A
Alonso Aguilar


Ethan e Irina son testigos en los inicios de la decadencia de la humanidad. Atrapados en medio de la incertidumbre por una extraña enfermedad que azota al país; son forzados a luchar contra la propagación y la autoridad. Su principal objetivo es sobrevivir, atravesando por lo que queda de la ciudad, transformada en una zona de guerra por la batalla de la infección


Post-apocalyptique Tout public.

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Apertura

Llegó. La maldita circunstancia había llegado. Cuando estaba por consolidar mi sueño tuvo que aparecer el ser maligno como balde de agua fría. La presencia del mismo demonio me forzó a despertar a la realidad. En mi mente, un sin fin de emociones comenzaban a plasmarse en mi rostro combinada con la angustia de volver a la calma.

Mi única salida, era seguir pretendiendo que no había oído nada, como un sueño tan profundo que era casi imposible despertar. Era una acción tan simple pero, al mismo tiempo efectiva ante la situación en el cual había caído sin ser partícipe.


–Si no respondes en estos momentos, derribaré esta maldita puerta.

–Puta madre –Maldije en mi mente. ­­


En poco tiempo, mi estrategia del sueño fingido había sido comprometida y cedí ante la inminente amenaza de mi amiga. Me senté a la orilla de la cama, intentando recuperar fuerzas para levantarme y dirigirme hacia la entrada. –¡Un momento! –grité, mientras me acercaba torpemente hacia la entrada de mi departamento.

Tenía sueño y con la pesadez de mis ojos por los desvelos, quito el seguro de la perilla, la abro y analizo por breves momentos a la mujer quien se encontraba al frente de mí. Era una chica con una mirada asesina, tenía unos ojos afilados y hermosos, de un color como la avellana, una nariz respingada y estaba cubierta de pecas en sus mejillas. El tono de su piel era como la nieve del invierno y su cabello, llegaba a la par de sus delgados hombros, intentando ocultar un moretón. Sin poder decir alguna palabra, aquella chica entró con rapidez a mi hogar, con toda la seguridad del mundo hasta detenerse en un sofá.


–¿Cómo fue tu día? –preguntó aquella chica. Cerré la puerta con calma y me acerqué hacia ella con tranquilos pasos. Mi amiga, confiada se colocó cómodamente y me miraba con detenimiento –tengo noticias que podrían interesarte–. agregó ante el silencio que mantenía.

–¿Dónde estabas, Irina? –subí mi tono de voz por preocupación más que por enojo, reflejaba en mi rostro una cara de pocos amigos. Sin embargo, ella me apartaba la vista por mi reacción tan ingenua.

–fui a una fiesta –respondió calmadamente.

–entonces, llegaste a la fiesta. Te involucraste en una pelea y te dieron una paliza ¿No es así, Irina? – ella sonrió.

–La fiesta fue agradable –ella sacó una nota de su abrigo y me lo enseñó–

–Quieres explicarme esto? –dije con seriedad a la vez que le arrojaba un pañuelo. Ella hizo una mueca de desagrado y suspiró.

–Volví a casa y me embistieron estos dos imbéciles, Me golpearon un par de veces. Pero, sigo aquí.

–¿Tiene algo que ver con esto? –señalé a la nota que estaba aún en mis manos. Ella movió su cabeza, negando mi sospecha– ¿supiste quiénes eran? –le quité el pañuelo.

–Sí, parecen ser un don nadie… No tiene relevancia –Irina me apartó y después me miró a los ojos seriamente– Lo que más me inquieta, es que son sujetos de Alexei –Quedé incrédulo.

–Maldito infeliz –arrojé con furia el pañuelo al piso– cuando lo vuelva a ver, juro que los mataré a esos imbéciles –estallé en cólera.

. –No debes alterarte. Esto ya no importa, por ahora. Dame un respiro.


Irina no dijo más, volvió a sentarse en el sofá con una cara molesta y evitaba cualquier contacto conmigo, sabía que había incumplido el acuerdo, pero, era justificable mostrar ese lado de mí. Algo inquieto, decidí sentarme a su lado en silencio, sin voltear a verla, dejando pasar el enojo por la borda e intentando recuperar la calma que gozaba hace unos momentos. Cuando lo sucedido se volvió incómodo y con una voz más relajada, comenté repentinamente que volvería a México.


