¡So aqu! (¡Los mejores objetos! ¡Solo aquí!) —Decían en voz alta algunos.
—¡¿Busc ls hierbs d mejr calid?! ¡Le tiend de le Doña es tu lugr! (¡¿Buscas las hierbas de mejor calidad?! ¡La tienda de la Doña es tu lugar!) —Y era así en todo el recorrido por las calles.
El joven de piernas de carnero ingreso a una pequeña tienda de libros, una muy humilde pero tenía libros a buen precio. Estos eran andrajosos sin embargo eran de buena calidad.
Oliver Green observaba de aquí allá sorprendido, no por el hecho de lo humilde de la tienda, sino por el maravilloso contenido de los libros mágicos. En el lugar claramente se podía encontrar cualquier clase de tomo sobretodo de magia. La criatura que acompañaba Oliver buscaba una serie de libros, los cuales por alguna extraña razón repetía. Cómo si tuviera intención de comprar libros para alguien más.
—Noto que repites los libros. ¿Alguna razón en particular? —Inquirió Oliver Green, quien solo recibió una alegre sonrisa como respuesta del mitad bestia. Recordando en ese momento que él no entendía su idioma y viceversa.
Al dirigirse a pagar, el joven con cuernos y piernas de cabra; entabló una pequeña conversación con el dueño de la tienda de libros, con quién casualmente tenía una relación de amistad.
—Kalv, tiem in verte pr aqu, (Kalv, tiempo sin verte por aquí). —Le comentó el vendedor de libros, mientras observaba las compras que él deseaba realizar.
—Sin diz glippers d bron (Son diez glippers de bronce) —Le dijo el vendedor.
saco diz monedas y pago por los tomos.
—Muchs grac, señr Braxton Fleming. (Muchas gracias, señor Braxton Fleming) —Expresó educadamente el joven de cuernos que brotaban de su cabeza.
—L contrio grac a t, Kalv. (Al contrario, gracias a ti, Kalv) —Dio las gracias y se despidió del amable señor.
Oliver se sorprendió por lo económica que había salido la compra. El patas de carnero al salir, agarro uno de los libros y lo abrió para recitar una serie de palabras mágicas y posar su diestra en la frente de Oliver, mientras un aura verdosa le rodeaba a este.
Green cerro sus ojos algo atemorizado, pero al abrirlos nuevamente pudo entender las palabras del hombre.
—¿Ahora puedes entenderme? —Preguntó el joven de piernas de cabra. Efectivamente, ahora Oliver era capaz de entender sus palabras. ¿Cómo lo había hecho?
—¿C-como hiciste eso? —El joven de cabellos castaños estaba sorprendido, como si hubiera sido por arte de magia.
—¿Qué? Es solo un hechizo. —Contesto el joven mitad bestia, confundido por la pregunta de Oliver. Después de todo en su mundo la magia era tan común como respirar.
—¿Puedes decirme dónde estoy? —Ahora que Oliver podía entenderle, era importante saber dónde estaba.
—¿Aquí? Estás en Villa Boscosa, del Reino de Gretterland —Aclaró la duda al peli castaño, pero enseguida le surgió otra.
—¿Gretterland? ¿En qué parte del mapa esta Gretterland? —Interrogo al mitad bestia. Nunca había escuchado de un reino llamado Gretterland.
—¿Se puede saber que eres? ¡¿Por qué tienes piernas de cabra?! —Al mitad bestia pareció ofenderle que no supiera que era él. Pero se limito a responderle.
—Soy un Humstial y, nos caracterizamos por ser mitad hum y mitad bestia. —Respondió.
—La diferencia entre ustedes los hum y nosotros; Es que somos más rápidos, fuertes y con sentidos más agudos. Aunque, ustedes son mejores en la magia. —Siguió, echando un vistazo a la posición del sol.
—Centremos la atención en las compras, las clases en el “Alma Flameante” el Gran Castillo de las Artes Mágicas iniciarán en algunos meses —Dijo cambiando el tema de conversación.
—¡¿Debemos?! —Preguntó confundido el joven Green, mirando con su ceja arqueada al Humstial.
—¿Aun no te has inscrito? —Le continuo con una interrogación el sujeto de piernas de cabra.
—¡¿Inscripción?! —Su confusión era aún más grande a medidas que conversaba con el piernas de cabra, se acababa de graduar y ya alguien deseaba encerrarlo nuevamente en las aulas de clases.
—No te preocupes, aún tienes tiempo de inscribirte —le contestó el mitad bestia, Oliver aún estaba muy confundido. Hace unos instantes no entendía absolutamente ninguna palabra del sujeto de piernas de cabra y ahora hablaba de un “Castillo de las Artes Mágicas” lo cual no parecía tener ningún tipo de lógica, al igual que las numerosas criaturas extrañas que paseaban por la villa.
