duhl Duhlie Duhlie

Tendría que dejarse caer fielmente ante la locura con tal de sentir el más placentero tacto que alguna vez pudo desear. Jungkook lo supo entonces, y sin dudarlo se tiró hacia un estimulante caos. (Edición 2022) ©NO SE PERMITEN copias, adaptaciones, resubidas a otras plataformas ni nada que se asemeje. Historia de completa y única propiedad del autor, respeta el trabajo de los demás. ©Portada hecha por Duhl. ★TaeKook ADVERTENCIA: Esta historia es Jungkook bottom y Taehyung top. Contiene escenas de relaciones sexuales, escenas sangrientas, entre otras cosas recomendadas para mayores de 18 años. Si no te gustan estos temas o eres sensible no leas y evita los malos comentarios. ¡Gracias por leer!


Fanfiction Érotique Interdit aux moins de 18 ans.

#Taehyung #Jungkook #BTS #btsfanfic #vkook #taekook #gay #army #inkspiredstory #fanfiction
Histoire courte
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único

18 de octubre.

11:32 PM.


—Señor, ya tenemos quien va a hacer el trabajo. —En un silencio asfixiante de pie en su lugar se quedó mirando al hombre; había tomado un mínimo impulso para darle a la pelota con el palo de golf entre sus manos, la cual salió volando. Delineó la curvatura de su labio superior con su lengua atento a los movimientos del objeto esférico, el cual cayó a algunos metros del hoyo. Finalmente le dirigió la mirada.


—Explícame porqué no Cho. —Tomó otra pelota y la colocó en el soporte, preparándose para otro nuevo tiro.


—Cho está muerto, murió matando a Scott Ganci. Pero conseguimos a alguien que es tan bueno como él, tal parece que no deja huella y le es fácil hacerlo pasar por accidente o suicidio.


—Recen porque no parezca, sino que realmente lo haga. —Miró a su empleado con una expresión de clara sentencia, contratar a alguien que incumpliera su deseo marcaría la muerte de todos los hombres que lo convencieron de haberlo contratado. —La suma de dinero que pide.


—Dijo que quede a su antojo, señor, dependiendo lo satisfecho que usted quede le puede dar lo que le parezca. Ese dijo que era su método.


—Interesante. —Guardó el palo en la bolsa correspondiente y se quitó los guantes cuando a lo lejos vió como una de sus empleadas traía una bandeja en sus manos. —Dile que para mañana lo quiero muerto, y de ser así, le daré el dinero que se merezca.


—De acuerdo, se lo haré llegar. —Sin perder más tiempo salió del campo de golf, tendría que hacer una llamada.


—Aquí tiene, señor Taehyung, su cóctel de mandarina y vodka, y ahí tiene rebanadas de limón.


El rubió le sonrió con la boca cerrada en respuesta, tomando la bandeja entre sus manos. —Tráeme la botella entera.


La fémina asintió. —Enseguida, señor Taehyung.


19 de octubre.

10:58 PM.


El ruido aturdidor de la música retumbaba por todo el edificio, y más allá de este. Las luces de colores que no permitían ver bien a la personas al rededor no le hacían el trabajo fácil, intentaba colarse entre medio de la multitud que bailaba y gritaba.


Parándose en la punta de sus pies pudo visualizar a lo lejos su objetivo, el cual estaba sentado en un sofá, recibiendo las caricias de una aparente bailarina erótica o directamente prostituta.


Luego de minutos llenos de empujones y algunas patadas llegó al final del primer piso del club, sin temor quedándose de pie firme frente al hombre, el cual pareció no notarlo al tener su mirada fija en los muslos rellenos de la fémina. Los que si notaron su presencia fueron dos "gorilas" que con aire amenazante le hicieron frente.


—¿Que quieres? —Cuestionó, mirando desde arriba al más pequeño de los tres.


—Quiero hablar con Warren Ellison. —Obvió, señalando al hombre detrás de ellos.


