El Ídolo Suivre l’histoire

Suspendido entre el tiempo y el espacio un demonio busca divertirse. Experimentar todo lo que solo se puede experimentar a través de un cuerpo humano. La experiencia humana cuando no se concentra en la perpetuación de la especie se convierte en una experiencia meramente sensual.

Hay que estar vivo para tener el privilegio de experimentar el universo a través de un cuerpo biológico con todo lo que eso conlleva. Todas las personas ordenadas, como los sacerdotes y los monjes lo saben. La mente, liberada del propósito de la existencia de procrear, tener una familia, perpetuar la especie, ampliar el mercado; buscará su verdadero propósito, la razón verdadera de la naturaleza de su existencia.

No todos han aceptado venir a la tierra para perpetuar la maquinaria terrestre, el drama humano; otros han venido exclusivamente a experimentarlo. Mientras algunos son obreros, irremediables extras sin importar su condición, otros son los protagonistas, otros usan a esos personajes de apoyo para sobresalir, para experimentar, para ganar.

Porque es como un juego. ¿Por qué accedemos a venir al mundo con todo el dolor y sufrimiento que conlleva, enfermedad y eventualmente la muerte? ¿No nos dejaría esto en una suma cero, en el mismo lugar en el que empezamos?

Los que no somos románticos y no queremos una familia accedemos a venir a la tierra para sentir, para experimentar todo lo que solo puede ser experimentado a través de un cuerpo humano. Un poco como en la lotería o el bingo, sin saber con qué tipo de cuerpo ni en qué condiciones naceremos. Porque vale la pena, la intensidad de las sensaciones y su exclusividad “humana” nos hace acceder a venir. Porque todo lo perceptible es bello. La luz del amanecer es tan bello con el olor de la sangre seca. Un grito agudo de dolor como una laguna de agua mansa y cristalina.

Venimos y borramos la línea divisoria entre el bien y el mal, porque al final todo es bien.

@ Hotel Macondo