—Te veo un poco confundido. ¿Te invito una pócima de moriazules? —los dos caballeros se dirigieron hasta una pequeña tienda de bebidas pero con nombres extraños. (Para Oliver). “pócima de moriazules”, “pócima de morirojas” eran algunos de los nombres de las bebidas en dicha tiendita.
—Primeramente quiero presentarme. Me llamo Kalv. ¿Y tú? —Le comunico el ser masculino, mientras tomaba asiento en la pequeña tiendita de bebidas, para ser exactos en las mesas justamente fuera de esta y esperaban su pócima de moriazules. La cual según el hombre de cuernos y piernas de cabra tenía la característica de restaurar la energía mágica.
Allí había numerosos tipos de bebidas dulces o como ellos las llamaban “pociones” las criaturas mágicas que allí trabajaban tenían gran afinidad con las bebidas dulces, por lo que todas estas bebidas tenían efectivamente ingredientes como frutas y hierbas con cualidades mágicas y beneficiosas.
—Un gusto Kalv, mi nombre es Oliver Green. —Él y Oliver tuvieron una larga conversación en la cual, resolvía todas las dudas del joven, además Oliver le explicó de dónde provenía él. Cosa que para el ser masculino de piernas cabrias resultaba algo complicado de comprender, no obstante el provenía de un mundo donde absolutamente todo era posible, por lo tanto. Decidió creer en las palabras de Oliver.
Kalv noto que para Oliver procesar lo que ocurría era estresante. Lo cual era lógico que necesitara un descanso. Para él no era habitual ir a tiendas dónde las tazas y platos eran entregados por pequeños enanos con hongos que creían en sus cabezas, o ver diferentes tipos de criaturas mitad bestia caminar por las calles de Villa Boscosa.
Por lo tanto se dirigieron a su hogar, allí Oliver podría descansar un poco. Había huido de una bestia alada hace poco y tal vez también le generaba estrés.
Al pasar las horas, los ojos color esmeralda de Oliver se abrieron, encontrándose aún en la habitación de Kalv.
¿Cuándo despertaría del profundo sueño?
Llevaba varias horas atrapado en el y aunque era un sueño fantástico, para él no lo era. Solo por el simple hecho de que casi moría en horas anteriores.
Oliver se levantó de la cama que estaba rellena de paja y dio unos cuantos pasos para bajar una serie de escaleras de madera, hasta la cocina. Dónde Kalv preparaba algo de comer.
—¿Vives aquí solo? —Preguntó Oliver somnoliento.
—Sí —contesto Kalv, colocando en la mesa un vaso de madera con una bebida rojiza que le haría bien a Green.
—¿Y tus padres? ¿Tus hermanos?... —inquirió Green mientras bebía aquella pócima de morirojas, observando una serie de dibujos en la pared de la cocina. Intuyendo que quiénes allí se encontraban, eran sus familiares.
—Ya no están aquí… —le dijo, haciendo a Oliver asumir que ya no vivían junto a él.
Al pasar los minutos Kalv termino la cena, una que era bastante normal en comparación a todo lo que había visto ese día.
Oliver dio un bocado, esperando que su comida resultará ser horrible, pero al contrario, tenía muy buena sazón.
Al finalizar estuvieron toda la noche conversando. Pues Kalv tenía muchas preguntas para Oliver y viceversa.
Ya en la mañana, sin percatarse de que habían quedado rendidos de tanto hablar, Kalv se dirigió hasta la ventana y observo la posición del sol, al verlo recordó la hora en que debía entregar las plumas de aquella bestia alada con la que se había enfrentado. Pues había realizado una misión para buscar dichos materiales preciados para la alquimia y recibiría una buena paga por ellas.
—Ya vuelvo, Oliver Green—Kalv salió disparado a gran velocidad a entregar el recado. Mientras que Oliver se quedó en el lugar apreciando los diferentes dibujos que habían colgados en la pared. Cosa que le sorprendía a Green.
¿Dónde estaban las personas de esos dibujos? Pensaba, pues en casi todos aparecía Kalv.
Al rato, Kalv regreso con un pequeño saco de glippers y estaba muy contento. Además con él llevaba un par de alimentos esponjados similares al pan.
—Oliver. ¿Me dijiste que provenías de un mundo diferente a Garden? —le inquirió Kalv, lanzando uno de los alimentos al joven peli castaño.
—Así es. —respondió él, atajando un pedazo de aquel alimento esponjoso.