—Está ocupado, no se aceptan visitas.


—Soy amigo, díganle que vine por Bernard Persson, él va a entender. —Presenció como uno de los hombres le susurraba algo a su objetivo, el cual lo miró de arriba a abajo. La mujer terminó por irse, y el de camisa roja le hizo un gesto con la mano de que lo siguiera.


—No, está bien, es un conocido. —Le dijo a uno de sus guardaespaldas cuando tuvo la intención de acompañarlos. —Sígueme.


Sin mayor vacilación ambos se dirigieron escaleras arriba, atento a cualquier interrupción el menor lo seguía de atrás.


—Dilo de una vez, chico. Alguien tan joven conociendo a Bernard Persson tiene toda mi atención.


—No soy tan joven, tan solo me mantengo. —Mintió, entrando a una habitación luego del mayor.


—¿Es una indirecta por mis arrugas? Los cincuenta no son fáciles. —Comentó con una sonrisa.


El joven se obligó a sonreír.


—Siéntate y dime todo. —Señaló una silla frente a su escritorio, dónde él estaba.


Ahora, con ambos frente a frente, solos en una habitación con música a todo volumen, el menor comenzó a hablar.


—Es realmente un honor conocerlo, señor Warren. He seguido su trabajo por mucho tiempo. —Al notar lo claramente interesado que estaba el contrario en lo que él decía, supo que debía continuar. —Amasó todo un imperio usted solo, es maravilloso.


—Bueno, no es para tanto. —Minimizó con falsa modestia, por supuesto que para él mismo era el mejor, pero no lo diría en voz alta. —No te pregunté tu nombre.


El menor sonrió. —Jungkook. Jeon Jungkook.


—Jeon Jungkook... No me suena.


—No todos podemos ser tan famosos como usted. Y es fantástico poder conocerlo ya que esta iba a ser la última oportunidad que tendría para hacerlo. —Dió leves caricias al arma en sus jeans.


—¿Porqué? ¿Te vas de viaje?


—Yo no, usted si. —No vaciló en disparar directo a la cabeza del hombre frente a él, entre las rasposas manos del muerto dejó el arma que acababa de usar. Miró sus manos propias, nisiquiera se le habían manchado los guantes que estaba utilizando.


Sacó su celular del bolsillo trasero de sus jeans negros, ahora si tenía su pulso acelerado, su mano tembló mientras llamaba al número. —Dile al señor Taehyung que el trabajo está hecho, y sin haber pasado del día de hoy. —Su palabras se trabaron, se le estaba formando un nudo en el estómago. "Mañana a las 21 en punto te dará el pago él mismo." Fue lo que recibió como respuesta, quiso gritar y patalear, mas se contuvo. Estaba emocionado, mucho. Sentía su cabeza dar vueltas, y toda la emoción se transformó en sufrimiento cuando comenzó a escuchar voces fuertes que retumbaban en su mente. Sacó una pastilla de su bolsillo trasero y la ingirió lo más rápido que pudo, aún si a falta de agua le costó lograrlo. Se hizo "bolita" en un rincón de la habitación, deseando que pase todo de una vez y ya sea el día siguiente. Perdió la fuerza sobre su cuerpo por unos minutos, pero aún para su pobre suerte no duró mucho y pudo volver a ser él mismo. Ahora tenía una sola cosa en mente mientras dejaba la escena del crimen, y era al fin tener a Taehyung frente a él.


20 de octubre.

09:00 PM.


—Señor, ya está aquí. —Informó luego de tocar la puerta.


Taehyung miró la hora en su reloj, le resultó cuantiosamente curioso lo puntual que fue. —Que pase. —Ordenó.


