sadderdaze22 Gret

El verano del 83' fue sin duda el más especial para todos los habitantes de aquella villa, sobre todo para Jungkook, quien luego de conocer al hijo menor de sus nuevos vecinos y tener que lidiar con la fastidiosa cercanía de éste, termina envolviéndose por sus encantos, viviendo así las mejores vacaciones de su vida. El amor te hace cambiar de manera drástica y para nuestro protagonista fue un logro que se debió a Kim Taehyung, pues solo aquél chico de ojos avellanas pudo abrir esa coraza que cubría la verdadera dulzura de su alma. ❝-¡Auch! - se quejó esa voz proveniente de arriba. Jungkook frunció el ceño. -En definitiva no eras una ardilla. - musitó, captando la atención del rubio que le miraba con un tierno puchero.❞ ·Historia completamente de mi autoría. ·Ambientada en los 80s. ·Pequeños guiños inspirados en Call me by your name. ·No copias ni adaptaciones. ➵ Hermosa portada hecha por: @ xniallharrygirl (wattpad) 💖


Fanfiction Groupes/Chanteurs Interdit aux moins de 18 ans.

#jungkook #taehyung #homosexual #boyslove #romance #80s #italia #veranodeamor
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Prólogo

El sudor empezaba a resbalar por las hebras de sus negros cabellos, su rostro goteaba y las manos le sudaban mientras caminaba a paso seguro, maldiciendo internamente. De no ser porque su bicicleta se había descompuesto un par de semanas atrás, no se encontraría en estos momentos recorriendo ese largo camino hacia su casa. Sí, definitivamente la mala suerte estaba de su lado y el sol irradiante en lo alto del cielo no le cooperaba en lo más mínimo.

Aquella tarde de verano Jungkook se encontraba cansado y mal humorado como de costumbre, su enojo nunca lo disimulaba y poco le importaba el hecho de hacerlo, según él eso sería muy hipócrita de su parte, pues no era nada nuevo el hecho de que las personas a su alrededor le hostigaban. Siempre fue así, o quizás surgió de algún tiempo en específico, pues su madre aún solía recordar cuando la tierna sonrisa de su hijo iluminaba cuál rayos de sol.

Nunca lo entendió, nunca supo a qué se debió ese cambio tan repentino en su hijo y se aferró a la vaga idea de culpar a la adolescencia que atravesaba.

"Es un adolescente, la pubertad los vuelve rebeldes, ya sabes como es..."

Eran las palabras que la señora Min le decía, gran amiga y vecina de los Jeon. Al igual que ella tenía un hijo, Min Yoongi era su nombre, de tez blanca y ojos felinos, con un carácter bastante tosco y apático, muy idéntico al de Jungkook.

Quizás por algo encajaban perfectamente, pues desde muy pequeños se hicieron grandes amigos, una amistad peculiar que nunca contó con una mínima muestra de afecto, algo que para ambos chicos era meramente normal, pues para ellos el sólo hecho de apoyarse mutuamente era más que suficiente.

La villa Albergoni era sin duda de los lugares más calmos que se encontraban al norte de Italia, una región muy apartada a la urbanidad y el ajetreo de la ciudad, pues en este pequeño lugar denominado "Paraíso de los árboles", (nombre que se le atribuyó porque en cada metro cuadrado se encontraban cientos de estos), era el espacio perfecto para llevar una vida tranquila y armoniosa, libre de problemas y cualquier tipo de eventualidad a la que en la metrópolis normalmente se vive.

Mientras Jungkook continuaba perdido en sus propios pensamientos, marcando pasos por el camino lleno de barro y mucha vida silvestre, un nuevo encuentro le esperaba. El camino era solitario, no había ni un alma además de la suya en aquél sendero cubierto de césped y árboles de todo tipo, sin embargo entre todo lo que usualmente observaba cada que pasaba por ahí, no esperaba toparse con aquella silueta que se encontraba varada en las ramas de un árbol de durazno.

Se detuvo, perplejo ante la escena y pensando que quizás se trataba de alguna ardilla traviesa, agarró sigilosamente un pedazo de tronco que se encontraba en el suelo, ¿Muy oportuno? Puede ser, pero no se quedó a debatirse sobre eso, pues el crujido que sobresalía desde lo alto le asustó al inmediato, haciendo que aventara rápidamente el pedazo de madera.

—¡Te tengo tonta ardilla! — musitó, al ver como su puntería le atinó, sin embargo el sonido de un quejido le hizo fruncir el ceño. ¿Desde cuándo las ardillas hablaban?

—¡Auch! — se quejó esa voz proveniente de arriba.

Jungkook frunció el ceño, sin entender lo que sucedía y acercándose a tientas, alzó la vista para ver de qué se trataba, sus ojos abriéndose ampliamente al notar como la ardilla que pensó haber golpeado hace unos minutos no era un animal como tal.

¿Un chico?

Se cuestionó en sus adentros, mientras observaba al sujeto que se encontraba sobándose la cabeza por el golpe.

—En definitiva no eras una ardilla. — musitó, captando la atención del rubio que le miraba con un puchero.

—¿Tú me golpeaste? — se quejó el contrario.

—Sí, obviamente fui yo, ¿A caso mirás a alguien más aquí? — replicó el azabache con cierta obviedad, evadiendo el hecho de que lo había lastimado. El chico se cruzó de brazos, al parecer la actitud de Jungkook no le agradaba y no era para menos luego de no recibir tan siquiera un "lo siento" de su parte.

—Eres muy grosero. — gruñó. —Ahora me duele la cabeza por tu culpa.