Ella, de inmediato reaccionó con la mirada, al tiempo que, se mostraba perpleja. Irina no respondió a mi pregunta, pero, en el fondo, sentía que no estaba de acuerdo conmigo en volver. Dispuse a prender la televisión y esta se hallaba en un noticiero local de la ciudad. debatiendo de los acontecimientos internacionales que estaban sucediendo en la frontera sur del país; eran los mismos argumentos y el mismo tono de preocupación en esta tierra extranjera. Qué sí Ucrania los ataca, que sí intenta recuperar el territorio, que sí los rusos nuevamente los apoyarían y un sin fin de notas amarillista que causan temor a las mentes más pobres de la sociedad.


No era nada inusual, es lo que siempre decían en mi país cada vez que mi padre prendía la televisión durante las mañanas cuando iba al trabajo. Es nostálgico que a veces siento que, una parte de mi sigue atrapado en aquel hermoso país. Como si, al mismo tiempo, coexistiera con el presente. El aroma y las costumbres siguen tatuadas en mi esencia y mi propia amiga, lo sabía.


Aunque, para mí es algo extraño que, en mi viejo hogar, no había recibido alguna llamada por parte de ellos. Desde que estoy aquí, mi antigua vida ha quedado suspendida sin que los fantasmas del pasado pudieran encontrarme en este sitio. Pese a que, había sacrificado los recuerdos que el día de hoy me perturban. Desde que ingresé al aeropuerto internacional, mi decisión fue clara. No tenía más remedio que mentirles por un tiempo, con la excusa de estudiar en una universidad extranjera.


Me levanté del sillón y me dirigí con calma a la cocina para preparar una taza de café. Encendí la estufa, calenté un poco de agua en la tetera y abrí la alacena. Miré que el frasco de café había terminado y el azúcar estaba menos de la mitad; decidí abandonar por unos momentos la tetera, sin antes apagar el fuego que la calentaba. Con pasos apaciguados, me hallaba en los cajones, buscando alguna prenda que pudiera ir sin problemas a la tienda de conveniencia que se ubicaba a cinco minutos de aquí.


–¿A dónde vas? –preguntó algo curiosa.

–Solo iré a la tienda ¿Quieres acompañarme? –Ella asintió y empezó a levantarse del sofá para ir hacia la entrada. Yo ya me encontraba cambiado y en seguida, me dirigí con Irina.


Abrí la puerta de mi departamento. Los pasillos estaban desolados y sin ningún alma caminando por el lugar, era silencioso y se notaba una calma inquietante. Cerré la puerta y comenzamos a caminar con dirección al ascensor del edificio, los ecos de nuestras pisadas resonaban por el estrecho corredor. El lugar estaba iluminado por tenues luces y las paredes se veían descuidadas, con algunas grietas visibles e incluso en el mismo techo. Después de unos instantes.

Vimos las puertas metálicas y nos acercamos apresuradamente al sitio, tocamos el botón y esperamos por unos breves segundos su arribo. Entramos en seguida cuando las puertas se abrieron, presioné el botón que dirigía a la planta baja del inmueble y empezó a cerrarse.

. –Espero que no haya sucedido algo importante afuera –comentó frustrada Irina.

. –¿Por qué lo mencionas? –pregunté algo sorprendido

. –Antes de llegar aquí. Hubo una conmoción cerca del parque; la gente está alterada por lo que está sucediendo.

. –Te refieres por las noticias?

. –No, es algo distinto. Hace dos días hubo una redada cerca de mi hogar. Gente con trajes extraños irrumpieron la casa de los Ivanov –explicó con una voz calmada.

Después de contarme su anécdota, Las puertas se detuvieron abruptamente y a la vez se abrieron de repente. Alguien había impedido que el ascensor hiciera su trabajo correctamente. Sin embargo, cuando la mirada se postró en el mismo borde de las puertas, se encontraba una mano dañada, con marcas sospechosas y ensangrentada que tomaba con fuerza la zona.

Era un sujeto, al que no lo había visto por ningún lado. Llevaba consigo un abrigo gris de manga larga, una mochila algo grande y su mirada, reflejaba miedo. Gemía de dolor y trataba de ocultar una parte de su brazo. Irina se acercó al lado de mí, se sentía desconfiada ante la presencia de aquel desconocido. Su piel estaba pálida y comenzaba a mirarnos con desconcierto, las mangas estaban manchadas de sangre y algunas gotas caían al suelo, oprimí nuevamente el botón con calma y las puertas nuevamente cerraron.