Al cabo de un par de minutos la puerta de su oficina se abrió, dejando a la vista a un joven. El rubio miró de arriba a abajo al muchacho, sin molestarse en ocultar su confusión y en parte asombro. Taehyung observó detenidamente al contrario cuando se acercó aún más; estaba completamente vestido de negro, tenía unos jeans ajustados y un camisa negra con cuello alto. Era delgado pero con buenas proporciones, muslos rellenos y cintura estrecha. Y su rostro, parecía un pequeño angelito, denotaba tranquilidad. Unos labios pequeños y carnosos, ojos negros con cierto brillo especial. Su cabello azabache perfectamente peinado en "forma de hongo". A simple vista parecía un niño, un niño hermoso. ¿Esto había matado a un hombre? Vaya...


El rubio se levantó de su silla y con un maletín en la mano a paso lento se acercó al contrario, notando que este era de menor estatura por unos pocos centímetros.


—¿Asesinaste a Warren Ellison? —Cuestionó.


—Si, señor. —Susurró, le sostuvo la vista al rubio, intentando guardar la imagen de ese rostro por siempre. No era como en las fotografías que había visto, era mucho mejor y eso le encantaba.


—Hiciste un trabajo formidable, voy a necesitar más. Tengo trescientos treinta enteros, —Señaló el maletín. —cada vez que hagas lo que quiero tendrás este pago.


Si el azabache fuera creyente estaría agradeciéndole a todos los dioses del mundo, al ser ateo tan solo sonrió en sus adentros. —Por supuesto que acepto trabajar para usted, señor.


El rubio asintió. —¿Cómo dijiste que te llamas?


—Jungkook, señor.


—¿Tienes menos de veinte años? —Cuestionó, acercándole el maletín al menor.


El azabache negó enseguida. —No, no. Tengo veintitrés. —Miró hacia el maletín, en concreto las manos masculinas del hombre, tenía un par de anillos en los dedos, por un segundo imaginó lo que le podrían hacer. —Ah... Esperaba que si había quedado satisfecho con el trabajo pudiera pagarme con otra cosa, no dinero. Creí habérselo dicho a sus hombres.


Taehyung elevó una ceja, gesto que hizo al cuerpo de Jungkook temblar; se estaba poniendo tan caliente que temía por su ropa, la cual parecía que en cualquier momento se prendería fuego. —Quieres poder, ¿Es eso? —Preguntó socarrón.


—No, no es eso... —Mordió su labio inferior, nervioso rasguñó su brazo. Tenía suerte de haber tomado sus pastillas antes de ir hasta la residencia de Taehyung, sino de seguro ya estaría hecho un caos. —Escuché que usted es bueno en ciertos aspectos, pero no todos tienen la suerte de comprobarlo. Supuse que a cambio de un buen trabajo yo podría verlo, por eso le aclaré a sus hombres "dependiendo lo satisfecho que usted quede me puede dar lo que le parezca" —Ante la mirada aún inexpresiva del rubio inhaló profundo, ignoró los acelerados latidos de su corazón y dejó de hablar entre líneas. —Quiero que tengamos sexo, señor Taehyung.


La inquietante curiosidad en el rubio ahora aumentó aún más, quería hayar una explicación pero simple y llanamente no la encontraba. No estaba enterado de que se rumoreaba sobre con quién se acostaba, él tan solo lo hacía sin pensar en algún posible problema con ello. Jungkook era sospechoso, sus hombres habían comenzado a escuchar sobre él de la nada, y ahora le pedía acostarse con él. Era raro, y eso le llamaba la atención.


Dándose la vuelta el mayor dejó el maletín encima de su escritorio. —Así que quieres acostarte conmigo, dices que la gente comenta que soy bueno en eso.


Jungkook asintió levemente, deseando que su "pequeña" mentira no quede en evidencia. Mientras no le hiciera muchas preguntas todo iría bien.


Taehyung sacó de su escritorio una botella de vodka, llenando un vaso de cristal con la bebida. —¿Quieres? —Preguntó, estirando su mano con el vaso en dirección al menor.


—No... Lo siento, no tomo alcohol.