—¿Disculpa? — inquirió Jungkook, alzando una ceja. —Tú eres el que casi me provoca un infarto por el susto.

—¿Y tenías que aventarme un tronco en la cabeza?

Jungkook le miró serio.

—Pensé que eras algún animal merodeando. — bufó, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

El contrario frunció las cejas mientras lo escuchaba, la arrogancia del azabache lo estaba incomodando.

—Pues ya viste que no lo soy. — puchereó.

—Oye, no me culpes. — gruñó el azabache. —Tú eres el que está arriba de un árbol columpiándose como un mono, ¿Qué querías que pensara?

El rubio quiso reír ante el comentario, de repente su enojo estaba cesando, haciéndolo observar detenidamente al azabache de cejas fruncidas. Era alto, cuerpo delgado pero proporcionado, cabello negro y piel blanquecina, labios rosados cuál carmín y con una dentadura similar a la de un conejo, muy tierna, haciendo contraste con su actitud malhumorada.

Jungkook se percató de la mirada del chico, parecía estarlo observando, el silencio invadiendo la atmósfera en ese momento.

—Ya deja de mirarme. — espetó, captando la atención del rubio nuevamente.

—¿Ahora resulta que debo pedirte permiso? Soy libre de observar lo que yo quiera. — rió por lo bajo y Jungkook rodó los ojos.

—Agh, ni siquiera sé porqué continúo aquí. — resopló, dispuesto a seguir con su trayecto, pero la suave voz de aquél chico le hizo detener su marcha.

—¿Te irás sin ayudarme a bajar? Vaya que eres grosero.

—¿Es en serio? — replicó estresado, llevándose una mano a su sien que de pronto empezaba a dolerle. La gentileza era de las pocas cosas que empleaba en su vida, odiaba eso y más cuando tenía que hacerlo con personas que no conocía. Pero bueno, hoy era un día bastante extraño, así que sin negarse más, le extendió, de mala gana, su mano al chico de hermosos ojos que le sonreía.

Bajó lentamente, tratando de no lastimarse en el proceso, pero un pequeño tropiezo hizo que descendiera de forma precipitada, cayendo torpemente en los brazos del azabache, que al darse cuenta de la caída corrió rápidamente a sostenerlo.

¿Ese era Jungkook? ¿El chico frío que siempre hablaba con sarcasmo? Sí, vaya que era el mismo, incluso él se sorprendió ante aquél pequeño acto de bondad, no sabía qué pasaba en su interior, pero al ver a ese chico, asustado y temeroso entre sus brazos una extraña sensación le recorrió por todo su sistema.

—¿E-estás bien?

—S-sí. — susurró el rubio, sintiendo los espasmos sobre su pecho. —Tú...me salvaste...

Jungkook se quedó perplejo al oír aquello y nuevamente su naturalidad le invadió, haciendo que soltara rápidamente al contrario de su regazo. Un pequeño movimiento que terminó dejando en el suelo al rubio.

—¡Auch! Esto es demasiado. — chilló, levantándose por su cuenta, limpiando su short que ahora se encontraba sucio por el polvo. —¿Por qué hiciste eso?

—No esperes que sea gentíl. — dictaminó, tomando su mochila nuevamente.

—Por un momento casi pensé que lo eras.

Jungkook meditó aquellas palabras, pues en ese momento también se sintió distinto, como si alguna fuerza le impulsó a realizar tal acción.

—Qué tontería. — murmuró, hablando más que consigo mismo. —Como sea, ya estás abajo, puedes continuar con lo que sea que estabas haciendo.

—Bueno, no tengo nada más que hacer, logré alcanzar el durazno que quería. — musitó el rubio, sonriendo amplio mientras sostenía el fruto entre sus manos. En ese instante Jungkook entendió porqué estuvo en aquél árbol todo este tiempo.

—Así que era por eso... — suspiró cansado, observando al chico que empezaba a masticar el durazno, comiéndolo gustosamente.

Se miraba tierno, podía deducir que era algunos años menor que él a simple vista, su rostro era delicado, ojos avellanas y cejas gruesas, labios delgados y carnosos, con un pequeño lunar en la parte inferior. Su cuerpo delgado y de piel acanelada.

Vaya que era muy atractivo y el movimiento que ejercían sus labios al comer y chupar el sabor dulce de aquél fruto dejaron perplejo a nuestro protagonista, quien sin darse cuenta se quedó inmóvil, presenciando al chico con total atención.

—¿Qué sucede? — se detuvo el rubio, al notar la mirada de Jungkook sobre él.

—N-nada. — carraspeo, negando con la cabeza mientras se maldecía internamente por haberse quedado en trance por unos segundos. —Como sea, ya te ayudé, demo irme, aún debo caminar un par de kilómetros.

—Oye, puedo saber cómo te llam... — quiso articular, pero el azabache empezó a caminar sin voltear a verlo, dejándolo sólo en medio de aquél camino boscoso.

¿Qué rayos fue eso?

Se decía Jungkook, su cabeza dolía y el reciente suceso con el rubio le hacía negar con la cabeza mientras caminaba, el darse cuenta de la manera en que se quedó observando sus labios le hacía sentir extraño, nunca había pasado por algo similar y pensar que un chico lo dejó paralizado hizo que sus enojos aumentaran.

Definitivamente todo era extraño y aunque quiso olvidar tal suceso, la imagen de aquél rubio de hermosos ojos le persiguió en todo el transcurso de regreso a casa.


19 Septembre 2022 02:50 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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