Nos sentimos intranquilos, mirando de reojo aquella persona que parecía no tener paciencia alguna. Intentaba apresuradamente salir del lugar con temor. nos miraba con pánico y yo solamente intenté ocultar a Irina detrás de mí. Estábamos en completo silencio, con terror a que nos hiciera algo.

Cuando aquellas puertas se abrieron, aquel sujeto corrió apresuradamente, intentando salir a la calle sin importar tropezarse en el camino y dejar un camino de sangre.

Ambos nos miramos confundidos, Irina se preguntó que le había sucedido aquella persona. De forma inmediata, le respondí que no era de nuestra incumbencia y proseguimos a ir a la tienda de conveniencia por lo que necesitaba, ella aceptó y avanzamos por la recepción.

Cuando llegamos, me había encontrado con la sorpresa que el lugar estaba casi abarrotado de gente, comprando latas de comida y otros productos esenciales. Algunos tenían rostros familiares y se veían aterrados. La calle estaba algo alocada y yo me encontraba perplejo con la escena. Los empleados estaban como locos marcando productos y cobrando, se veían estresados por la inmensidad de la multitud inquieta.

–El reportero no paraba de hablar –comentó un desconocido hacia una persona ajena a mí. El sujeto estaba sorprendido y algunos estaban observando.

–¿Dijeron hacia dónde ir? –preguntó algo alarmado

–Dijo… el ejército bloquea la autopista. No hay forma de llegar a la ciudad Sarkov –mencionaba.

. –Cómo demonios pasó esto?

. –No tengo idea. No somos los únicos afectados. Al principio decían que ocurría cerca de la frontera. Ahora mencionan la capital y las ciudades aledañas.

Arriba de ellos, se veían las noticias locales de la ciudad, había una reportera que cubría un incidente que estaba ocurriendo en algún distrito de la zona. Se veía espantada y detrás de ella había paramédicos y los servicios de bomberos. Mientras dejaba de prestar atención a la televisión, vi algo inusual. En la esquina de la tienda de conveniencia, estaba un periódico con un extraño título en la primera plana.

“Hospitales del área alcanzan el máximo de infectados. Aumento del 200% debido a una desconocida infección”

“Policía: Una mujer enloquecida mató a sus hijos y a tres personas más”

Lo dejo en su lugar y me retiro de ahí, cada vez las noticias cada día eran peores. Miré nuevamente aquella televisión y la imagen había cambiado, detrás de la mujer se encontraba un enorme incendio que cada vez empeoraba.

“Parece que lo que inicialmente informamos como disturbios…”

“…Está relacionado de una forma con la epidemia nivel nacional. Recibimos un informe que demuestran que las víctimas de la infección muestran un aumento en la agresividad y…”

–Diablos –Dijo Irina– eso está algo cerca.

“Debemos de evacuar todos de aquí, ¡esto estallará! gritó un bombero.

–“como pueden observar hay una conmoción detrás de mí –continuaba aquella reportera y después se vio una explosión. Hasta que, aquella señal cayó. Por un instante, sentimos un pequeño temblor y enseguida un enorme estruendo que provocó la activación de las alarmas de los autos.

–¿Qué demonios ocurrió? –preguntó alarmada Irina. Justamente escuchamos sirenas a nuestra redonda, no se distinguían si eran de las patrullas o las ambulancias. Pero, se veía a las afueras un pánico inusual. Al instante, la multitud comenzó a presionar a los empleados y algunos salían sin pagar las cosas.


Subían a sus autos y arrancaban sin pensarlo, otros aceleraban el pasos y se dirigían con rumbos desconocidos a lo ancho de las calles y avenidas. Muchos comenzaron a llamar a sus familiares y otros veían las afueras de la tienda, curiosos de lo que ocurría, al tiempo que, la desconfianza incrementaba.