—Correcto. —Llevó el vaso a su boca, tomando todo de un solo trago, sintiendo su garganta picar. Pasó la lengua por su labios, lamiendo el alcohol que quedó allí mientras tenía sus ojos fijos en el joven, quien lo miraba atento en su lugar y sentía sus piernas temblar. —Y dime, ¿Que se supone que hago para ser tan bueno? —Como si fuera un depredador acechando a su presa se acercó con lentitud hacia Jungkook, el cual no retrocedió ni un solo centímetro; estaba excitado, no asustado.


—Solo... Solo escuché que es rudo y expresivo. —Balbuceó. Miró hacia los pantalones de traje negros del mayor. —Y grande...


Taehyung sonrió arrogante, tomó con firmeza las bien formadas caderas del menor y lo atrajo hacia él, ahogándolo en un beso con sabor a vodka, casi doloroso, mordisqueó y tiró de los labios inexpertos. El azabache gimió, siendo silenciado por la boca ajena. El mayor apretujó entre sus palmas los redondos glúteos del contrario, luego tomó impulso y palmeó con fuerza, asegurándose de que la marca rojiza quedara impresa en la lívida tez.


Jungkook se aferró a la espalda del contrario cuando este dirigió los besos hasta su mandíbula y luego su oreja, chupeteando y dejando su cálido aliento en la piel. Gimió cuando el mayor creó una placentera fricción entre ambos genitales aún cubiertos por la ahora molesta ropa.


—¿Que es lo que realmente quieres, Jungkook? —Susurró en el oído del menor, ahora mordiendo su lóbulo.


—Quiero... Quiero que usted me la meta. —Apretó sus ojos con fuerza cuando su miembro recibió atención por la juguetona mano del mayor, el cual sonrió y elevó sus cejas.


—¿Y te suena lógico asesinar a un hombre solo para que yo te haga eso? —Adentró una de sus manos en los jeans del joven, su fría palma haciendo contraste con la caliente piel.


—Yo nunca fui normal, señor. ¡Ah...! —Gimió cuando el rubio adentró dos dedos en su entrada, moviéndolos de dentro hacia afuera con lentitud, pudo sentir el notable frío de los anillos dorados.


Taehyung inhaló profundo en el cuello blanquecino, deleitándose con el peculiar olor del azabache. Nunca lo había sentido antes, pero era embriagante. —Hueles bien, Jungkook. —Metió sus largos dedos lo más adentro que pudo, para luego meter un tercero. Más temprano que tarde salió de la cavidad contraria, para comenzar a desnudar con impaciencia al menor el cual estaba brevemente adormecido por la sensación en todo su cuerpo, aún así se pudo mantener de pie. Primero se deshizo de la camisa, en el apuro mandando a volar algún que otro botón de esta. Luego le bajó los jeans junto a su ropa interior, sin perder tiempo los tiró al piso junto a sus botas. Tirando de su brazo luego de tomar algunas cosas de su escritorio lo llevo hasta un sofá que había en su oficina, donde lo empujó y se subió encima de su cuerpo acostado.


Jungkook había estado avergonzado todo el tiempo pero ahora sentía su rostro arder aún más. Ver a Taehyung ahí, sentado encima suyo mientras se quitaba su camisa y lo miraba como si lo fuera a devorar era todo lo que pudo haber deseado. El sofá de terciopelo negro acariciaba su espalda, era suave y cómodo. Se dejó hacer cuando el rubio ató sus manos con una corbata a una estructura de madera que salía de la pared, era un nudo firme mas no podía darse el lujo de pensar en el dolor que sentía en sus muñecas. Las luces tenues en el cuarto le permitían ver lo justo y necesario, lo suficiente para apreciar el torso desnudo del mayor y su erección ahora al descubierto.