—Mientras no sepamos cómo regresarte a el. Algo debes hacer ¿No? —Continuó el Humstial.
—Puede ser. —contestó Oliver, dando un mordisco al alimento, quedando totalmente fascinado al percatarse que sabía a marshmallow.
—¿Te gustaría estudiar magia conmigo en el “Gran Castillo de las Artes Mágicas”? —Ofreció Kalv.
Resulto una sorpresa para el peli castaño, en su mundo también estaba apunto de ingresar a estudios profesionales e incluso le habían llamado para una importante entrevista de trabajo. Hasta que llegó a parar en el mundo de Garden.
—¡¿Qué?! —Para Green era una idea descabellada. El solo quería volver a Londres con su familia.
—Se que es algo precipitado. Pero aquí en el mundo de Garden, todos van a las grandes Casas de Artes Mágicas, cumplen misiones o peticiones puestas en tabernas e incluso pueden tener su propia profesión mágica —Era como en el mundo de Oliver Green, solo que con magia.
Oliver Green no tenía otra opción más que aceptar la propuesta de Kalv, después de todo no estaba en su mundo y aunque poco sabía de Garden paso a paso comenzaba a adaptarse. Sin embargo, no desistiría de encontrar una manera de volver a su mundo.
Si había logrado llegar a Garden, existía también una manera de irse.
Para suerte de Oliver Green, Kalv había comprado los libros requeridos en su primer viaje a la librería mágica. Por lo cual el joven de cabellos castaños no debía preocuparse. No obstante, debía ir a inscribirse. Según Kalv, había una pequeña sucursal a la que podían ir y presentarse para el examen de admisión, que se debía presentar para ser uno de los afortunados en ir al prestigioso Castillo de Artes Mágicas del reino de Gretterland.
Kalv y Oliver se dirigieron a la sucursal que estaba en el centro de la villa, de la cual entraban y salían cartas que levitaban o salían disparadas si eran demasiado importantes.
La sucursal era pequeña, de hecho Oliver se sorprendió por el hecho de que creyó que el lugar sería igual que aquella biblioteca. Pero allí, trabajaban unas cuantas mujeres de orejas puntiagudas, a la izquierda se encontraban estás mujeres que se encargaban de atender a todas las criaturas que deseaban adquirir información para inscribirse en el “Alma Flameante” Castillo de Artes Mágicas del Reino de Gretterland.
Kalv y Oliver esperaron su turno. Una mujer de largas orejas pero de un rostro muy bello atendió a los jóvenes, en especial a Oliver, quien deseaba inscribirse para realizar las pruebas requeridas para la admisión en el prestigioso Castillo.
—En nuestro castillo encontrarás numerosas casas de estudio, realizamos una prueba de magia para la admisión de nuestros magos, guerreros, cazadores, domadores, sanadores y alquimistas. ¿En qué consiste? Pedimos a nuestros aspirantes practicar las artes mágicas de los tomos que les encomendamos. —Aclaró la dama, haciendo una breve pausa y continuar explicando a Oliver Green los pasos a seguir para si inscripción.
—Una vez pasados los días correspondientes a las prácticas de magia, los aspirantes deberán reunirse en las instalaciones del castillo a realizar las diferentes pruebas. —Seguidamente la mujer para no extenderse tanto, tomo un pergamino y lo entrego al caballero con toda la información necesaria y de importancia para él.
“DATOS CORRESPONCIENTES PARA ASPIRANTES MAGICOS:
ALMA FLAMEANTE, CASTILLO DE ARTES MAGICAS DE GRETTERLAND.
MAGIA OFENSIVA: En este curso, el aprendiz aprenderá a utilizar magia de combate con diversos objetos, exteriorizando está a través de varitas u objetos filosos. Quiénes eligen está rama de la magia se encargan principalmente de defender a personalidades importantes o incluso el mismo reino de Gretterland.
Ramas a elegir de magia ofensiva:
MAGIA OFENSIVA CON BASTONES O VARITAS.
MAGIA OFENSIVA CON ESPADAS, ESCUDOS Y CUCHILLOS.
MAGIA OFENSIVA CON ARCOS Y FLECHAS.
CURSO DE IDIOMAS MAGICOS Y DIFERENTES CRIATURAS (OPCIONAL): En este curso aprenderán los diferentes idiomas de diferentes criaturas del reino, muy esencial si de comunicación se trata. Quienes eligen aprender estos idiomas son principalmente elegidos para diversos trabajos importantes en el reino referentes a la comunicación y e intercambio de ideas con otras criaturas mágicas del mundo.
CURSO DE CONTROL DE OBJETOS (OPCIONAL): Magia muy básica para mover objetos de un lado a otro.