De pronto, una extraña comenzó a toser incesantemente. Salió hacia la acera de la calle, llamando la atención por la tosiguera que llevaba. Era poco con decir que tenía una tos muy ronca, hasta el punto de pensar que saldrían sus intestinos por su garganta. La pobre mujer probablemente se escuchaba al otro lado de la manzana. Su rostro desprendió un color morado por la falta de aire. Comenzaba a sudar demasiado, como si hubieran recorrido un maratón de diez kilómetros a lo largo de la principal avenida, empapando su camisa; Entonces, se quedó quieta por unos instantes, mirando al cielo nocturno y después desplomó de golpe, azotando con violencia al pavimento.


Con prisa, dos hombres socorrieron a la chica que yacía tendida en el suelo, ambos se acercaron y se agacharon, intentando ayudar a la joven, preguntando si se encontraba bien varias veces. Jamás respondió y siguió tosiendo hasta el punto de expulsar sangre por la boca, embarrando la acera y asustando a la muchedumbre que veía perpleja la escena. Aquellos hombres, retrocedieron a unos pasos. Sacaron sus teléfonos y comenzaron a marcar a emergencias, la expresión de pánico se notaba a simple vista cuando uno de ellos dio aviso que la línea de llamada, estaba saturada. Aquella mujer comenzó a convulsionar desbocadamente mientras se ahogaba con su propia sangre, las personas sacaron sus teléfonos y comenzaron a grabar la situación tan inquieta que no se dieron cuenta a tiempo de su error. Ella había cesado, ya no se sacudía con violencia, pero, al mismo tiempo ya no reflejaba la vida en su rostro por la palidez que mostraba.


Aquella mujer ya no estaba, y sin embargo, una parte de mí evidenciaba el miedo que sentía. Con temor, tomé de la mano a Irina y poco a poco iba apartándome del lugar; mi instinto me lo obligaba, ya no había motivos para permanecer quieto y era claro que algo sucedía en ese lapso de silencio. Aquellos hombres se acercaron, curiosos con saber que ocurría a la pobre chica, hablaban entre ellos que no podía distinguir, susurraban y se miraban atónitos.


Sin esperarlo, aquella chica mordió el cuello de uno de los sujetos mientras luchaba por su vida al intentar apartarla. Ella arrancó una buena parte del hombre al tiempo que se retorcía de un agonizante sufrimiento. El piso se convirtió en un inmenso charco de sangre y el pánico se encendió entre la multitud.


Algunos comenzaron a gritar y a correr con todo lo que habían cogido de la tienda de conveniencia mientras escapaban del lugar. Aquel hombre se quedó inmóvil, sentado en el suelo, contemplando el alzamiento de la mujer que lo miraba fijamente a la vez que gruñía como un animal. Ella ya no era la misma, su rostro solamente reflejaba la muerte y a la desesperanza.


Salimos por la puerta trasera, corrimos e intentamos llegar a mi departamento, mirando a nuestros alrededores con demasiada alerta. Sentíamos inquietud cada vez que pasábamos por la oscuridad de los callejones, viendo a las personas corriendo por la luz y suplicando por ayuda. Cuando estábamos cerca, había una turba acercándose con rapidez. Escapaban de algo que los asustaba, eran demasiados y algunos tropezaban, nadie le importaba levantar a los caídos y solamente lo pasaban por encima.


La cobardía nos hizo retroceder, nos movimos con prisa a la principal avenida, había cientos de personas saliendo entre pasillos oscuros, abalanzándose a quienes estuvieran cerca mientras que pedían que pararan. disparaban bengalas al cielo desde las azoteas, varías explosiones resonaban en eco en los estrechos caminos y algunos edificios, comenzaban a incendiarse.


Caían desde el cielo varios cuerpos, esparciendo las vísceras por el fuerte impacto en la acera. Varios helicópteros junto jets de combate sobrevolaron por encima de nosotros, dirigiéndose al norte de la ciudad. Diversos autos provocaban accidentes, bloqueaban otras alternativas de escape. Explotaban, llevándose en el camino a inocentes que intentaban huir del pánico. Al mismo tiempo que. la alarma antiaérea, comenzó a ensordecer a toda la ciudad entera, envolviéndolo en una inmensa pesadilla.






23 Septembre 2022 22:39 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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Diego de Juan Diego de Juan
Brutal, me esta encantando. Yo tambien escribo sobre el apocalipsis zombie si pudieras decime que te parece mi historia seria de gran ayuda. Me encanta tu trabajo sigue asi
December 06, 2022, 23:32
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