Jungkook sintió su propio miembro vibrar cuando el contrario lo tomó por los muslos y abrió sus piernas, poniéndose entre estas y dejando su entrada a la procaz vista. Se sentía indefenso, y eso lo excitaba aún más, estar bajo completo control del hombre.


—¡Espera! —Detuvo cuando Taehyung tuvo la intención de abrir un preservativo. —Digo... Yo no tengo ninguna enfermedad, estoy limpio. Uh...


El rubio elevó sus cejas y sonrió. —Bien. —Tiró el preservativo a algún rincón del piso y en cambio abrió un frasco con lubricante, esparciendo el líquido en su erección, la cual llevó a la cavidad del menor. Notó una cierta inquietud en el azabache, el cual intentaba mirar como entraba su miembro en él. —No te preocupes, Jungkook, —Comenzó a presionar el glande, ese solo acto ya le generaba cierto dolor al menor. —Intentaré que no duela.


Un gemido lastimero salió de lo más profundo de Jungkook, el cual cerró con fuerza sus ojos. Dolía bastante.


—Dije que intentaría, no que podría. —Dijo con cierta burla, dando una embestida certera contra el menor quien gimió otra vez. —Tienes un cuerpo precioso, Jungkook. —Emprendió un movimiento constante con su pelvis, adaptando mejor la cavidad a su gran tamaño. —Eres perfecto para tantas cosas, la próxima vez te voy a pagar doble. —Palmeó con fuerza el glúteo derecho, dejando a los pocos segundos una marca roja. —Quien sea que te haya enviado a mi, me conoce bien, sabe que me gustan sumisos como tú. —Susurró en el oído contrario.


Jungkook quiso decir algo pero el mayor lo dio vuelta, obligándolo a elevar su trasero y recibir las para nada suaves embestidas. Ya no era solo un manojo de nervios, sino también uno de gemidos alborotados. Taehyung tenía una mano sosteniendo con firmeza su cintura y la otra cubriendo sus ojos, ahora sus sentidos estaban más agudos, incluyendo su próstata que era maltratada de buena forma.


—¡Señor! ¡Ah! ¡Ya no puedo más! —Sintió un cosquilleo en la parte inferior de su abdomen, podía sentir el olor del alcohol mezclado con el perfume del mayor, era masculino. Llegó al orgasmo cuando sus lenguas se encontraron una vez más, Taehyung parecía ser un experto mientras que él apenas sabía dar un beso. En los minutos que el rubio demoró en llegar a su orgasmo él estuvo a punto de tener su segunda eyaculación, más el mayor llegó antes.


Calmando de forma escasa su agitada respiración intentó recobrar el aire. Gimió una última vez cuando el rubio salió con lentitud de su interior, dejando libre de todo agarre a su cuerpo. Se dejó caer por completo en el sofá, movió sus muñecas pero aún estaban inmóviles por la fina tela gris.


—Bien, Jungkook. —Guardó su miembro nuevamente en sus pantalones y se recostó a un lado del agotado azabache, ganándose su mirada en él. Delineó el cuello del menor con su dedo índice hasta posarse en sus labios. —Dime quien te trajo hasta mi y qué quiere. —Sonrió sin mostrar su dentadura, una curvilínea con más de una intención.


El azabache que hasta ahora se había mantenido en silencio respondió en un susurro. —No lo sé... Nadie me dijo que lo hiciera, actúo por mis propios medios. —Siguió los movimientos del mayor con su mirada, cerrando los ojos escasamente cuando recibió un suave beso en la barbilla.


—No te creo nada, Jungkook. Tengo muchos enemigos, por eso necesitaba de tus servicios, pero no es de extrañar que tú también seas uno de ellos. —Dejó un pequeño beso en los labios contrarios, más bien parecía una amenaza, luego conectó sus miradas. —Así que admite todo ya y te voy a dejar ir con todas las partes de tu cuerpo en su lugar.