CURSO DE HIERBAS Y PLANTAS CURATIVAS MAGICAS (PARA APRENDICES DE MAGIA CURATIVA): En el reino de Gretterland existen muchas variedades de plantas raras, las cuales son esenciales para crear diferentes pócimas y remedios para curar los diferentes males de los pobladores. Así como plantas peligrosas. En este curso, conocerás diferentes tipos de plantas con habilidades curativas, mágicas y también peligrosas, con la intención de conocerlas, identificarlas y crear ungüentos o pócimas curativas.
MAGIA CURATIVA: Quiénes eligen está rama de la magia, son capaces de realizar múltiples hechizos o conjuros curativos para una gran variedad de males. Quienes eligen está rama de la magia pueden trabajar en el área de sanadores y de ser excelentes en el arte, trabajar en rangos más altos, como ser magos exclusivos de importantes casas. BASTONES Y VARITAS REQUERIDAS.
MAGIA DE DOMADORES: En este curso, el aprendiz podrá controlar con su magia diferentes tipos de bestias y transferir magia a estás para potentes ataques mágicos. Quienes se enfocan en esta magia, al igual que la magia ofensiva; se encargan del bienestar del reino, defendiendo este mediante la unión de su alma con la de una poderosa bestia mágica, incrementando sus habilidades gracias al potencial mágico del domador. (BESTIA REQUERIDA).
ALQUIMIA: En este curso aprenderás a combinar diferentes tipos de materiales mágicos para crear diversos objetos de características mágicas y peculiares, de los cuales su poder y utilidad variarán dependiendo de la rareza de dichos materiales utilizados.
CURSO DE OBJETOS MAGICOS. (ESCENCIAL PARA LA ALQUIMIA): En este curso aprenderás a conocer e identificar los diferentes tipos de objetos y materiales mágicos del mundo, lo que te ayudará en tu camino como alquimista.
BESTIARIO. (INDISPENSABLE PARA LOS DOMADORES): En este curso aprenderás sobre las bestias del reino de Gretterland y sus alrededores, lo cual servirá para conocer su comportamiento, habitad y diversos datos de importancia para su preservación.
CURSO DE POCIONES (OPCIONAL): Indispensable para cualquier criatura del reino, en este curso se aprenderá a combinar diferentes ingredientes para la crear múltiples pociones con efectos mágicos útiles para el aprendiz.”
Oliver estaba sorprendido de la cantidad de habilidades mágicas que podían aprenderse en el Castillo de las Artes Mágicas del Reino de Gretterland. Pero según Kalv existían muchas más artes, las cuales podían ser aprendidas en otros castillos o reinos, incluso artes oscuras. (Para reinos malignos).
—¿Qué arte has elegido? —le preguntó Oliver Green a Kalv, ya fascinado por las diferentes artes mágicas y posibilidades que otorgaba el Gran Castillo.
—Magia ofensiva —Le contesto el mitad bestia.
—¡¿Magia ofensiva?! ¡Pero…! Yo no quiero aprender magia ofensiva —Expresó Oliver a Kalv, quien no paro de reír al ver cómo su (ahora amigo) se enfurecía con él.
—Tranquilo, he comprado todos los libros del curso. Puedes elegir cuál más te guste. —Le aclaro con una sonrisa de oreja a oreja.
Algo que Oliver deseaba estudiar en su mundo, era medicina. «¿Por qué no probar con eso en la magia?» Pensó. Quizás si lograba volver a su mundo, podía utilizar tales habilidades.
—Pues... Yo voy a tomar el lado de la magia sanadora y el curso de pociones y plantas curativas. —Ya con idea de lo que deseaba, hizo una solicitud de inscripción; pero para poder ser aceptado tendría que hacer una prueba de admisión. La cual se haría dentro de tan solo un mes.
—Muchas gracias por elegirnos como tú opción para empezar tus cursos de magia —La mujer de orejas puntiagudas recibió la solicitud de inscripción y lo registro para el siguiente examen de magia curativa en un pergamino.
—Quiero recordarte, que tienes exactamente un mes para afinar tus habilidades. —agrego la mujer.
—Los exámenes de magia curativa son muy rigurosos, muchos magos excelentes fracasan en el primer examen —Oliver era exigente consigo mismo, pero las palabras de la mujer de orejas extrañas comenzaba a hacerle dudar de las habilidades mágicas que aún no poseía.
¿Lograría aprobar la prueba de magia curativa?
No lo sabía, pero estaba seguro que Kalv le ayudaría en su travesía por el nuevo mundo en el que estaba ahora. Al menos, hasta encontrar una manera de regresar a su mundo.
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