Por la noche entramos en una casona antigua. Caminando encontramos a una mujer en la cocina, en el living a un hombre leyendo el periódico, en el segundo piso, un par de niñas idénticas jugaban en su habitación y lado de esta, un chico joven dormía. Al final del recorrido, nos miramos, sin decir nada supimos que todos pensábamos lo mismo.
Qué pena que esa familia haya muerto y aún no lo sepan.
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