Un escalofrío satisfactorio recorrió el cuerpo del menor, por esas razones le gustaba Taehyung, era un atrayente peligro. —No es nada de lo que está creyendo, señor. Algo es cierto, y es que vine porque quise, porque quería esto. Asesiné a Warren Ellison por y para usted, no hay nada más.


El rubió observó al menor; ahí, desnudo, con sus manos atadas, tan indefenso. Buscó en sus ojos algún indicio de mentira, algo no le parecía cierto pero tanta determinación por parte de un curioso joven no hacía más que darle ganas de seguirle el juego.


—Si todo fue tu idea, entonces, ¿Cuál es la mentira? ¿Que es lo que no estás diciendo?


Jungkook guardó silencio, la guerra interna entre aceptar la realidad o seguir en su mundo de fantasía donde nada malo podría ocurrir. Quizás haría un poco de ambas. —Desde que soy un niño considero que el fin justifica los medios, no me importa lo que tenga que hacer si con eso puedo llegar a lo que quiero. Yo estuve... —Guardó silencio por unos segundos, encontrandose con el apuesto rostro del contrario. Tenía una expresión que nunca había visto antes, eso lo incitó a continuar. —Estuve solo tanto tiempo, por tantas razones las personas se alejaban de mí que necesitaba a alguien. Cuando me obsesiono con algo no quiero dejarlo, y me obsesioné con usted, si matar era necesario para acercarme... Así estamos ahora. Lo ví a usted en fotografías, entrevistas, me gustó. Sé que los empresarios tienen toda una red de cosas ilegales a sus espaldas así que de seguro iba a poder llegar a usted por esos lados.


—Que inteligente, Jungkook. Muy astuto.


—A veces lo soy.


Sin decir nada más en rubio comenzó a desatar al contrario, finalmente había sido convencido. Al deshacer los nudos de su corbata pudo apreciar las marcas rojizas en las muñecas del menor.


—Si quieres seguir manteniendo el fin, vas a tener que asesinar a un par más de medios. —Advirtió, ahora de pie abotonando su camisa. —Te pagaré si lo haces bien.


Jungkook sintió su estómago revolotear cuando Taehyung le guiñó un ojo. —Claro que si, señor.


Luego de vestirse torpemente el azabache abandonó la residencia, llegando con una sonrisa enamorada a su reducido y desgastado departamento. El amplio olor metálico inundó sus fosas nasales, tosió y cubrió su nariz, el cuerpo tirado en el piso emanaba un hedor abundante a sangre. No había tenido tiempo de deshacerse de él, al fin y al cabo era su "muñeco" de práctica para hacer bien su trabajo para Kim Taehyung.


"Asqueroso", pensó, dirigiendose al baño para encerrarse en él. Se miró al espejo y sonrió, recordando todo lo que hacía unas horas había hecho. Toda su emoción acumulada comenzó a dispersarse como era costumbre, generándole un terrible dolor de cabeza. Cayó al suelo al no poder mantenerse de pie, su vista se nubló y un fuerte pitido retumbaba en sus oídos al mismo tiempo que voces irreconocibles le susurraban. Buscó en sus bolsillos su medicamento, tomando dos pastillas al instante.


Siempre, cuando estaba tan emocionado que no podía contenerse, su "escudo" –como él solía decirle– aparecía, llevándose su conciencia a alguna parte alejada de su mente para protegerlo de cometer alguna locura.


Pero Jungkook necesitaba tener todo su caos a flote, necesitaba eliminar esa catarsis que amenazaba con tranquilizar su alma y hacer de él alguien más puro, porque eso era lo último que necesitaba.




Duhl la sorcière—



7 Juillet 2022 18:25:18 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Duhlie Duhlie Duhl la sorcière🌙 Antes tenía cuenta en Wattpad, pero la app no soportó el estilo neutrón y me bajaron. 🌠Estoy en Instagram como duhliee.🌠

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Only Koottomy Only Koottomy
Me encantó!!!
November 14, 2022, 04:24
~